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Me sentí penetrada por detrás por un chico bisex

en Sexo Anal

Salía de la universidad el viernes en la tarde, la mayoría de los chicos estaban preparándose para la rumba del viernes y yo tristemente me disponía a descansar para estudiar fuerte el sábado y domingo, los exámenes de la semana siguiente me lo exigía, en la salida de la casa de estudios me encontré con Rafael un chico delgado y bien parecido, me saludo, y observé en él un aire de tristeza única, se notaba que había llorado y le pregunté que había sucedido, por que estaba con su ánimo tan decaído, fue cuando me contó con vergüenza que un amigo muy cercano a él lo había decepcionado.

No entendía muy bien su situación pero cuando le pedí que se explicara mas, él me dio a entender que era gay y que su amigo Federico lo había traicionado; Rafael rompió en llanto y en medio de su dolor trate de comprenderlo y le prometí que lo ayudaría, pero realmente no sabía cómo podría hacerlo.

Nos quedamos por un momento en silencio y me despedí de él, con la promesa que el domingo en la mañana visitaría a Federico, para ver que podía ayudar en la relación de ambos. Era evidente que me estaba metida en cosas que no tenía ni experiencia y muchos menos eran de mi interés, pero la forma como se sentía Rafael me motivaba hacer algo al respecto.

El domingo me desperté bien temprano a estudiar, pero no logré mi cometido, de un modo extraño entró en mi imaginación la forma en como Rafael y Federico podían hacer el acto sexual, ¿cómo era posible que un chico le hiciera el sexo a otro chico?, no lo entendía, así que me dispuse a cumplir mi promesa y fui a casa de Federico esa misma mañana del domingo.

Cuando llegue a casa de Federico, me recibió su mamá, una señora un poco mayor y muy amable, al parecer le causo mucha alegría mi visita; llevaba mis libros, puesto llevaba un conjunto sport muy dominguero y mi visera; mi pelo recogido en forma de cola de caballo, me hacía ver muy fresca; eso quizás le causó buena impresión a la señora, y seguro se imaginó que era la novia de Federico. Entre a la casa y allí estaba él recién levantado y con cara de asombro por mi presencia, me invitó a pasar a una sala de estar.

Comencé hablar con él cosas comunes de la universidad y después de un rato le explique el motivo de mi visita, cuando entendió que sabía lo de Rafael, él cambio de aptitud conmigo y quiso enojarse, pero lo tranquilice como pude cambiando de tema y logré que entráramos en mas confianza, al mirar a Federico me imaginaba como era que le hacia el amor a Rafael y eso me incitó hacerle la pregunta sobre el placer de estar al lado de otro chico y no de una chica y su respuesta fue la siguiente:

Mira Lorena –me dijo-, las mujeres a veces se ponen muy frías y no se entregan como lo ha hecho un chico conmigo, a mi me excita que me hagan el sexo oral bien rico y me gusta penetrar un agujero muchas veces, eso, precisamente eso no me tolera una chica, por ese el motivo que le agarré el gusto a una marica.

Me quede atónita por su opinión le dije que quizás no había tenido la suerte de encontrarse con una chica que satisfaga su fuerza sexual, él sonrió y con su mirada me dijo que estaba dispuesto a buscar también a una chica que lo hiciera y precisamente yo estaba frente a él; por un momento creí que estaba frente a un gay que no le interesaba las chicas –y eso me tenía tranquila- , pero Federico estaba dispuesto a tratarme a mi como lo hace con Rafael y eso despertó en mi el deseo de probarme con un macho bisexual, de sentirme quizás como Rafael, penetrada por el ano y miles de cosas mas.

De pronto llegó la señora con un jugo de naranja y muy contenta me dijo que me sintiera como en mi casa, que me podía sentir cómoda y que los acompañara a ellos ese domingo –al parecer casi no recibían visitas sociales-. Federico me miraba sonriente y me invitó a conocer el resto de su casa, visité con él todas las instalaciones y la ultima fue la de él, su habitación estaba bien acondicionada, habían algunos afiches de muchachos desnudos, eso hacía subir mi química femenina; la cabecera de su cama matrimonial era un gran espejo de forma de circunferencia, su televisor con la unidad de DVD instalada y una pequeña nevera, suspiré me dije a mi misma que los estudios seria para mas tarde.

La señora llego y me vio muy cómoda en la habitación de su hijo, y muy intencionalmente cerro la puerta, de modo que quede sola con Federico, en un ambiente diferente –en un ambiente gay-, Federico encendió el televisor y me preguntó que si tenia curiosidad de ver una película gay, accedí y mi sorpresa al ver como era penetrado un chico por otro fue grande, nunca lo había visto, mi corazón latía fuertemente y se notaba a millas de distancia, me recosté en la cama y Federico se me acercó con ganas de culearme, se le veía en sus ojos.

Rompí el hielo y le dije que yo no era un chico, sino una chica, pero las ganas de ser probada por detrás no la podía contener, la verdad sentía ganas de defecar o hacerme caca, pero no era eso, eran ganas de sentir que algo me dilatará mi anillo anal.

-Ven y te hago sentir diferente Lorena, me indicó y yo afirmando suavemente con mi cabeza le permití que tomara la parte del juego.

Me quite la ropa y me coloque en una posición como si me fueran a colocar una inyección de penicilina, alce un poco mi rostro y desde el espejo cabecera de su cama vi. como Federico se desnudo y dejo colgando un largo pene, al parecer no le excitaba mi presencia desnuda, pero con sólo ver un poco de la película gay que estaba corriendo y una sutil masturbación de su pene, esa cosa tomó otras dimensiones.

Se acercó hacia la mesita de noche y sacó un gel transparente, lo unto en su dedo y me lo puso en el ojito del culo, casi salto del susto pero allí fue cuando él ejerció su carácter dominante y me sujeto, él se subió a la cama y colocó cada una de sus rodillas a lado de las mías, todo lo veía perfectamente desde el espejo, en ese instante vi sus dos manos cerca de mis hombros y comprendí que él venia ya con su pene bien erecto a penetrar aquello que no había sido estrenado.

Me sentía bien sujetada por él, pero por detrás y acostada boca abajo, cuando sentí que su cosa dura comenzaba a restregarse con el gel y mi anillo anal, me decía lo importante de estar relajada y así lo hice, que recordara de todas las veces que defecaba y permitía sacar la mierdita de mi recto –de veras era experto-, y así lo hice, él sintió el momento preciso que estaba relajada y dispuesta para comenzar su trabajo.

Empujo un poquito su pene y justo allí cerré los ojos con fuerza, él me miraba a través del espejo y me animaba a relajarme con palabras suaves, hasta que después de un ratito el nuevo visitante de mi pompi, entraba mas profundamente; cuando sentí el vello de su pubis en mis glúteos y la piel de sus testículos chocar con mi vagina, entendí que su estaca la tenia toda dentro de mi, así la mantuvo hasta que me climaticé y comenzó su ritual de sacarlo –no del todo- y meterlo de nuevo.

Cada vez intentaba sacar su pene, parecía que saliera también toda mi mierdita y eso me daba ganas de ir al inodoro, pero aguantaba y dejaba que Federico siguiera, él se percató que yo estaba ambientándome a su vaivén, y fue cuando aceleró su movimiento, ufff, me estaba volviendo loca, me sentía como una gallina cuando es pisada por un gallo. En ese vaivén Federico me abrazaba y me sujetaba duro, no podía hacer nada, simplemente estaba sometida, ahora entiendo a Rafael porque añoraba su macho dominante en la cama, seguía penetrándome y ya sentía un ardor en ojo del culo, pero él no paraba, el dolor me invadió, comencé a gritar de una forma desesperada, no era orgasmo, era otra cosa muy distinta, me hacia pedos que no podía evitar, eso excitaba mas a Federico que me sujeto mas duro aun y comenzó a eyacular dentro de mi recto, hasta que saco por completo su pene, cuando lo sacó, no pude evitar venirme pero en mierdita, entremezclada con su semen blanco. Uff sentí vergüenza y de todo, él se levantó orgulloso de lo que había hecho y yo tome una toalla, me envolví en esta y me dirigí a la ducha más cercana de la casa, saliendo de su habitación, estaba su mamá, feliz que su hijo se había revolcado con una hembra.

No hubieron promesas entre Federico y yo, sólo me dijo que debía comportarme más como una marica, lógicamente no entendí un bledo lo que me quiso decir, lo cierto que en vez de mejorar la situación entre Rafael y Federico, lo que hice fue empeorar las cosas, me despedí de su mamá que estaba mas feliz que nunca y yo adolorida, salí de esa casa caminando despacio, cada paso que daba me recordaba que había sido duramente penetrada por el sitio menos adecuado, pero ni modo, ya estaba sodomizada.

Mi culito me dolía mucho y pasaron varios días para volver hacer mis necesidades fisiológicas con normalidad, pero valió la pena haber experimentado esa forma de sentirme sometida por un macho.