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Una ama de casa muy especial (05)

en Grandes Series

Caray, este Arturo era un salido, todo fue colgar y sonar el timbre de la puerta, ya estaba aquí, menos mal que ya había tenido tiempo de ducharme y arreglarme un poco, aunque fuera mi chulo me gustaba que me viera en perfecto estado de revista. Desde luego que se me podía revisar fácilmente, solo llevaba un pequeñisimo tanga y una bata cortísima y bastante transparente, que insinuaba mas que tapaba, y con la excitación de la llamada, ya tenía los pezones duros como piedras y bien evidentes. Sin mas abrí la puerta y alli estaba Arturo, mas guapo que nunca, con unos tejanos y un polo granate y un paquete enorme en las manos. Si todo era lencería, me dejaba arreglada para varios meses.

"Hola, Arturo, ¿cómo estas? pasa por favor.

"Hola Maria, estas preciosa".

Todo fue cerrar la puerta y ya lo tenía pegado a mi y metiéndome mano. En un momento me soltó la bata y me dejo en bragas. Yo haciéndome la estrecha, ¡ a estas alturas!, corrí por el pasillo hacia el salón y él persiguiéndome. Parecía un semental, tenía que enfriarlo un poquito o me iba a dejar para el arrastre. Menudo espectáculo, los dos corriendo por la casa, yo prácticamente desnuda y él ardiendo...

"Arturo, por favor, espera un momento, ¿dónde está tu regalo?

" Maria, no me jodas ahora, venga vamos a follar un poquito y despues te lo doy"

"No señor, lo primero es lo primero, quiero que me lo des ahora"

"De acuerdo, toda esta caja está llena de bragas, sostenes y algunas cosillas mas, te lo doy ahora mismo con la condición de que me hagas un pase de modelos y despues te echo un polvazo"

"Ay, hijo, cada vez mas basto, con lo elegante que eras al principio"

"Buenoooo, te haré el amor, putilla mia"

"Venga, dame la caja"

"Toma, ahí tienes"

" Siéntate en el sillón, que voy a prepararme"

Me fui con la caja al dormitorio, al abrirla me quedé alucinada, menudo montón de bragas, de todos los colores, pero no de todos los tamaños, todas eran minúsculas, prácticamente un triangulito con tirantes que a duras penas tapaban algo. Empecé a poner la ropa sobre la cama y a escoger lo que iba a ponerme.

"Maria, venga, date prisa que estoy que me salgo"

Jo, menudo elemento, y encima me follaba gratis... Me puse unas bragas negras, con un sujetador a juego, liguero y unas medias de red, me solté el pelo y me pinté los labios de un color rojo intenso.

"Arturo, pon música, que voy"

"Venga, déjate de músicas y sal de una vez"

"Si no pones música no salgo"

"Vale, ya está la música"

Empezó a sonar y abrí la puerta, menuda cara tenía Arturo, daba miedo verle, los ojos parecía que se le iban a salir de las cuencas.

"Joder, Maria, estás buenísima" decía alargando la mano hacia mi. "Ven aquí, anda, mira como me tienes" Tenía una mano en la entrepierna y empezó a abrirse la bragueta.

Me acerqué a él muy despacio, al son de la música, moviendo mis caderas rítmicamente. Arturo ya tenía la polla en la mano, enorme, como de costumbre.

"Maria, chúpamela un poquito, cariño"

Me acercaba y me retiraba, haciéndole sufrir. Empecé a liberarme del sujetador y mis tetas saltaron libres ante la cara de Arturo, que abría la boca intentando chupar mis pezones. Sus manos no paraban de meterse entre mis piernas, me estaba empezando a poner cachonda.

"Arturo, pero ¿no querías que te hiciera un pase de modelos?"

"Déjate de tonterias" dijo mientras me cogía en volandas, ya estabamos, ya me veía otra vez en la cama, con una polla entre las piernas. Pero me equivoqué, solo en lo de la cama, en lo demás acerté de pleno. Parece ser que la cocina le quedaba mas cerca y para allí me llevó. Me sentó sobre el frio marmol, huyyy que impresión, tan fresquito en mi culo.

En un momento me quitó las bragas, me abrió de piernas y metió la cabeza en mi vulva, chupando como un loco, y volviéndome loca a mi de paso. Yo le cogía la cabeza con las dos manos y cerraba los ojos, hummmm, en un momento que los abrí, ví por la ventana del patio de luces a mi vecino Don Ernesto, que nos miraba embobado, no pude resistirme y le guiñé un ojo, haciéndole cómplice nuestro. Ya tenía un futuro cliente. Arturo no paraba, levantó la cabeza,y empezó a besarme, me metía la lengua hasta la garganta, y como ninguno de los dos podiamos mas, me la metió sin mas dilaciones. Entraba como un guante, ya conocía el camino, y llegaba hasta el fondo sin ninguna dificultad. Me cogió por debajo de los muslos y me sujetaba mientras el estaba de pie en medio de la cocina, asi me la metía hasta lo mas profundo, yo le rodeaba el cuerpo con mis piernas y empecé a saltar sobre su polla sin parar. Estaba a punto de correrse...

"Arturo, déjame que te la chupe, déjame tragarme tu leche", me arrodillé ante su cetro y me la metí en la boca. Fue notar mi saliva y empezar a escupir esperma, no dejé ni una gota, lo que me cayó en las tetas lo extendí con mis manos mientras se la chupaba apasionadamente.

"¿Has visto como nos mira el vecino? le dije

"Se la debe estar meneando a tu salud". "Eh! vecino si quieres, por una módica cantidad puedes pasartelo en grande con esta zorrita, toda para ti".

Don Ernesto estaba rojo como un tomate, no se si de vergüenza o del recalentamiento.

"¿Puedo ir ahora?

"Hombre si no te hace falta ir al cajero, ya puede venir"

"Oye podrías preguntarme a mi si me apetece, no?"

"Mira guapa, tu eres mi puta y el negocio es el negocio, asi que si el vecino paga y quiere follar tu te abres de piernas y a follar, vale?"

No valía la pena discutir, ya estaba sonando el timbre de la puerta, era Don Ernesto dispuesto a meterla en caliente... y la verdad es que yo estaba mas que caliente... estaba hecha una verdadera ramera... y encima me gustaba...

"Anda, Arturo, ve a abrir, que me voy a preparar"...

Me fui al baño, una visita al bidet y al dormitorio, escogí un body que casi me daba vergüenza y todo. Verde botella, por delante el escote me llegaba al ombligo y por detrás casi hasta el culo. Caderas altas, solo una cinta por detrás, entre las nalgas. Abrí la puerta y allí estaba Don Ernesto, con un whisky en la mano y Arturo se había largado... Casi se le caia la baba...

"Joder, Maria, estás para comerte"

"Pues, venga, Ernesto, no te cortes"

Y desde luego no se cortó ni un pelo... pero eso ya es otra historia.