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Una noche para toda la vida (I)

en Dominación

Eran ya las once de la noche pasadas y yo aun estaba acabando de arreglarme. La semana había pasado como siempre, entre la universidad por las mañanas y el trabajo por las tardes la monotonía invadía mi vida. No es que no me guste lo que estudio, pues creo que algún día seré una gran doctora, pero las clases siempre son lo mismo. El profesor, por llamarle de alguna manera, se pone ha hablar sin parar durante hora y media y mientras el casi un centenar de jóvenes que escuchamos en silencio su discurso diario y así 6 horas con las respectivas asignaturas.

Y el trabajo, pues un puesto de secretaria en la oficina de una empresa que importa todo tipo artículos de regalo de países como china donde fabrican una gran variedad de cosas por un precio ridículo y que aquí se venden muy bien en tiendas de veinte duro y similares. Desde luego si no fuera por que soy la única que habla ingles imagino que hace tiempo que me habrían echado.

Mi vida se había convertido en una película que pasaba una y otra vez cada semana. Aun vivo con mis padres, pues el dinero no me da para vivir sola, pero si no fuera porque nos reunimos para comer y cenar casi se podría decir que vivía sola. Mi único escape al aburrimiento de cada semana es mi amiga Ana.

Ella no se parece en nada a mi. Apenas acabó los estudios básicos ya se puso a trabajar en el bar de su padre y ahora ya vivía sola en un pequeño piso que se había comprado en el centro. Ella no tiene perspectiva de futuro, vive el día a día y desde luego no se lo pasa nada mal. En el bar, donde trabaja de camarera, le pasa de todo. Desde los típicos borrachos que le cuenta su vida, hasta algún atraco de vez en cuando a los que ya esta mas que acostumbrada.

Me acuerdo que nos conocimos en el colegio cuando aun éramos unas crías y desde entonces no nos habíamos separado. Somos uña y carne y siempre lo hacíamos todo juntas. Recuerdo el día que pactemos no tener novio ninguna de las 2 hasta que cumpliéramos los 22 años o el día que las 2 decidimos perder la virginidad con 2 hermanos gemelos que conocimos en un bar de copas. Sin duda nuestra relación era y es mayor que si fuéramos hermanas.

Como hacíamos cada sábado, habíamos quedado en su casa para cenar algo y después irnos de fiesta y como de costumbre yo llegaba tarde. Como cada viernes me había tocado llamar a nuestros colaboradores en china para realizar los pedidos de la semana siguiente, pero como los chinos hablan muy ingles pésimo nunca nos entendíamos y me veo negra para hacerles comprender lo que deben hacer.

Cuando llegue a casa de Ana, ya estaba todo preparado. Hacia rato que me esperaba y ya había empezado a cenar pues eran ya cerca de la una. Como siempre había preparado algo de aperitivo cena. Era todo a base de patee, salsas y todo tipo de aperitivos acompañados, eso si con una buena botella de cava para celebrar la llegada del fin de semana.

Mientras comíamos algo y charlábamos de las pequeñas anécdotas de la semana me fije en el cuerpo de Ana. La verdad era espectacular, si no fuera porque la conociera nunca habría dicho que tuviera 21 años como yo. Estaba vestida con un traje de una sola pieza, ajustado aunque no mucho, acabado en un falda a la altura de las rodillas y que dejaban ver unas medias negras, a juego con el vestido, que hacían de sus piernas unas una belleza. El cabello oscuro, casi negro como el mío, y largo. Su cara preciosa, con el maquillaje justo y con una mirada que mataba los hombre que su sonrisa había dejado mal heridos. Todo ello hacia de ella una mujer deslumbrante que era admirada por los hombres allá donde fuera. Yo esa noche vestía una camisa azul y unos pantalones oscuros muy sencillos pero que no eran de mis mejores ropas. A ella le encantaba ser provocativa mientras que ha mi me gustaba ser mas discreta, una vez mas éramos como el día y la noche.

A todo esto me comento que esa semana había conocido en el bar a un hombre muy majo, algo mayor, según ella sobre los 30, pero de espíritu joven. Estuvieron hablando un rato y al ver que tenia muchas cosas en común decidieron quedar esa noche en el bar que siempre frecuentábamos Ana y yo para tomar unas copas. No me dijo mucho mas pues eran pasadas las una y media y había quedado con aquel hombre a las 2. Tan solo le pregunte si llevaría compañía y mientras arrancaba el coche me dijo que si.

Entramos al bar, no sin antes pasarnos mas de media hora buscando un lugar donde aparcar para como siempre dejar el coche en un parking que distaba casi en un kilómetro del local. Nos dirigimos a la barra y pedimos al camarero lo de siempre, una cerveza para mi y un cubata de ron para Ana.

Estuvimos en la barra un buen rato observando el personal. A parte de las caras conocidas de costumbre y algún chico nuevo nada parecía salir de lo normal, hasta que Ana me dijo, mira allí están. Me indico una de las mesas del rincón mas oscuro del local, que pese tener una pequeña pista de baile con una buena iluminación también tenia rincones mas tranquilos equipados con unos sillones muy cómodos que invitaban a la charla. Al principio no los reconocí y Ana me indico, el del pelo rubio es el que conozco y imagino que el otro es su amigo.

Allí estaban, no parecían muy mayores pese a que la mayoría del personal que ocupaba el local era de una edad similar a la nuestra. Estuvimos allí un buen rato observándolos sin que ellos se dieran cuenta. El chico que conocía Ana, Martín de nombre me indico ella, no aparentaba desde luego ser muy mayor al igual que su amigo al cual le echemos unos 28 años. Los dos eran morenos, de pelo corto y de complexión media. No parecían precisamente los típicos hombres que frecuentan los locales de gente joven en busca de jóvenes chicas, mas bien parecían un par de hombres un poco aturdidos por la música, el humo y la multitud. Finalmente, no sin antes pedir una segunda copa cada una nos dirigimos hacia ellos.

Hola Martín, soy Ana recuerdas? – dijo mi amiga

Hola Ana, como no te voy a recordad, mira, te presento a mi amigo Carlos

Mira esta es mi la amiga de la que te hable, es Alicia – contesto Ana

Después de las presentaciones y besos de rutina nos sentamos los cuatro y comencemos ha charlar. Resulto que Martín era abogado en un buffet muy importante de Barcelona y Carlos, para mi sorpresa, era medico en un famosa clínica privada también de la ciudad condal. Me agrado el echo de que Carlos fuera medico, pues teníamos muchas cosas en común y mientras Ana continuaba hablando con Martín sobre las historias del bar yo empecé ha charlar con el doctor. Resulto ser que era ginecólogo y que por su consulta habían pasado muchos de los personajes mas famosos que residían en las cercanías de la ciudad. Me estuvo contando anécdotas de la consulta, lógicamente sin decirme nombres, y la verdad es que había visto de todo, desde alguna mujer que se había cortado el pubis al intentar afeitárselo hasta algún desgarro vaginal de importantes medidas producido por algún objeto inimaginable.

Estuvimos hablado durante horas, y las copas fueron aumentando en numero y en grados, eran ya las seis y media de la mañana y estábamos todos con un güisqui con hielo y nosotras dos con un pedo considerable. Decidimos marchar del local, entre otras cosas porque estaban cerrando y nos dirigimos ha coger el coche. Ellos también tenían el coche aparcado en el mismo sitio así que nos fuimos caminando hacia los coches.

Por el camino nos contaron que se conocieron ha raíz de una demanda judicial que le habían puesto al medico y de la cual Martín, el abogado, le había resuelto de manera favorable. Desde entonces se habían echo muy amigos y compartían una buena amistad y una afición que no nos revelaron. Los 2 eran solteros y aunque yo no me creía que dos hombres tan agradables y bien situados económicamente, tenían cada uno 3 coches de lujo y dos pisos mas las casitas de la montaña, pudieran estar solteros, pero por no incordiar deje la pregunta para mas tarde.

Cuando lleguemos al parking Ana comento que no se veía en condiciones para coger el coche y ellos se ofrecieron para llevarnos a casa, así que Martín y Ana cogieron el coche de mi amiga y yo me fui con Carlos en el BMW de este. A medio camino, ellos que iban delante, cambiaron de dirección y por el camino que cogieron nos dirigíamos a la casita que Martín tenia a las afueras de la ciudad. Carlos me pregunto que si quería ir a mi casa y yo le dije que no, que fuéramos todos a acabar la noche, cuantos mas seamos mas reiremos dije yo. Imagine que Ana había decido acabar la fiesta en casa de su amigo, pues les había visto toda la noche muy acaramelados y pensé que era mejor seguirla y no estropearle el rollo pese a que yo tenia mas ganas de dormir que otra cosa.

Cuando llegamos a la casa no me lo podía creer, tenia un jardín precioso que rodeaba la casa y una piscina enorme con una zona de burbujas que invitaba al baño. Entramos todos en la casa, no sin antes dejar los coches dentro del parking interior que alojaba todos lo deportivos de Martín. Al final del parking divise una puerta y creyendo que era la entrada a la casa me dirigí hacia ella cuando Carlos me cogió rápidamente por el brazo y me dijo que no, que eso era un trastero, que para entrar a la casa había que dar la vuelta por el exterior. Eso me extraño, pues una casa que se precie tiene un acceso por al parking que te permite llegar a la vivienda sin necesidad de salir al exterior, pero no le di mas importancia.

Entramos en la casa y nos sentemos en el sofá de la sala de estar, estuvimos contemplando el amanecer mientras nos tomábamos otra copa. La verdad es que yo ya estaba suficientemente mareada, pero la insistencia de Carlos a que probara un licor muy bueno que había traído de un viaje a china con unas propiedades muy especiales me hizo no poder rechazar la copa.

Continuamos charlando mientras degustábamos el licor, que la verdad me estaba sentando muy bien, cuando me di cuenta que Ana y Martín estaban empezando a intimar de manera muy evidente. Nos llenamos las copas de nuevo cuando mi amiga y martín se fueron con la excusa de que iba a ver el resto de la casa. Yo me quede hablando con Carlos y allí estuvimos durante horas hasta que me empezó a entrar el sueño. Mi amiga y Martín no volvían, yo imaginaba que debían estar ya en la cama de alguno de los lujosos dormitorios de la casa y Carlos también se lo imaginaba, así que me dijo que si quería podía dormir un rato en otra habitación, que el haría lo propio hasta que aparecieran los 2 tortolitos. Así lo hice y me fui, guiada por Carlos hasta uno de los dormitorios. Cuando llegue, me tire encima de la cama, tal y como estaba y me quede dormida en un momento. No se si por la cantidad de alcohol que había tomado o por las extrañas propiedades de esa ultima copa me encontraba inmersa en una nube. Estaba dormida pero podía sentir y ver lo que pasaba a mi alrededor auque no tenia control sobre mi cuerpo. De repente sentí como habrían la puerta del dormitorio y pensé que me despertaría de ese ‘estado’ en el que me encontraba, pero para mi sorpresa no fue así. Habían entrado los 2 hombres, me observaban desde la puerta y hablaban en voz baja de manera que no podía oírlos. Finalmente se acercaron a mi, me dieron la vuelta me cargaron a hombros. Pensé que me llevarían al baño para que me refrescara y lámenos eso intente decir, pero mi estado no me dejaba articular palabra inteligible alguna. Cruce casi toda la casa a la espalda de Carlos y finalmente lleguemos a una puerta donde aparecían unas escaleras hacia abajo. Pensé que me llevaban al parking para llevarme a casa, pero entonces me acorde de que según Carlos no había acceso directo de la casa al parking. Eso me puso nerviosa y intente pedir explicaciones pero de nuevo no puede articular palabra. Finalmente me tumbaron en una cama, algo dura y fría, de aspecto metálico. Lo ultimo que recuerdo fue un pinchazo en el brazo y unas carcajadas que resonaban en mi cabeza de manera estridente.

No recuerdo cuanto tiempo pase allí en aquel estado ni que paso a mi alrededor durante todo ese tiempo, tan se que un fuerte olor me despertó de aquel estado y lo primero que vi fue a los dos hombres enfrente de mi hablando del algo que aun por mi estado no entendía. Intente levantarme y me di cuenta de que me habían atado las manos y los pies a la misma. A medida que mi mente se despejaba pude ver donde me encontraba. Estaba tumbada atada de pies y manos en una camilla como la que utilizan los ginecólogos para atender a las pacientes. Me habían desnudado y tan solo tenia mi ropa interior. Pude ver que se trataba de una especie de consulta ginecológica con un sin fin de instrumental medico a mi alrededor y con los 2 hombres pululando por ella. No había ventanas por lo que supuse que aun me encontraba en la sala contigua al parking de la casa de Martín. Se me acercaron los 2 hombres y vieron que ya estaba despierta y me empezaron ha hablar.

Como estas Alicia, te ha pasado ya el dolor de cabeza? Perdónanos, pero es un efecto secundario de la droga que te dimos. Dijo Martín

Veo que eres mas tranquila que tu amiga, ella cuando se despertó se puso a chillar como una loca y tuvimos que taparle la boca. Verdad que tu no harás eso? Dijo Carlos en un tono sarcásticos.

Que me vais ha hacer? Que habéis echo con mi amiga? Porque no me dejáis marchar? Respondí yo cada vez mas nerviosa

Tranquila, todo a su tiempo. Respondía Martín mientras Carlos se acercaba a uno de los armarios. Tu amiga esta bien, ahora descansa y pronto lo podrás hacer tu también, pero ahora te tenemos que hacer unas cosillas que te iremos explicando sobre la marcha. Podemos hacer 2 cosas, si estas tranquila y no hablas te dejaremos así como estas para que puedas ver lo que te vamos haciendo y prometo que no te dolerá, si no te taparemos la boca y los ojos y lo haremos de todos modos por la fuerza.

Yo asentí con la cabeza diciendo que prefería ver lo que pasaba a lo que Martín respondió con una sonrisa. A todo esto Carlos se había acercado a la camilla con una silla y una mesita con ruedas que coloco delante mío. Vi como ambos se ponían unos guantes de látex y empezaban con lo que nunca hubiera imaginado que harían conmigo.

Martín conecto una cámara y empezó a grabar mientras Carlos cogió un bisturí, se acercó a mi pecho y empezó ha hablar en voz alta mirando a la cámara.

Aquí tenemos a Alicia, una catalana de 21 años dispuesta ha que ustedes hagan de ella una buna puta. Empezamos por los pecho como siempre. Podemos ver que luce un sencillo sujetador negro sin encaje alguno que adorne sus preciosas tetas. Por el volumen de las misma podemos observar que debe usar una 90 aproximadamente, lo que les aseguran uno pechos pequeños pero bien puestos y dispuestos para que sean disfrutados por ustedes. Continuamos con el resto.

Dicho esto Martín corto el sujetador con el bisturí mientras el otro me enfocaba directamente a la cara que reflejaba todo el miedo que estaba pasando. Al sentir como los fríos guantes de látex me acariciaban los pechos se me puso la carne de gallina y los pezones se me pusieron duros gracias a sus caricias.

Podemos observar que efectivamente se tratan de unos preciosos pechos que harán las delicias de todos ustedes. Como ven los pequeños pezones están erguidos y duros como los de una buena puta – decía mirando a la cámara mientras los pellizcaba suavemente.

Antes de pasar al siguiente paso, me dijo Carlos, vamos ha elevar el respaldo para lo que puedas ver lo que te vamos haciendo y así te sientas mas tranquila.

Elevaron el respaldo y pude contemplar toda la sala. Lo primero que vi fue la mesa que había traído Carlos. En ella había toda clase de instrumental medico y varia jeringuillas dispuestas para se usadas cosa que me erizo mas los pezones, pues las agujas eran una de aquellas cosas que pese a mis estudios de medicina me infundía mas respeto. El resto de la sala eran armarios y vitrinas como las que se pueden ver una consulta normal y corriente pero los cristales opacos no me dejaban ver lo que habían en el interior.

Como pueden observar, continua Martín hablando a la cámara, la juventud de esta joven nos augura un par de agujeritos la mar de estrechitos que les harán gozar como si se tratara de una chica virgen, además con la ayuda de nuestro doctor, nos aseguraremos de que eso dure mucho tiempo.

Al oír agujeros en plural otro calambre recorrió mi cuerpo, se estaba refiriendo al sexo anal. Este me hizo recordar la vez que lo intente con un chico y el recuerdo del dolor experimentado sin llegar a conseguir una penetración era tal que empezaba a creer que realmente esto que me estaba pasando me iba a marcar para siempre, si es que salía de ello con vida.

Vamos ha observar las entraditas de la joven mas de cerca, decía mientras me recorrían los escalofríos por el cuerpo.

Carlos sin soltar la cámara hizo mis braguitas a un lado y el abogado empezó ha acariciarme muy suavemente toda mi cueva. Mientras lo hacia iba narrando la magnifica vista que tenia a su alrededor.

Como pueden observar, la chica tiene descuidado el corte de pelo que caracteriza nuestras chicas aunque no se preocupen porque cuando quieran disponer de ella estará en perfecto estado de revista. Como ven la entrada de su coño esta muy estrechita y sus magníficos labios vaginales están deseosos de ser acariciados por expertos como ustedes. Mas abajo podemos observar que el culo de la joven no tiene desperdicio y como tal espero que sepan disfrutar del mismo. Vemos su año, rojito, muy estrecho y deseoso de ser colonizado por sus miembros que seguro harán de el un agujero de lo mas placentero.

Continuo así durante un buen rato, mientras me acariciaba toda la zona e iba investigando el estado de la misma. Para finalizar, se alejaron un poco mientras Martín continuaba hablando a la cámara y Carlos no dejaba de filmar. No pude oír lo que decían pero allí termino la grabación.

De nuevo se acercaron los 2 y Martín me dijo:

Tranquila esa grabación tan solo la verán nuestros clientes y la hacemos para que puedan decidir la chica con la que quieren pasar un rato. Es difícil decidirse entre mas de 20 chicas que tenemos en plantilla, pero me parece que tu y Ana vais a ser muy solicitadas.

Ahora relájate, continuo Carlos, vamos ha hacerte algunos arreglos, dijo con tono muy sarcástico. No te dolerá nada y piensa que no podías haber caído en mejores manos.

Al decir esto imagine que el doctor me iba hacer algo en mi chochito pero desde luego lo que hizo salía fuera de todas mis expectativas. Primero me quito las braguitas de igual manera que Martín había echo con el sujetador y después se aseguro de que mis piernas estuvieran bien sujetas a los estribos de la camilla. Allí estaba yo expuesta, con mi coño al aire y maniatada, comportándome como una muñeca en manos de 2 hombres que parecían tener mucha experiencia en lo que hacían.

Primero te vamos a rasurar el coño, me dijo Carlos mientras Martín ya esparcía la crema por encima de mi monte de venus.

La verdad es que la destreza con que manejaba la cuchilla de afeitar me tranquilizo un poco aunque no dejaba de inquietarme el echo de que además de afeitar mi conchita también dejara totalmente depilado mi ano. Paso varias veces la cuchilla y dejo la zona absolutamente depilada. Después me puso abundante vaselina por toda la zona y empezó a masajearme el clítoris mientras el otro me tocaba suavemente los pechos.

Será mejor que te relajes y disfrutes de lo que hacemos, si no después será mas difícil, además es mejor que te vayas acostumbrando, dijo Carlos.

Pese a las palabras de Carlos yo me seguia encontrando muy nerviosa he inquieta y por mucho que sus diestras manos me acariciaran, estas no surgían efecto.

Echala para atrás , dijo Martin sin dejar de acariciarme.

Carlos volvio a poner el respaldo de la camilla en posición horizontal como estaba antes. En esa posición no podia ver lo que el doctor hacia aunque seguia notando sus caricias, esta vez alrededor de mi culo. De repente note un pinchazo en la zona que hay entre el coño y el agujero del culo. Note como me ponía una inyección y como me introducían un liquido en principio frió, pero que ha los pocos segundo hizo que empezara a notar un calor horrible.

Tranquila, dijo Carlos, son unas hormonas femeninas muy especiales, enseguida notaras sus efectos y ahora relájate y déjate llevar.

Mientras hoy esas palabras una increíble excitación invadía mi cuerpo, sentía como mis pezones se erguían, a lo cual Carlos respondía succionándolos. Mi perlita empezó a ponerse dura y de mi sexo empezaban a brotar fluidos de una manera inimaginable, El ginecólogo continuaba acariciando mi ano con una mano mientras con la otra introducía un objeto que no supe identificar. No tuvo problemas para hacerlo ya que el estado de excitación en el que me encontraba había dilatado mi coño como esperara ser penetrado por una gran verga. Estuve así un buen rato, No conseguía llegar al orgasmo, pues cuando las caricias de mi clítoris me hacían acercarme al mismo el medico dejaba de tocarme y esperaba a que me relajara para continuar. Estuvimos así cerca de 2 horas, durante las cuales mientras Carlos no cesaba de tocar mis pecho el doctor a la vez que me acariciaba me ponía infecciones y me tocaba el interior del coño que en todo momento estuvo totalmente dilatado y dejando caer jugos vaginales de los cuales hasta a mi llegaron los olores a hembra en celo.

Bueno esto ya esta, dijo Martín.

Siguió Carlos. Ahora vete a descansar un rato. Veras a tu amiga Ana y después de comer iréis de compras las dos juntas. Esta noches acabaremos de explicaros todo lo que sucede y veréis como vuestra vida abr cambiado para mejor. Nosotros mientras tanto iremos ha hablar con nuestros clientes para ver quien será el primero.

Mientras hoy estas palabras Martín me ponía una nueva inyección que me relajo rápidamente y me hizo entrar en un sueño profundo. Cuando me desperté, estaba totalmente vestida con la misma ropa que lleve la noche anterior y estaba acostada en una habitación que me resultaba familiar. Estaba en la casa de Ana y ella lloraba a mi lado con un papel entre las manos.