Estaba sentado en una mesa del restaurante del Hotel Gran Ciudad. En ese momento el camarero estaba rellenando mi copa de vino, por lo que había dejado de observar la puerta de entrada
Su cuerpo era hermoso, como a mi me gustan, era como el de una antigua diosa de la fertilidad. Anchas caderas que daban paso a un enorme trasero que se escondía bajo una amplia falda. Me quedé mirándola absorto. Ella se giró y me vio. Sonrió y siguió su camino mientras yo me deleitaba mirando su...
Subí al tren y busqué el compartimento que indicaba mi billete. Entré en él y vi que tan solo había una persona sentada junto a la ventana leyendo un libro. Era una señora mayor que yo, de unos cincuenta y tantos años, espléndida y de generosas carnes y con una bonita cara. Dirigió la mirada hacia
Conociendo a Pilar, la madurita más ardiente con la que jamás me encontré. Una atracción mutua, enamoramiento a primera vista
Me encantan las mujeres gordas, rellenitas, obesas, con carnes de más, voluptuosas, fuertes o como prefirais llamarles. No es que me hayan gustado siempre, esto es cosa de hace unos 10 años. Que fue cuando me empecé a fijar más en ellas.