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La niña gordita

en Jovencit@s

No podía creer que ya estaba solo en su cuarto.

sus ojos me miraban fijamente y luego nerviosamente verificaban a voltear alrededor del cuarto. a percibir almas fantasmas y gente que no estaba ahí. solos y callados. inhalar y exhalar. mi cara cerca a su cara. comenzaba una pequeña mueca/tick-nervioso de sonrisa que ella misma reprimía instantes después. yo arrínconándola contra una esquina de su cuarto. su mamá lejos, ganándose la vida en un trabajo represivo y repetitivo, y yo aquí en su casa con su hija. esto era magnífico. yo y nadia calientes como la chingada. mi verga firme, descansando sobre su gorda vulva. esperando a que ella me dijera algo.

puslé mi verga una vez. sintiendo como los músculos y venas se engrosaban contra sus pequéños, ya húmedos y duros labios. me acerqué y le besé la mejilla. me hize para atrás, volví a revisar sus ojos. quería empezar todo besándola, pero mi boca estaba muy seca, entonces se lo dije "mi boca está muy seca". silencio. agregué "necesito algo de tomar". solté un suspiro haciendome para atrás, mirando como su cara se pegaba a su cuello y un robusto cuerpecito. 12. 12. se acercó cerrando los ojos para picar sus labios contra los míos, antes de hacerse para atrás acomodándo su pelo. después de una pausa tomó camino hacia la cocina, pasando por el pequeño, estrecho espacio que le había dejado entre yo y la pared. cuando pasó y le manosié la cadera, aprovechó para tomarme la mano y llevarme con ella.

en la oscura cocina pidió que le bajara un vaso de las alacenas altas. después de entregárselo, de la pared descolgué un touch-tone blanco para marcar a mi casa. esperé ringtones mientras masajeaba --a través de una falda de secundaria-- las nalgas de mi amante doceañera mientras se agachaba para extraer agua de un garrafón.

nadia se dió la vuelta y me subió el vaso a la altura de mi cara, como signo de espléndidamente sumiso agradecimiento de una fea niña gorda. colgué y tomé el vaso y luego volví a colocar mi mano donde había estado, ahora con nadia de frente era la parte frontal de su entrepierna la que seguí masajeando mientras me atragantaba/ahogaba con el agua, empinando mi cabeza hacia arriba, imaginándome los besos que le estaría introduciendo a mi fiel putita a partir de unos instantes.

nos retiramos de la cocina silenciosamente. ella por delante y yo abrazándola por detrás, sobando y empuñando su pecho, formando los comienzos de unas futuras tetas --conjurándoselas-- durante el largo camino al cuarto.

el aullido de la puerta pareció a los gemidos que yo no esperaba por producir en nadia. con cuidado de no pisar las chingaderas tiradas en el piso, otra vez regresamos a nuestros lugares, debajo de dos posters de colplay que flanqueaban nuestra esquina.

se mantenía tiesa e inmovil mientras la besaba. "niña", "niña", le susurraba. cuando agasajas con mocozas, no hay cariño más dulce que la verdad.

yo (empiezo) "te extrañé"

nadia (pausa) "no es cierto"

yo (asegurándola) "si"

(le doy un mordisco)

silencio

yo (tomando aire) "¿a qué horas va a llegar mi --que diga-- tu mamá?"

nadia (pausa, ojea el suelo, tose) "no sé"

(ojea mis ojos) "más tarde"

yo (minúsculamente impaciente, no sabiendo si es un juego) "¿más tarde?"

nadia (nerviosa, sabiendo que esa no era una respuesta correcta) "a las ocho"

yo (le doy un beso, pulso mi verga)

silencio

yo (algo preocupado, sensiblemente)

"¿quieres que me vaya? ¿estás cómoda?"

nadia (tímidamente) "no sé"

nadia se vé algo preocupada, nada raro. he visto esta mirada ya antes. esta actitud. este marco mental. en este momento verdaderamente no saben qué hacer. no quieren actuar. no saben qué viene después. ha llegado el momento y es completamente distinto a lo que se imaginaban. no tienen control. las cosas no están como fueron planeadas, fantasiadas. piensan en sus promesas de ser niña buena y cómo las han ido rompiendo. piensan y meditan sobre su comportamiento y sobre qué tanto se puede atribuir a sus decisiones y qué tanto se puede atribuir a sus circunstancias. temen sobre que si podrás controlarte. que si te detendrás cuando te digan que no, que ya.

yo (paso mis manos de sus caderas a su frente y pelo, comienzo a acomodar sedosos conjuntos de filamentos)

(suspiro) "no vamos a pasarnos.. más de lo que tú quieras"

(pausa) "cuando tú digas 'ya', ahí nos vamos a detener"

(pausa) "hasta donde tú quieras"

nadia (baja la mirada al suelo, me ojea)

(toma mi mano y la pone en donde pronto le saldrá su teta derecha

yo (bajo el sueter siento un bordado)

nadia (quita su mano izquierda de mi hombro y la baja)

(siento una pequeña mano sobre mi verga)

(trata torpemente de estimularme, no sabe ni donde está o en qué posición está)

yo (alineo, acomodo su mano bien y la hago sobar mi verga adecuadamente)

(sonrío levemente para indicarle aprobación)

"quiero chuparte tu tetita"

nadia (tieza, sin mostrar emoción)

"¿qué?"

acerco mi cabeza y mi boca al área del pecho donde tengo la mano y comienzo a succionar el elusivo pezón, ciertamente escondido alrededor de ese sagrado perímetro, a través de 2 grados de ropa escolar --blanca camisa y sueter azul marino-- absorbiendo petroquímico aroma de suavizante y polyester.

yo (destapando mi boca, regresando a su cara, con fervura controlada, ojos cerrados)

"necesito tu leche, niña"

nadia no hace nada. regreso a besarla, le como sus labios. necesito asegurarla. se tiene que quitar el sueter. al menos eso. cojo su sueter, lo jalo hacia mí un poco para ver la textura, sentirla entre mis dedos.

yo (sugiriendo con pasíón) "quitate esto, niña"

la niña --sin pensar dos veces-- convierte mis palabras en sus acciones. se hace espacio suficiente como para estirar un brazo y rapido meterlo al sueter, que de hecho me doy cuenta que es un chaleco. viendo hacia la nada y sacando un poco la lengua para concentrarse, hace lo mismo con el otro brazo. luego con los dos brazos se lo levanta. dejando ver por abajo su blanca, barata camisa con textura tipo polo, de esas del cocodrilo izod, blanca, con cuello azul marino y con el brusco, deforme escudo de la escuela bordado precisamente por encima de donde pretendía chupar su teta.

el olor es dulce, suavizante de ropa y pegostioso salado rico dulce sudor a desodorante adolescente; y corretear durante el receso y caminar. la esencia de su día venía enropado, envuelto en su sueter --chaleco-- que ahora se unía a las demás chingaderas tiradas en el suelo. sus manos quedaron mesiendose a sus costados en cortas intermitencias de nerviosismo y autocontrol. su mirada fué algo distinto. nunca había mirado sus ojos de tal manera. era una niña; y bonita; y feliz de estar a un paso de encontrarse más dispuesta de lo que jamás habría estado. linda.

yo (tranquilamente) "jamás te has mirado tan bonita"

tome sus pequeñas manos en las mías. lentamente me acerqué, agachándome a su estatura, inclinando la cabeza, cerrando los ojos y abriendo la boca un poco. la besé. su boca tan pequeña, pulsé mi verga.