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Estreno trasero

en Hetero: Primera vez

Pasó ya un tiempo desde que terminé con esa relación, desde el principio yo sabía que iba a ser solo para experimentar con el sexo. Cuando empezamos yo tenía 22 años, no era virgen pero tampoco había hecho muchas cosas, mi experiencia se limitaba a mi único novio durante 4 años. Y él tenía 33 y una historia de haber probado de todo, para nada un mal tipo, a su manera me quería mucho, pero tampoco era que íbamos a formar una familia o algo así. Me decidí a contar mis experiencias porque realmente creo que aprendí mucho de la relación, y no solo a nivel sexual. Además soy una lectora de relatos eróticos porque me divierten, excitan y puedo conocer las experiencias de los demás.

El definitivamente sabía que hacer, podía chuparme la concha de una manera que me hacía derretir. Me tiraba en la cama, ponía almohadones en mi espalda para que yo pudiese ver bien lo que me hacía, y él metía su cabeza entre mis piernas flexionadas hasta que casi no la veía. Las primeras veces era solo con su lengua, mordía el clítoris y la pasaba por toda la entrada de la vagina. Lo mejor es cuando empezó a pasarla también por el culo, la sensación de humedad y calentura deseando que por favor entrase en mi concha y él seguía por el otro agujero, haciéndome desear a más no poder. Al final, después de juguetear un rato me penetraba tirándose encima de mi con fuerza, en esos momentos comprendí que yo podía gritar cuando acababa. En los momentos en que hablábamos entre cojida y cojida comenzó a decirme si no quería usar algún juguete. Haciéndome la sorprendida le pregunté que era, el hablaba de un vibrador; así que en el siguiente encuentro lo íbamos a usar.

Y así fue, cuando lo ví no era tan impresionante (miento!), de unos 25 cm y bastante grueso, de color blanco, de goma. Así que nos decidimos a usarlo, la sesión empezó conmigo en la cama, desnuda, acostada boca arriba. Y como siempre comenzó a chuparme la concha de la manera más espectacular, llegando a morder suavemente el clítoris, pasando por la entrada del culo y metiendo la punta de un dedo dentro. Cuando estaba mojadísima, y casi por llegar al orgasmo se levantó velozmente, solo se escuchó mi insulto por dejarme justo cuando más lo quería adentro mío. Me dejó en la cama chorreando fluidos de la vagina, se sentó en la silla que estaba del otro lado dee la habitación y me tiró el vibrador diciendo "Te tenés que conformar con esto".

Como soy una chica obediente y en ese momento lo único que quería era que me metieran algo dentro mío, me clavé de una sola vez el gigantesco instrumento. A pesar de la lubricación me dolió un poco por la rapidez y la fuerza en que lo hice. Pero los gemidos de placer al moverlo adentro y afuera y haciendo círculos contra las paredes de mi interior se convirtieron en un grito formidable cuando alcancé el orgasmo tan deseado. Mi amante se quedó mirando extasiado y sorprendido al verme actuar de esa manera.

Pero no terminó ahí, él tenía muy claro lo que quería lograr esa noche, y lo iba a lograr. Tirada en la cama con las con las sábanas mojadas y cansada escuché cuando me dijo: "hoy yo te rompo el culo". Aunque sonó muy fuerte el pedido no me ofendió (sabía que el momento iba a llegar, y lo esperaba), lo único que le dije era que confiaba en él. Se acercó para besarme y continuó diciendo que lo hacía muy feliz, ya que si él no había sido el primero por adelante lo iba a tener en mi memoria como el primero por atrás.

Me dio un baño con agua bien caliente llegando a cada parte de mi cuerpo, metiendo sus manos por todos los huecos de mi carne. Secó mi cuerpo con suavidad y paciencia y me transportó hacia el dormitorio para iniciar la sesión. A partir de ese momento las palabras serían las de él. Y yo sabía en lo que me metía...

Me dejó sobre la cama, puso mi cabeza sobre almohadas para que estuviera más cómoda, abrió mis piernas y comenzó con el sexo oral que tanto disfruto. Pasando la lengua por la entrada de la vagina y llevando la humedad hacia atrás. Hurgando con sus dedos en mis agujeros pero teniendo cuidado de que no acabara hasta que cumpliera su cometido. Los gemidos se incrementaban y yo deseaba ser penetrada pero se hacía rogar el ansiado momento. Dejándome super caliente se paró al lado de la cama y me mostró su instrumento erecto, lo acercó a mi cara y me dijo que lo besara. Increíblemente yo estaba tranquila, con muchas ganas de hacerlo.

Corrió mi cuerpo hacia delante diciendo que lo haría estando boca arriba porque quería ver la expresión de mi cara cuando al fin la introdujese. Puso un almohadón debajo de mi espalda para tener una mejor visión de mis agujeros y se arrodilló delante de mi. Encorvando su cuerpo acercaba con su mano la pija a los labios, acariciando el clítoris pero sin meterla, y con la otra masajeaba mis tetas que ya estaban durísimas. Movía el instrumento de arriba hacia abajo y metía los dedos en mi culo. Siempre habían sido solo las puntas pero esta vez lo hacía con el dedo más largo hasta el fondo para que se abriera.

Hasta que al fin me anunció que era tiempo de meter su gloriosa pija en mi culo. "Te voy a coger como nunca te lo hicieron". Primero la punta que sentí como un si me metiera un tapón, fue la parte más difícil, donde sentía dolor. Estando ya dilatada lo suficiente después fue más fácil, lentamente empujaba hacia adentro, y hasta yo usé mi mano como guía. Cuando estaba por la mitad se quedó inmóvil unos instantes para que disfrutase la nueva sensación, vio como de mi cara ya había desaparecido el dolor para dejar paso solo al placer. " Te gusta que te lo rompa". "Me gusta ser el primero en todo". Y ahí siguió, de una sola embestida la metió hasta el fondo, llegando a golpear los huevos contra mis nalgas. ¡Qué magnífica sensación! Sentía en mis entrañas el calor de su cuerpo y como en cualquier momento iba a estallar.

Como sabía bien lo que hacía junto con el vaivén de la pija masajeaba la entrada de la concha y así no perdía ninguna sensación sino que ganaba. Iba adelante y atrás, metiéndome, tocándome las tetas, aplastando mi abdomen. Me hizo acabar con un grito y la sensación de tener mis dos agujeros colmados, fue un orgasmo que recorrió todo mi cuerpo y me pareció que duraba una eternidad. Y en ese momento sentí como se inflaba dentro mío para explotar dejando su leche en mi culo recién estrenado.