Aqui se reflejan las conversaciones íntimas de tres mujeres que se sinceran sobre su sexualidad. Y como nexo común a todas ellas, de fondo, un buen macho follador.
Una mujer madura, sola, en plena naturaleza. Y tres hombres cerca, solos, necesitados, es una situación que se presta a todo.
Un animal dócil, sencillo, al que se coge cariño, puede ser también el auténtico goce para una mujer.
La jovencita trans sigue aprendiendo y el vicio continúa.
El atractivo y el atrevimiento en la juventud es uno de los mejores regalos de la vida.
Le serví la madura a mi hermano en bandeja. Menuda suerte tuvo.
Un marido consentidor, una madura espectacular y ardiente, y por último un joven negro bien dotado y buen amante, es algo explosivo.
Son jóvenes. El menor, casi adolescente, se siente mujer y ha iniciado el camino para ser trans. El otro, más adulto, es un impenitente follador de mujeres, pero no le hace asco a casi nada, y si hay un buen agujero donde meterla...pues adelante.
Este no es un relato de sexo fácil. No busque el lector el morbo propio del sexo inmediato y duro. Aquí se trata la sexualidad desde la ternura, se recrean las situaciones, los personajes. Valga también como homenaje a los mayores, que también vivieron y sintieron, cosa que a menudo olvidamos.
Nunca digas de este agua no beberé...
Una mujer madura puede ser una sorpresa, pero tres, un peligro.
Nunca es tarde, para gozar de los placeres del buen sexo, a aunque sea con el sobrino.
Enseñar a un adolescente es también un acto de misericordia.
La primera vez, puede ser maravilloso, si el amante es bueno
Padre e hija descubren la sensualidad que en el amor ponen la madre y el hijo.
Ellos lo saben, que no está bien, que son padre e hija. Pero no consiguen evitarlo.
Puede ocurrir en cualquier momento. Una madura, necesitada, comprando lencería. Un joven dependiente, que está a todo lo que le cae.
Fin de la serie de la hermosa y lujuriosa madrastra, con su niño adoptivo y el amigo de éste.
Ella es adúltera. Él, consentidor. Pero con este juego han salido de la rutina.
Los emigrantes que van a Francia a la vendimia, no solo van a trabajar.
Dos matrimonios, uno maduro, el otro joven, pero todos con ganas...
Un inseminador por encargo, con la ayuda de una enfermera
El tío político y la sobrina, se lo montan a placer
Cuando el encanto de la juventud renueva la sangre de la vejez
Mi primer encuentro con el perro de mi amiga