La última fantasía de mi marido convirtiéndome en puta por una noche, me hizo despertar algunas fantasías que nunca hubiera podido llegar a imaginar y muchísimo menos que hubiera llegado a soñar como el que tuve a los pocos días de disfrutar de esa inolvidable experiencia
Un sábado por la noche después de haber cenado en casa y de haber bebido yo algo más de la cuenta, empezamos a bromear con nuestras fantasías y el me confesó que le daría mucho morbo que esa noche me vistiera como una fulana y saliéramos a dar un paseo en coche.
En ese juego de miradas furtivas, en alguna ocasión he sido especialmente traviesa saliendo de casa sin ropita interior y permitiendo que mi corta faldita mostrara algo más de lo que debiera, o que mi escote dejara adivinar que ese día no llevo sujetador.
Muchas cosas fueron cambiando desde que el juego empezó y estaba claro que yo ya no era la misma. Me sentía mucho más segura, más liberada, con ganas de experimentar cosas nuevas, de seguir explorando ese nuevo mundo que tanto me hacía disfrutar
Uno de esos días me decidí a entrar sola en un sex shop, aunque parezca increíble nunca se me había ocurrido entrar hasta entonces pero ahora las cosas habían cambiado mucho y sentí curiosidad por ver si encontraba alguna cosa que pudiera incorporar a nuestros juegos.
Una de las cosas que siempre han apasionado a mi marido ha sido la fotografía, ahí a donde hemos ido siempre se ha llevado la cámara de fotografiar encima. Yo terminaba un poco cansadita de tanto tener que escuchar ahora ponte ahí, pero ponte así no, no mejor ponte allí Pero con nuestros nuevos juegos, la cámara se convirtió en cómplice de nuestras travesuras.
Quería demostrarle que me había gustado su juego y que deseaba vivir nuevas experiencias. Así pues, fui yo la que se decidió por dar el siguiente paso y esa misma semana decidí prepararle una cena romántica con una sorpresa reservada para cuando el llegara del trabajo.
Al mirarme al espejo para ver como quedaba me vi bastante sexy y se me ocurrió que sería una sorpresa para mi marido que no me pusiera nada más salvo un abrigo de color rojo que escondiera mi secreto y no permitiera adivinar que llevaba debajo.
La historia de una pareja que parecía perfecta.
Una Reina, atrapada en un matrimonio infeliz con un hombre que no la satisface ni emocionalmente ni sexualmente, y que la atormenta, busca la felicidad y el placer en brazos de otro hombre, en un apasionado reencuentro con el que fue su amor imposible, el gran amor de su vida.
Porque no existe nada más delicioso que una historia de amor y pasión, aún si sólo son cavilaciones de una tarde abrumadora.
Por último sus piernas esbeltas, eran estilizadas por unos pitillos también negros de charol. Su cabello oscuro se hallaba recogido en una coleta pulcra. Pasé saliva, pues, de manera inoportuna, mi garganta se había secado. Sostenía en sus manos un anotador y un bolígrafo.
Así que me arrimaba para que tuviera mi trasero a su alcance, me rozaba contra él, pero parecía como que no me interpretaba. Se levantó y se dio una ducha. Yo en la cama estaba caliente y mientras lo esperaba me incentivaba con los deditos
Luna creía conocer todo lo que se debía sobre sexo, pero cuando conoce a Rafael, el profesor de literatura de su hermana menor, se da cuenta poco a poco del mundo de maravillas que se esta perdiendo, abriéndose paso a nuevas experiencias, y nuevos placeres.
Una día después de celebrar el cumpleaños de mi novio decidimos ir al rio y por fin después de tanto esperar nos entregamos al deseo que sentíamos el uno al otro...
Con estos días de mal tiempo, nada mejor que un relato romántico para pasarlo bien mientras nos cae el chaparrón. Advertencia: Leedlo en un lugar a cubierto, no vayáis a mojaros.
Y de pronto la puerta se abrio una demudada y agitada Marta apareció Hija mia exclamo y un instante después la abrazaba y besaba una mirada iracunda dirijida a mi pretendia matarme.
Cómo cada tarde la vi aparecer caminando lentamente entre los grandes matojos que había en la parte de atrás de su casa; me intrigaba verla últimamente siempre sola y triste, sus paseos del atardecer; de ese día especialmente diáfano le dibujaba una aura luminosa e inquietante.
Esta la historia de cómo una chica te puede cambiar la vida, de la que siempre estuve enamorado
Como un matrimonio hundido en el tedio sexual cambia por iniciativa de la esposa
Continuación de "Día intocable"
Nunca se sabe lo que una amiga te puede regalar
Después de tanto esperar para hacer el postboda, me llevé una grata sorpresa.