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Reparaciones a domicilio

en Hetero: General

Hola, os voy a contar una maravillosa experiencia que tuve hace unos años y que fue la que me animó a continuar intentando contactos esporádicos, calientes y divertidos.

Lo primero os diré que soy ingeniero electrónico y trabajo instalando y reparando equipos. Un día del mes de agosto me pasaron un aviso de instalación de varios accesorios en un ordenador en Las Rozas, cogí mi coche y me fui para la casa del cliente, al llegar pregunté al portero y me indicó, subí al cuarto piso y llamé, al abrir la puerta me quedé helado, una mujer de unos 36 años, morena, ojos verdes, 180 de altura y muy guapa, como yo no decía nada me preguntó si era el técnico y me invitó a pasar, indicó donde estaba el ordenador y me pidió que la disculpara, que acababa de llegar del gimnasio y se tenía que duchar, la dije que yo empezaría a hacer los cambios y que por el momento no la necesitaba, dijo que se llamaba Teresa y que si necesitaba algo que la llamara. Había pasado media hora y todavía no me había repuesto de ver tan hermosa mujer, a todo esto necesité unas tijeras para cortar un plástico y había visto unas al pasar en la entrada, fui a buscarlas y al cogerlas había unas fotos debajo y se la veía a ella en bikini, no pude aguantar la impaciencia y cogí el montón para verla mejor y pasé y vi la siguiente y la otra, pero cual fue mi sorpresa que cuando llevaba 5 o 6 pasadas estaba otra vez ella, pero esta vez estaba en top-less, aún más hermosa y yo cada vez mas caliente, seguí pasando y mi polla iba creciendo, pero no es todo, en las ultimas copias estaba desnuda completamente, era una preciosidad, me toqué la entrepierna y estaba a reventar, a esto escuché la voz de Teresa que me decía, te gustan, me giré y me puse rojo, me habían pillado, allí estaba ella, con un albornoz blanco, se soltó el cinturón y dejó que se abriera, yo no podía hablar pero ella me insinúa que al natural está mejor que en foto, me fui para ella y la besé intensamente, con mis manos empujé el albornoz para que cayera al suelo y me empezó a quitar la camisa, los dos fundidos en caricias y cada vez más cachondos, sus pechos eran una delicia, grandes y con los pezones bien duritos que yo mordisqueaba y la arranqué algunos gemidos, me hizo parar, me indicó que la siguiera y fuimos al dormitorio, me tumbó en la cama y terminó de quitarme los pantalones, luego bajó el slip y se metió todo en la boca, era una experta en el arte de mamar y a los pocos minutos la tuve que parar porque me corría en su boca, no paró, sino que encima aumentó el ritmo e irremediablemente llené toda su garganta de jugos. Me levanté y la besé fuerte, la tumbé en la cama y la empecé a acariciar todo el cuerpo, empecé por sus pies y fui subiendo poco a poco, al llegar a fu sexo se abrió de piernas pero y pase de largo hacia sí estomago y subí a sus pechos, agarre unos con cada mano y los estuve masajeando unos minutos, alternativamente mordisqueaba los pezones y me pedía que se la metiera toda, que no aguantaba mas, la dije que sufriría como ella me había hecho sufrir, hacia que mi polla la rozara y fui bajando poco a poco con mi boca y al llegar a su sexo me apretó la cara contra su húmedo chochete, la dije que sin prisas, que me lo comería todo con calma, la separé los labios y empecé a lamer su clítoris, se retorcía de gusto y me pedía que acabara, yo tampoco podía aguantar más y la mordisqueé el clítoris hasta que gritó del intenso orgasmo que había tenido. Nos separamos y permanecimos tumbados en la cama, me dijo que era un carbón, que había ido a arregrarla el ordenador y que la había arreglado a ella, me contó que su marido es algo mayor que ella 47 años, pero que sólo lo hacen la noche del sábado y eso a contando que no salgan a alguna fiesta y lleguen tarde y cansados, hay veces que pasa un mes, me contaba, la indiqué que se equivocaba, que en el momento que nos recuperáramos iba a saber lo que era tener un orgasmo con una polla dentro, fue maravilloso, tanto que no terminé mi trabajo, le dije a mi jefe que me había llevado una pieza equivocada y tenía que volver.

Al día siguiente, saludé al portero al entrar y sin que nadie sospechara me volví a follar a Teresa, otro día la he reparado una lavadora que no estaba rota, un vídeo que tampoco le pasaba nada. Nos vemos cada dos meses aproximadamente, me llama cada vez que tiene algo roto.

Si alguien quiere ser la protagonista de mi próxima experiencia o quiera hacer algún comentario, me puede escribir a 22juan@teleline.es.