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Candy y su coño cangrejero

en Jovencit@s

CANDY Y SU COÑO CANGREJERO

 

Lo bueno de escribir relatos eróticos, es la inmensa cantidad de personas que me envían sus experiencias sexuales vía mail. Ellos no se por qué causa no los publican directamente.

A mi me fascina redactarles sus historias.

En Martin Soto siempre encontraran a un amigo.

En esta ocasión me escribe Candy desde Ciudad Bolivar- Venezuela.

Acá le copio su mail:

" Adorado Martín soy una ferviente admiradora de tus relatos, no sabes cuántas veces me has hecho calentar y me has llevado a la masturbación.

Quiero referirte la vez que tuve mi primera experiencia sexual.

Tengo 20 años y ya he rodado bastante, me he ensartado mas de una docena de vergas en mi corta vida.

Sin embargo nunca he podido olvidar a mi primer MACHO, así con mayúsculas.

Tenía catorce años y me sentía una chica super caliente, me pajeaba con la ducha, con bolígrafos, con patas de muñecas y hasta con el envase de un desodorante en forma de pene con el cual me quité el virgo.

No me arrepiento de eso porque así nunca tendría que recordar al hombre que me desvirgara.

Pero me enamoré cuando ya me había desvirgado solita.

En mi casa siempre estaba sola. Mamá puteando con su amante nos abandonaba mucho a papá y a mi otra hermana. Papá buscaba compañía con pura raticas y mi hermana deslechaba a su novio de la universidad.

A mi que no me gustan los muchachitos, sino hombres de verdad no me quedaba otra opción sino masturbarme hasta que algun maduro se fijara en mí.

Papá tenía un amigo, lamentablemente casado, que me gustaba mucho.

De 35 años, moreno y robusto este macho me desvelaba desde que yo tenía once años.

Pero nunca se iba a fijar en una niñita.

Me trataba como a una sobrina. A pesar que yo me le restregaba como una gata y me le sentaba en las piernas, nunca me manoseó ni se sobrepasó conmigo.

Ya de catorce años, aún me gustaba, cada día mas.

La diferencia era que yo tenía cuerpo de mujer y el me veía con otros ojos.

Yo sabía que le gustaba.

Y no perdía la oportunidad de verlo pícaramente y darle besitos cerca de sus labios.

Un día en que mamá andaba fuera de la Ciudad revolcandose con su come muslo, papá tuvo que salir urgentemente por motivos de negocio.

Por telefono le pidió a Ernesto (que así se llama mi pachucho) que me trajera algo de dinero a mí hermana y a mí, porque él no estaba en la ciudad.

Sola en mi casa yo tenía un pepino lavadito llevando sol en la ventana preparandolo para darle mantenimiento a mi vagina. En ese instante llegó Ernesto.

Salí con un pantaloncito corto de algodón sin pantys abajo , una franelita igual sin brasier abajo.

Estaba como quien díce a punto de caramelo.

Me guindé como siempre del cuello de Ernesto, un médico robusto y alto que parecía boxeador.

El me cargó, sentí sus manos en mis nalgas y me encendí.

Intenté besarlo en los labios y me rechazó.

Lo apreté para que no me bajara de sus brazos.

No te vayas le díje.

El me deposito en el suelo, sentí al roce con su cuerpo la dureza de su erección.

Mejor me voy Candy. Me díjo.

No por favor, quiero estar contigo- le díje

El riendose me contestó:

-Si se te va la lengua me van a condenar

Lo abracé de nuevo y le díje:

Si me das lo que quiero no lo diría nunca anadie.

Y qué quieres me preguntó?

Con mi mano derecha lo apreté suavemente entre las piernas, no le quité la mirada de su rostro. Noté que le gustó.

-Quiero hacer el amor contigo le díje.

No hablamos más.

Comenzamos a besarnos y abrazarnos cálidamente.

Sus manos acariciaban mis nalgas y mi espalda.

En segundos me había desnudado.

Recordé que ese día aún no me había bañado y me maldíje por dentro.

Debía tener esa cuca hedionda.

Ernesto me puso los pezones como dos flechas. Sus dedos estaban empapados con mi flujo.

El olor a cuca comenzó a inundar el ambiente. Me dio pena.

Pero a él parece que lo volvió esquizofrénico.

Me lanzó al piso y comenzó a comerme ese coño con pasión.

Yo me dejaba llevar, y disfrutaba todo el placer que me daba.

Boca abajo yo, mordía mis nalgas y jugaba con mi ano sacando y metiendo la lengua, ya me venía en un orgasmo. Fabuloso.

Mamando mi culo sentí dos dedos que entraron profundamente en mi vagina.

Allí no supe mas de mí.

Comencé a gritar y a culear como una desesperada.

Sentí que mi cuca se prendía y apagaba como luz de navidad.

Estaba volando, cuando me sentó sobre una silla, sacó el pene mas grueso que yo haya visto personalmente o en videos.

Me lo puso en los labios.

Y solita me lo fui comiendo con desesperación.

Comenzaron a dolerme las mandíbulas.

Me levantó, se puso detrás de mí, y noté como su verga entre mis piernas me convertía momentáneamente en macho.

Me sostenía debajo de mis axilas.

Me lanzó hacia delante y luego hacia atrás, tratando de ensartarme en el aire por la cuca.

Como un columpio sentía como su pene fallaba y pasaba raspando mis muslos ,volvia a mecerme hacia delante , al venir hacia atrás abrí las piernas ofreciendo el hueco, pero falló de nuevo, la tercera vez abracé mis rodillas y venía de retroceso ofreciendo culo y cuca.

Que se lo trague el que tenga mas suerte me díje.

Ese pensamiento finalizó con un grito fuerte al sentirme brutalmente penetrada por el coño.

Los restos de hímen que quedaban se fueron al carajo.

Cargada y clavada me llevo y me colocó sobre la mesa del comedor.

Yo quedaba a una altura perfecta para el empuje.

Rodillas en la mesa manos sobre el mantel y con una gran carga dentro de mí sentí que me agrarró por los hombros con cada una de sus manos.

Y gocé la mejor culeada que me han dado en mi vida.

Comenzó suave, y fue aumentando la fuerza y la velocidad, que sentí todo mi cuerpo estremecerse ante cada empuje.

Mis nalgas sonaban durísimo cuando el chocaba y clavaba.

Llorando acabé mas de tres veces, el comenzó a venirse. Su bombeó fue tan rico que noté como mi cuca se contrajo involuntariamente y atrapando al mastil comenzó a vibrar y temblar.

El pene quedó totalmente atrapado y sin salida.

El comenzó a gruñir y a gritar como un soldado herido.

-Mi cielo eres Cangrejera , tienes la cuca mas divina que he probado en mi vida.

Después de un buen rato, cuando lo sacó se escucho un ruido parecido al descorche de una botella de champan.

Un chorro de semen disparado desde mi vagina se lanzo por debajo de mis muslos y mancharon al mantel.

Esto fue el inicio de un fuerte romance entre Ernesto y yo.

Es mi macho favorito y lo amo profundamente, el sigue casado.

El gran problema es que me declaré ninfómana y soy coleccionista de vergas.

Ay Martin, lástima que no te tenga cerca de mí para que pruebes esta delicia.

Chao y publicalo "