miprimita.com

Mi último polvo de soltero

en Otros Textos

MI ULTIMO POLVO DE SOLTERO

Aquel era un día bastante especial, había amanecido con un sol radiante, el cielo estaba completamente despejado, en su azul se podía apreciar la inmensidad del universo. El calor fue aumentando lentamente hasta llegar a una temperatura de unos veinticinco grados, típico del mes de noviembre.

Cuando llegué a la casa de Claudia ya todos estaban levantados, el movimiento era bastante dinámico, gente apresurada entrando y saliendo de las habitaciones. Sus padres estaban de lujo, pero ella aún debía pegarse los último retoques.

Ingresé a la habitación de sus viejos para colocarme un traje de color negro que había comprado especialmente para la ocasión, cuando entró ella para pintarse en un gran espejo que se encontraba incrustado en la puerta del placard.

Le pedí que asegurara la puerta, como la llave no estaba colocó una silla de madera con respaldo alto en el picaporte para prevenir que algún curioso entrara de improviso. Me comencé desnudar, hasta el punto de quedar en slip, mientras miraba sus curvas y pensaba en la primera vez que la había cogido.

Mi novia es una mujer muy bella, ojos café, un metro setenta de altura, cabello negro, piel trigueña, de grandes pechos, nalgas muy delicadas y un pubis bellísimo que hasta ese entonces no había conocido tijera ni afeitadora, formándose un pequeño rulo con los bellos en su centro.

Allí se vino a la cabeza un pensamiento, eran mis últimos minutos como soltero y tenía que hacer el amor para despedir mi soltería.

Ella vestía un falda color durazno claro que resaltaba la belleza de su piel, una blusa blanca semitransparente que permitía ver lo hermoso de sus pechos, me fui acercando despacio y la tome de las nalgas, mientras mi otra mano se deslizaba ente las piernas lentamente hasta acariciar sus labios mayores. Ante la sorpresa exclamó que alguien podría entrar, pero ya era tarde para pedir piedad.

Con un rápido movimiento hice caer a sus pies las bragas de color blancas, las que ya mostraban signos de humedecimiento, trató de colocarlas nuevamente en su lugar, pero lo evité colocando una mano su sexo mientras el dedo mayor buscaba el clítoris.
Con la otra mano desabotoné la blusa, introduje el brazo hacia su espalda desprendiendo con mucha delicadeza el corpiño. Suavemente recorrí con mis dedos la espalda hasta penetrar por debajo de la pollera y tomarla de las nalgas en busca del ano, el cual masaje hasta el punto de poder percibir la excitación de su cuerpo.

Cuando vi que ya estaba entregada, levante el corpiño liberando sus pechos, tome esas bolas de carne con mis dos manos y los presioné hasta hacerla gemir de placer y dolor.

No podíamos arrugar la ropa, así que opte por darla vuelta, colocó sus manos sobre el respaldo de la cama, le levanté la pollera exponiendo la desnudez de sus nalgas, ya asomaba su raja de entre las piernas. Introduje mis dedos en ella lubricando todo con sus flujos vaginales, finalizando con una doble penetración por el ano y vagina con el índice y anular.

Me bajé el calzoncillo, saque mi pene que para ese momento ya se había puesto como piedra, completamente lubricado con los jugos preliminares que aquella situación hacía fluir, lo tome con la mano derecha y lo coloque entra las nalgas, con un suave movimiento lo froté por el ano, vagina y clítoris, hasta llegar a un punto cercano a la eyaculación.

Ya no podía más, la penetré vaginalmente con un fuerte movimiento de cadera, fue allí cuando de su boca surgió un precioso gemido y luego su cuerpo se distendió. Ella hacía presión contra mi pelvis, mientras estocaba las nalgas con violencia descomunal. Metí una de mis manos por delante, busque el clítoris y lo froté hasta hacerla excitar de tal forma que empezó a escapar hacia los costados. Levanté la blusa y recorrí acariciando su espalda desde los hombros hasta descender a la altura de las caderas donde fije mis manos fuertemente, para empezar a sacudirla con mayor velocidad.

Saqué el pene, la di vuelta apoyándola contra la pared, le subí nuevamente la falda, abrí blusa, flexione levemente mis rodillas, mientras ella se colocaba de punta de pies, acomodé mi miembro entre su labios mayores y lo empujé con toda mi fuerza, volvió a suspirar clavándome las uñas en la espalda. Sus grandes pechos rozaban mi cuerpo, su torso buscó un ángulo que me posibilitaba chupar los pezones y recorrer con mi lengua esas enormes mamas. Apoyé mi cabeza sobre su hombro diciéndole obscenidades, preguntándole ¿de quien era ese culito?, ¿de quien es esta conchita?, ¿quien es mi putita?.

De repente aceleré mis movimientos, mientras ella presionada con su pelvis mi pubis, el semen empezó a correr por dentro de mi miembro y de pronto se despidió como un volcán dentro del útero, quedé sin fuerzas momentáneamente, ella se corrió también simultáneamente. Estuvimos unos momentos abrazados, cuando nos separamos el semen corrió por sus piernas, se limpió con la bombacha y la escondió entre sus prendas en el placard.

Nos cambiamos presurosos y salimos muy apurados con destino al registro civil, con el apuro no tuvo tiempo de colocarse otra braga, cuando la miraba en la ceremonia sabía que debajo de esa pollera su sexo estaba desnudo y eso me excitaba. En la habitación de mis suegros quedó un riquísimo aroma a relación sexual matizando el ambiente, fue la primera y única vez que hicimos el amor en ese lugar.

 

Armagedon_salta@yahoo.com.ar