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Juntas por Siempre (01)

en Jovencit@s

JUNTAS POR SIEMPRE (1ª. PARTE).

ESTE ES UN RELATO DE UNA NIÑA DE ESCASOS 13 AÑOS QUE SE INICIA EN EL AMOR LÉSBICO, LA FORMA EN CÓMO LLEGÓ A MI PODER ESE ES EL MISTERIO QUE GUARDÓ JUNTO CON EL VERDADERO NOMBRE DE LAS PROTAGONISTAS, QUIZÁS MUCHOS DE LOS QUE AQUÍ LEAN ESTE RELATO PENSARÁN QUE ES FICTICIO (BUENO TAMBIÉN ES VÁLIDO), PERO LES INFORMÓ QUE ES 100% REAL. EVIDENTEMENTE NO REVELARÉ MI FUENTE, TAN SÓLO VALE LA PENA DECIR QUE ES UN RELATO EXTENSO Y COMO TAL ES PREFERIBLE PONERLO EN VARIOS CAPITULOS. TAMBIEN QUIERO SEÑALAR QUE EVIDENTEMENTE TRATA DE TEMAS PEDÓFILOS AL CONTENER SITUACIONES SEXUALES ENTRE DOS MENORES DE EDAD, ANTE ESO QUIERO HACER MENCIÓN QUE EN ESTE RELATO NO EXISTE INTERVENCIÓN DE ALGÚN ADULTO, SON TAN SÓLO UN PAR DE CRÍAS QUE SE DESCUBREN ASIMISMAS JUNTO CON EL AMOR Y LA SEXUALIDAD QUE EN LA VIDA TODO INDIVIDUO POCO A POCO VA DESCUBRIENDO. COMO HA PASADO CON TODA PERSONA SIN TENER NINGÚN PROBLEMA DE DESVIACIÓN O PERVERSIÓN. PONGÓ A MI DISPOSICIÓN MI CORREO ELECTRÓNICO PARA CUALQUIER COMENTARIO ADVIRTIENDO QUE UNO DE LOS MÁS GRANDES VALORES QUE TIENE LA HUMANIDAD ES LA TOLERANCIA Y POR SUPUESTO LA LIBERTAD.

Todo empezó cuando Ana y yo teníamos cerca de doce años, éramos además de compañeras de escuela buenas amigas, vivíamos cerca una de otra, por lo que con regularidad nos frecuentábamos, cierta ocasión que nos tocó hacer un trabajo escolar ella se quedó a dormir en mi casa, cuando ambas estábamos en mi habitación dispuestas para dormir sin pudor alguno nos desnudamos, ella se percató que casi no me salían los senos y me preguntó si yo ya había tenido la regla, le confesé que no y le pregunté si ella ya, me respondió que tampoco, y que una vez escucho que cuando eso pasaba automáticamente empezaban a crecer los senos. No sé si fue la plática o el estar las dos desnudas que sentí algo extraño en mi cuerpo, sentía como en mi estomago revolotearan mariposas y entre mis piernas se iba humedeciendo mi vagina. Le dije a Ana lo que me pasaba y ella confesó que le ocurría lo mismo. Ambas nos miramos a los ojos y poco a poco muy despacio nuestras bocas se fundieron en un beso, juntando nuestros labios por primera vez, nos acariciamos nuestros pechos y nos recostamos sin dejar de besarnos y recorriendo nuestras manos por el cuerpo.

Luego Ana me preguntó si me había gustado le dije que sí, ella sonrió y me dijo que desde hacía un tiempo yo le gustaba que no le interesaban los hombres y que de noche siempre soñaba conmigo, luego de una pausa me miró a los ojos y me preguntó si quería ser su "novia", no sabía que decir, en verdad ella era hermosa, de piel blanca, ojos café claros, delgada con su pelo castaño. Por mi parte era muy parecida en cuanto al cuerpo delgado pero mi tez era más obscura como mis ojos, nunca había tenido novio y la verdad no me interesaba. Amabas teníamos nuestros pechos empezando a desarrollarse, por eso los pezones eran muy pequeños, no teníamos nada de bello en el pubis. Mientras comparaba su cuerpo y el mío pensaba que no habría nada de malo en aceptar ser novia de Ana, se lo dije y nos volvimos a besar. Esa noche no pasó mas que de besos y caricias, ambas ignorábamos que ese era el inicio de un amor único.

En la escuela tratábamos de disimular ese sentimiento que nos unía mientras que en cada oportunidad que se nos presentaba intentábamos estar en casa de una para poder regalarnos una serie de besos y caricias, nuestros padres no sospechaban nada. Nos regalábamos detalles y no había día en que por lo menos nos diéramos de besos a escondidas del mundo.

Así pasaron los días hasta que me llegó la regla, ese día en la escuela se lo dije a Ana, ella emocionada me citó por la tarde en su casa, tan luego llegue, le dijo a su mamá que estaríamos en su cuarto, su madre afirmó y comentó que saldría por un par de horas (normalmente hacía eso, pues tenía la señora cursos de manualidades), al estar solas Ana me pidió que le enseñará como estaba mi cuerpo, me desnude y al bajar mis calzones, notó mi toalla sanitaria con una mancha de sangre, la tomó entre sus manos la olió y procedió a lamerla, después se acercó mi vagina y empezó a besarla y chuparla, lentamente abrí mis piernas y me senté en su cama ella no paraba de chuparme toda la cuca, su lengua se metía por mis pliegues y hasta un poco de mi flujo probó, por mi parte me sentía super excitada le acariciaba su rostro, mismo que al levantar mostraba su boca llena de saliva con mis flujos y vale decirlo algo de sangre, la bese y lamí esos fluidos era hermoso como nos dábamos amor, las molestias del periodo menstrual no valían nada comparadas con el cariño que me daba Ana. Cuando a ella le llego la regla hicimos lo mismo la bese y lamí, incluso cada mes que se presentaba en ella o en mi la menstruación, nos decíamos que eran los días del "vampiro". Ambas teníamos mucho que aprender pero entre las clases y las pláticas de los papás conocimos los riesgos del embarazo y que nos cuidáramos de los hombres, razón de más para afianzar el sentimiento que nos unía. Cierta ocasión logramos con miedo introducir un dedo en nuestras vaginas y moverlo insistentemente hasta notar nuestro himen el cual siempre respetamos, por lo que Ana pidió que ya no quería ser virgen y que me entregaría todo su cuerpo, ambas acordamos que dejaríamos de serlo de manera conjunta que ella me lo quitaría y yo a ella. La verdad tenía miedo pero también eso me ponía muy excitada. Hasta que cumplimos los trece años y un fin de semana se haría realidad nuestro pacto.

Si lo hubiéramos planeado Ana y yo, las cosas no se hubieran presentado tan perfectas. Era el viernes, las dos estabamos haciendo la tarea en mi casa, mientras mi mamá estaba en la cocina, cada que estabamos solas nos acariciábamos las piernas por debajo de la mesa, incluso me había atrevido a meter mi mano entre sus piernas acariciando su pubis. De pronto el teléfono sonó, espantándome y soltando mi mano de tan linda caricia, mi mamá contestó y al terminar en un tono serio me comentó que papá venía para la casa, que tendrían que salir a casa de la abuela (a tres horas de camino en carretera), que estaba muy enferma. Me pidió que los acompañara, pero les dije que tenía mucha tarea (estaba mintiendo). Ana se ofreció a quedarse conmigo toda la noche, mi madre insistió diciendo que probablemente regresaban hasta el domingo por la noche, Ana se ofreció a quedarse y que el fin de semana estaríamos en su casa y que además podíamos darnos una vuelta a la mía para ver que todo estaba bien. Finalmente cuando llegó papá la propuesta le agradó, mientras se alistaban a salir nos dejaron en el comedor haciendo la tarea (la verdad ya la habíamos terminado y aprovechábamos para acariciarnos y aparentar que tenías mucho trabajo), los minutos fueron eternos, cuando se disponían a salir, nos recomendaron encerrarnos bien, para calmarlos les dije que iba a poner la tranca desde que salieran y que hasta el otro día íbamos a abrir la casa.

Tan pronto salieron en el carro, nosotras cerramos la casa, subimos a mi cuarto para ver por la ventana como se alejaban, Ana estaba detrás de mí pegando su cuerpo y diciéndome al oído que esa noche sería nuestra entrega total, el corazón me latía a 1000 x hora, estaba entusiasmada pero con miedo. Después de 5 minutos cerramos las cortinas y nos entregamos en un beso que duraría el doble de tiempo, nuestras manos no dejaban de acariciarnos al mismo tiempo que nos íbamos desnudando. Al quedar ambas sin ropa nos tiramos a la cama para continuar con nuestros besos y caricias, Ana se dejaba que le tocará todo su cuerpo, ya no era tan infantil, tenía un poco de senos, su pubis con vellos y sus caderas empezaban a ensancharse, ella me decía entre cada beso que esos días serían para sellar el amor que nos tenemos.

Le pregunté quién sería la primera en ofrecer su virginidad a la otra, ella me pidió que yo fuera la primera, y al hacerlo no paraba de acariciar mi cuca que chorreaba a mares, la mire a los ojos y le dije que cuando ella lo quisiera le entregaría todo mi cuerpo. Me volvió a besar y después pidió que me recostara en medio de la cama boca arriba con las piernas lo más abiertas posibles, así lo hice y ella acercó su cara y me entregó una serie de chupadas y mordiditas que nunca olvidare, luego de calentarme más de lo que estaba, me miró a la cara y me dijo –Estas lista, cariño?- Por la excitación sólo alcance a decirle hum, ella empezó a tocarme con su mano mi cuca, abrió mis labios con sus dedos y me pidió que con una mano así los agarrara, lo hice mientras ella me acercó dos de sus dedos a la boca y me los dio a chupar, mientras los ensalivaba ella decía que esos serían los que iba a meterme. Al comprobar que estaban lo suficientemente lubricados los acerco a la entrada de mi vagina, jugueteó unos instantes con mi clítoris y los fue acercando a mi abertura, al sentir el contacto empece a destilar más flujos, Ana no perdía ningún detalle, su cara estaba cerca de mi cuca, mi piel se erizaba con su respiración, al penetrar la punta de los dedos mi cuerpo se empezó a agitar, quería que el momento fuera eterno, poco a poco fue ingresando sus dedos medio e índice, las paredes de mi vagina oprimían esos hermosos dedos, ellos se iban acercando cada vez más a la frontera de la niña para dar paso a la mujer, ya en ocasiones anteriores había metido uno o dos de sus dedos, pero ahora no iban a respetar mi himen. Al llegar a la "telita" se detuvo y me volteó a ver, yo estaba con los ojos entrecerrados y al mirarla a los ojos comprendí que era el momento de mi entrega, con un ademán de mi cara le di a entender que continuara, ella sonrió y me dijo –Ahora serás mi novia para siempre–, y fue acercando más sus dedos al himen, la resistencia era perceptible por ambas, era una membrana muy parecida a una envoltura de un dulce, ella ejerció mayor presión y sentíamos como se iba estirando, cuando llego el momento de la ruptura, en un grito de pasión dije –Soy tuya amor, toda tuya, destrózame con todas tus fuerzas–, Ana oprimió con mayor fuerza sus dedos y en mi interior sentí que algo se rompía, una punzada hizo que tratara de cerrar las piernas pero me contuve, el dolor era punzante, cierto escozor en mi vagina, pero sus dedos seguían invadiendo mi interior, note como de mi vagina empezaba a salir más líquido, Ana contenta dijo que mi sangre empezaba a salir, acerco su boca y comenzó a chupar lo que mi cuerpo destilaba, mientras sus dedos estaban en un vaivén que hacía que me invadiera cada vez más, doble un poco las rodillas permitiendo que me metiera más, mucho más, quería ser destrozada por mi amante.

Ana continuó con sus movimientos más rápidos y como si me arañara por dentro sus dedos me rascaban las paredes de la vagina, más, más, adentró le decía; el dolor era ahora mínimo y el placer iba en aumento. Ella lo comprendió y con sus dedos hasta el tope toco el cuello de mi útero, al sentirlos fue como un pequeño choque eléctrico, lo que provocó que se me pusiera la piel de gallina, con su otra mano, Ana empezó a acariciar mi clítoris, el cual estaba super hinchado, el roce de su otra mano, sus besos, mis movimientos, sus dedos hurgando toda mi intimidad dieron paso a un orgasmo indescriptible, el corazón me latía más, la vista se me nubló y sentí una explosión desde lo más profundo de mi ser, el líquido que saqué fue absorbido por mi amor, para rápidamente contenerlo en su boca y subir su rostro cerca del mío y en un beso probar los jugos del placer de mujer recién estrenada.

Poco a poco me fui calmando ella sacó despacio sus dedos y los acercó a mis ojos, chorreaban de mis flujos algo mezclados de sangre, los recibí en la boca mientras pensaba que debían ser premiados cual gentil instrumento de amor. Apenas con trece años ya era una mujer completa, tenía al amor de mi vida sobre de mí sus senos junto a los míos, su amor completo. Ana propuso que descansará un momento para continuar ahora con su entrega, el descanso fue de caricias profundas, nos limitábamos a besarnos y acariciarnos, le decía que la amaba, que era lo único en el mundo y que no habría nadie más.

Al poco rato ella se recostó boca arriba en forma similar como yo estuve, comprendí con eso que ahora yo tomaría entre mis dedos su virginidad, con besos por su cuerpo me fui acomodando, sin perder de vista su hermosa cuca, estaba muy mojada, acerque mis dedos a su boca para que los lubricara para luego pasarlos a la mía y mojarlos aún más, después de ello los acerque a su entradita, era una boquita color rosa intenso que no paraba de escupir fluidos, le di un lengüetazo rápido e ingrese la punta de mis dedos, veía como se iban perdiendo en la gruta de mi amada, sentía como lo rugoso de su vagina la estrechaban, con la otra mano acariciaba sus piernas, abdomen, vellos, y esos senos pequeñitos de adolescente, al sentir su himen ella dijo hazlo, hazlo ya que no aguanto, empuje con firmeza mi mano y sentí como en la punta de mis dedos se abría, se rasgaba su virginidad, ella pego un grito que han de ver escuchado en toda la colonia, dijo: -Soy tuya amor-, lo sabía, ahora a mi me tocaba rascarle sus paredes, tocar su útero, al llegar a él pude sentir como una bola de esponja, la arañaba con mis uñas, ella gemía y decía sángrame más rómpeme toda, saque mis dos dedos un poco para dar lugar a la introducción de tres de ellos y continuar en un mete y saca frenético, cada que estaba adentro clavaba un poco mis uñas y al momento de sacarlos lo hacia cual si rasgara más, su sangre se confundía con sus jugos, los chupaba, sabían delicioso. Ana tomo con sus manos sus tobillos, flexionó más las piernas, y con ello permitió que le metiera más, quería meterle toda mi mano, pero me daba miedo, mi vagina estaba otra vez mojada, cuando le llegó el orgasmo, sentí como sus paredes se contraían se estiraban y dejó caer un líquido blanquecino con algo de sangre, lo probé y estuve tomando lo suficiente, para después retenerlo en mi boca y dárselo a Ana en un beso.

Quería que mi vagina besara a la de Ana, me acomode en sentido contrario y puse mis piernas en forma de tijera cerca nuestras cucas y en un beso doble, vaginas abajo boca arriba empezamos a movernos como dos locas, la cama rechinaba, nos apretábamos más, nuestros senos parecían dos globos que se unían en uno solo; besos, saliva, sudor, cabellos, senos, vellos, vaginas, fluidos, todo se mezclaba en una unión. El orgasmo de ambas llegó junto, al sentirlo nos oprimimos más, me dolían las piernas pero quería estar aún más cerca, y por entre las nalgas de las dos salían nuestros jugos. Al acabar nos miramos a los ojos y poco a poco nos fuimos separando, un ruido chistoso salió de nuestras cucas y un mar de fluidos mojó la cama. Las dos sonreímos y nos acomodamos para descansar una a lado de la otra con las piernas entrelazadas los senos unidos y las bocas siempre besando a la otra ya sea en los labios, la cara, los hombros.

Evidentemente esa noche Ana y yo dormimos juntas, nuestros cuerpos entrelazados y cada que una despertaba entre sueños seguía besando a la otra, el amanecer nos sorprendió con una mano de Ana en mi cuca, y mi mano tocando su trasero. Al levantarnos vimos que la sábana tenía un manchón amarillo con restos de sangre, decidimos dejarla hasta el otro día en que haríamos la limpieza. Ana habló a su casa diciendo que se iba a quedar conmigo todo el día y pidiendo permiso para pasar la noche, afortunadamente la respuesta fue positiva. Mientras ella hablaba por teléfono me senté en el borde de la cama con las piernas abiertas, quería revisar mi cuca, la pobrecita me dolía un poco, abrí mis labios mayores y menores y pude constatar que la entrada de mi vagina era ahora un poco más grande y roja, Ana al verme en esa posición se acercó y me dijo que se le antojaba darme de besos ahí, yo le dije que me chupara cuanto quisiera, tarde más en decirlo en que Ana estuviera lamiendo mi cuca, con mis manos acariciaba sus senos, un pequeño orgasmo me llegó al momento que Ana jugaba con mi botón, le dije que quería chuparla también, nos volvimos a acostar ella encima mío con su cabeza clavada en mi cuca, veía de cerca su agujero, el cual al sentir mi boca empezó a sacar jugos, estuvimos lamiéndonos, chupándonos en un 69 de amor.

El desayuno de ambas fueron los líquidos que desprendieron nuestras vaginas, tal parecía que la noche anterior sólo era el preámbulo de una intensa relación de dos adolescentes iniciándose en una relación amorosa, con nuestros dedos continuábamos acariciando nuestras mojadas vaginas, Ana en un momento de desenfreno jaló de mis pocos bellos púbicos, hice lo mismo en señal de venganza, ese día por poco nos dejábamos calvas de nuestras cucas, luego de eso ella acerco un par de dedos a mi interior, hice lo mismo y mientras nuestros dedos recorrían nuestra intimidad nuestras bocas no paraban de chupar y lamer nuestros clítoris. Fue maravilloso, nunca pensé en mi corta edad que el amor fuera eso, una perpetua entrega.

Después de estar más de media hora haciendo ese espléndido 69, Ana se levantó y me dijo que nunca existiría nadie más para ella, ambas juramos que ese amor no acabaría y que lo mantendríamos por siempre, que cuando pudiéramos independizarnos de la familia viviríamos juntas como pareja. Como ambas teníamos hambre bajamos a la cocina a prepararnos unos huevos con salchicha, mientras hacíamos acopio de nuestros alimentos, sonó el teléfono y yo contesté, eran mis padres para preguntarme cómo estaba, volvieron a decir que hasta el domingo regresarían por la noche quizás hasta el lunes, dependiendo de la salud de la abuela, que hablarían mañana por la tarde para confirmarme su regreso. Cuando colgué el teléfono me asomé a la cocina y vi a Ana que se estaba metiendo una salchicha por su vagina, me acerque a ella y noté como el embutido se perdía por su cuerpo, para luego sacarlo y ofrecérmelo. Abrí la boca y probé tan rico manjar, entonces hice lo mismo, metí otra salchicha por mi vagina, la estuve meneando un buen rato, para sacarla empapada de mis jugos, y se la di a comer a Ana, Luego volvimos a repetir el meternos una salchicha, pero en vez de comerla la guisamos con un par de huevos y ese fue nuestro desayuno.

Ese día ambas estuvimos todo el tiempo desnudas, no hacía falta vestirnos, no íbamos a salir, teníamos alimentos, con un par de llamadas tranquilizábamos a nuestros padres y lo más importante, podíamos estar viendo a nuestra amada dispuesta para entregarse en caricias y besos. Mientras tomábamos el desayuno Ana y yo señalábamos esas cosas, incluso soñábamos despiertas que esos días eran el preámbulo de lo que sería nuestras vidas cuando nos independizáramos que ella y yo seríamos por siempre pareja, que la noche anterior había sido el rito de nuestra "boda", que a partir de esa noche dejamos de ser "noviecitas" para convertirnos en "esposas-amantes", ahora ya se había dado la entrega y los días por venir deberían ser mejores.

Ana me preguntó si me había arrepentido de algo, a lo que me puse a reflexionar y le comenté que ayer cuando le estaba metiendo tres dedos hubiera deseado introducir toda mi mano, ella se sonrió y dijo que también ella lo deseaba pero que le daba miedo, nos pusimos a platicar que no debíamos de temer si al fin y al cabo un bebe sale por ahí pues una mano podía pasar, pero que a lo mejor era cuestión de práctica.. -Eso lo podemos resolver fácil, nada más con que sigas haciéndome el amor a cada rato- me dijo Ana con una sonrisa pícara; le advertí que también era necesario que revisáramos nuestras vaginas para cerciorarnos que todo estaba bien. Nos levantamos corriendo de la mesa de la cocina y entramos como dos locas en mi cuarto ella se tumbó en la cama con sus dos piernas abiertas y me dijo que la revisará, me acerqué con ansias y distinguí su vulva, abrí sus labios y los note enrojecidos, se lo comenté y ella pidió que la revisara bien, me acerque más y noté su olor, por lo que me empecé a excitar, Ana quería también verse por lo que fui a mi cómoda a tomar un espejo de mano y se lo entregue, ella lo acerco a su pubis y notó lo que miraba, en verdad que no tenía nada sólo ese olorcito que a mi me ponía loca, así que en un arranque de atrevimiento le di un lenguetazo, ella me pidió que siguiera mientras veía como le hacia el amor a través del espejo, entonces mientras le daba una serie de besos y chupadas a su vagina ella observaba por el espejo lo que ocurría, cuando intenté meterle un par de dedos ella me pidió que lo hiciera lentamente para poder ver bien como se los comía, así lo hice, y en verdad que era excitante para ella pues su lubricación era intensa, tanta que no paraba de escurrirle por entre las piernas, con mi boca recogía esa savia de amor, con dos dedos dentro procedí a meter un tercero, y luego el meñique, sólo mi dedo pulgar estaba fuera de ella, el cual se encargaba de oprimir su clítoris, su orgasmo fue tremendo, la cantidad de líquido que soltó, fue tal que no lo podía contener todo en mi boca, por lo que las sábanas quedaron bien mojadas.

Repuesta del momento Ana me dijo que si quería ahora yo ver por el espejo como me hacía el amor, no hacía falta la propuesta, estaba deseando desde que empezamos con ese juego ser también quien observara cómo me hacía el amor. Me recosté exactamente en el mismo lugar que ella dejó, para poder sentir en mi piel los jugos que dejó impregnados en las sábanas, abrí mis piernas lo más que pude, tome el espejo y lo acomodé de tal forma que no perdiera el más mínimo detalle, Ana entonces procedió a iniciar con sus caricias y besos en mi cuca, me llamó la atención que mi clítoris parecía que creció un poco más, su tamaño ahora era como de unos 2 cm, y cada que lo chupaba se iba engrosando y alargando creo que llegó a medir el doble. Después inició a meter sus dos dedos, era maravilloso ver como mi vagina absorbía los dedos de Ana, por mi parte contraía el abdomen para tratar de apretarlos más, ella se dio cuenta enseguida, por que al introducir el tercer dedo le costó un poco más de trabajo. Con sus uñas arañaba mi interior, era algo salvaje pero hermoso a la vez, creo que el resultado de ese dolor y el morbo de ver como me hacía el amor, destapó en mi otra oleada de placer que se reflejó en mis fluidos.

Al terminar mi orgasmo Ana se acostó a mi lado y no paraba de besarme y decirme cosas bonitas: que era su amor, que nunca me dejaría, que siempre seríamos "esposas", en fin fueron tantas que sentí como un arrullo y dormite por unos minutos. Fue como a las 11:00 de la mañana cuando después de un breve sueño, ambas despertamos mirándonos a los ojos, Ana me preguntó que cómo sentía, le dije que algo cansada pero que estaba feliz, ella comentó que le pasaba lo mismo. Luego de sonreírnos le pregunté si había notado cómo creció mi clítoris, ella confirmo que le había llamado la atención cómo mi botón creció más, incluso dijo que parecía un pene de bebe, nos reímos hasta que Ana señaló que le encantaría sentirlo otra vez en su boca, pero más aún intentar que se lo metiera por la vagina, al escuchar eso enseguida sentí deseos de hacerlo, por lo que me acerque a su oído y le dije en voz baja: Quiero ser tu esposo cariño, y meterte mi clítoris lo más que pueda.

Ella enseguida se excitó y me empezó a besar de una forma super sabrosa, toda su boca y lengua llenaban la mía, después se acostó con las piernas lo mas abiertas, enseguida me acomode para hacer la tijera, es decir juntar nuestras adoloridas vaginas una contra la otra, ella abrió sus labios lo más que pudo con sus dedos yo hice lo mismo y note como mi clítoris salía, lo pase por el suyo un poco y lo enfilé a su entrada, me sentía como si fuera un hombre de verdad, aunque en tamaño era muy reducido comparado con nuestros dedos ella decía que sentía como se lo metía, nos empezamos a mover como dos locas, y otra vez, besos, caricias, mordidas y el orgasmo de ambas inundó las sábanas.

Ese primer día de amor tenía apenas unas horas de iniciado y no parábamos de hacernos el amor, cualquier pretexto era bueno, el desayuno, una revisión del estado que guardaba nuestro cuerpo, el descubrimiento de que tenía un clítoris desarrollado, todo servía para iniciar con más y más amor acompañado de sexo. Nadie de la familia de ella y mía sospechaban nada, éramos un par de adolescentes que estaban en casa de una haciendo mucha tarea. Ese pensamiento y posterior conversación con Ana fue lo que pasó en esa mañana. El medio día nos encontró como dos recién casados haciéndonos un sin fin de caricias y besos, ambas desnudas, ambas amantes.

Continuará….