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El mirón (I: La colegiala)

en Voyerismo

Como ya he adelantado en alguna ocasión, soy psicólogo de una ciudad grande del sur de Chile, me especializo en problemas sexuales de jóvenes y adolescentes, al principio todo fue bien, pero con el tiempo no pude dejar de calentarme con las historias de las chicas y chicos que venían a mi consulta, incluso comencé a practicar algunas costumbres absolutamente prohibidas pero enormemente excitantes y que me han llevado a cuestionarme personalmente, pero esa es otra volada. Seguiré con una historia personal.

Salí de mi consulta agotado, algo me decía que ese día sería insoportable, algo de nubes, demostraba que no estaba tan lejos de lo que pensaba, tal vez llovería. Mi Auto estaba en el taller así que fui a un café y después a la parada de micros, me senté y me puse a mirar a la gente que pasaba. En la vereda del frente un grupo de escolares perdía el tiempo, gritaban y bromeaban entre ellos, chicos y chicas, mientras macheteaban cigarrillos y algo de dinero a los transeúntes. Comencé a mirar a las chicas, me encantan los uniformes escolares, son tan sensuales. A un costado del grupo había un pareja de chicos, el tarado, apoyado sobre las barandas que daban a la playa, la abrazaba mientras ella, con su cortisimo jumper, lo besaba, desde donde yo estaba podía ver que ambos se daban sus lenguas. Cada vez que ella se levantaba para o el la abrazaba más fuerte su jumper se levantaba un poco, uff que placer me provocaba ver esa piel blanca de la parte trasera de sus muslos, me parecía de pronto vería aquellos gluteos que tanto me estaba imaginando. Pensaba en el largo cabello castaño y en aquel respingado trasero que se marcaba en el apretado genero azul. Que belleza, pense en mi hija menor, una adolescente preciosa, con sus cabellos castaños estaría en casa, acostada boca abajo sobre la alfombra en su cuarto mirando la Tv, con su jumper arremangado y sus piernas delgadas asomándose, limpias sobre la alfombra, me quedaría en silencio observándola mientras sus calzones blancos marcarían su entre pierna de niña. Ese trasero puntudo de nena, que me invitaría a penetrarla a comérmela viva. Mis ojos cada vez más alucinaban con el cuerpo de aquella escolar de unos 16 años, que se movía como una jovencita sin experiencia, Que placer, Que idiota era el tío que estaba con ella, sus manos se limitaban a masajear la cintura, En cambio si ella hubiera estuviera conmigo, Dios como la tocaría como a una joya de porcelana caliente, que rico sería. Mi pene ya estaba en su máxima expresión, bajo mi pantalón, miraba una y otra vez aquella preciosa chica, pensaba en como me follaría a mi hija al llegar a casa, soñaba porque en realidad nunca me la había follado. Sin más que pensar me corrí abundantemente en el pantalón, creo que gemí un poco para desahogar mi placer. MMMMMMMMMMMMMMMM!!!!!.

Tienes un cigarro??.- Creo que su mirada se clavó en mi pene erecto bajo el genero, y mi mancha que comenzó a esparcirse por la pierna. Su mirada se confundió entre el miedo, el corte y lo caliente. Sentí aun con más fuerza la corrida de pensar que esa preciosidad de chica me estaba mirando el bulto a menos de 2 metros.

Agarré mi pene y lo saque del pantalón, ella sólo miraba con la boca abierta y sus ojos encendidos, asustada, violada por la acción que la estaba obligando a ver. Mi mano se cubrió de semen mientras la cabeza de mi tronco imponente apuntó el rostro de la chica. Tome la iniciativa al verla confundida, le agarré fuerte la mano y se la lleve a mi pene, ella aun en estado de shock me lo tocó tímidamente, como entre queriendo sacarla y sobándola a la vez, eso me calentaba al máximo, pensar que esta mina era la que me había provocado semejante excitación y ahora estaba acariciándome el pene en plena calle y con su novio en la vereda del frente. Mi falo no tardo en estar otra vez en sus grandes proporciones, como 23 cm. Sus ojos se clavaron en los míos que excitada estaba la chica. "Quiero mamártelo", me dijo. Yo sólo la tomé de la mano y la lleve conmigo. Puse mi chaqueta encima de mi pantalón.

Doblamos por un callejón aledaño a la calle principal y en medio de los edificios la apreté entre mis brazos besándola en la boca desesperadamente, no podía dejar de recorrer sus labios de niña con mi lengua, rozar su lengua áspera y pequeña, que delicia de chica, tomaba con mis grandes manos aquel hermoso trasero, duro y pequeño, sentía como su excitación la hacía jadear y dejar escapar pequeños gemidos de placer. La tome de la cabeza y la hice arrodillarse ante mí. Ella con sus manos me agarró el pene ya descubierto y se lo metió completo en la boca. Jamas había visto alguien que lo hiciera a la primera, esta colegiala era una verdadera putita. Sentía la punta abultada de mi tronco de carne que se apretaba en su garganta. De pronto ella se cansó de chupar lentamente y comenzó rápidos movimientos de mete y saca, me succionaba tan fuerte que resonaban los chupetones cuando los sacaba de la boca. Sus dedos finos y suaves me sostenían las bolas hinchadas. En un momento deje de respirar y lancé un grito escupiendo en su boca un chorro de semen que comenzó a salir a borbotones por sus labios. Otro poco comenzó tragárselo, comenzó a limpiarme dulcemente con su lengua, en mi mente comencé a imaginarme a mi hija que me lamía el pene mientras veía televisión, sin quererlo otra vez estaba a mil, pensando en mi colegiala. Agarré a la chica y la levante contra la pared. – Bien ahora me toca a ti. – Le dije, levantando su jumper, y rompiendo sus bragas metí la cara completa entre sus piernas que comenzaron a temblar al sentir mis labios en contacto directo con sus labios vaginales que despedían un olor inconfundible. Que rico se sentía una vagina joven, hermosa. Lamí sus labios dulcemente, apretando los pliegues con mis dientes suavemente mientras mis dedos comenzaban a abrir su vagina. Ella me decía, - siiiiiiii, daleeee, por favor, assssssssssiiiiii. Agarré entre mis labios su clítoris que comencé a succionar mientras rozaba con los dientes y la lengua. Ella comenzó gritar mientras me apretaba con sus piernas. AAAAAAAHHH, sentí como mi cara se mojo por un hermoso chorro de jugos vaginales, eso fue lo último para volver a ponerme con un tronco armado nuevamente. Conservando la misma posición me incorpore besándola para que saboreara sus jugos mezclados con la saliva y con el semen que aun estaba en su boca. Mientras la deje caer de golpe sobre mi pene. AAAAAAAAHHHHHHHHH, Un fuerte golpe de dolor la recorrió entera, su cuerpo comenzó a temblar, mientras yo sintiendo un hermoso placer, comencé el bombeó de mi pene en su hermosa vagina, AHHHHHH, AAAAAAAAHHHH. Sentía sus chillidos de adolescente convertida en mujer viciosa que me ponían aun más caliente. Mis manos apretaban su trasero y de vez en cuando recorrían sus piernas largas y blancas, o sus caderas jóvenes que me encantaban. Con una mano y con ayuda de ella le abrí la blusa besando sus pechos por sobre los sujetadores. Pronto mis dientes se encargaron de sacarlos completamente mordiendo suavemente esos pezones pequeños pero erectos que saltaban al ritmo de mis envestidas. –DAME masssssss fuerteeeeee.- que bueno estaba, su coño apretado como el de una niña abrazaba mi trozo de carne, el roce caliente me tenía con una erección que no disminuía nada a pesar de mis dos corridas anteriores. La levante sacándola de mi pene. Ella me miró desesperada con la respiración jadeando aun. Yo la bese y sentí como ella entregaba en su beso las ganas de seguir besando mi pene con sus labios vaginales,- Vamos porque te detienes, dámelo.- Decía entre suspiros y sudor que ya corría por su frente. Con mis dedos abrí su ano en la misma posición, metiendo muy lentamente mi falo mojado con los jugos vaginales y con el abundante semen. Ella sintió ese ardor natural y comenzó a gritar más fuerte. – SIIIIIII SIGUEEEE QUE ME ESTAS MATANDO HUEON.--- Logre meter la mitad de mi pene en su ano, nos quedamos quietos un momento, ella con sus manos en mis hombros sin moverse, disfrutando de la posición, yo con mi pene picándome a mil, sentía las ganas de partirla en dos, demostrarle quien era el que mandaba. Comencé violentamente una arremetida de mete y saca en su ano, que lleno el solitario callejón de gritos de placer. AHHHHHHH AAAAAAAHHHHHHHHH AHHHHHHHH.. Ella con su voz de adolescente gritaba sin parar. Yo sólo sentía como mi pene entraba en ese agujero tan estrecho. Sentí como un orgasmo increíble la invadió. Dio un grito que creo que se escuchó en la calle, y me agarró tan fuerte de los hombros que creo que las uñas me hicieron daño. Su cuerpo se estremeció entero temblando, sentí en la base de mi pene, como su vagina expulsaba una gran cantidad de jugos vaginales hirviendo. Después de eso ella cerró los ojos y casi se desmaya, sin duda el orgasmo múltiple la había agotado, después sabría que era el primero de ese tipo en su aun corta vida sexual.

La deje en el suelo del viejo callejón semi-desnuda con sus ropas manchadas de semen y jugos sexuales. Mi pene enorme aun lo dirigí a su cara y su pecho y sólo me basto unos toques a la cabeza para que despidiera grandes cantidades de semen otra vez que cayeron sobre su hermosa piel blanca. Veía como ella sacaba la lengua para tomar lo que pudiera,- Dámelo todo por favor papito.- Me decía, aunque sus ojos apenas entreabiertos podían mantenerse aun agotados por el placer acumulado. Comencé a pensar nuevamente en mi hija, en aquella escolar hermosa que me esperaría en casa y que inocentemente me esperaría para cenar. Con sus años de juventud y poca experiencia, tal vez ya se la habrían follado algún compañero de clases. La imagen angelical de mi hija y la imagen que veía en el suelo de la chica desmayado por el éxtasis me hicieron calentarme otra vez, pero ya mi pene no se levantaría, así que me acerque al cuerpo y comencé a orinar sobre la hermosa piel limpiando los restos de semen que aun se mantenían intactos sobre la juvenil chica. Ella aun entre deseo y cansancio me pedía que se lo diera en la boca que la dejara mamar una vez más, el delirio en que se encontraba era difícil de explicar. Yo la cubrí con algunas ropas y salí rápido del callejón no pensando en ella, sino en mi hija que me esperaría en casa viendo su TV.

Espero que les haya gustado, si son jóvenes que han mantenido este tipo de relaciones o tienen este tipo de trancas psicológicas escríbanme. No olviden que yo soy psicólogo, pero he descubierto que el placer no se mide con test ni con perfiles de estudio.

Amano (amanojk@hotmail.com)