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Historias Infantiles (1)

en Autosatisfacción

Me da mucho gusto poder escribir por primera vez en este sitio que muchas veces me han hecho correrme con las primeras líneas de sus mejores relatos.

Antes de www.todorelatos.com desconocía el impacto que puede tener sobre mi, y supongo que sobre muchos de ustedes en el morbo que la imaginación consigue, Las paginas de imágenes XXX han quedado en el pasado para mi y he dejado que la imaginación se convierta en el motor principal de mis mejores chaquetas.

Permítanme presentarme, desde mi primer incursión en la red, me he auto llamado loquillo, actualmente tengo 25 años y soy bisexual, he tenido la oportunidad de experimentar mi sexualidad en muchas y muy diversas formas y he encontrado en este sitio la oportunidad de contar con toda libertad mis experiencias, mis gustos y fantasías, se que más de un lector de las historias que a partir de hoy narraré se sentirá identificado en una ó en todas las situaciones, me gustaría interactuar con esas personas, enriquecernos con la libertad que este sitio permite.

Sin más preámbulo iniciaré con mi primer relato:

No sé realmente como se dio, pero de manera perversa, inexplicable empecé a sentir mi primera excitación , una pequeña comezón, dulce, imprevisible, alarmante a los 10 años, fue en noche de calor poco común en esta ciudad.

Desperté en la madrugada, en aquel entonces mi familia y yo nos acabábamos de mudar a lo que sería nuestra nueva casa, sin embargo por razones económicas fue una mudanza apresurada, con la casa a media construcción, el único cuarto habitable era una pequeña habitación de cuadratura perfecta en la que se improviso una recamara familiar y lo que sería después la sala, las demás habitaciones aun sin terminar estaban ocupados por el resto de los muebles.

En la oscuridad de una madrugada calurosa, desperté, mis hermanos en la litera, dormían cada quien en su cama, en ese entonces tenían 12 el mayor y 8 el más pequeño, mis padres dormían también a un lado mío en su cama matrimonial. Para mi se había improvisado una colchoneta en lo que terminábamos la mudanza. Así a ras de suelo descubrí el morbo.

El silencio era total, se escucho con claridad cuando retiré la cobija que me cubría, intenté reacomodarme pero era imposible el calor era muy fuerte, el sueño se desvaneció por completo. Llevaba puesto una pijama de dos piezas, blanca de franjas muy ligeras azules que la atravesaban de manera vertical, aunque de algodón muy fresco, el calor me hacia sudar así que desabroche botón por botón de la camisa que se pegaba a mi, sentí una ligera brisa en mi infantil pecho y eso me refresco un poco, eso hubiese bastado para saciar el calor lo suficiente para reconciliar el sueño, pero sin pensarlo con esa acción el morbo me invadió por primera vez, en ese entonces era un niño muy pudoroso y el saberme semidesnudo me excitó.

No faltó mucho para que a mi mente viniera la idea de desvestirme por completo, ¡por dios! El tan solo recordar esa sensación que me atravesó las entrañas en ese momento me excita de nuevo. Un cosquilleo recorrió mi cuerpo y mi calor interno era mucho más grande que el del ambiente.

Para mi sorpresa mi primera erección vino en ese justo momento. Mi pene infantil se abultaba en mi calzoncillo y pedía a gritos ser liberado, con mucho sigilo deslicé mi pantalón hacia abajo, mi calzoncito blanco brillaba ligeramente en la oscuridad y la calentura me incitaba a tomar mi bulto con mi mano.

Lo apreté ligeramente con mi mano sobre mi vientre, y el sentirlo tan duro, tan extrañamente largo sobre mi vientre me hizo estremecerme, claro es que en ese entonces no tenía idea de lo que era la masturbación y mucho menos de las técnicas que para ella se utilizan, solo me dejaba llevar por la sensación que me daba el presionarlo con mi mano. No tenía , y aun no tengo hasta la fecha la circuncisión, así que mi capullito estaba cubierto completamente por mi piel. El contacto de esa piel tan suave que lo cubría se sentía extraño.

Mi mano exploró con sorpresa las nuevas dimensiones y cada roce me excitaba más y más, mientras masajeaba con nuevo morbo mis testículos que apretados sentían explotar el escroto, baje de una vez y en un movimiento rápido mis calzoncitos por mis delgadas piernas.

El aire del ventilador directamente en mi pene me puso a 100, pero en esa primera noche de excitación no era suficiente, así que me coloqué boca abajo exponiendo mis nalguitas al aire, sin pensarlo empecé a moverme frotando mi pene contra la sabana, era una delicia.

El movimiento de cadera no se hizo esperar, mi pene se deslizaba ligeramente entre las sabanas produciendo un chasquido cada vez que retomaba la primera posición para una vez más volver a recorrer mi cuerpo, estrujándome y presionado con la fuerza de mis piernas y mi cóccix, apretando mis nalguitas para ejercer mas fuerza, mientras con mis manitas me sujetaba de la colchoneta. Empezaba a sudar con más fuerza y un liquido ligeramente viscoso y completamente traslucido me lubricaba por primera vez produciéndome más placer.

Un pequeño ruido me hizo detenerme, entre pena y remordimiento traté de cubrirme lo más que pude. Mi madre se levantó de su cama y paso a un lado mío con un paso muy tranquilo. El hecho de saberme desnudo me llenaba de morbo. Afortunadamente pasó de largo y se dirigió al baño.

Mi mente estaba revuelta entre muchos sentimientos encontrados, les recuerdo que a pesar de todo era un niño demasiado pudoroso.

No supe a que hora regreso mi madre a su cama, me quede dormido, con mi pene erecto y desnudo boca abajo.

Cuando desperté mi madre estaba a mi lado, era muy temprano y los demás aún no despertaban. Me miró con los ojos que solo una madre puede ofrecerle a su hijo y con una sonrisa inquieta me preguntó que si tenía yo mucho calor.

No me había dado cuenta pero la cobija estaba totalmente de lado y yo desnudo frente a mi madre. Cualquier indicio de excitación desapareció por la pena que la situación me provocaba.

Solo pude asentar con la cabeza, mi madre se acerco a mi y me dio un beso en la frente, yo me vestí enseguida. Mientras ella iniciaba sus labores matutinas yo intenté dormir de nuevo, pero en mi cabeza no salían las sensaciones apenas descubiertas por lo que mi pene volvió a tener una erección.

Acostado de lado, dándole la espalda a mi madre masaje nuevamente mi lancita con la precaución de no ser descubierto.

El mundo de la sexualidad se abrió ante mi ese día y nunca el mundo, mi entorno, volvieron a ser iguales, los juegos con mis primas hermanas iniciaron a tener otra dimensión, cuando podía y tratando de hacerlo ver como accidentes colocaba mi pene sobre sus nalguitas solo unos segundos, las rozaba con morbo, me excitaba imaginar que ellas hacían lo mismo que yo por las noches, así que cuando podía las imaginaba mientras me desnudaba en aquellas sesiones nocturnas. Pero eso es motivo de otra historia que les contaré más adelante, así como mi primer encuentro con una de ellas mientras jugábamos a la familia, ya saben, el papá y la mamá. Así también les contaré de mi pequeña vecina con la que me gustaba exhibirme y que alguna ocasión descubrí espiándome mientras me desnudaba y tocaba en nuevas situaciones.

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