—Creo que tu chica aun no entiende lo que significa ser tu esclava. —dijo la intrusa al ver el gesto desconsolado de Bris.
Orlando aprovechó para darle aun con más fuerza mientras la obligaba a mirarse. Bris se sentía a la vez sucia y excitada, mala e inocente, puta y obediente...
Bris dudó y miró a su alrededor, buscando cualquier persona que pudiese pasar por allí y sorprenderla, pero al final le hizo caso y separó las piernas ligeramente. —Un poco más, y tira de la falda un poco hacia arriba. Roja como un tomate, obedeció rezando para que ninguna persona acertase a pasar..
Siguió a Orlando con la mirada mientras este abría el cajón de la mesilla de noche y extraía un largo pañuelo de seda. —Dame tus manos. —¿Qué vas a hacerme? —preguntó ella temblando— Yo no... —Dame tus manos. —insistió.
Por el rabillo del ojo vio como él dejaba un billete y se apresuraba tras ella. Quería y no quería que la siguiera. Apretó el paso e incluso intentó correr, pero los zapatos se clavaban en la piel de sus talones causándole tanto dolor que tuvo que aflojar el paso...
Bris apartó la mirada azorada. Se sentía una especie de pordiosera comparada con él. De repente, deseó con todas sus fuerzas haber ido antes a comprar unos zapatos nuevos... Luego inmediatamente desechó el pensamiento. Cualquier cosa que comprase no hubiese mejorado la imagen que aquel hombre tenía de ella.
En casos como aquel nunca se precipitaba, prefería que la presa escapase a capturar la inadecuada. Lo que más le había sorprendido era que tras buscarla hasta en los lugares más extraños y recónditos, la hubiese encontrado justo frente a su casa...
Capítulo final. Adolf.
Capítulo 5. Perro obediente.
4. Cabeza de Chorlito
Capítulo 2. Tirano y asesino
De todos los Roast que sería imposible hacer, ¿Quién no querría tener a Adolf Hitler con toda su camarilla tirándose los trastos? Sammy Davies Junior presentara a amigos, enemigos y amantes del dictador que hablarán de él. Heidrych, Stalin, Eva Braun, Göring y otros se despacharán a gusto ante el dictador y recibirán su réplica.
Este es un relato que publiqué en su dia en la cuenta del ejercico y me pareció una buena fecha para incoporarlo a mi cuenta, después de todo ¿Qué mejor forma de pasar la noche de haloween que viajando en la nave del misterio...?
Último cápitulo de este segundo libro. Espero que hayáis disfrutado tanto leyendo como yo escribiendo.
Neelam abrió la boca para decir algo, pero él se la selló con un beso. Esta vez fue más ansioso cargado del deseo acumulado por más de un mes de ausencia.
Con la mosca detrás de la oreja, siguió avanzando en dirección al palacio hasta que unos soldados cuyo uniforme no reconoció, le detuvieron a la puerta. Saludos, soy Antaris, traigo mercancías. Vuestro barón me está esperando.
¡Talila! ¡No! ¡No te atrevas, sucio chacal o... Harto de los gritos de aquel payaso, cogió las bragas de la mujer y las metió en el fondo de la garganta del marido silenciándole.
Anciano, he venido para negociar los términos de vuestra rendición. dijo el general tratando de que aquella petición no pareciese ridícula Podéis ver la magnitud de nuestro ejército...