miprimita.com

Mis viajes a Inglaterra

en Hetero: Primera vez

La semana era catastrófica. Y faltaba este día de hoy, duro y largo.

Cuando llegué al colegio mayor ya era tarde. Pero ahí me esperaba, impasible, con su gris fachada y su escudo de escayola barato encima del marco de la puerta. Allí era donde dormía, pero no me gustaba estar más tiempo por que los estudiantes ingleses que allí vivían eran unos gilipollas y no paraban de decirme gilipolleces, como buenos gilipollas.

Entré al recibidor. Estaba el guasón del portero: - ¿Sabes que hora es? Es demasiado tarde, ¿dónde te habías metido?.

- Estaba en clase de ingles avanzado...

- ¿Si? Pues tu inglés no mejora, debes estudiar más.

- <No te jode el guiri> ¿Y tu castellano como es? Escribiste el Quijote mientras cocinabas o que? - OK, OK, tranquilo, sube e intenta dormir... si puedes.

- ¿Y eso? - ¿No escuchas la música? Se escuchaba una suave música de pasteleo por todo el edificio. Lo que me faltaba, una fiesta.

- ¿Que es ese jaleo? - El cumpleaños de Christine.

Chrissssssssssss. La única chica de todo el puto edificio que me caía bien y me hablaba simpáticamente.

Tenía su habitación al lado de la mía y muchas veces venía a ver si necesitaba algo. La primera semana fue mi guía por la ciudad. Se portó muy bien conmigo. Pese a los demás guiris capullos que le decían que pasara de mí.

Subí arriba. Estaba en pie toda la planta del edificio. Mi compañero de habitación, venga el mordisco y tocándole las bolas a la compañera de habitación de Chris. Entré a la habitación de Chris. Había unas diez personas bailando y bebiendo. Vi a Chris y ella me vio a mí. Vino a buscarme rápidamente.

- Dónde te habías metido? Te he estado buscando todo el día!! Me dio dos besos y un abrazo.

- Lo siento, trabajaba esta mañana y por la tarde clases de ingles. No sabía que hoy era tu cumpleaños, cuantos son? - 18, tú cuantos tienes? - 20...mira, este regalo para ti.

La única cosa que se me ocurrió fue darle un puto y sucio colgante que tenía.

- Ohh!. Gracias. Es un regalo fantástico!!.

Ella me dio un beso-relámpago en la boca.

Nos fundimos en la fiesta. Bailando. Yo bailaba bastante bien. Cuando ya fue muy tarde la gente empezaba a irse. Me quedé a ayudar a Chris para recoger toda la basura que habían dejado.

- No tienes por que ayudarme.

- Considéralo mi segundo regalo de esta noche.

Terminé todo el trabajo. Me despedí con un beso y un ' De nada' y me dirigí a mi habitación.

La puerta estaba cerrada. Dentro oía gemidos y pequeños gritos. Me dirigí hacia la habitación de Chris.

Llame a la puerta. Ella me abrió con un pijama de dormir muy ajustado. Hasta entonces no había caído de que estaba estupenda. Además de simpática estaba muy follable.

- Perdona, pero es que nuestros compañeros de habitación están ocupados en la mía.

- Ha! Ya decía que yo que los había visto muy quemados esta noche. Pues nada, acuéstate en su cama... o en la mía conmigo.

Jodeer. La cosa volvía a calentarse.

- Estoy muy cansado, he llevado un día muy ajetreado, y mañana tengo que trabajar. Buenas noches.

Ella no contestó. Me acosté. Estaba cansado.

De repente noté un peso encima de mi edredón. Era ella.

- Perdona. Quiero decirte una cosa.

- Dime. Que ocurre?.

- Quiero pedirte un favor. Quiero que me hagas el amor. Espera, no hables.

Déjame hablar. Soy virgen y necesito hacer el amor con un hombre con sentimientos, suavemente, sin brusquedades. Uno de esos polvos relajantes y dulces. Seria para mí el mejor regalo de cumpleaños.

Estaba abrumado por las palabras que me había dicho.

- No sé que decir... - pero mi polla si que dio un sobresalto.

- Di que sí. Hazme el favor.

- Que te piensas, que tu eres una carga. Eres estupenda, divertida y estas de muy buen ver.

Ella me dijo no se qué cosas mas, pero yo estaba ocupado, tocando mi polla, y viendo el estado en el que se encontraba.

- ...eso es todo, quiero experimentar sexualmente con un chico de confianza, que no sea violento.

Me incorporé. Le cogí suavemente la barbilla con mi mano derecha, acariciándosela.

- Voy a ser el chico más sensible del mundo.

Y le besé dulcemente.

Empezamos a besarnos. Enrollando nuestras lenguas. Quité la manta y el edredón. Ella se acostó encima de mí. Empezamos a dar vueltas por la cama, besándonos. Yo tenía las manos en su culo y su cintura, y ella las manos en mi cuello. Ella por fin terminó debajo de mí. Mi polla estaba en contacto directo con su conejo, solo unas finas capas de tela nos separaban.

Le continué besándola. Me quité el pijama, quedándome con calzoncillos.

Entonces ella me miró el bulto que hacía sobre mi calzoncillo, como queriéndomela tocar.

- En confianza, haz lo que quieras. Si te gustaría tocármela...

No terminé de decirlo. Ella ya estaba tocándomela con su mano por encima de los calzoncillos.

Mi polla latía excitada.

- Estaría toda la noche tocándotela. Es inmensa.

No era inmensa, era normal, pero muy dura. Cris no había visto muchas pollas en su vida, mejor, más encanto. Le aparté su mano de mi polla, y continué besándola. Le quité la camisa del pijama. Sus tetas quedaron al aire. Ella se puso nerviosa y tensa. ¿Que hará cuando le coma su coño suavemente?. No le dije nada. Solamente actué para tranquilizarla de que disfrutara. Bajé desde su boca a sus bonitos y redondos pechos besándola. Le levanté los pechos con mis manos. Mi lengua y las yemas de mis dedos empezaron a jugar dulcemente con sus sensibles pezones. Sus pezones empezaron a erectarse, y su piel empezaba también a sentir escalofríos. Ella miraba al techo, con la boca abierta de placer, y sus ojos entreabiertos.

No gemía, tenía golpes de aire. Estaba nerviosa, muy nerviosa... y yo muy cachondo.

Bajé mi cuerpo dirigiéndolo hacia su conejo. Se lo toqué por encima del pantaloncito y ella se sobresaltó. Le bajé el pantalón.

Le lamí y acaricié su increíble coñito por encima de sus suaves bragas. Ella continuaba mirando el techo. Espero que flotando.

Le bajé las bragas cuidadosamente, disfrutando de cada centímetro adelantado. Mi cabeza se situó entre sus piernas, y mis manos empezaron a acariciar su sexo.

Ella se sobresaltaba en cada roce con mi mano.

Su sexo era pequeño y bien rasurado. Aún no lo había abierto ninguno. Yo era el primero.

- Tranquilízate.

Ella me contestó soltando el aire bruscamente.

Bajé mi cabeza hacia sus piernas y empecé a besarla desde los pies, subiendo poco a poco hasta la meta final, besando cada centímetro de su suave piel.

Ella empezaba a moverse arriba y abajo.

Me acerqué peligrosamente a su precioso coñito. Le di un lenguetazo fuerte para notar su sobresalto. Movió su cuerpo hacia atrás. Yo la seguí avanzando. Le bese entre sus piernas, rodeando su sexo pero sin tocarlo.

Ella enloquecía. Yo disfrutaba como un niño con un juguete nuevo.

Empecé a besar su sexo, por entonces ya húmedo y muy caliente. Acogedor.

Empecé a dar ligeros golpes de lengua sobre su rojo e inflamable clítoris.

Se lo lamía y besaba. Ella daba golpes de aire cada vez más fuertes. Le metí un dedo en su gruta del amor. Después otro. Mi lengua continuaba su trabajo.

- Dioooos, me estas matannndo.

Era el momento de metérsela. Me bajé los calzoncillos y le metí la cabeza de la polla, no sin antes restregarlo un poco en su ya inflamado clítoris. Ella se sobresaltó y se movió de tal forma que tuve que adelantarme un palmo.

Le metí mi polla poco a poco. Así unas tres veces. Fuera, dentro. Cada vez se sobresaltaba menos, dando un salto inconsciente lleno de incontrolada energía. Su coñito era tremendamente acogedor y pequeño, toda mi polla se sentía respaldada y segura.

Se la metí toda definitivamente. Esperé un poco. Ella tenía la boca abierta y miraba el techo. Me puse totalmente encima de ella y empecé a embestirla suavemente, pero sin parar, mientras le chupaba los pezones y le besaba el cuello. Ella daba saltitos con la cintura como si de espasmos se tratase.

La embestida suave se convirtió, con el paso del tiempo, en una embestida inconsciente en toda regla. Me cegué. Pero ella no se quejó, empezó a gemir y a agitarse violentamente. Soltó un grito ahogado descomunal y se derrumbó.

Yo empecé a machacar más fuerte hasta que me vine. Su coño me apretó la polla amasándomela y sacándome hasta la última gota. Ya hacía tiempo que no me había corrido tan gustosamente.

Me aparte a su lado, ella suspiró y se quedó muerta encima de la cama. Me levanté y le tapé con las mantas.

- Cómo estás?.

- En el cielo. Me tiembla el cuerpo... por favor...duerme aquí, conmigo.

Fui al cuarto de baño, me duché. Estaba totalmente despejado. Del roce con la esponja, mi polla hacía intentos por levantarse.

- Tu ahí quieta, a descansar.

Terminé de ducharme. Me sequé con la toalla y me dirigí hacia la cama de Chris.

Enviad vuestros comentarios a narradorxxx@hotmail.com