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De monja a ser perra

en Sadomaso

Mi nombre es Helena, bueno ahora perra. Soy una chica de 25 años totalmente transformada mis pechos gastados, caídos, mi coño y mi culo abiertos gastados de tanto usar, desgarrados en ellos a entrado lo menos impensado, botellas, consoladores, basos, puños, barras de hierro, maquinas infernales... Mis dientes fueron limados para no morder a nadie y ser utilizado como meadero o hacer mejor las mamadas. Voy marcada como las vacas de las cuadras con un collar para atarme donde quieras y cuando quieran.

Todo empezo cuando yo vivia en una casa de monjas, fui introducida allí ya que me encontraron en una calle abandonada cuando tenia meses de vida. Yo me encontraba muy bien en ese lugar, era como mi familia pero tenia ya una cierta edad (17 años) y las monjas me dieron por a escoger: seguir con los botos y no poder salir de la casa durante mi vida o irme de allí y buscarme la vida ya que era toda una mujercita. Yo no tenia nada claro, los botos no era lo mío, pero fuera de aquella casa no tenia nada. Decidir ir a la madre superiora a que me ayudara. Ella me explico que si no quería seguir con ellas que sabia una gran casa donde buscan una chica. No pregunte ni de que se trataba el trabajo o que tendría de hacer. Yo no me lo pensé ni un momento quería salir, ser libre conocer a gente, ser libre. Que equivocada que estaba, si pudiera volver a esa época.

La madre superior me dijo que me vendrían a ver ese mismo día ya que lo tenia tan claro.

Vino (Jaks) un hombre mayor de unos 50 años el mayordomo o bueno la mano derecha del gran señor. El me miro y me remiro solo me hablo para decirme por favor que me quitara el gran vestido de los botos .Yo era realmente muy guapa tenia la piel muy blanca, suave, los ojos verdes claritos, el pelo largo hasta el culo pero por los botos siempre recogido y muy oscuro, delgada y con unos grandes pechos, una 110 por lo menos, mis pezones siempre mirando hacia arriba.

La madre superior me dijo que me podía ir que ellos hablarían todo lo de mas. Me entere luego que lo tenían todo planeado que me vendían por unos cuantos céntimos.

El hombre vino al día siguiente y se me llevo con el, solo llevaba lo puesto me dijeron que la ropa o cualquier cosa se me daría en la casa. Estaba muy asustada nunca había salido de las cuatro paredes del convento. El hombre con gran voz me dijo las normas de la casa, las que mas recuerdo y remarcadas eran:

No podía gritar (eso era fácil para mi después de los botos)

Obedecer en todo lo que me dijeran cualquier persona de la casa sobretodo el amo que estaba por encima.

No contestar nunca, solo cuando tenia permiso.

Al fin llegamos, me enseñaron la casa, era inmensa, muy lujosa con muchas habitaciones, una gran sala, biblioteca, comedor, una cocina grandiosa, no me dejaron entrar en un par de habitaciones me lo prohibieron totalmente. No me dijeron donde estaban mis aposentos. Fuera había una laguna y mucho mas separado de la casa una cuadra con muchos caballos, vacas, cerdos y todo tipos d animales de granja. Me encantaba la casa. Era preciosa, ahora la odio. Me presentaron a los otros trabajadores, al cocinero, a los hombres que cuidaban a los animales, a los jardineros... Eran gente de unos 35 a unos 50 años por lo menos no había nadie de mi edad.

Tenia curiosidad por conocer al que todos llamaban el gran señor, el amo.

No tenia ni idea cual era mi trabajo o hacia allí ni nada. Después de cenar me dijeron que el señor me conocería que me pusiera la ropa que me habían dado (por fin me quite aquel traje negro largo). Yo me iba a poner aquel mini vestido de seda blanco que transparentaba mis pezones y todo mi sexo (ya que no me dieron ropa interior) pero el mayordomo no me dejaba sola un momento, me dijo: - póntelo ya. Le pedí que me dejara sola, su contestación me dejo aterrada: te he dicho que no contestes, obedece y en voz irónica y riendo me dijo tienes vergüenza? El en ese momento me puso un collar y unas muñequeras en los brazos y en los tobillos y me ato por el cuello como un perro y me grito de rodillas perra. Yo no dije nada y obedecí. Me llevo hasta el gran amo que se encontraba en una gran sala fumando y bebiendo con la compañía de otro hombre y un gran perro. El amo tendría unos 40 años no llegaba, con cara malvada, terriblemente guapo pero con la cara y el pelo graso, su cuerpo grande, fuerte pero no gordo.

Solo llegar me dijo la perra no?

Si amo conteste educadamente. Después de recibir una patada por parte del mayordomo.

Muy bien así me gusta que seas educada. Entonces se río de mi con el otro hombre.

Mi posición de gatas dejaban ver mi culo y mi concha. Le mando a su mayordomo que le enseñara lo que había, yo no sabía que era pero rápidamente lo pude descubrir, la cosa era yo. De un golpe me quito el vestido y me ato delante suyo mostrando mis intimidades.

Me gustan sus pechos son grandes las probado le dijo. No esta virgen por lo menos eso se de ella (y era totalmente verdad). El le dijo y ahora que hacemos? Me asuste totalmente. El mayordomo me puso un dedo por mi culo y otro por mi concha y dijo esto esta durito, para el perro que disfrute el un poco. Y así fue perdí mi virginidad con el perro delante de aquellos tres hombres. Me untaron de una crema que el perro no podía resistir no comer e iba chupando y chupando su lengua se me introducía por mi raja, arriba y ahora abajo, mi cuerpo reaccionaba de forma que nunca lo había hecho, mis pechos se pusieron duros y mi concha cada vez mas mojada.

Se dieron cuenta y se rieron de mi, decían: mira la perra esta cachonda! Yo lloraba desconsolada. El perro pudo oler mis líquidos una vez que se acabo la crema aquella y su verga cada se hizo mas y mas grande me intento montar pero no acertó, ya que yo apretaba para que no lo hiciera me cogió uno de los hombre por el pelo y me dijo que pobre de mi que no me dejara penetrar por el perro, en ese momento mi dolor fue intenso lo ayudaron y la metió de un golpe dentro, no paraba, mi dolor era intenso pero me gustaba, entonces el mayordomo tubo compasión de mi (eso es lo que pensé) ya que me quitaron de mi esa verga enorme de mi coño dolorido, pero no fue así, me lo quito para ponérmelo y desgarrarme mi culo el dolor todavía fue peor lloraba va, gritaba de dolor al final el perro se fue introduciendo mas y mas dentro de mi culo hasta que se corrió nos quedamos engañados como unos 30 minutos mientras se reían d mi. Cuando todo aquello acabo me llevaron a dormir a la casita del perro. Llore durante toda la noche, estaba dolorida por todas partes. Pero mi relato no acaba aquí...