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El Arte de amar

en Hetero: Primera vez

Por Pobblem

Era muy difícil verla y no pensar en las posibilidades sexuales que te ofrecía, alta (1.78), pelo negro de grandes ondulaciones y hasta los hombres, ojos muy oscuros, grandes y de una profundidad inmensa, sus facciones son suaves y de un corte muy serio, sus labios enormes y carnosos, su pecho aquel que siempre se piensa como ideal, redondo, alto y con el suficiente volumen como para llamar la atención de la mirada de quien la observa, su cintura pequeña son el remate de las dos torres largas y gemelas de sus piernas coronadas por un culo perfecto, firme y con unas curvas insolubles e interminables, la perfección se llama Amparo y es mi amiga casi de la infancia.

A medida que crecíamos le tenía que soportar una tras otras las conversaciones sobre sus novios y sus continuas desavenencias con ellos e incluso tenía que soportar que ella se diera cuenta de su gran amistad conmigo y que nunca pensara como objeto de sus juegos en mí, yo soy alto 1.88 atlético y de facciones muy serias, además todo el mundo me conoce por mi seriedad y mi formalidad y excesivamente tímido, pero sólo aquellas que osaron llegar a mi alcoba conocen de mi sensualidad y mis grandes dotes del arte de amar.

En aquellos días de desenfrenada juventud era casi a diario cuando me contaba lo mal que lo llevaba con aquel chico que tenía ahora la fortuna de acariciar sus mejillas y soportar su continua avidez amorosa. Y como la vi muy mal anímicamente quedamos para tomar café por la tarde, era martes y ya los dos casi cogíamos el pulso a la semana después del fatídico lunes que soportaba las morriñas de las juergas y fiestas de los fines de semana.

Cuando llegó, como casi siempre que la veía me nubló el pensamiento y mi conversación, aunque hablara de lo más apasionante para mí en aquellos tiempos, que no era otra cosa que el fútbol. Iba vestida muy informal, con unos vaqueros roídos por el tiempo y una blusa suelta, apenas cogida un poco a un lado de su cintura y todo bajo un viejo abrigo que ayudaba a soportar los fuertes días de frío que estábamos soportando. Se sentó a mi lado y no dejó de llorar y llorar hasta que ya le cambié el tema hacia otros temas que en aquel tiempo también se suponían importantes para nosotros, como las asignaturas comunes y un trabajo que debíamos de haber entregado ya. Tal que quedamos en acabarlo esa misma noche, así que nos dirigimos a su casa bajo una lluvia torrencial, cuando llegamos ella me hizo pasar y cual fue mi sorpresa, sólo estaba su hermana y sus padres andaban de viaje, pasamos a una pequeña habitación de estudios y nos pusimos cómodos. Comenzamos a trabajar y en unas horas ya teníamos acabado el trabajo, mientras yo lo remataba ella puso café y se trajo dos tazas y una vez terminado el trabajo comenzamos a charlar de lo difícil que era la vida en la población que vivíamos, así como de las aspiraciones que ambos teníamos a partir del próximo año que nos iríamos a estudiar a Sevilla. Cuando llevamos un rato y ya me disponía a marcharme se levantó se fue para mí y me dijo "Javier ya se que me soportas todas mis morriñas y mis pataletas y me respetas profundamente, pero yo tengo una mezcla rara de sentimientos hacia ti y no sé si debo hacer esto, se incorporó y me propinó un beso profundo que casi me dejó extasiado", me levanté como sobresaltado y la tomé por la cintura los siguientes besos fueron de los más cálidos que he dado en mi vida y tan profundos que poco a poco la noté más entregada y dispuesta a todo.

Poco a poco mis manos exploraban minuciosamente esos inimaginables pechos, ella se asía fuertemente a mi cintura y mi cuello sus pezones estaban tan duros y excitados que hacían que mi motivación aún fuera mayor, desde aquella vez descubrí que el arte de amar es el arte de saber hacer gozar, y ella poco a poco se entregaba más y más, cuando más tenía la respiración entrecortada bajé la mano hasta ese trasero, vaya curvas y fuerza que contenía, cada vez se apretaba más hacia mí y no sé con qué destreza le había bajado los pantalones y estaba sentada sobre mí, comencé acariciándole su sexo de forma muy suave y su excitación era ya casi incontrolable, estaba mojada, muy mojada y excitadísima.

La puse sobre la mesa y quedó echada hacia atrás con la espalda arqueada, le besé muy despacio el vientre hasta que poco a poco me fui acercando a su monte de Venus y comencé a provocar una corriente eléctrica de placer que se desató con un continuo flujo de placer por su sexo, ella no podía más, me saqué mi pene y se lo fui introduciendo poco a poco, comencé a perforarla de tal modo que poco a poco fui aumentando el ritmo y casi ya no podía contener el control de la situación.

Ella estalló y de qué forma jamás oí tantos alaridos, gritos y jadeos de placer. Me apartó de ella se bajó de la mesa y me besó con furor, con ansias, como agradeciendo el placer recibido, se agachó y poco a poco se acercó a mi pene y me realizó una obra de arte en el juego de la mamada seguía y seguía, yo apenas podía contenerme, iba a reventar cuando se dio la vuelta y se puso a cuatro patas en el suelo, me arrodillé y le introduje de nuevo mi miembro en su sexo, ella cada vez daba más fuerza a su culo cuando yo la batía, hasta que los dos llegamos a un orgasmo bestial, apenas me podía contener de rodillas caí abatido a su lado y ella me tapó con el abrigo y estuvo besándome y besándome durante más de veinte minutos. Cuando abrí los ojos ella estaba a mi lado y cuál fue mi sorpresa al ver la puerta entreabierta y su hermana detrás de ella.

Me incorporé como avergonzado de la situación y me dirigí hacia mi ropa ella se levantó y se puso muy tensa "dónde vas Javier, quédate a pasar la noche", le respondí que no podía, que mis padres se alertarían en exceso, cuando llegué a la puerta su hermana había desaparecido y me dirigí con rapidez a la calle.

Al día siguiente apenas me miraba y al final del día sólo me dijo estas palabras: "tengo que hablar contigo", no le contesté, mi cabeza aun no podía comprender bien en qué situación me encontraba con ella, si esto era un acto de amistad o si ella pretendía mantener una relación seria y estable. A los tres días coincidimos en el bar de la Facultad donde ella se estaba prematriculando, yo había acompañado a un amigo intencionadamente para ver si podía hablar con ella.

Ella al verme dejó a sus amigas y se dirigió a mí "creo que ya es hora de hablar", le asentí con la cabeza y nos marchamos a un jardín de la facultad donde se estaba muy bien dada la buena temperatura que hacía en Sevilla.

"Javier, creo que el otro día nos pasamos y me gustaría disculparme contigo porque no pretendo mantener una relación contigo, fue algo esporádico y además no sé por qué pasó"

"Amparo mi intención no es mantener una relación estable contigo y por cierto, no tienes que disculparte en absoluto. Para mí fue la primera vez que mantenía relaciones con penetración con una chica y fue maravilloso"

"Javier no te lo vas a creer, también era la primera vez que llegaba hasta el final y jamás nadie me hizo sentirme tan bien, fue increíble"

No me daba cuenta pero ella estaba sellando de nuevo nuestra amistad y dejando esta experiencia como un buen secreto en manos de los dos y por supuesto de su hermana. Saludos