Llamé a la puerta a la hora que habíamos quedado, Lili abrió la puerta y, ¡al vernos!, ¡nuestra sorpresa fue mayúscula!, ya nos conocíamos…
Mi jefa me pidió que fuera a su casa para ayudarla a acabar un trabajo. Su marido fue muy amable y su hija un encanto de diecinueve años. La hija no quiso que me fuera tarde y se empeñó en que durmiera con ella.
(Al entrar a casa de mi nueva amiga Jana conocí por fin a su madre. Una señora de 45 años elegante y simpática. Sentí deseos de ella nada más verla. Aquel fin de semana nunca lo olvidaré. Fue la primera vez que me acosté con una mujer madura. Hace ya un año y aún recuerdo su sabor.)
El año pasado fue mi último año en la residencia universitaria, pero lo que voy a contar, ocurrió mi primer año allí. Yo acababa de cumplir los dieciocho años y nunca había tenido sexo con otra mujer. Lo que sentí allí fue un despertar de mi cuerpo y fue también mi doma y mi liberación.
Conocí a Lucía en el centro comercial, mirábamos ropa muy cerca la una de la otra. Se cruzaron nuestras miradas varias veces y Lucía me sonrió, le dije que la invitaba a un refresco y dijo que sí. Ella es una chica de dieciocho años muy tierna, con el pelo castaño, yo soy una pelirroja de veinticinco años, atractiva y exuberante.
Me sentía mal, sabiendo que; ese hombre bueno que me dio clases particulares de inglés, estaba sumido en la tristeza. Cuando me lo dijo mi padre, (son amigos) me sentí triste y, al decirme que llevaba más de un año así, ¡no podía creerlo!, ¡él me había convencido de vivir con libertad!
Mi peluquera es una mujer casada, una madura muy despierta; nunca pensé que sería capaz de seducirla. Verla desnuda era un sueño para mí.
Ya dentro me quité el vestido y lo colgué de una de las dos perchas plateadas que había, solo me quedaban los zapatos rojos como única prenda. Me vi en el espejo...
Desear que me miren desnuda, despertar el deseo y tener sexo sin mesura con quienes yo quería. Algo que repetiré.
Estoy viviendo emociones desconocidas hasta hace muy poco. Ser una Ama con tan solo veintitrés años y dominar a varias sumisas mayores que yo me está cambiando, hago con ellas lo que quiero y eso les gusta y a mí me encanta que les guste, y en eso estoy ahora.
Es tan guapa y tan dispuesta al hablar que me pongo húmeda solo con verla. Me propuse seducirla, importándome poco que fuera heterosexual y que tuviera novio. Quería chupárselo y que ella me lo chupara a mí; aunque para conseguirlo tuviera que hacer feliz, un poquito, a su novio.
Esto me pasó hace un año, no es el único padre de una amiga que me ha penetrado, no. Sus miradas lo delataban, su amabilidad lo anunciaba y su pene duro me lo confirmó: el padre de mi amiga Esther me quería follar, ¡y me folló! Yo tenía veintidós años.
Rozarme con la chica del bus fue despertar sensaciones lésbicas ocultas en ella, una joven mujer casada llamada Adela. Aún no ha acabado, o puede que sí.
Hace ya cuatro años y lo recuerdo como si fuera ayer, todo comenzó como un juego, pero sentirme dominada fue algo muy especial para mí. Mi amiga disfrutó viendo a su madre azotarme con su chancla, pero no vio el deseo y el ímpetu de su padre penetrándome. Entonces yo tenía diecinueve años.
Ella me miraba con deseo, bajando la vista si la sorprendía con sus ojos clavados en mí. Alicia es muy vergonzosa, tendrá unos veintitrés años como yo, pensaba. Ella me gusta mucho y antes de acabar el curso la convencí de jugar a hacer "la tijera" las dos, como un juego travieso y erótico.
Me miraban desde sus balcones de una forma muy indiscreta, mientras yo me bañaba en la piscina, miraban todos; ¡padres e hijos! Decidí bañarme desnuda y hacer que se sintieran incómodos mirando y, ¡nos dejaran en paz!
Fui al cine con dos amigos y, como un juego para mí, les hice una paja a los dos a la vez; ¡aún me emociona mi morbosa decisión!, y como ocurrió. Se llaman Pedro y Juan y son muy buenos conmigo, y entre sí. Los dos, por separado, me habían propuesto salir con ellos y yo les había dicho que no...
Aquel día sentí un deseo muy primitivo de desnudarme y provocar a los tres jóvenes que me acosaban con la mirada descaradamente desde la mesa de al lado. No sentí vergüenza, al contrario, deseaba ser más descarada que ellos y saborear la sensualidad en mi cuerpo de una forma vulgar.
Decidí ganar algún dinerillo para tener más independencia y no pedírselo todo a mis padres, para conseguirlo puse un anuncio en internet: "Joven de veintidós años se ofrece para dar masajes tántricos", máxima relajación; en hotel o domicilio.
Todas mis compañeras de piso querían tener una experiencia lésbica y, al saber que yo era bisexual, quisieron tenerla conmigo. Yo les propuse tenerla todas juntas.
Mi vecina Rosa es una mujer muy tierna y muy amable. Somos amigas íntimas desde el invierno pasado, desde una tarde que en la que le acaricié el coño bajo su mesa, estando junto a su marido; sin saber él que la estaba tocando en su presencia.
Deseaba hacer un viaje a la aventura hasta Holanda, nada de avión, lo deseaba haciendo autoestop. Encontré un camionero maduro, que no solo me llevó gratis en su camión, sino que también me penetró como el mejor de los amantes; nunca lo olvidaré.
Desear a mi amiga me llevó a desear también a su novio. El a su vez se sintió muy atraído por mí. En una casita en la montaña me ofrecí a mi amiga para salvar su relación. Al final fui usada por los dos para liberar sus deseos sexuales, me gustó.
La hermana de mi "medio novio" Rafa es más joven que yo, es sensible y muy bonita. Tiene 19 años. Rafa es un ligón, yo soy bisexual; pero él no lo sabe. Dentro de poco tiempo lo dejaré. Una travesía por el mediterráneo y dormir en el mismo camarote que su hermana fue una experiencia única.