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El jefe de mi esposa se la disfrutó

en Hetero: Infidelidad

EL JEFE DE MI ESPOSA SE LA DISFRUTO

Sara de veía radiante aquella noche. Su cabello castaño caía sobre su rostro haciéndola ver frívola e interesante. Su escote dejaba entrever el paraíso que para mi siempre había significado su busto, y su vestido apretado me hacía desearla con un desesperante morbo.

- Pero que es lo que quieres que te diga, que me acosté con él?

- No, simplemente quiero que me digas la verdad. Si lo hiciste dímelo, pero no me mientas – le dije-.

Yo estaba ansioso por oírle decir que no, que era mentira lo que me había dicho mi amigo Rafael, y que en ese viaje "de negocios" junto a Raúl, su jefe, no había pasado nada entre ellos dos.

- Mira mi amor, yo nunca te he negado que mi jefe me gusta, siempre me ha gustado, pero una cosa es que me sienta atraída por el, y otra muy distinta que me este acostando con el. Si no me crees, allá tu. No se porque Rafael te diría eso, pero si mi jefe le dijo a Rafael que me había "gozado" tal vez sea porque había disfrutado de mi compañía durante el viaje.

- No Sara! – respondí -. Rafael me lo dijo muy claro... Tu jefe le dijo "A Sara me la gocé en el viaje, y esta muy rica!!!"

- Por Dios Gabo, deja ya de fastidiar con eso – me respondió – No tuve nada con el, y no quiero hablar más al respecto.

Que podía hacer?... Creerle. A pesar de que Rafael es un tipo serio y no tendría porque mentir al respecto, yo no tenía pruebas de nada... solo me quedaba creerle a mi mujer y dejar las cosas así.

Raúl, el jefe de Sara es un tipo alto, bastante atractivo, tiene fama de mujeriego y vividor, es soltero, sin hijos, y con una cuenta bancaria bastante llamativa. Yo siempre temí que el tipo se pasara con Sara, sobre todo porque desde que ella entró a su empresa ella me habló de él con admiración, casi con fascinación.

El día que Sara mencionó el viaje a Cartagena lo primero que le pregunté fue quién más iría, aparte de el y ella. Me dijo que nadie más, pero que no me preocupara, que me quedara tranquilo porque nada pasaría. Pero mis temores se acentuaron cuando la llevé al aeropuerto el día del viaje, y Raúl me estrecho la mano antes de que abordaran el avión, y guiñándome el ojo me dijo "Gabriel, gracias por dejarla ir... no te preocupes que yo te la devuelvo bien atendida". Ese "bien atendida" me sonó muy mal... y me quede mirándolos irse hacia el avión sin poder hacer nada para impedir que se fueran.

El viaje duró cuatro días, que serían más que suficientes para que algo pasara entre ellos. Incluso pensé llegarles de sorpresa y "pillarlos", pero mi trabajo me lo impidió.

Cuando Sara regresó del viaje estaba rendida, así que se acostó sin mencionar palabra acerca de lo sucedido en Cartagena; al otro día me dijo que todo había ido bien, que les habían resultado unos negocios y que tal vez tendrían que volver en unas dos semanas para concretar algunos detalles.

- "Paso algo entre ustedes?" – le pregunté- y ella me miró con cara de cómo se te ocurre, y me dijo que no empezara con mis celos.

Sin embargo, dos días después hable con Rafael, quien es un viejo amigo que también trabaja en esa empresa, es prácticamente el brazo derecho del jefe de mi esposa. Me dijo "Hermano, te voy a contar una cosa pero muy entre nos, porque si abres la boca me puedo ir quedando sin puesto; Raúl me dijo anoche, en medio de unos tragos que nos estábamos tomando, que en el viaje que hizo con tu esposa se la "había gozado", y que estaba muy rica... y cuando le pregunté que si se la había comido como que cayó en cuenta de que tu y yo somos amigos y no me quiso decir nada más.. me cambió el tema".

Yo me quedé de una pieza, me sentí el mayor cornudo de la historia, y aunque le prometí que no le diría nada a Sara para mi fue inevitable.

Como dije, ahora que Sara lo negaba todo no me quedaba otra que creerle, e imaginar que Raúl solo quería alardear diciendo algo que no es cierto.

Sin embargo, amigo(a) lector(a) empecé a aclarar mis dudas cuando una semana después me encontraba en la sala revisando unos papeles y sonó el teléfono. Sara se encontraba en la habitación mirando la tele y ambos contestamos al tiempo.

-"Alo.." – dijo ella.

- "Sara?" (Era la voz de Raúl)

- "Si, hola" – dijo bajando la voz-

- "Está tu marido en casa?"

- "Si"

- "Mejor colgamos?"

- "Espera miro que está haciendo" – le dijo ella.

Enseguida colgué y me hice el que estaba concentrado en mis papeles. Cuando ella se asomó me dijo "Que haces" - "Aquí revisando cuentas... Quien era?". - "Número equivocado" -me contestó- y regresó al cuarto. Descolgué de nuevo y tapando la bocina me dedique a escucharlos.

- Alo – volvió a decir en tono bajo.

- Hola, como estas?"

- Bien, viendo TV

- Te extraño

- Yo también – le dijo ella-.

- Tu marido?

- Embolatado con papeles

- Solo quería decirte que me haces falta, que no dejo de pensarte

- Yo igual

- Te deseo tanto... quiero tenerte aquí para hacerte el amor... Quiero besarte, chuparte, hacerte mujer de nuevo.

- Hum, yo también te deseo... Mañana nos vemos en la oficina....

- Ok, chao mi putica!

- Chao mi macho!

Colgué con el alma en las manos... me sentía como cualquier hombre que ame a su esposa y se entere de que ha sido de otro, de que otro la ha disfrutado a sus anchas. Que iba a hacer?, dejarla?, perdonarla?, ella sonó muy cariñosa... le dijo "mi macho", no era yo lo suficientemente macho para ella?, estaba confundido, rabioso, asustado, era el peor día de mi vida.

No se por que... no tengo idea que me llevó a hacerlo, pero me metí al cuanto de huéspedes, me bajé los pantalones y me puse a hacerme la paja. Mis pensamientos volaban y me imaginaba a mi linda esposa clavada hasta el fondo por Raúl. Mi erección no podía ser mayor mientras la imaginaba gimiendo, cogiéndolo por las nalgas y hundiéndose su verga dentro de si. Imaginaba el musculoso cuerpo de Raúl poseyéndola, y a ella disfrutando de una infidelidad que tal vez siempre deseó.

Fue en ese momento que Sara entró en la habitación... me di cuenta de que en medio de mi desesperación no había puesto el cerrojo, y ella pudo verme con los pantalones abajo, sentado en la cama con mi verga en la mano.

"Que haces" – me dijo sorprendida-

"Nada" le dije subiéndome los pantalones

"Te estabas masturbando?... Por que?...

"Pues si... tu nunca lo haces? – fue lo que atiné a decirle-

"Pues no, para darme placer te tengo a ti Gabriel... "

Salí del cuarto y entré al baño, me lavé la cara y salí de nuevo. Decidí confrontarla, decirle que lo sabía, pedirle una explicación.

Cuando le dije que había escuchado la conversación se puso roja y comenzó a llorar. "Me vas a dejar?" – me preguntó-. "Sabes que no... solo quiero que me digas toda la verdad... TODA!!!" – le dije.

Después de tranquilizarla y aclararle que no la iba dejar... después de todo era mi esposa, la mujer que amo y que amaré por siempre, ella accedió a contármelo todo tal y como sucedió y sin omitir detalles.

Me dijo que durante el vuelo Raúl no había hecho otra cosa que decirle lo mucho que le gustaba, que hacía mucho quería tener algo con ella, que lo volvía loco y cosas por el estilo. Sara no negó que se sintió halagada, y al decirle que a ella también le atraía el, este empezó a convencerla de tener "una aventura". Le dijo que solo le bastaba con verla desnuda, ya que sus piernas y su trasero debían ser sencillamente espectaculares. El maldito no se equivocaba. Sara tiene un cuerpo realmente envidiable, al punto que en varias ocasiones ha modelado – como hobbie – ropa interior para dama en catálogos de revista. Su culo es perfecto, sin estrías, apretadito y levantado, y sus piernas son largas y bien formadas. Además tiene unas tetas espectaculares, con pezones oscuros, muy sensibles que se ponen erectos con el solo roce de mis dedos.

Al llegar a Cartagena Raúl pidió un solo cuarto para hospedarse en el hotel. Ella intentó negarse pero el le dijo que no pasaría nada entre ellos si ella no lo deseaba... que se relajara y aceptara, ya que al fin y al cabo ahorrarían dinero extra.

Los días transcurrieron normalmente, Raúl había respetado a Sara evitando dormir junto a ella ya que usaba un sofá bastante amplio y cómodo.

Sin embargo, la última noche de viaje, al regresar al hotel después de haber trabajado todo el día Raúl y Sara hablaron largo rato tomándose unas copas, después de haber entrado en más confianza este le dijo que solo le pedía que lo dejara verla desnuda. Sara me dijo que se negó, pero que el insistió tanto que, después de hacerle prometer que sería eso y nada más, ella accedió.

Sara se quitó la ropa (un conjunto negro ceñido al cuerpo) frente a sus ojos mientras que el se sacaba la verga y se la masajeaba, así que Sara pudo observar su instrumento mientras le hacía el streptease.

En este punto yo me saqué mi verga y empecé a masturbarme mientras ella me contaba. Sara me miró extrañada... "Te excita lo que te digo?". – "Si – le dije – me excita mucho..."

No se porque me estaba excitando de nuevo, tal vez el morbo que envolvía la situación, o tal vez la imagen mental que producían sus palabras... ahora quería saberlo todo, absolutamente todo, aunque sabía que me lastimaría conocer los detalles.

A Sara parecía no disgustarle mi reacción, al contrario, vi morbo en su cara cuando me observó jalándome la pija mientras ella me hablaba. Continuó diciéndome que se quito toda la ropa, y que notó como Raúl estaba extasiado observándola, lo cual comenzó a excitarla. Decidió juguetear con su vulva frente a el, y luego introdujo uno de sus dedos en su rajita para sacarlo mojadito de sus fluidos.

Raúl le dijo "Déjame chuparte el dedo", a lo que ella accedió metiéndoselo en la boca. El lo chupó bebiendo y gimiendo roncamente. Sara decidió acabar el juego en ese momento, pero el la tomó por los brazos y la agachó contra su voluntad. "No pude hacer nada – me dijo – en menos de un segundo tenía su verga metida en mi boca Gabriel, mi jefe me agarró del cabello y empezó con el sube y baja a mi cabeza"

"Se la mamaste?" – pregunté.

"Si mi amor, no lo pude evitar, se la chupé mucho... mejor no te cuento más Gabo, dejemos así... te puedo hacer daño contándote lo demás"

"Sígueme contando amor, como la tenía? – le pregunté acelerando mi pajazo – era grande?"

"Si, grande y cabezona"

"Más grande que la mía, amor?"

"Si, no te ofendas, pero la tiene grandota, no me cabía completa en la boca"

"En que pensabas mientras lo hacías"

Sara dudo en contestar...

"Dime, no importa lo que sea que hayas pensado, dime la verdad"

"Pensaba que la quería adentro de mi... La forma como me estaba violentando me excitó mucho y quería que el me acostara y ... y que me clavara"

"Que pasó luego?" – le dije.

"No más, dejémoslo ahí, si?"

"Vamos amor, cuéntamelo todo, me excita saberlo Sara, por favor, que más pasó?

"...De verdad quieres oírlo?..."

"Si, por favor..."

"Mientras que yo me le comía su verga el me acariciaba los senos, me los pellizcaba hasta hacerme daño, me decía perra, zorra, puta, y yo me calentaba más y más... Después de un rato me dijo que le chupara los huevos, y lo hice sin dejar de masturbarlo con las manos. Oh, esa verga es para morirse mi amor. Su olor a macho me volvía loca, así que seguí alternando la mamada entre los huevos y su pene."

Yo estaba que me venía con su relato... me imaginaba al maldito de Raúl retorciéndose de gusto, observando a mi mujercita haciendo todo cuanto el quería. Deje de jalarme mi pija para evitar eyacular, y continué escuchándola.

..."De pronto Raúl me tomó de la mano y levantó con fuerza diciéndome: "Quieres que te la meta?, la quieres adentro?", le dije que no, que dejáramos así, aunque por dentro si lo deseaba amor... El me dijo "Ahora vas a ver mi putica como te voy a comer todita... Vas a terminar pidiendo más Sarita...", me acostó en la cama y trató de abrirme las piernas... Yo sabía que la clavada era inminente pero me rehusaba... no se por qué, pero quería que lo hiciera a la fuerza... Sus fuertes brazos lograron abrirme por completo, me puso su verga entre las piernas y me lo metió hasta el fondo de un solo empujón... Yo grité, pero a la vez lo envolví con mis piernas y me dediqué a sentir aquel palo grandote y fuerte dentro de mi"

Sara comenzó a masturbarse por encima de la bata que tenía puesta mientras decía esto. "Dejame verte la cuca que tu jefe se comió" – le pedí-.

Ella obedeció, se subió la bata, corrió sus panties y empezó a sobarse la cuquita con sus dedos mientras siguió diciendo: "Gabriel, te acuerdas cuando te decía que el tamaño del pene no importa?... pues déjame decirte que si importa, porque ese malparido me culió como tu nunca podrás... perdóname lo que te digo mi vida, pero es cierto... esa verga me llegaba tan adentro que me parecía que me iba a partir en dos, fue increíble... cada vez que entraba en mí sentía a un verdadero macho. Empecé a chuparle las tetillas, que me quedaban justo frente a mi boca, me abracé a él con brazos y piernas permitiéndole comerme como quisiera... lo dejé que me gozara mi amor, que me abusara como se le diera la gana, porque tenía la verga más parada y deliciosa que mujer alguna pudiera desear..."

"Le decías algo?, o el a ti?"

"Si, yo le decía "Clávame mi macho, dame duro, culéame fuerte papito, hazme tuya, méteme la vergota que tienes, que ricooooo, quiero que me culees hasta que me muera".

Sara seguía masturbándose; cerrando los ojos se transportaba a ese momento y parecía en trance narrando lo sucedido. Yo por supuesto continué pajeándome sin dejar de observar esa cuevita por donde aquel macho había mancillado mi propia hombría. Sara estaba empapada de solo recordarlo todo.

"Mientras tanto el sonreía y me decía: Te lo dije, ibas a terminar pidiéndome más verga... goza puta... gózate mi verga... apuesto que es más grande que la de tu maridito... ese guevón no llegará ni a los 12 cms.... Yo le contestaba que no, que la tuya no era ni la mitad de grande y que ojalá me dieras permiso para que el me comiera cada vez que quisiera... perdona Gabo, pero eso le dije..."

"Puta – le dije sintiendo que me iba a venir – sígueme contando descarada"

"Si, soy una descarada porque lo dejé que me "gozara", como se lo dijo a Rafael, me gozó... y yo gocé como una cerda, como una puta vagabunda... y me gustó mucho sabes amor?... me encantó que me culeara, me fascino como me comió la chocha con su vergotota grande... Hummm..... Cuando me vine pensé que el orgasmo no terminaría... su verga estimulaba mi clítoris al entrar, y al salir me jodía la parte anterior de mi vaginita... así que me vine Gabo, me vine delicioso ... Hummmm como me vine...no te imaginas como me lo hizo gozar ese maldito machote.... En ese momento hubiera podido entrar el Papa en persona y yo no hubiera podido parar..."

Yo no aguanté más y comencé a botar chorros de semen sobre la cama... eyaculé escuchando como Raúl la hizo gozar... Sentí envidia y celos mezclados con un orgasmo delicioso.

Sara me vió, y continuó; "Cuando terminé de venirme en los brazos de Raúl, el sacó su vergota de mi y me la puso en la cara... "Me vengoooooo" – dijo- y me llenó la cara con su semen... no se porque la sacó para venirse, pero de ese pene salían chorros y más chorros de espeso semen, que me caían por todos lados, me inundaron el cabello y la cara hasta caer en mis tetas... y ese olor a macho que aún me parece sentir..."

"Pero ahí no acabó todo, Raúl se recuperó instantáneamente... no como tu que necesitas como de media hora... enseguida me puso en cuatro, y así a lo perrito me la metió de nuevo, pero esta vez por mi culito papi... al comienzo me dolió mucho, pero me fui adaptando poco a poco hasta que me entró casi toda en mi culito... me sobaba las tetas y me lo empujaba suavemente mientras que yo le acariciaba los huevos... Uff, como me entraba por aquí (y se metía un dedito en el culo)... me entraba hondo... rico... es todo un macho ese pendejo... es un verdadero machote"

"Se te vino de nuevo?" – le pregunté tontamente.

"Claro que se me vino otra vez, luego de unos seis minutos de estarme dando por detrás... pero esta vez no la sacó, sino que me inundó el culito con su lechita mientras que hacía como un cerdo en celo... Cuando me la sacó yo tenía mi agujerito empapado de esperma, y tu tenías tus cuernos bien puestazos en la frente mi vida. Te acuerdas que tu me llamaste esa noche?, pues fue justo en ese momento Gabo, el teléfono timbró justo cuando acabamos de pichar, y yo contesté y te dije que estaba bien, que Raúl se había comportado muy bien con migo y que regresaríamos al otro día temprano. Mientras tu me ofrecías ir por mi al aeropuerto, Raúl me estaba abriendo mi culo para deleitarse al ver como salía su semen de mi agujerito. Yo seguía excitada y cuando colgué diciéndote que no te preocuparas, que no te había sido infiel y que nunca lo sería, se la volví a chupar mi amor, le lamí otra vez la verga para limpiársela bien, hasta dejársela erecta de nuevo y brillante con mi saliva.

Cuando Sara dijo esto me le fui directo a su cuca, besándola y chupándola con violencia...

"Eso Gabo, chúpame lo usado... cómete la cuquita que fue de otro macho... úntate de macho, úntate de verga de otro... Gózatela cabrón cornudo, ...chupame el culo también, eres un cornudo contento, jaja, eres una gueva perro lambón... no sabes como me gusta que me la chupes después de que otro se la comió todita... Hummm"

Seguí lamiéndole la cuca y el culo, hasta que se vino como la puta que es, agarrándome la cabeza y untándome de sus fluidos por toda la cara "Ahhhhhh – hacía – que rico papiiiiiii, como extraño esa verga de mi jefecito"

Ahora, mientras escribo este relato, Sara está tomando una ducha, tal vez pensando en lo cornudo que soy. Hemos hablado y me ha dicho que piensa renunciar a su trabajo, pero que no sabe si renunciará a seguirse viendo con Raúl. Ahora sabe que disfruto de su infidelidad, ahora sabe que aunque no le haya dado un permiso expreso para acostarse con Raúl, o con cualquiera que se le ocurra, ella podrá seguirlo haciendo sin que yo me atreva a dejarla. Mi mente aún no sale de su asombro, pero mis cuernos son un hecho irrefutable, y ya no puedo hacer nada al respecto.

Timbra el teléfono... no me extrañaría que fuera Raúl, buscando nuevamente escuchar la voz de su amante... mi propia esposa... su puta de turno.

Espero les haya gustado. Espero sus comentarios: calosgouzy@hotmail.com