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La Fortaleza

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La misión consistía en lograr penetrar "la gruta de los placeres" ubicada al final de unas imponentes columnas, que de no lograr abrir, harían imposible el logro.

Los valientes que lo intentarían: El Mayor Deseo, dueño de grandes habilidades con sus manos; El Capitán Lengua y los esforzados soldados Glande, Vergara y los mellizos Testicles.

El campo de batalla lucia como una enorme sabana de seda negra. La Fortaleza estaba allí. Observándola de lejos nadie pensaría que fuera tan fuerte y poderosa, dueña de unas colinas gemelas, llamadas por los lugareños Las Tetas, con dos prominencias en la cima de cada colina; seguía un valle hermoso lleno de sinuosidades y un pequeño cráter conocido como el Ombligo. Un poca más hacia abajo un bosquecillo situado sobre un pequeño saliente de terreno: El monte de Venus. Y debajo inmediatamente el objetivo, custodiado por el soldado Clítoris y cerrado por los labios mayores y atenazado por los imponentes muslos.

Informes de inteligencia confiables (no de la CIA por supuesto) decían que si se lograba vencer al soldado Clítoris, era posible que ayudara a penetrar el objetivo. El Mayor Deseo intuyo que el combate terminaría siendo cuerpo a cuerpo y que dependería de la absoluta colaboración de todos sus miembros. Confiaba mucho en el cabezón Glande: terco y cabeza de playa de toda invasión. Sus manos eran hábiles manejando resistencias y minando la retaguardia; el esforzado Capitán Lengua, nunca lo había defraudado; Vergara siempre rígido a la hora de luchar y los mellizos siempre daban el golpe de gracia.

Se inicio la lucha, mientras las manos del Mayor Deseo se encargaron de ablandar la resistencia de Las Tetas, noto como las prominencias se ponían más duras, entonces encargo al Capitán Lengua de tomarlas. Este ni corto ni perezoso a punta de lametones y chupones las fue dominando a pesar de su cada vez mayor firmeza en el combate. Todos notaron que este combate, aparentemente tan lejano del objetivo, lograba poner sobre aviso al soldado Clítoris, quien dio la voz de alerta. Se cerraron más las columnas de los muslos; el terreno sin embargo se tornaba resbaladizo; Glande, Vergara y los mellizos se ocultaban tras el Monte de Venus y solicitaron ayuda a lengua; este realizo su trabajo; las columnas empezaban a abrirse un poco. El fragor de la lucha hacia que sostenerse fuera muy difícil, aunque ya glande intentaba, cual ariete penetrar la gruta, sudando también, lo cual dificultaba sostener la posición.

El trabajo del Mayor con Las Tetas Y del Capitán con el soldado Clítoris estaba dando frutos: las columnas se abrían cada vez más, dejando entrever la gruta: los soldados oían un canto de sirena, pero Glande pidió al mayor que con sus manos se aferrara a los dos grandes promontorios situados en la retaguardia para darles un mejor sostén y empuje: una vez el mayor lo logro Glande penetro en esa cueva húmeda, se extasió con el olor y con el sabor, Vergara empujaba por lo que fue llevado muy adentro de la gruta, la encontró calida y confortable, hubiese querido quedarse para siempre allí, pero fue llamado a rendir informe, salio un momento , pero volvió a entrar. La sensación era sublime, siguió entrando y saliendo, Vergara como un autómata entraba y salía con el, Los mellizos en medio de ese caos de entrar y salir dejaron derramar sus abastos, pero no importaba: la gruta había sido penetrada y la Fortaleza se rendía ante el Mayor Deseo.

Dice la historia que se oyeron gritos ese día, lo que no cuenta es si eran de triunfo o agonía, este servidor piensa que debió ser una mezcla de ambos.

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