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Mi estreno

en Hetero: Primera vez

Todo pasó cuando tenía 18 años, ya me andaba porque me tronarán mi ejotito y a mi novio también. Tenían más o menos 1 años de andar con él y nos poníamos unas cachondeadas bien calientes, pero ya nos andaba por sentir lo que es coger con todas las de la ley.

La oportunidad se presento en el día de la graduación de mi hermana mayor, mis familiares tenían que asentarse casi todo el día para asistir a la misa de agradecimiento, yo como tenía clases en la escuela dije que me presentaría en la fiesta por la noche después de salir de la escuela. Tendría la casa para mi sola durante bastantes horas.

Le hable por teléfono a mi novio diciéndole de la buena suerte que nos deparaba el destino. Al principio no me creía, pero luego la emoción lo embargó. Quedamos de vernos a la cinco de la tarde, hora en que ya era seguro que mis padres no estuvieran y a mí me diera tiempo de arreglarme para la ocasión inolvidable.

Llegue a mi casa para tomar un baño. Decidí para la ocasión usar la lencería de mi madre y elegí un conjunto rojo que resaltaba mis grandes chiches y una tanguita que apenas cubría mi cosita. Estaba terminado de vestirme cuando oí el timbre. Era mi picador que se adelantó a llegar.

Cuando le abrí enseguida se fue sobre mí y me empezó a besar, primero en la boca y después en el cuello, mientras frotaba su paquete en mi vientre, y me decía:

- Mira como me pones, mamita.

Yo le conteste, que también ya estaba bien mojadita. Y me quitó la bata que llevaba puesta dejándome en pura lenceria.

- Que chichotas tienes mi amor.

- Son todas tuyas. Bésamelas.

Él deslizó los tirantes de mi sostén hacía los lados y aparecieron mis melones, brincando y bamboleándose como pidiendo ser besados, chupados y acariciados, cosa que mi macho hizo enseguida, ensalivándolos con su lengua, uno por uno y después le dedico su atención a mis chuponcitos, pasando su lengua por ambos y besándolos tiernamente al inicio y después succionando con más fuerza, mientras con sus manos acariciaba mis nalgas y mi conchita por encima de la tanga, y yo sobaba su macanota por encima del pantalón.

Sentía tan dura su verga que no me pude contener por más tiempo y le desabroche el pantalón y se lo despoje, junto con su ropa interior, me arrodille y lo que vi emocionó bastante. Era la primera vez que yo veía una verga en todo su esplendor, me parecía hermosa en toda su dureza, surcada de venas y con la cabeza palpitante de deseo escurriendo un liquido cristalino. -Chúpala. Me dijo mi novio. Yo le obedecí y con nervios empece por pasar mi lengua por todo el tronco, sentía que se endurecía aún más. Cuando ya la tenía bien ensalivada le di unos besitos en la cabezota y con la lengua recogía del ojito el liquido que emanaba. Apreté mis labios y empece a sacarla y a meterla de mi boquita mientras con la lengua acariciaba todo su contorno.

Mi novio susurraba: -Así, mamita, que rico chupas, siento que me vengo.

Yo apresure las sacadas y metidas y sentí que se le hinchaba la boca aún más y en ese momento sentí unas contracciones de su verga mientras depositaba su lechita en mi boca.

Me comí una parte y otra la disparó hacía mi cara. Yo estaba tan caliente que no me importó. Ahora te toca a ti, me dijo, mientras me cargaba y me llevaba a la recamara, sin dejarme de besarme ni acariciarme las piernas. Una vez ahí me depositó en el borde de la cama acariciándome con las manos las piernas y besándome los muslos. Fue deslizando su boca por el interior de mi muslo derecho y abriéndome cada vez más. Hasta que llegó a mi cosita, y colocó su nariz por encima de la tanga y aspirando me dijo: que rico te huele, me beso posteriormente. Me empezó a bajar el calzón y dejo al descubierto mi panochita y depositó un beso en mis labios vaginales y luego me dio lengüetazos por toda mi cuevita y llegando hasta mi chiquito. Yo sentí la gloria cuando introdujo su lengua dentro de mi cuevita, la sentí húmeda y calientita, la introducía lo más que podía y yo sentía delicioso y más cuando me empezó a humedecer mi perlita suavemente y luego la empezó a succionar tiernamente. Yo alzaba las piernas para que pudiera atenderme más fácilmente y cuando sentía que ya no era posible sentir más placer sentí una descarga eléctrica por todo el cuerpo y se me contraían las piernas, comprendí que me estaba viniendo. Él saboreo todo mi liquido y fue subiendo por todo mi cuerpo, deleitándose nuevamente con mis pechos, y cuando llegó a mi boca me beso y yo pude sentir el sabor que se mantenía en su boca de mi puchita.

Yo ya deseaba tener algo más macizo dentro de mi cuevita y le dije: Ya métemela, pro favor. Se colocó de rodillas y empezó a sobar la cabeza de su vergota en mis panochita haciéndome sentir desesperada por que ya la introdujera, finalmente metió la cabeza poco a poco, sentí mi cuevita virgen ampliándose para recibir al cálido invasor. Es una sensación muy deliciosa, sentir una cosa dura y gruesa, pero a la vez caliente introducirse en nuestro cuerpo, sentía un poco de dolor pero la calentura podía más. Me la fue metiendo lentamente, dándome a saborear centímetro a centímetro toda esa ricura. Cuando llegó a la mitad se detuvo y se tendió encima de mí besándome cachondamente el cuello y cuando llegó a mi boca me inserto la otra mitad de la verga. Sentí un poco de dolor cuando me rompió la piñata, pero este desapareció al poco tiempo al sentirme por vez primera bien retocada de carne, abrace su cuerpo con mis piernas y permanecimos así unos instantes en los que me acostumbraba al invasor.

Poco a poco empezó a deslizarse, lo sacaba un poquito y lo volvía a meter, mientras apretaba mis paredes para sentir más placer, así poco a poco hasta que sacaba toda la verga y la volvía a meter, cuando la tenía hasta el fondo le daba apretoncitos con mi panochita.

-Que rico, tienes perrito. Me dijo. Yo no sabía a que se refería, ni me importó pues estaba bien metida en lo mío. Más bien me la tenían bien metida. Sentí nuevamente unas contracciones y me volví a venir aun con más fuerza que la primera vez mientras él seguía ensartándome. Después de poco tiempo él arreció su ritmo y me lleno de lechita en mi cuevita.

Yo todavía no estaba llena, así es que lo coloque de espaldas y me puse a darle mimos a su verga, que se encontraba flácida. Saboree los sabores de ambos y poco a poco fue haciendo que se pusiera firmes nuevamente. Cuando se encontraba bien parada coloque me coloque a horcadas sobre él y coloque la punta de su lanza en la entrada de mi cuevita y me fui dejando caer lentamente hasta que la tuve hasta el fondo, cuando esto paso me incline y le ofrecí mis chichotas, las cuales él saboreo mientras me encajaba un dedo por el chiquito y yo movía lentamente mis nalgas, sacándome la verga y metiéndomela y haciendo movimientos en círculo.

De este modo sentí dos nuevos orgasmos y lo hice nuevamente echar toda su lechita dentro de mi panochita, a cual escurrió hacía la colcha de la cama en donde se mezcló con mi sangre de mi virginidad pérdida.

Como se me hizó muy tarde para llegar a la fiesta, no me dio tiempo de bañarme y me tuve que vestir inmediatamente, así es me la pase bailando con mi cuevita bien repleta de deliciosa leche de macho y con una cara llena de felicidad que no podía esconder.

Espero les haya gustado mi relato. Pueden mandarme sus comentarios a la siguiente dirección: andrea78s@yahoo.com

Pueden escribirme tanto hombres y mujeres que disfruten la sexualidad abiertamente, sobre todo aquellos que hayn participado en tríos, ya que quiero conocer sus experiencias.

Tengo fotos que puedo intercambiar.