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Sexo en las nubes

en Sexo Oral

Tengo 37 anos y creo ser normalmente bien parecido. Trabajo en una empresa de comercio exterior, por lo que frecuentemente debo viajar al extranjero. Específicamente, debo hacerlo a Miami.

Esta narración se inicia precisamente en una oportunidad en que me dirigía de Santiago a Miami. Un vuelo nocturno y que demora aproximadamente 8 horas y media. Estaba ubicado en un asiento pegado a la ventanilla y a mi derecha estaba una mujer de unos 60 anos que – según sabría después – se dirigía a Miami donde una de sus hijas acababa de dar a luz a su primer nieto. Tan pronto el avión hubo alcanzado su altura de crucero, sirvieron la comida, durante la cual conversamos extensamente con mi vecina, cubriendo prácticamente toda clase de temas, entre ellos por cierto, el sexo, aunque esto muy superficialmente.

Tan pronto concluyo la comida proyectaron una película (cuyo titulo no recuerdo), y que no tuve interés alguno en ver, por lo que me apronte para dormir. Mi vecina por su parte, leía una novela que, según me comentaba cada cierto rato, tenía las narraciones eróticas más interesantes, lo que nos llevo nuevamente a conversar sobre sexo. Me contó de sus experiencias y que hacia solamente seis meses había enviudado, y que llevaba – con picardía – meses sin saber lo que era realmente bueno.

Concluida la película se apagaron las luces y el avión quedo casi completamente a oscuras.

Me puse encima una manta y me dispuse a dormir. Sin embargo cual no seria mi sorpresa cuando a los pocos minutos siento una mano que se desliza entre la manta y mis pantalones y se queda encima de mi pico, el cual empieza a acariciar suavemente por encima de este, junto a lo cual escucho que mi vecina me dice suavemente al oído " estoy segura que con esto dormirá mas relajadamente".

Demás esta decir que de inmediato sentí un relámpago de excitación y el pico se me empezó a parar. " Por favor continua", le dije mientras mi mano izquierda se introducía en su blusa buscando una teta hasta encontrar el pezón que empecé a frotar suavemente. Entre tanto, ella me abrió el pantalón y saco mi pico ya duro y empezó a correrme una suave paja. Yo estaba un tanto preocupado que alguien nos fuera a ver, pero en el avión reinaba el mas completo silencio y había, como ya dije, casi total oscuridad. Los pasajeros mas cercanos a nosotros parecían dormir profundamente, por lo que me despreocupe de ellos y puse todos mis sentidos en disfrutar de lo que hacia mi vecina.

Me bajo los pantalones casi hasta las rodillas y , levantando el brazo que divide los dos asientos, se acostó en mi falda. Sin dejar de pajearme introdujo el pico en su boca y empezó a chuparme lo, lenta, muy lentamente. Sentía como su lengua recorría mi glande y luego seguía por todo el miembro, mientras con una de sus manos me recorría los huevos y me acariciaba el ano.

Siguió chupnado mientras me revolvía un dedo en el ano, hasta que no pude resistir más y acabe fuertemente en su boca. No dejo de chupar ni por un momento y se trago todo el semen. A continuación, me dio las buenas noches y con una sonrisa – que me aprecio ver en las penumbras – me dio un beso.

A la mañana siguiente, tan solo nos dirigimos unas miradas de complicidad. Le pedí su dirección en Miami y ahora, cada vez que voy a esa ciudad, me paso unas horas culiando con esa deliciosa mujer. Eso será materia de una próxima narración.