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Buscando consejos

en Jovencit@s

Hola a todos:

Después de pensarlo y charlarlo mucho recurro a ustedes ya que estamos bastante desorientados y no sabemos qué hacer.

Antes que nada nos presentamos y les contamos nuestra historia para que tengan una idea de cómo viene la mano.

Somos tres amigos: Iván, Mauro y Adriano (quien escribe). Los tres tenemos 14 años y hace poco tiempo que nos iniciamos en esto del sexo y ya estamos medio perdidos.

Hace un tiempo nos picó esto de la masturbación. Fue de manera casual, aunque no tanto. Les cuento.

En nuestro curso hay dos compañeras que nos tienen locos. Dan ganas de hacerle cualquier cosa, pero ellas no nos dan bola ya que se fijan en los chicos más grandes.

Una tarde estábamos en mi casa y nos pusimos a hablar del tema. Los tres nos calentamos y en un momento dado salió lo de hacerse una paja. Mauro lo propuso y nos pusimos colorados ya que de esta cuestión nunca habíamos hablado. Sólo una vez le hice una pregunta a mi vieja sobre el tema. Ella es médica y algo me contó. Me explicó que no era nada pecaminoso, que era natural y que ya me iba a hablar del tema con profundidad. Solamente me dijo que siempre tenía que estar limpio, mis manos y mi pija. Esto último lo supongo ya que nunca más volvimos a hablar, un poco porque ella trabaja como diez horas diarias y otro poco porque me daba vergüenza hablar con ella de estas cuestiones. Con mi papá poco puedo hablar, porque él es diputado provincial y casi nunca está en casa.

El tema es que aquella tarde, después de la propuesta de Mauro, nos decidimos a hacernos nuestra primera paja los tres juntos. En realidad Mauro ya se la había hecho y nos explicó cómo tenía que ser. La cosa nos gustó bastante (aunque al principio nos dio vergüenza), y como yo tengo Internet en casa me ofrecí a buscar información sobre esto de la masturbación.

Ese mismo día entramos a varias páginas. Entre ellas a Todorelatos.com. Ahí encontramos un relato sobre distintas formas de pajearse.

Bueno, el tema es que, con el tiempo, probamos todas sus sugerencias. ¡Desde que dimos con esa página han corrido ríos de leche en mi habitación! (Siempre nos juntamos en casa ya que mis viejos nunca están). Tanto es así que hemos dejado nuestros juegos de video y hasta dejamos un poco de lado al fútbol.

Una tarde estábamos haciendo unos deberes. La cosa venía súper pesada y hacía rato que nos habíamos embolado de tanto estudiar. Ivancito propuso que nos pajeáramos un poco. Largamos todo al carajo, nos lavamos bien (porque mis amigos también siguieron el consejo de mi vieja) y nos pusimos a divertirnos. En un momento dado a Iván se le ocurrió que cada uno de nosotros le hiciera la paja a otro. Al principio no nos pareció que fuera una variante interesante pero Mauro y yo aceptamos. La cosa cambió apenas nos tocamos: ¡ja! ¡los tres pegamos un salto de la gran siete! ¡Qué bien que se sentía que otro te la mueva! Estuvimos como dos horas largando leche a cuatro manos, encantados por la ocurrencia de Iván. Ahora nomás, con sólo acordarme de aquella primera vez, se me pone la piel de gallina. Así estuvimos un tiempo y esto nos encantaba. Tanto que una vez Iván y yo nos hicimos una paja en el baño del cole (Él a mí y yo a él). Nos habían dado una hora libre y nos fuimos al baño a pajearnos.

Todo siguió como estoy contando hasta que Mauro se choreó un video porno del video club de su tía. La posibilidad de ver uno por primera vez nos excitó a mil. Instalamos la videograbadora en el tele de mi habitación y nos dispusimos a verla y a pajearnos un buen rato. Nos bañamos bien los tres y nos llevamos a mi cuarto dos litros de leche bien fría y un rollo de papel tissue para la cocina y nos dispusimos a disfrutar como locos.

La película nos puso a mil. En ella se veía cómo dos tipos se cogían a un par de minas y después se las cambiaban. Sin embargo, lo que más nos excitó fue ver la cara de placer que ponían los tipos cuando le chupaban la pija. Veíamos que la respiración se les aumentaba, que entrecerraban los ojos e incluso uno se relamía. La mujer también gozaba un montonazo.

Estábamos agitadísimos hasta que en un momento dado yo digo, como pensando en voz alta, qué lindo debe ser que te chupen la pija. La verdad es que lo dije bromeando, pero Mauro e Ivancito se miraron al instante. Fue ahí cuando Iván propuso que nos chupáramos nuestras pijas. Yo puse cara de no sé qué... pero Mauro dijo ¿por qué no? Al fin y al cabo somos amigos de toda la vida y nuestra intimidad no tiene secretos.

Yo les dije que pasaba, que yo no lo iba a hacer. Iván se puso de pie inmediatamente y le acercó la chota a Mauro y le pidió que se la chupara para ver qué se sentía. Mauro, con un poco de temor (o asco, qué sé yo), se la puso pero con la boca bien abierta. Después la fue cerrando poco a poco e Ivancito largó un suspiro tan largo que pensé que no se le iba a cortar más. Lentamente, Mauro se fue moviendo como la mina de la película y noté que él también suspiraba y le gustaba. Los dos se acostaron y siguieron así por un ratito más hasta que Iván acabó llenándole la boca de leche. Mauro se recontraenojó porque no le gustó ni medio eso.

Entretanto yo quedé a mil, con mi corazón latiendo en mi garganta y con mi boca llena de saliva. Fue ahí cuando le pedí a Iván que me la chupara, para ver qué se sentía. Lo hizo de inmediato y comprobé que era la mayor delicia probada hasta el momento. Mi corazón seguía latiendo con más fuerza en mi garganta y ya casi me babeaba de la cantidad de saliva que tenía en mi boca. Le avisé a Iván, antes de acabar, pero él siguió. A diferencia de Mauro, él se tomó toda mi leche. Después me confesó que él ya se había probado su propio semen y que siempre le había gustado. En fin. Yo todavía no me acostumbro. Mauro, se había recontra excitado al ver cómo yo gozaba. Así que me pidió que yo se lo hiciera a él. Les confieso que me gustó y me gusta mucho hacerlo, sobre todo porque él tiene una pija como de trece centímetros y eso me excitaba más. Me gusta tener ese chorizo en mi boca y sentir cómo sale y entra de nuevo. En realidad, a los tres nos gusta mucho chuparnos la pija, pero a la vez nos hace sentir muy culpables ya que también a los tres nos gustan las chicas y nos calentamos muchísimo cuando en un video vemos que se cogen a una mina.

Es justamente acá donde comienzan nuestros problemas porque nos causa tanto placer como culpa, y por eso hemos decidido escribirles. Acá empiezan nuestros problemas, pero hicimos más.

En nuestras reuniones de paja, como le decíamos, incorporamos la mamada cada vez con más frecuencia. Últimamente lo hacíamos los tres al mismo tiempo, en el piso. Nos reímos porque una tarde nos dimos cuenta que quedamos como el símbolo de reciclar.

Mauro se las ingeniaba para robarse, cada dos por tres, un video. (En realidad, no los roba porque cuando saca uno devuelve el otro, porque sino sospecharían)

Anteayer, viernes 14, no tuvimos clase y, como hacía casi cinco días que no nos pajeábamos, decidimos pasar la mañana en mi casa para ponernos al día. Mauro trajo un video. Como ya era rutina, nos duchamos los tres juntos para empezar nuestra diversión lo más limpios y nos dispusimos a pasar un día bomba. El video que consiguió ayer estaba muy caliente. Las mujeres que se veían eran hermosísimas y, aparte de las mamadas, se las cogían por delante y por atrás. Íbamos por el segundo litro de leche cuando a Ivancito se le ocurre que podríamos probar a culearnos. Esta vez nadie dijo nada por un momento, porque estábamos muy pero muy calientes y ese comentario nos calentó aún más todavía. Pasaron como cinco o diez minutos y, de pronto, Iván se para delante nuestro y nos dice muerto de risa, "vamos, che, quien me la pone". Mi corazón se me puso a cinco mil porque, la verdad, él tiene un culito muy lindo, bien blanco, muy pero muy durito, y, además, porque es más chico que nosotros. Inmediatamente le contesté que yo quería hacerlo. Probé un rato, totalmente desesperado, pero costaba entrar. Me fui volando al botiquín del baño a buscar una crema para las manos que siempre usa mi vieja. Puse mucha cantidad en su culo y en mi pija y lo volví a intentar.

Una vez que se la metí hasta el fondo sentí algo así como un desmayo, como que se me aflojaban las piernas y me faltaba la respiración. Sentí como un gran alivio. Mauro estaba en un rincón, mudo, con los ojos desorbitados pero acabando su tercera paja. Iván jadeaba como si estuviera corriendo. Empecé a bombear despacito, pero sólo me habré movido tres o cuatro veces y acabé llenándole el culito de leche. Justo en ese momento, no sé si casualidad o no, Iván acabó de hacerse su paja y los dos largamos un grito que nos dejó la garganta ardiendo. Caí medio muerto al lado de él y Mauro rápidamente se acercó diciendo: "ahora me toca a mí". Entonces le dije "dale, ponémela". Si bien yo había quedado con mi pija durísima, ni bien me acercó su pinchila a mi culo, se me desinfló casi toda. Primero probó hacerlo sin crema, pero como no quería que me doliera, le pedí que se untara un poco. Para ese entonces mi pija estaba como muerta. Mauro se puso crema, me la acercó y empezó a empujar de a poco. Increíblemente, mi pija empezó a pararse como si fuera el dedo de un guante que uno se está calzando. Mi respiración se aceleró de golpe y empecé a sentir una presión en mi pecho que me gustó como nunca nada me había gustado. Además, en mi culo sentía que su pija tocaba algo que me hacía excitar más. Mi chota comenzó a largar ese juguito transparente y me empecé a pajear como loco mientras él me sacudía sin parar. Se tomó de mi cadera y bombeaba muy rápido, tanto que al ratito acabó. Sentí algo calentito y a la vez que me ardía en mi culo.

Acá vienen nuestras preguntas.

¿Piensan que estamos haciendo mal al hacerlo entre los tres? (puesto que somos muy amigos)

¿Qué nos puede pasar?

Si nada malo nos puede pasar y si no estamos haciendo mal, (y eso esperamos) ¿podrían contarnos o sugerirnos alguna variante para disfrutar más de lo que hacemos (ya sea para pajearnos o para cogernos)?

Esperamos que se hayan calentado con nuestro relato. Les agradecemos un montón toda la "ayuda" que nos puedan dar.

Escriban a adrianofellner@hotmail.com