miprimita.com

Dragon Ball Z, 18 y Krilin

en Parodias

Lo prometido es deuda y aquí esta la tercera parodia de su servidor, Ryo. Estas es de Dragón Ball Z.. Para comentarios, amenazas, sugerencias y cualquier otra cosa escribir a ryo_cr@yahoo.com . Gracias por los comentarios de las dos anteriores. Espero la disfruten

La vida continuaba tranquila en la Tierra luego de la pelea contra Cell (o Celular), un periodo de paz bastante largo esperaba al planeta, a no ser claro por aquel pequeño incidente de los guerreros de plata que resolvió Son Gohan, con algo de ayuda del "más allá".

En fin, la vida para la mayoría de los habitantes del planeta Tierra estaba libre de preocupaciones. Sin embargo uno de los Guerreros Z, se hallaba intranquilo. Krilin, aquel pequeño, fiero y guerrero rapado, quien en su juventud había sido compañero de entrenamiento de Son Goku con el Maestro Kame Senín, no podía sacar una idea fija en su cabeza, una idea que le atormentaba aun en las noches de amor con la voluptuosa Maron. Esa idea tenía un precioso rostro de mujer pálido con ojos azules, labios apenas sugeridos y un hermoso cabello corto y rubio; esta idea también tenía nombre: "Número 18".

Krilin se hallaba perturbado desde aquella vez que la androide le había dado un beso en la mejilla y se había clavado en su pecho, más aun luego de la despedida en el Templo Sagrado de Kami Sama. Por otra parte su primer, Maron, le había dejado, y esta vez parecía que si era permanentemente. Esta hermosa chica, Maron, de cuerpo escultural, amplios y firmes senos, caderas amplias y cintura estrecha, le había encendido las entrañas por primera vez, y él realmente la quería, la quería mucho pero su actitud hacia él, a veces de menosprecio apenas encontraba un candidato mejor parecido, había minado el cariño, por otra parte la aparición repentina de Número 18, había dado vuelta a la vida del valeroso guerrero.

Por este tiempo Krilin se encontraba entrenamiento, estaba vez estaba solo. La montaña en que se encontraba estaba muchos kilómetros al este de la Capital del Sur. Su fuerza se incrementaba muy lentamente, en comparación con de Goku o Vegeta, pero entre los insignificantes seres humanos, se hallaba en una posición privilegiada. Sin embargo en medio de las interminables faenas de entrenamiento cruzaban por su cabeza aquellos dos rostros que tanto quiere: el de Maron y el de la bella Número 18.

Durante aquella tarde entrenó en una imponente cascada cuya caída de agua rugía como el poderoso Dios Dragón al asomarse de entre las esferas al ser invocado. La tarde agonizaba peleándole tiempo a la noche. El paraje estaba desierto, pero era increíblemente hermoso, el verde bosque acogía en su regazo aquel río, entre arrullos de aves y murmullos de animales entre la espesura.

En un momento dado, mientras detenía el potente brazo de agua y lo lanzaba contra el cielo, Krilin, con el pecho al descubierto, sintió una mirada que se deslizó por su espalda desnuda y húmeda. Al volver se encontró con la desierta orilla del río y más allá con el follaje del bosque, no había nadie ahí. Aún así intentó percibir el Ki (fuerza o energía vital) de alguien cercano, pero fue en vano.

Regresó nuevamente a su entrenamiento, su Ki se elevaba por instantes a puntos bastantes impresionantes. En medio de uno de esos puntos una sombra saliente de entre los árboles le acechó por la espalda, sin pensarlo dos veces, el guerrero, se volvió lanzando un Kame Hame Ha (u onda vital) con todas sus fuerzas. La sombra cayó desplomada sobre el suelo. Al mirar de nuevo la androide 18 se hallaba tendida en el césped muy cerca del río, aparentemente inconsciente.

Cuando la androide 18 abrió los ojos se halló en un improvisado campamento en un claro, al aire libre; una fogata ardía a sus pies iluminando la oscuridad y no había más nadie a su alrededor. De repente descendiendo del cielo estrellado apareció Krilin con una buena carga de leña seca.

_ Ya despertarte, qué bueno _ sonrío alegremente el valiente fajador, mientras colocaba parte de la carga en el fuego para darle vigor y cocinar mejor el enorme pez que se encontraba en cocción. Numero 18, incorporándose lentamente, se acomodó parte del cabello tras la oreja, maniobra que le fascinaba a Krilin.

_ ¿Qué hago aquí? _ Preguntó secamente la androide.

_ Creo que te desmayaste al recibir uno de mis poderes_ contestó Krilin, _ Pero fue un accidente_ se apresuró a aclarar moviendo las manos al ver la mirada de 18.

_ Oh, sí ya recuerdo_ dijo despreocupadamente la androide._ estoy débil por la falta de alimento _.

Krilin no pudo menos que extrañarse ante esta afirmación, él creía que la androide contaba con dispositivos de energía ilimitada y que nunca se cansaban.

_ Pero ¿Tu tienes esa cosa de energía ilimitada?_ Preguntó tímidamente.

_ Lo tenía pero al pedirle al Dios Dragón que retirará el dispositivo explosivo de mí, también eliminó esa otra parte y ahora necesito de alimentos _La androide hablaba con todo comodidad frente al guerrero, continuo diciendo: _, además soy como cualquier otra humana solo que varias de mis parte han sido re diseñadas genéticamente para mejorar en las peleas _.

¡Es humana! Pensó Krilin, es una mujer como cualquier otra. Sintió un gran alivio y una nueva motivación extraña nació en sus adentros.

Luego de cenar, acabando entre ambos al enorme pescado. Krilin se recostó un largo rato sobre la tersa hierba, un poco alejado de la fogata y de Número 18, contemplando la luna que casi se hallaba mostrando su faz completa y las estrellas. Meditaba entre muchas otras cosas, la de batallas libradas al lado de su amigo desde la infancia, Son Goku, y con el resto de sus amigos, de las veces que estuvo apunto de morir y de las veces que de hecho murió, de repente cruzó su cabeza el recuerdo de Maron, de la primer noche que pasaron juntos y en la cual se dio cuenta que no era virgen y que no le importó en lo más mínimo.

_ ¿Qué haces? _ le interrumpió la dulce voz de 18, ¿dulce?, Bueno, al menos así le pareció.

_ Contemplando las estrellas... _ suspiró Krilin. La androide frunció el ceño.

_ Yo nunca las he contemplado_ La rubia joven se dejó caer a un lado del pequeño gran peleador.

Un silencio, que se hizo eterno para Krilin, se tendió en medio de ambos. El corazón del guerrero palpitaba con fuerza y la respiración se le aceleró sin querer.

De repente un haz de luz cruzó el firmamento. Era una estrecha fugaz. Krilin se levantó ligeramente apuntó al punto en el horizonte donde se había perdido la estrella. Volvió el rostro hacia 18 como para decirle algo, pero se encontró con el rostro de la androide justo sobre el suyo, los ojos de ella se hallaban con brillo especial y al toparse con su mirada Krilin sintió un escalofrío por todo el cuerpo, y antes de poder decir algo la mujer le apagó los labios con un beso.

La noche era cálida, pero Krilin hubiera jurado que se hallaba en el infierno, todo el cuerpo le ardía con el fuego de la pasión. Se hallaba uno frente al otro, en silencio. La niña rubia se deshizo del chaleco y de la camisa que le cubría el pecho, pronto asomaron dos perfectos senos blancos coronados con sendos carnosos pezones rosa y un abdomen liso, perfecto. Krilin pensó que 18 nada tenía que envidiarle a Maron en cuanto a atributos. A su vez Krilin se descubrió el torso: musculoso por donde se mirase, como un joven roble cuyo tronco es inquebrantable y cuya presencia despierta admiración.

Un segundo, un interminable segundo mientras ambos apreciaban el cuerpo del otro. Nuevamente la mujer tomó la iniciativa poniéndose de pie y despojándose completamente de sus ropas. Sus piernas larga y esbeltas, columpiaban unas amplias caderas, su sexo se hallaba libre del vello púbico, todo aquel cuerpo resplandecía al roce de los rayos argentos de la luna como una estatua de blanco mármol de alguna diosa antigua. El Guerrero se irguió, e igualmente se deshizo de sus vestimentas restantes. Aunque pequeño, el cuerpo del héroe era fenomenal. Un torso musculoso, piernas igualmente modeladas, una espalda como coraza, parecía una pieza de maquinaria perfectamente afinada.

Se acercaron y se fundieron en un nuevo beso, esta vez sus lenguas se atornillaron la una a la otra en un juego que ya terminaba de encender las de por sí inflamadas entrañas de ambos. Cayeron, pues, al césped, él sobre ella. Entonces él, haciendo uso solamente de su lengua, le recorrió el cuerpo haciendo una larga escala en sus pechos los que degustó una y otra vez, mordisqueando los cada vez más duros pezones. Continuó luego hasta detenerse al final del vientre, instintivamente ella separó un poco las piernas para permitir que el rostro de su cómplice se hundiese en medio de ellas y le proporcionara sensaciones que hasta ahora sólo había imaginado. Krilin por su parte, recordando como le gustaba aquella operación a Maron, comenzó a lamer de arriba a bajo la entrada al templo de los dioses de su ninfa, introduciendo ocasionalmente su lengua tan solo para oír los gemidos de placer de su compañera.

Pronto los papeles se invirtieron. Krilin se halló de espaldas en la hierba y la diosa rubia con el cabello cubriéndole media faz le dirigió una sonrisa maliciosa. La joven se dirigió sin preámbulo al miembro de su compañero. Este era bastante imponente en tamaño. Lo tomó con ambas manos y con su lengua comenzó a dar vueltas sobre su extremo rojizo, introduciéndolo poco a poco en su boca mientas lo recorría con las manos de arriba a bajo. Lo saboreaba cuanto podía, acelerando la maniobra a veces, lo sacaba y metía en la boca rápidamente.

Krilin pronto la tomó de la barbilla atrayéndola hacia su pecho, a lo que ella respondió. Cuando la tuvo suficientemente cerca se irguió un poco hasta asirla por la cintura, la suspendió un poco hasta que estuvo sobre el ángulo de caída adecuado, ella tomó el miembro de su compañero y lo apuntó. Cuando Krilin la dejó caer su henchido guerrero le perforó las entrañas y un grito de hembra retumbó en la foresta: la niña rubia era virgen.

Tras el primer impacto, muy rudo para ser el primero, ella se repuso y tras los primeros embates de Krilin ella tomó la iniciativa montando sobre la dulce espina, dando saltitos primero y verdaderas embestidas luego. El dolor inicial pasaba rápidamente a convulsiones de placer.

El falo del joven guerrero taladraba las hasta entonces vírgenes entrañas de la ninfa. Tras un re acomodo Krilin se halló nuevamente sobre la mujer. Le asió por las piernas, levantándolas y separándoselas ligeramente permitiendo una mejor penetración. Numero 18 gemía y lloraba mientras se revolcaba alrededor de la estaca de la que se hallaba presa.

En medio de cada embestida todo el cuerpo de la mujer se sacudía, sus pechos duros y firmes se tambaleaban excitantemente, mientras se cubrían de una fina capa de sudor. De su boca, en la cual hundía sus dedos ocasionalmente, salía saliva por la comisura de los labios. Sus ojos se perdieron en el infinito, mientras chillaba, pronto se tornaron blancos.

Presentó múltiples espasmos orgásmiscos hasta que Krilin se halló en su máximo, y le inundara sus adentros con su savia. Para entonces Krilin había dicho sin querer el nombre de Maron.

Terminaron juntos, uno sobre el otro sudorosos y satisfechos.

Al alba ya se hallaban incorporados.

_ Krilin. ¿Quién es Maron? _ la pregunta lo tomó por asalto _ Me lo dijiste al oído anoche _.

_ Eh, eh,_ comenzó sorprendido, resolviendo por fin_ Será el nombre de nuestra primer hija _.

A lo que la hermosa rubia asintió sonriendo.

Poco tiempo después se casaron...

FIN.