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Trabajando en el ordenador

en Sexo Oral

Trabajabas en el ordenador cuando de repente por detrás se acercó tu pareja. Empezó cogiéndote por la cintura y besándote en el cuello.

Luego te olisqueó la oreja y te la mordió un poquito susurrándote palabras obscenas mientras te soplaba flojito, mientras tanto, una mano se deslizaba por tu teta derecha recorriéndola entera, dura y firme, para luego apretártela acariciendote el pezón que se pone duro de la sorpresa.

Mientras te giras en el sillón y te mantienes sentada, se arrodilla delante de ti y quitándote las braguitas empieza a lamerte la parte interior de los muslos: tan suaves, tan sedosos...

Y se va acercando a tu chochito que ya ha empezado a mojarse. Te lame suavemente los labios y te muerde un poquito tu garbancito. Y se pone a lamer y a lamer dando vueltas con la lengua. Una mano recorre tu cuerpo y te aprieta las tetas alternativamente. Te sigue lamiendo y tu te abres más de piernas para ponerte cómoda y para que entre mejor, y tanto te abres que él te mete la lengua hasta donde no puede más buscando lo más hondo de tu coñito. De esa forma su nariz se aplasta contra el clítoris y la barbilla roza tu culo. Vas a estallar cuando por sorpresa él sigue lamiendo ya toda tu entrepierna: ahora está en el garbancito (que ya no es garbancito sino que se ha puesto muy rendondito y amoratado), ahora está tu lengua dentro de ti, ahora te lame el culo. Ya no puedes más y te estremeces varias veces porque el no para por más que le digas basta. Por fin te agarra el culo con las dos manos y violentamente te folla con su lengua hasta que te corres. Él no para de meter la lengua y tragarse todos sus jugos, se relame y continua aunque ya empiezan a dolerle las rodillas. Pero no importa porque te está dejando seca.

Ya te corres definitivamente y pides paz. Lo malo es que ahora a él se le ha puesto un pollón de narices que está mojando todo el suelo. Eso no lo puedes dejar y te la metes en la boca para no dejar ni una gota de ese líquido tan sabroso que sale para dejar bien lubricada la polla antes de follarte. Pero no importa que te tragues todo ese néctar, con tu saliva dejas tan mojada la polla que él necesita ya follarte y sin moverte de la silla, se te echa encima y te la mete hasta dentro. Estáis muy cerca. Él se aplasta contra ti, contra tus tetas y lame todo el cuello, las orejas, tu boca...

Pero, se para, se la saca y te mira. Se pone de pie y dice: "Quiero probar tu coño otra vez sin arrodillarme". Y entonces ofreciéndote la polla se la comes hasta el fondo. Sabe distinta porque ahora sabe a ti, a tu coño, porque ha estado en lo más hondo. Rápidamente él te la saca para meterme esta vez la lengua y chuparte toda. Así se está comiendo tu coño en tu boca. Estáis ya sudando.

Se agacha y otra vez te la mete en el coño. Una y otra vez no hace más que empujarte. El sillón cruje pero él no se corre. Tu te agarras con fuerza a su espalda porque te corres de nuevo, con más fuerza que antes y gritas.

Sí. Te corres otra vez.

Te sientes muy bien cuando él ya para pero notas algo raro. No se ha corrido y allí delante tuya tienes un pollón enorme, amoratado, pringoso de tus fluidos pidiendo ser comido. Y no lo vas a dejar así ¿verdad?

Te lo metes hasta el fondo de nuevo. Sigue teniendo ese sabor a ti, pero esta vez él no te la saca de la boca porque no puede más. Con solo dos sopletones, él empieza a gritar que se corre y tu notas como la polla se pone muy, muy tensa pero no te la retiras de la boca.

De su polla empiezan a salir borbotones de leche que te llenan la boca, hasta te rebosa, no por la cantidad, sino porque no para de moverse y agitarse. Tragas un poco porque casi te ahogas y sigue saliendo. Se ve que se va a quedar seco él también. Cuando ves que ya no sale más te la sacas de la boca para mirarle cuando de repente, te sorprende y te vuelve a besar con tu boca llena de leche. ¡Qué beso tan sabroso! Removéis vuestras lenguas entre leche y os la tragáis toda los dos.

Él por fin, se aparta, te mira y te dice guiñando: "¿Nos duchamos?".