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El estudio juridico (03: Un día de trabajo)

en Grandes Relatos

Al rato comencé a sentirme débil, no me dormí, pero sentí soñolencia, mi vista se nublo, y perdí por un instante la noción de lo que ocurría a mí alrededor. Estaba exhausto, no podía luchar contra ellas.

Me desataron y me llevaron al baño de damas, donde había estado unas horas antes, en el piso ya no quedaba nadie, estábamos nosotros cuatro nada más. Una vez allí, me bajaron los pantys, me desnudaron y comenzaron a depilarme, yo no me resistí, afeitaron mis piernas, incluso mi entrepierna, dejándola como la de un prepuber. Cuando terminaron no quedo un rastro de vello en mis piernas, yo no me queje, apenas si entendía lo que estaban haciendo. Pensaba para mis adentros que no tenían derecho a hacer lo que estaban haciendo, pero aun así no dije nada. Luego de terminada la faena al fin me desmaye y las luces se apagaron.

No sé cuantas horas habré estado dormido, estaba desorientado, pero cuando desperté ya no estaba en la oficina, estaba en una sala enorme, con piso de madera, techos altos y muros de piedra, daba la sensación de ser la mazmorra de un castillo de película, en el centro de la habitación, atado desnudo en una camilla de ginecólogo, boca abajo, inclinado con la cabeza hacia abajo y las piernas abiertas y extendidas hacia arriba. Al lado mío Zara, quien vestía un saco de tela, color negro, sin camisa ni sostén, y que dejaba ver parte de sus senos, por primera vez lograba ver algo mas que sus pies. Pantalón de vestir y unos zapatos blancos de quince centímetros de tacón, anchos y abiertos por adelante que dejaban ver los dedos de sus pies.

"Dónde estoy?" Pregunte cuando al fin me despabile

"En mi mansión" Fue la escueta respuesta que obtuve.

Estábamos solos, Katia y Eugenia no estaban, eso de algún modo me reconfortaba.

El aspecto de aquel lugar era algo tenebroso, y mi situación no ayudaba, yo estaba intranquilo, no sabia que iba a pasar, o que podía llegar a hacer Zara.

"Esperame acá, ahora vuelvo bebe." Me dijo en un momento y salió de la habitación, por unos minutos me dejo solo.

Haciendo un tremendo esfuerzo pude mirar para atrás, pero solo se veían mis piernas.

El contacto con el cuero de la camilla resultaba agradable a la piel, forcejee un rato, pero era inútil, estaba atado y asegurado, mis brazos estaban atados a ambos costados, solo tenia libre la boca. De pronto y súbitamente los pasos ruidosos de mi anfitriona me hicieron volver a la realidad.

"Listo.. ya podemos empezar" Dijo alegremente Zara

"Esto te va a gustar.. a ver.. lo reconoces?" Dicho lo cual paso por delante de mi cara un tremendo consolador de correas, de esos que se usan en la cintura.

Yo abrí los ojos aterrado.. era enorme, y bastante grueso.

"Mmmmm..... vas a ver que te vas a hacer adicto a esto, te va a encantar"

"Nnno.. por favor.. Zara.. eso no...." Intente suplicar, pero todo lo que logre fue unos fustigazos en mi cola..

"NO SOY ZARA, PUTA ESTUPIDA...SOY TU AMA"

"Por favor ama..." En la desesperación no me importo llamarla así

"No tengas miedo... no te va a doler..." Dijo, con un tono de voz tranquilizador

"Esto depende de vos, abrí la boca y empeza a chuparla" Se lo ato a la cintura y me lo empezó a restregar por la boca. Yo me negaba, giraba mi cabeza, y mantenía la boca cerrada.

"PUTA ESTUPIDA.. es peor para vos, no voy a usar vaselina.. así que si no abrís la boca ahora lo vas a lamentar después"

Estaba atrapado.. no tenia mas remedio..

"Además tarde o temprano vas a tener que aprender a chupar.. ya le vas a tomar el gusto" Nuevamente me presento el falo de plástico, espléndido e imponente frente a mí.

Primero di unos tímidos lengüetazos, no quería mostrarme demasiado entusiasmado con la faena.

"Vamos.. no seas tímida... sentile el gusto.. como una mujercita..." Zara me animaba

Trate de ponerle algo mas de empeño, aun a pesar de mi repugnancia, sabia que si la hacia enojar mi ano lo lamentaría.. tenia que cuidarme.

"Por favor.. ama.. no quiero mas" Dije

"Claro que no.. sos una puta y te gusta esto.. admitilo"

"Ama.. por favor.. perdóneme" Imploraba

"Chupala.. es por tu bien" "Te doy la oportunidad, no me hagas enojar"

No tenia mas remedio, y aun a pesar de mi repugnancia me metí de una vez aquel palo, casi me ahogo en el intento, pero eso la calmo. Cuando lo saco de mi boca sus ojos brillaban. Comencé a chuparlo con fruición, necesitaba humedecerlo bien, de solo pensar que en instantes aquel miembro estaría dentro de mí me daba fuerzas para vencer el asco y la humillación que me provocaba, y sobar como si me estuvieran pagando por ello.

"Mmmmm.. que feliz vas a hacer a los hombres " Comento Zara

"Que lengua experta" En verdad el miedo me daba habilidad para una tarea que jamás había realizado antes.

"Ahora ya estas listo..." Imaginaba lo peor

"NO POR FAVOR!" Grite "No ama, te lo suplico, me va a doler!"

"Para nada... Eugenia es muy delicada" Zara rió

"Eugenia"?

De pronto y sin previo aviso apareció Eugenia en la habitación, vestía una bata rosada medias blancas con porta ligas y zapatos blancos, lucia espléndida, de solo verla mi palo se levanto, y entonces ella se abrió la bata, dejando ver un magnifico ejemplar de tetas, redondas jugosas, muy apetecibles... y una tremenda pija, la maldita tenia una verga mas grande que la mía.

"NO.. no puede ser..." "Por favor..no".

Cerré fuerte los ojos, esperando lo peor.. sabia que no tenia salvación. Esperaba las embestidas furiosas y dolorosas de Eugenia, pero no llegaban. abrí los ojos y mire para atrás, poso su verga en la puerta de entrada trasera y empezó a mover en círculos su órgano, a veces lo acercaba casi tratando de entrar.. y de repente lo alejaba.

De pronto acerco su lengua y comenzó a chupar mi culo, metía su lengua y sobaba.

"Aahhhhhmmm... ayyyyyy"

Quería excitarme, quería que se lo pidiera. Mi rabo parado.. comenzó a echar liquido seminal. Se podía ver una pequeña mancha blanca en contraste con lo negro del cuero delatándome.

Mientras tanto y con dulzura seguía masajeando mi ano con su pija. Zara estaba expectante.

Estaba al palo, tanta suavidad me estaba matando. Quería que todo terminara, que me penetrara y al fin todo acabara, pero ella se resistía, lo hacia durar.

Durante media hora (o quizás más..) jugo con mi ano, metiendo un dedo, la lengua, o la cabeza de su pija. Lo incomodo de mi postura hacia que me dolieran las piernas, pero no me queje, no quería darle la satisfacción, no estaba deseoso de ser penetrado, pero lo esperaba.. miraba a Zara con ojos de mártir, esperando que le diera la orden a mi violadora.

"Por favor.. Eugenia... basta..." Rogué

Otra vez estaba al borde del orgasmo.. lo sentía venir, quería evitarlo, pero era mas fuerte que yo, toda la tensión sexual en mi ano y la situación hicieron que explotara... al final mis jugos se derramaron sobre el cuero negro de mi prisión. Estaba avergonzado, mis mejillas se pusieron coloradas.

Zara se deleitaba.. mientras tanto se frotaba su miembro falso y simulaba una masturbación masculina. Me miraba directamente a los ojos.

"Eugenia... metemela... por favor" No tenia más opción que pedirlo, sabia que sino la tortura jamás acabaría.. Mis piernas estaban agotadas como si hubiese corrido un maratón.

"Que pasa.. no eras machito?" Dijo Zara pellizcándome uno de mis cachetes

Inmediatamente sentí un calor en mi ano y una sensación de estar lleno.. todo el masaje previo había preparado el terreno.. su verga entro con cierta facilidad, comenzó a bombear, primero despacio y luego más rápido, podía oír sus gemidos.

"AAAAAAAAAAhhhhhhhhhhaaaaaaaaaa......mmmmmppppffffff......." No pude seguir gritando, Zara se acerco a mi e introdujo el consolador en mi boca, mientras Eugenia trabajaba mi culo Zara me obligo a seguir chupando su aparato. La situación era muy humillante, ambas mujeres me estaban violando, era su juguete.

Aceleraba la marcha y sin previo aviso la hacia más lenta, estaba tratando de durar el mayor tiempo posible. Por un momento sus embestidas hacían que me moviera en la camilla, y luego cambiaba la marcha hasta casi detenerla. El dolor era insoportable, lo único que me ayudaba era mi estado de semi inconciencia ante tanto sufrimiento.

No llegue a desmayarme, pero mi mente no podía ni pensar, solo recuerdo que Eugenia eyaculo mas de una vez dentro de mí, al tiempo que mi miembro actuaba por su cuenta, parado rojo y chorreante de liquido parecía disfrutar lo que yo no.

No puedo decir cuanto duro aquella sesión de sexo. Pero me dejo agotado

"Ahora estas más tranquila?, tal vez era lo que necesitabas.. un buen palo.."

No conteste, casi no tenia voz.. y me ardía demasiado mi parte de atrás como para arriesgarme a hacerlas enojar.

sentía como el sucio semen de Eugenia chorreaba por el comienzo de mis muslos.. me pareció repugnante. Zara se acerco a mi, yo baje la vista, no quería mirarla a los ojos, sentí vergüenza que me viera en esa situación. Ella no dijo nada, pero le agrado mi reacción

"Bueno bebe.. ahora que ya te inauguramos empieza tu viaje de auto descubrimiento. De ser un hombre hasta convertirte en algo mucho mejor, y más divertido: una geisha"

Dicho lo cual me guiño un ojo y se retiro del calabozo. Cuando me di vuelta vi a Eugenia irse con ella. Pensé que me dejarían el resto de la noche solo y atado, pero no fue así.

Unos minutos mas tarde entraron un par de mujeres, alguien me dio un nuevo pinchazo, y me desataron, luego de eso todo se volvió negro y me desvanecí.

 

No sé cuantas horas habré dormido, pero cuando volví a abrir los ojos aun era de noche, así que supuse que habría dormido al menos todo un dia. Por la alta ventana del cuarto entraba la luz de la luna, proyectando su sombra sobre el parquet del suelo.

Estaba desnudo en una cómoda cama con sabanas de seda. El cuerpo me dolía, sentía la cabeza pesada, pero el descanso me había hecho bien. El ano aun me ardía, y el semen se había secado, dejando rastros en mis nalgas, era molesto, pues además hacia que me picara.

Mi habitación era amplia, pisos de madera, una amplia ventana con cortinas de una tela color azul y un enorme armario de madera, diría que roble al pie de mi cama. Sin duda seguía estando en la mansión de Zara, quizás era el cuarto de invitados. Por el momento no me interesaba saber sobre el cuarto sino sobre los planes de mi empleadora.

De pronto oí el ruido de una llave y el chirriar de la puerta de mi habitación dando paso a Zara, al entrar no sé porque me puse de pie. Se veía espectacular. vestía un traje formal, pero no de tela sino de vinilo negro. Saco y pollera. Las piernas sin medias y terminadas en unos zapatos negros de taco alto. Fusta en mano.

Al entrar me lanzo una mirada que echaba fuego. El verla me hizo sentir pánico.

"Bueno Daniela ya es hora de que empieces a trabajar." Dicho lo cual se acerco al armario y lo abrió. Pude ver que estaba dividido en dos secciones.. sobre la barra metálica colgaban de un lado trajes formales y vestidos, del otro lado solo se veían uniformes de todo tipo, como los que usan las bailarinas de strip tease. Zara me los fue mostrando uno a uno, gozando con cada gesto que yo hacia al verlos..

No dije nada, pero realmente no entendía a donde quería llegar.

"Zara.. no.. entiendo.." sentía miedo al preguntar.

"No esta muy claro?" "De ahora en mas serás Daniela. Una empleada eficiente y discreta en la oficina, y una zorra en su vida privada.. y yo te voy a ayudar a serlo"

"NO!" me opuse con firmeza

Zara se acerco a mi mirándome fijo y con ojos duros, no pude defenderme cuando un certero puntinazo me impacto en los genitales. Mi dolor fue terrible, cai en el piso como una bolsa de papas, indefenso.

"así que vas a rebelarte"? "No lo creo.. no sos lo suficientemente hombre"

Sus palabras me dolían casi tanto como sus golpes, esa mujer realmente sabia como lastimarme. Intentaba levantarme y llegar hasta la puerta, pero ella tenia las de ganar, llego antes y la cerro con fuerza. Cerro con llave y la metió dentro del bolsillo de su saco. parecía que se iba a quedar conmigo. No lograba pararme, me arrastre hasta la cama y pude apoyarme en el colchón, ella me miraba como un gato que tiene a su presa, y juega con ella antes de comérsela.

"Que pasa mi machito.. te pega una mujer y no te defendes..." "O ES QUE TE GUSTA QUE TE PEGUEN"

No tenia aliento para responder.. la Dra. Fridel me ayudo a ponerme de pie, me miro un instante y luego con un certero rodillazo en mi entrepierna me tendió en el piso una vez más. Mi cuerpo cayendo contra el piso de madera hizo un ruido sordo, hueco.

Esa mujer dominante me estaba apaleando. Me iba a pegar hasta que quebrara mi resistencia.

Po.. por favor Zara..

ESTUPIDA! En la oficina soy la Dra. Fridel, y acá en el calabozo soy tu ama NADA DE ZARA. Su tono era terrible.

"Perdón..." volvió a patearme.. COMO?

"Perdón ama"

"Ahora voy a explicarte como va a ser tu vida por los próximos 9 meses.. y mas vale que lo entiendas porque no lo voy a repetir, y si haces algo mal serás castiga, entendido Daniela?"

"Si ama" Me había derrotado, no quería mas palizas

"Mientras estés en mi poder aprenderás todos los secretos del mundo femenino.. a ser, comportarte, actuar y pensar como una mujer. De nueve a cinco serás la secretaria de la Dra. Fridel, usaras trajes formales y vestirás ropas adecuadas para el trabajo de la oficina. Fuera de la oficina serás mi asistente personal, estarás alojada en mi mansión y deberás servirme. serás mi mucama, empleada domestica y juguete sexual cuando tenga deseos.

A cambio de tus servicios no cobraras un sueldo, aunque jamás te faltara nada. Sino que serás educada como corresponde, aprenderás a maquillarte, a embellecerte, a obedecer a tus superiores, a tocar un instrumento a tu elección, tendrás una educación formal y aprenderás a complacer a hombres y mujeres. Luego cuando termines tu educación te venderé. Eso cubrirá los gastos de tu aprendizaje.

"Si ama.." Baje la cabeza.. solo tenia deseos de llorar. Zara se acerco hasta mí.. su sonrisa sarcástica me hirió.

Zara llego hasta la puerta, saco la llave y la abrió...

".Y ahora perrita a dormir que mañana tenes que ir a la oficina conmigo a trabajar" Dicho lo cual cerro la puerta. Pude escuchar los pasos de la dama alejándose por el corredor.

Cuando estuve seguro que Zara se había alejado y no escuche mas ruidos me acerque al placard, lo investigue un poco mas en detalle. Trajes, minifaldas, vestidos de noche. Contrastando con la sobriedad y elegancia de la vestimenta de trabajo vi ropa provocativa y disfraces. Abajo había zapatos.. además de los correspondientes a los de los disfraces había muchos otros. Rojos, negros, grises, azules.. de diferentes modelos.

abrí uno de los cajones y encontré ropa interior femenina, bombachas, corpiños. El resto de la noche la pase revisando todo el vestuario que me habían asignado.. era horrible reconocerlo pero me sentía excitado al verlo.

Cuando el sol comenzaba a colarse por la alta ventana de la habitación la puerta se abrió, sobresaltado mire hacia la entrada.. Eugenia y Zara entraron.

"De pie esclava!" Rugió Katia.. Su gesto era duro e imponente.. Como movido por un resorte me puse de pie.

Katia me hizo una seña para que la siguiera, salimos fuera de la habitación, dos pasos hacia la derecha estaba el baño.

"Tenes diez minutos para bañarte con agua fría" "Después de eso te voy a ayudar a vestirte"

Una vez dentro de la ducha termine de despejarme.. me preguntaba como seria el castillo de Zara por fuera, esa mujer viviría sola o con Eugenia y Katia, cuanto pagaría la Dra. de impuestos por una casa tan grande. En esas meditaciones estaba cuando se corto la ducha.. aun estaba enjabonado. Estas mujeres hablaban en serio. Salí tiritando de frió, con la toalla sobre la cintura.. Katia se rió fuertemente y me pego un terrible cachetazo..

"Que pasa puta.. no tenes un poco de dignidad?" "Te gusta andar mostrando las tetas"?

Yo no entendí. volvió a golpearme

"VAMOS! CUBRITE EL PECHO!"

No me quedo mas remedio.. intente hacerlo, pero se me cayo la toalla.. Katia Me miro duramente, tomo la toalla y me la coloco.

Fui a mi habitación. Sobre mi cama había un consolador color rosa.

Mire a Katia..

"No Katia..por favor.. "

"Te voy a ayudar a ponértelo" Dicho lo cual hizo que me agachara, apoyando mis manos sobre la cama. Lo introdujo de un solo golpe. Evite soltar un grito, pero mi cuerpo se estremeció.

"Y ahora voy a ayudarte a elegir ropa zorrita.."

Fue hasta el guardarropa y eligió un pulóver negro una pollera larga color azul. Luego abrió el tercer cajón de la derecha y saco una bombacha negra de encaje, además saco un corpiño negro con relleno de látex . Cerro el cajón y abrió el que estaba abajo. Eligio unas pantymedias negras.

Me acerco la ropa y me ordeno que me vistiera. La bombacha me causo algún problema.. era pequeña, y se me clavaba en la cola, empujando el consolador. Luego me puso el corpiño, el tacto del látex con mi piel se sentía extraño. Katia me ayudo con las pantymedias.

"Sentate en la cama" El maldito aparato se me clavo mas profundo.. mi pene reacciono.

Me enseño a ponerme las medias

"Si se te rompen lo vas a lamentar" Intente hacerlo delicadamente.. primero mi pierna derecha, luego enrolle la pierna izquierda y fui desenrollando la tela a medida que subía por mi pierna., al terminar la estire tocando delicadamente el nylon. Realmente me sentía muy sexy. Mi pene estrujado por la bombacha y la tela intento pararse pero no lo logro.

Me puse unos zapatos negros de plataforma ancha.

"Ahora falta la peluca" Katia saco del armario una peluca color castaño oscuro y me la pego con cemento adhesivo. Mi aspecto era casi el de una secretaria. Solo faltaba el maquillaje. Me mire en el espejo de cuerpo entero que hay sobre la puerta derecha del placard y vi una imagen sugestiva, aun sin maquillaje podía ser confundido con una mujer.

Mi aspecto si bien siempre fue masculino era de rasgos suaves, con unos retoques podía cambiar mi identidad casi sin dificultades.

Esa mañana recibí mis primeras lecciones de cómo caminar, mis amas sin duda sabían como tratar a una alumna. Lo ceñido de la pollera y el usar pantymedias hacían que mi caminar fuera lento y forzadamente más cadencioso. Aunque no tenia gracia o sensualidad era al menos discreto.

Tuve que desfilar como si fuera modelo en una pasarela para Zara. A cada error las latigazos no se hicieron esperar.

En todo momento mi pene reaccionaba, otra ventaja de mi atuendo era que mi enorme erección quedaba disimulada por la pollera impidiendo que se notara algún bulto o carpa en mi entrepierna. Cuando mis amas estuvieron complacidas por mis adelantos al fin decidieron poner fin a mi desfile. Todo aquel ritual de gestos y poses habrá durado una hora al menos.

"Evidentemente aun te falta mucho por aprender.. pero por ser tu primera clase no esta nada mal" Dijo Zara con cierto aire orgulloso.

Mi cara se ilumino, sabia que si la complacía me evitaría nuevos castigos, a la vez que complacerla significaba dejarme dominar mas y mas. Ese pensamiento volvió a ensombrecerme.

"Bueno Daniela es tiempo de ir a la oficina.. hoy tengo un dia muy agitado y necesito a mi secretaria conmigo" Temblé al pensar en volver a aquella oficina.

Volver a ver a mis antiguas compañeras pero en tan humillante situación era algo aterrador

Por supuesto no podía negarme o Zara me golpearía.

El timbre de la casa me saco de pronto de mis pensamientos. Era Eugenia, aguardaba con el motor del auto en marcha, a mi ama. Todavía no sabia bien como funcionaba la casa, pero de lo poco que había podido averiguar en aquella mansión Vivian las tres mujeres.

II

Me parecía raro volver a la oficina de Zara. Esta vez me veía muy diferente.. esperaba que nadie me recordara.

La Dra. Fridel lucia espléndida, el pelo recogido, traje color beige con pollera haciendo juego, dejaba ver unas piernas altas y bien formadas, zapatos blancos de unos 10 cms de taco. Verla me excitaba profundamente, deseaba locamente tenerla en mis brazos.

Yo, mientras tanto luchaba por caminar con mi ropa femenina, la cabeza baja, no quería hacerme notar. Cruzamos la puerta de entrada, era ya mediodía, pero la actividad en el lugar era casi febril. Había que reconocer que el estudio parecía vivo.

"Ana, hay algún mensaje para mi?" Pregunto la Dra. dirigiéndose a una recepcionista, que tenia una taza de café en la mano.

"Si, a las 5 pm viene la Dra. Bianchetti" Zara sonrió satisfecha. Por mi parte creí reconocer a aquella mujer, la había conocido el otro dia, cuando me presente por primera vez a buscar trabajo. Trate de desviar mi vista discretamente, pero ella no pareció prestarme demasiada atención, supongo que me habría confundido con alguien mas. No podía imaginarse que aquella joven de pollera se llama Daniel y había venido a buscar trabajo hace unos días atrás.

"Daniela, sosteneme esto" Zara me dio su portafolios mientras rebuscaba algo dentro del escritorio laqueado de la entrada. No llegue a ver que era, solo vi su mano derecha guardando algo en el bolsillo derecho del saco.

Zara caminaba y yo iba detrás, cruzamos el pasillo atestado de escritorios, esquivando a empleadas que, atareadas, llevaban o traían papeles. Por fin llegamos a la oficina de mi jefa

Le entregue su maletín y me senté en mi lugar de trabajo. Sobre mi escritorio había un folio de cartón color amarillo, dentro había un listado con las tareas que debía realizar durante mi horario de oficina.

Zara me dedico una ultima mirada y se dio vuelta. Cerro la puerta y me dejo solo con mis tareas. Di un profundo suspiro y me acomode en mi asiento. El consolador de mi culo comenzaba a incomodarme. La pija estaba en estado de semi erección. Me sentía muy incomodo, en estado de excitación permanente y a la vez temeroso de ser reconocido

Mi única manera de distraerme de tales torturas era mi trabajo. Necesitaba mantenerme concentrado en mis tareas.

Las siguientes tres horas de la tarde fueron pasando lentamente entre fotocopias, impresiones y cartas documento. Nada del otro mundo. A pesar que todavía no tenia demasiada experiencia en el mundo femenino, el modular la voz y afeminar un poco mis gestos no me era particularmente difícil. De todos modos trataba de conversar lo menos posible con alguna de mis compañeras, Zara sabia que la necesidad de disimular me haría una mejor aprendiz.

"Daniela..." La puerta se abrió de golpe, ahí estaba Zara.. el cabello recogido, vestida tan formal y tan sexy a la vez.

"Por favor pasa a mi oficina. Necesito que me hagas un favor" Ordene rápidamente unos papeles de mi escritorio y fui a su oficina.

Eche una mirada rápida al sillón donde había estado sentada Angélica. Me subió el calor de recordar el suceso.

Me quede callado esperando alguna orden de mi jefa. Me dedico una mirada dulce.

"Como buena secretaria que sos te vas a sentar en mis rodillas..."

"Yo.." No sabia que contestar

"SOS MI PUTITA y vas a ganarte el puesto.. o voy a tener que castigarte" El gesto era desafiante, blandiendo la fusta.

"Ama... por favor"

"SOS ESTUPIDA?, te dije que en el estudio soy la Dra. Fridel..." Un terrible cachetazo impacto de lleno en mi rostro.

"Esta claro o tengo que volver a pegarte?"

"Si Dra.." Estaba asustado. No lo parecía pero aquella mujer era realmente fuerte.

"Por ultima vez, vas a sentarte en mis rodillas.. y vas a dejarte manosear... o voy a tener que encerrarte en el baño de hombres hasta que me vaya a casa"

"No Dra.. por favor.. voy a ser su secretaria puta" Baje la cabeza y me acerque hasta el escritorio de Zara

Casi sin voluntad me senté a horcajadas en el regazo de la Dra. sentí sus manos manoseando mis pechos de látex.. rebuscando por dentro de mi pulóver, y acariciando mi falsa delantera. Un instante después saco su mano derecha y la poso sobre mi espalda, fue bajando hasta llegar a mi pollera

"Dale.. rogame que no te toque" "No es la fantasía de todo hombre toquetear a una mujer y que esta no se pueda negar?."

"Dra.. por..favor.." La calentura casi no me dejaba respirar

"Por...fav..or.. esto, esta.. esta mal" Mi goce frente a este atropello iba creciendo. A la vez que mis palabras tenían el efecto contrario en Zara. Mas le pedía que me dejara, mas me tocaba. Temía que en cualquier momento alguien abriera la puerta y nos viera. A pesar de estar disfrazado la vergüenza me hubiese matado.

Mi ama lentamente desabrocho la cremallera de la pollera, mientras fue bajando trabajosamente la parte trasera de la pollera, dejando mis genitales aun parcialmente cubiertos por la tela.

Zara buscaba mi ano. El aparato platico aun estaba colocado, casi ni lo sentía, me volví a acomodar sobre la rodilla derecha de mi ama y el pene de látex termino por incrustarse dentro mío..

"AAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH........MMMMMMPPPPPFFfffffffff" mi acosadora termino de ensartarme.

La cara de satisfacción de Zara se transformo en alegría cuando la pollera cayo dejando al descubierto la evidencia de un anterior orgasmo que mancho mi ropa interior, y la leche que aun intentaba escapar del nylon de los pantys formando unos grumos muy peculiares en mi entrepierna.

"MMM.... veo que ya te manchaste toda... que secretaria mas cerda tengo"

"Por favor Dra. puedo ir al baño a limpiarme?" Zara me miro con sorna

"De momento creo que estas bien así como estas" Estaba mudo, no quería ni moverme

La Dra. se saco los zapatos, rebelando sus hermosos pies, envueltos en nylon blanco.

Se sentó en el sillón reclinable nuevamente, frente a mi, y me extendió sus pies.

En un gesto imprevisto tomo con su pie derecho parte del semen acumulado en mi entrepierna, quedando gran cantidad de crema blanca y espesa sobre los dedos de su pie. Repitió la operación con su pierna izquierda. Evidentemente ya había hecho esto antes, ya que mostraba gran destreza en la faena.

Luego jugo unos instantes en el aire con sus piernas, mostrándomelas, tentándome. Por ultimo me presento uno de sus tesoros bañado en crema. Ya conocía la rutina, mi palo ya estaba nuevamente erecto y mi tentación fue mas que mis escrúpulos.

Bajo la pierna hasta casi nivel del suelo. Comprendí instantáneamente que es lo que quería de mi..

"Muy bien putita.. ahora nos vamos entendiendo"

Mi performance como lamedor de pies había mejorado mucho desde la primera vez que lo había hecho. Mi lengua no tuvo casi inconvenientes en repasar a conciencia cada dedo de la Dra., no me metí torpemente todo el pie en la boca sino que esta vez saboree despacio el manjar. A conciencia

Mi lengua repaso, el empeine, hasta el comienzo del tobillo, y el reverso de los delicados pies de mi ama.

El sabor del nylon era exquisito, era levemente perfumado, Zara usaba perfume en las piernas, no pude reconocer el aroma, pero me enloquecía, sumado al sudor y el regusto a queso muy hecho de las plantas de sus pies solamente podía pensar en lo que hacia, el pensar en sus zapatos, en sus poderosas piernas me hacia olvidar de toda mi triste situación.

"Ves Daniela.. si te portas bien no todo tiene que ser castigo y sufrimiento.." "Si sos buena y obediente vas a disfrutar mas de tu educación"

Cuando termine mi labor el gesto de Zara ya había cambiado, nuevamente se mostraba como una gran señora mirando con desprecio al pervertido disfrazado de mujer a medio vestir arrodillado en el piso con un bigote de semen cruzando su cara.

"Daniela que fácil que sos!, un poco de manoseo y ya te estas tragando la leche de cualquiera. Jajaja"

Intente recuperar mi compostura, estaba avergonzado de sus palabras.. era cierto, me había dejado llevar por la calentura.

Zara se calzo sus zapatos, pensé en lo húmedo que tendría los pies, entre mi saliva y el esperma derramado. Luego se acomodo en el escritorio y se puso a repasar algunos papeles que tenia pendientes. Apenas con un gesto displicente, pero no carente de autoridad me hecho de su oficina. así, súbitamente como había empezado todo acabo.

Salí de aquella habitación algo desarreglado, a pesar de mi maquillaje se podía ver que tenia un excesivo de color rojo en mis mejillas, lo sabia porque las sentía ardiendo, tuve que ir inmediatamente al baño a arreglarme. Por primera vez sentí lo que siente una mujer ultrajada, me habían humillado, estaba indefensa y no podía pedir ayuda porque sino todo el mundo sabría quien era. Mi sensación fue de impotencia absoluta.

Entre al baño velozmente con la mirada al frente para evitar cualquier tipo de contacto visual con alguien, no deseaba conversar. Llegue hasta el compartimiento mas cercano a mi trayecto, cerré la puerta y la tranque. sentía deseos de llorar, pero las lagrimas simplemente no salían, no importaba cuanto esfuerzo hiciera. Solo me acomode el consolador, la bombacha y las pantys y salí nuevamente del baño.

Una vez recompuesto volví a mi escritorio, estaba mas tranquilo. Mire la hora, eran casi las 5 pm, mi horario en la oficina estaba a punto de terminar, supuse que luego de la reunión de ultima hora de Zara volvería a su castillo.

No era alentador para mi, en la oficina al menos Zara cuidaba las formas, una vez que volviera a su casa me esperaban las tareas domesticas y el calabozo.

De pronto una voz femenina me saco de mis pensamientos..

 

"Soy la Dra. Bianchetti, tengo cita con la Dra. Fridel, esta ocupada?"

Levante la vista. Ella me sonrió amablemente, me quede mudo, era Ángela...

Trague saliva, no tenia escapatoria. No dio signos de reconocerme, pero si mi ama tramaba algo no podía zafarme. Le sonreí tratando de ocultar mi nerviosismo..

"Aguarde un instante que ya la anuncio"

Llame por el intercomunicador a Zara..

"...si que pase, y Daniela.. por favor traeme de tu escritorio la carpeta 303"

"Si Dra.." Un escalofrío recorrió mi espalda

Busque la carpeta debajo de mi escritorio e hice señas a la Ángela para que me acompañara

Golpee a la puerta y entre una vez mas en la oficina de Zara.

Ambas mujeres se saludaron efusivamente. Yo deje rápidamente la carpeta, estaba resuelto a irme lo mas pronto que fuera posible de allí.

"Daniela.. cerra la puerta por favor" Me detuve, no sabia si irme o quedarme. Mansamente volví sobre mis pasos, quedándome justo sobre el perchero al lado del sillón. Zara y Ángela frente a mi. Zara me miro directo a los ojos..

"Daniela.. esta es una conversación privada entre la Dra. y yo, fuera de mi oficina!"

Respire aliviado..