El caballerango, se prendió de mis labios, mediante un ansioso beso, que casi me los revienta; introduciendo su lengua de reptil, dentro de mi boca, hasta casi llegarme a la campanilla, ocasionándome un poco de reflejo nauseoso; para luego, de nuevo girarme de nalgas hacia su persona, dándome picones con su gran erección, sobre mis calzones con la faldita levantada.
Y de tal manera, colocándose este de pie, el fontanero la elevo en sus brazos, y acto seguido, subió con ella las escaleras; llevándola fácilmente, y ella, muy a su pesar y enojo, sintió un raro placer de tal acto, y sin saber de que manera interpretarlo, ya iba caliente sexualmente cuando subían, rumbo a la recamara nupcial perteneciente a la bella mujer y a su esposo.
Y cuando la inexperta dama, pensaba que más no se podía hacer sexualmente de una mujer para otra, ocurrió algo que solo pudo haber sido ideado y planeado por aquella mente voluptuosa de su ama y señora:
Una dama, de buena clase sociocultural y profesionista, busca la ayuda de un proxeneta profesional con el fin de que este la enseñe y le ayude a experimentar dentro del dificil y peligroso oficio de la prostitucion. Tanto la experiencia multiple dentro de un sórdido bar, y el trato...
Sin previo aviso, el negro la tomo del pelo sin importarle el delicado peinado, destruyendo el esmerado trabajo de ella. Halándola bruscamente del cabello, le obligo a hincarse frente a su retinta y grotesca figura, y de un golpe zambullo el pene en su boca hasta donde humanamente ella pudo darle...
La cabeza de su verga estaba literalmente atrapada entre las paredes de mi introito vaginal, cuya musculatura pélvica yo contraía para morder y comprimir dicha verga con gran fuerza, y con unas ganas intensas de mi parte de orinar, lo cual no sucedió, y entre las fuerzas por no dejar escapar la orina, mi vagina se contraía intensamente, exprimiendo su adorable tubo, cuando sentí una explosión pélvica, expulsando lo que yo creí que era orina, y que después me di cuenta que era una eyaculación. No pudiendo más, empecé a llorar y a gritar escandalosamente por la intensidad del orgasmo, suplicando: Ya amor ya por favor culeame
Ella se subió al escritorio, y separo las enormes moles de carne de sus muslos, mientras que el negro retiro las vastas pantaletas negras que cubrían sus nalgotas. Los enormes belfos del negro se pegaron ávidos a soplarla y chuparla como a una tuba enredada a su cuello. La cabeza de este se agitaba, y ella la sujetaba con ambas manos, dando tremendos bramidos ahora si: Como toda una elefantita herida
Después de unos instantes, en mi imaginación observaba al repugnante individuo de nuevo arremetiendo sexualmente en contra mía, pero esta vez por mi culo, ahogándome entre gritos de placer y gran dolor. Si la resistencia de mi himen fue vencida dolorosamente, esta enorme y gruesa tranca estaba atorada a la mitad de mi culo, y yo lloraba a mares. Yo imaginaba que esto excitaba mayormente al hombre, hasta zambullir toda su enrome verga, eyaculando y saturando de leche caliente todo mi trasero.
Renata y fernanda, dos bellisims mujeres swingers, con tedencias bisexuales, y fuertemente lesbicas la primera, reunen caracteristicas de ser grandes anfitrionas de reuniones en donde brindan espectaculares shows swxuales a los invitados. Un dia, se les une Fernanda, una mujer maltratada...
Hasta que en una ocasión, con otro amante al que todavía veo, me propinó una sesión de nalgadas que iniciaron suavemente, mientras me cogía de "perrito", y me preguntaba si me gustaba la verga, y yo le respondía a gritos que SI, que me encantaba, y que además era su putita...y el me daba mas fuerte...y yo chillaba de placer, y me zambullía su enorme verga, sacándola y metiéndola, y enterrándomela finalmente por mi apretado culo, y yo lloriqueando le pedía perdón...pero el me nalgueaba mas fuerte...yo gritaba ensordecedoramente...
Al arribar mis ojos con sus prominentes nalgas, un incendio voraz se apoderó de mi vientre y mi vagina se humedeció, en ese instante, ella pareció detectar el estruendo de mí mirada, y contrajo sus glúteos como si una fuerza invisible los hubiesen tocado electrizantes y volteó instintivamente a ver a la concurrencia detrás. Sus refulgentes pestañas batieron la atmósfera angelicalmente, y su pequeña boca pulposa teñida en rojo pasión estaba entreabierta como enviando un beso al aire.
Se sabía que eran amantes por la simple mirada ella se mordía el labio inferior mientras a lo lejos lo veía, y el aspiraba aire profundamente, quizá esperando un momento de soledad para arrinconarla y hacerla suya.
Yacía en mi cama con las sabanas ahogadas de transpiración, las piernas separadas tras múltiples orgasmos en penoso suplicio de quien bebe tratando de mitigar la sed sin lograrlo, por la angustiosa sensación de una carencia inexplicable. Retiro el vibrador alojado dentro de mí, crepitando viscoso al salir. El clítoris se encuentra tan sensible, que responde aun al paso del aire del ventilador, provocándome pequeños y agitados espasmos.
Descorre la tinta de su mano, un soplo de erotismo terso... Preámbulo de viento atormentado... Presagio pasional y desmedido Sentimiento impropio del amorfo Sentimiento inexistente en el profano... Conocí a Yolanda, una dama sensual y bella, soberbia mujer de singular inteligencia. Excelente pintora radicada en Nueva York. Nos hicimos amigas íntimas, debido a determinadas circunstancias, durante una exhibición. Cierta tarde, sentadas a la orilla de una alberca en Beverly Hills California, ella permanecía meditabunda y durante segundos, quizá vislumbré un gesto doloroso en su bello rostro. Ante mi interrogante, se desahogó mediante una catarsis psicológica, narrándome entrecortadamente por la turbación del momento, la tormentosa relación que sostuvo con un hombre que conoció en un momento de su vida, la cual duró varios años. He aquí el relato de aquellos hechos:
Cierta tarde, al pardeo del ocaso del sol, ante la anunciada llegada tarde del esposo, ausente por sus turbios negocios, Juana invitó a los mellizos a casa; entre una lucha encarnizada de pensamientos en choque. Estos fueron al departamento. Ella los recibió relumbrante, colmada la belleza en minifalda, medias y liguero. Coqueta, manifestaba las dulces nalgas envueltas en diáfana tela como suave bruma. Empinándose intencionadamente, mirada tan voluptuosa, provocaban el tacto, el beso, y el olisqueo. Los mellizos, atiborrados de excelsa incitación; deseaban mordisquear pedazos de aquella celestial belleza.
¡Corrijo el porte insatisfecha insisto!, ¡Mi amante viene a perfección me mueve! ¡El cielo llueve a torrente impío!, ¡Impide quiere que tu seas mío!
Mientras tanto, aquel ser emergido entre la amenazante tormenta y la densa oscuridad, me arrastró suavemente hasta el último rincón del camión, sin un solo intento de resistencia por parte mía. En dicho rincón, distante de los ojos y oídos de los pasajeros, y al cobijo de la inmensa oscuridad, continuó con las caricias mas atrevidas.
Me causaba horror y cierto disgusto estomacal, observar aquella babeante boca tan cerca de mi rostro