miprimita.com

Mi primera vez

en Transexuales

Siempre te he querido contar a ti querida amiga, como fue mi primera vez, escribirlo es más fácil que decírtelo porque comprenderás que son cosas tan íntimas que cuesta decirlas...

Una vez, el año pasado, quedé con un chico (por internet) que fuera a buscarme a mi pequeño departamentito que tenía por mis estudios. Bueno el caso es que pasaba algunas horas yo solita ahí y después de mucho pensarlo y estar bien segura, cité a mi "amante" en ese lugar en mis horas de comida (que eran casi 3).

Te imaginarás el nervio!, ... que si me ponía esto, que si lo otro, que si me pintaba más, que si... ay me mordía las uñas! Total que para el momento en que por fin llegó, yo estaba lista esperándole con una blusita escotada de tirantitos negra, que por ser de tela elástica, se podía hacer larguita y la usé como vestido, cortito pero todavía presentable, aunque ya un poco atrevido, y yo muy coqueta (y un poco putita!... es que era la primera vez, tu sabes como se siente una en esas ocasiones), me había puesto una medias negras de red, con mi liguero negro con rojo, mi brassier negro de media copa y encaje, ayudándome a resaltar mis pequeñas tetitas (poquito pero real!), mi pantaletita negra que ocultaba todo, en ese tiempo estaba yo toda depiladita así que no me sentía grotesca de mis piernas, y como sabes que me dan un poco de pena mis piernas tan delgaditas, me puse mis botas negras (las acababa de comprar), un poco de perfume, mis aretes, bien maquillada y así, a seguir nerviosa como quinceañera, aunque dispuesta a todo, a no desperdiciar esa ocasión de oro.

Y llamó a la puerta, me dirigí a abrirle, moviendo mis caderas -para practicar-, con el corazón latiéndome a mil por hora... abrí. Me encontré con un chico como 35 años, cabello entrecano, un poco más alto que yo... hermosísimo (aunque ya lo "conocía" por una foto, nada que ver con el mango que tenía enfrente), se me quedó viendo de arriba abajo y me dijo "Hola Laura, me invitas a pasar?", me hice para atrás y le dejé entrar, apenas cerrar la puerta, y ya me estaba abrazando y me dio un beso en la boca, laaargo, profundo y yo sentía como su lenguita me exploraba toda, en mi primera cavidad que le ofrecía. Casi sin aliento, me dejó y se hizo para atrás para "admirarme", dijo él, yo feliz, coqueta y encantada por ese maravilloso momento, me puse a modelarle girando y haciendo contoneo y medio, sobra decirte que ya estaba bien empapada de mi pantaleta. ¡Que escena más linda!

Mientras él me admiraba, yo no podía (ni quería) quitar la vista de su notoria erección, que aunque bajo el pantalón, él parece que me la "presumía"... se acercó de nuevo, me volvió a abrazar, bajó sus manos por mi espalda y me acarició las nalgas sintiendo el borde de mis ajustadas pantaletas, me besó el cuello, recorría mi cuerpo con sus caricias, y yo... temblaba de deseo y felicidad. Empezó a restregar su bulto contra mi "clítoris" y aunque yo lo tenía muy bien acomodadito, sentía como si unos dedos por dentro de mi piel, se dirigieran hacia abajo, eran las típicas maripositas en mis genitales... me dijo "¿quieres conocerme?", le dije que sí, aunque ni falta hacía, porque mi cara, respiración y rubor lo decían todo, me empujó delicadamente hacia atrás, me sentó en un sillón que estaba tras de mí y se puso cerca, entendí que quería que yo me encargara de todo, ni tarda ni perezosa, toqué primero su abdomen, bajé las manos hasta su cinturón y lo desabroché, después el pantalón que se deslizó hasta el suelo y así, frente a mi estaba ese glorioso pene tras su trusa negra, que también bajé.. no lo podía creer, estaba como transportada, casi jadeando, con mis muy maquillados ojos abiertos de par en par y mis labios rojos entreabiertos, que ya querían paladearlo...

Lo tomé suavemente con mi mano, lo sentí vivo, palpitante, con su piel como de terciopelo y que parecía tan urgido como yo de ser llevado a mi boca, después de estar un momento deleitándome con este tesoro en mi mano, con movimientos lentos y rítmicos, me fui acercando a él... lo primero que me llamó la atención fue su embriagante olor masculino, mezclado con un suave toque de loción, con la punta de mi lengua lo fui recorriendo en toda su extensión, no era excesivamente grande pero si, superior al promedio, con un glande color de rosa, brillante y más aterciopelado aún. Mis labios se posaron en él, y de nuevo lo recorrí de principio a fin dando pequeños besos que ya lo estaba haciendo gemir, yo al escucharlo me sentía orgullosa de poder brindarle ese placer y ser tan deseada por él. Al llegar a la punta del glande, otra sorpresa..., una gotita cristalina de liquido que tenía un sabor peculiar, dulce salado, de ahí, con los labios ya posados en su cabecita, el resto es fácil de imaginar, fui engulléndolo poco a poco, deleitándome con su textura, temperatura, sabor. Tomar un ritmo de entrada y salida se dio en automático, aunque siempre cuidando de no lastimarlo con mis dientes, para lograr esto tenía que ampliar la abertura de mi boca y cuidar siempre de tener la lengua por la parte de debajo de su pene, estimulándolo al mismo tiempo con la punta de ésta, al colocarla en el borde del glande, taaan sensitivo pues en cada lengueteada, él gemía más aún.

Su cuerpo, guiado por el placer, empezó a con un movimiento de vaivén que sumado al de mi boca, logró que pronto estuviéramos acoplados frenéticamente, y cuando él se dio cuenta de la inminente eyaculación, paró y extrajo su caramelo de mi boca, diciéndome... "nooo, lo quiero poner y venirme en otro sitio de tu cuerpecito", me levantó, él se sentó en el mismo sitio que yo había ocupado, y de sus ropas que estaban a su alcance, extrajo un preservativo que se colocó inmediatamente y mirándome a los ojos me dijo de nuevo... "ven, siéntate en mí, de frente", lo hice colocando mis piernas temblorosas por fuera de las suyas, guiándome por su mano que sostenía su instrumento de placer, hasta que sentí que estaba en el lugar preciso y fui bajando mi cuerpo. Al principio fue sencillo pues el placer de mi sensible agujerito me impelía a seguir, hasta que la sensación se transformó en un poco más aguda y supe que de ahí en adelante debería ir modulando yo misma la entrada, él gentilmente, nunca me apresuró, solamente me veía con sus ojos dulces aunque arrebatados por el deseo. El proceso completo me llevó varios minutos, porque fui muy cuidadosa de no estropear el momento manteniendo siempre la presión suficiente y al sentir molestias, salir un poco e iniciar de nuevo el descenso.

Al cabo de no sé cuanto tiempo sentí que había penetrado completamente y paré un poco para apreciar la sensación de plenitud, y las palpitaciones que percibía en su pene. Y empecé a subir y bajar con una sensación de felicidad, deseo, satisfacción y placer indescriptibles, al poco rato era yo quien se escuchaba más por mis gemidos y grititos, pues habían desaparecido los nervios y solo experimentaba el placer y la libertad de dejar que mi cuerpo se expresara como quisiera. Esto suguó por no se cuánto tiempo más, hasta que en un momento, el ritmo fue aumentando y al abrir mis ojos, vi que su expresión denotaba el inminente momento, porque su boca estaba entreabierta y sus gemidos se habían acompasado con los míos, incrementé los movimientos de mi cadera que iba rotando, cambiándolo por vaivenes de atrás hacia delante y lo sentí llegar... Su eyaculación, a pesar del preservativo la pude sentir al tiempo que ocurría la mía, no lo podía creer, ¡yo también había alcanzado mi orgasmo al ser penetrada!, eso era nuevo para mi.

Me dejé caer desfallecida en su pecho, recobrando el aliento para sellar todo este mágico momento con un beso, esta vez muy dulce, tierno, casi sin movernos....

Poco después y con mucha suavidad, se desprendió de mi cuerpo, deslizándose y dejándome sentada, yo toda desmadejada con mis ojos entrecerrados me quedé viendo y escuchando como él se vestía y me decía.. "lo siento mi amor, pero debo irme, tengo que regresar al trabajo", qué pronto -pensé yo-, más al mirar el reloj me di cuenta que habían pasado más de 2 horas, que habían volado. Para mi también se hacía tarde, así que después de escuchar como se cerraba la puerta con sus últimas palabras... "te llamo pronto y... gracias, fue delicioso", no tuve más remedio que empezar el proceso de "poner todo en su lugar", eso incluía quitarme mi hermosa ropa y regresar a la "normalidad", todo lo hice como entre sueños, estaba verdaderamente exhausta y como drogada por el placer.

Así fue mi primera vez...

Si les agrada, espero sus comentarios, les aclaro que esta narración es verídica de principio a fin... gracias por estar aquí.