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Que rico es violarte a una desconocida

en No Consentido

Era el viernes en el trabajo, el día jueves el gerente me había comentado que iría con varios empleados a supervisar las instalaciones de otro lugar, por lo que en este laboratorio solo estaríamos trabajando 5 personas, al no haber jefe la actividad fue casi nula.

Alrededor de las 2 de la tarde se retiraron mis compañeros de trabajo, yo tenía que esperar la llamada del jefe así que no me podía ir, me dijeron que me dejaban las llaves de la camioneta por si había necesidad de moverla ya que en la zona se realiza cierta actividad en las horas de salida de las otras empresas ubicadas en la zona y como la calle es estrecha en ocasiones nos piden el favor de moverla para despejar la entrada y salida de camiones de transporte de personal.

A eso de las 4 de la tarde suena el teléfono, el jefe me avisa que no van a legar a la empresa, que cerrara bien y que podía retirarme, como ya era su conocido de hace tiempo me tenia confianza, ya sin algo mejor que hacer tomé las llaves de la camioneta y fui a comprar cerveza, regresé a los laboratorios y mientras me embriagaba visitaba páginas con pornografía en Internet.

Ya mas tarde a eso de las 9 ó 10 de la noche salí a comprar mas cerveza, como ya sabía que no llegaría nadie y los sábados no trabajan decidí quedarme e irme el sábado temprano, en la tienda mas cercana se habían terminado las cervezas frías, entonces fui a buscar otra tienda a la colonia vecina, ya rearmado y de regreso quizá serian las 11 de la noche yendo por la carretera observo que debajo de un puente hay una chica esperando el transporte colectivo, ella delgada, morena, bonita a primera vista, de unos 15 ó 16 años, preciosa.

Una idea pasó por mi mente y me orillé situando la camioneta a unos 10 metros de ella en donde había una caseta telefónica, bajé de la camioneta y simulaba estar hablando al mismo tiempo que observaba que no hubiera gente en la calle, ella obviamente noto mi llegada pero como bajé y estaba en la caseta telefónica no me puso mas atención, como vi que la calle estaba desierta me acerque a la muchachita sacando mi navaja y colocándosela en la espalda le indiqué que no se moviera, ella con evidente miedo me dijo:

-Que quieres? Dinero? no traigo.

-No, no quiero dinero.

Acto seguido la empujo hacia la camioneta a lo que me pone resistencia, a pesar de su edad y su complexión delgada, tenía cierta fuerza, ya teniéndola cerca pude apreciar que hacia ejercicio pues sus brazos eran duros, sus piernas también, además cuando se defendió soltándome varios golpes y patadas aprecié que era muy elástica, aunque no soy muy alto, mido 1.68m, peso 84 Kg, siempre he hecho ejercicio y mi peso no es precisamente por grasa corporal, aunque era buena peleadora no le bastó, le apliqué un golpe en el abdomen dejándola sin aire, ella cayó al suelo, aproveché esos instantes para cargarla hacia la camioneta, donde sabia que había cinta para sellar cajas de cartón, con esta cinta le amarre las manos a la espalda, le amarré los pies y doblándole las rodillas le amarré los pies y las manos juntos, un trozo de cinta me sirvió para taparle la boca, entonces cerré la caja de la camioneta y me dirigí hacia la empresa.

En este laboratorio hay un cuarto de refrigeración que se encuentra descompuesto y solo sirve de almacén, hay ganchos para colgar varias cosas, cuerdas, una mesa de trabajo, este cuarto tiene la ventaja de estar forrado de unicell, la puerta de entrada es gruesa.

Al llegar cuidando que nadie me viera la baje de la camioneta, a esa hora era poco probable encontrar a alguien en la calle y menos siendo una zona industrial.

Ella estaba llorando, mientras la cargaba respiraba el delicioso aroma de su perfume, su cuerpo al tacto era duro, la recosté sobre la mesa de trabajo y como seguía amarrada no podía moverse, cerré la puerta, le amarré las manos y pies a 4 cuerdas las que coloqué en cuatro ganchos ubicados en las cuatro esquinas del cuarto haciendo las veces de poleas, cuando corté la cinta que mantenía unidas sus manos y sus pies y luego la cinta que mantenía unidos sus pies ella comenzó a forcejear al tener los pies libres, pero cuando jalé de las cuerdas sus piernas se abrieron y aseguré las cuerdas en otros ganchos, luego corté la cinta que mantenía unidas sus manos y también las tensé de modo que su hermoso cuerpo adolescente formó una preciosa x en la mesa de trabajo colocada en el centro del cuarto.

Cuando le quité la cinta de la boca después de dar un grito de dolor por la posición en que estaba y por despegarse de su boca el trozo de cinta, entre sollozos me pidió que no le hiciera nada, que ella no diría nada si la dejaba ir, que ella no me había hecho nada, que porque le estaba haciendo esto, al escucharla me excité demasiado.

Me retiré un poco para poder apreciarla a detalle con tranquilidad, en realidad era hermosa, su cara indicaba un buen cuidado rostro y su cabello era largo, negro, lacio, y con un olor delicioso, me acerque y se subí sobre ella, comencé a besarla, ella lloraba y movía la cabeza, pero haciendo uso de la fuerza la besé, sentía deliciosa su saliva y sus dientes mientras les pasaba mi lengua, comencé a pasar mis manos sobre su playera azul marino tocando sus senos que cabían perfectamente en mi mano, eran duros, deliciosos al tacto, tocando sus piernas, sus nalgas, haciendo presión con mis dedos por encima de su pantalón de mezclilla negro a la altura de su vagina, estaba sumamente excitado, saque mi navaja a lo que ella dio un grito pidiendo ayuda, le decía –grita perra, que aquí nadie te va a escuchar- hice que sintiera el frío de la hoja de acero desde su cuello hasta su blusa que con un movimiento se rasgo dejándome apreciar su brasier blanco, no pude contenerme mas y lo corte también, haa, sus senos a mi vista, sus pezones negros y pequeños, comencé a besarlos, a succionarlos, a darme gusto con ese par de joyas que el destino había puesto a mi alcance, los besé, mordí, succione, hasta que la excitación que sentía me incitó a romperle su pantalón con la navaja.

Ella no dejaba de gritar, cuando le desabroché el cinturón y corté su pantalón dejándole solo jirones de tela a la altura de sus tobillos observé su lindo cuerpo solo en una pantaleta blanca muy coqueta, con moñito, mordí su clítoris sobre su pantaleta, ella comenzó a orinarse, lo cuál me éxito mucho, sobre todo la sensación de tenerla muerta de miedo frente a mí, sin poderse mover, con la navaja corte su pantaleta y comencé a darle lengua en su vagina, lamiendo su ano y dejándole mojados sus vellos púbicos con mi saliva y sus orines.

Como no tenía lubricante a la mano salí por un frasco de vaselina, ya fuera del cuarto comprobé que no se escuchaban sus gritos, cuando regresé, a ratos me maldecía, a ratos me suplicaba que no hiciera lo que me proponía, pero eso lejos de hacerme sentir remordimientos me calentó mucho mas, le puse un poco de vaselina en la entrada de su vagina y colocando la punta de mi pene en ella comencé a hacer presión, su rostro mostraba una expresión que evidenciaba la angustia y sufrimiento que sentía al perder su virginidad de esa forma, logre introducirme un poco y sus lágrimas salieron de manera mas abundante, para ese momento solo pensaba en satisfacerme con ese cuerpo amarrado frente a mí, conforme me fui moviendo fui entrando mas hondo, ella había dejado de hablar, solo lloraba, no me miraba, tenia los ojos cerrados, apretados, mientras estaba bombeando en su interior regresé a besar esos lindos senos que en ese momento me pertenecían, los mordía al grado de casi sangrarlos, me corrí en su interior, lo cuál fue delicioso, la abracé y me recosté sobre ella sin sacarle mi pene.

Después de un rato sentí como mi miembro volvía a crecer en su interior, se lo saqué y le unté vaselina en su ano, le introduje primero un dedo, luego dos, ella hacía presión para evitar que introdujera mis dedos, cuando sentí que estaba un poco dilatado y aunque la posición era incómoda conseguí introducir mi pene no sin algo de esfuerzo y comencé el bombeo, ella gritaba de dolor, las lágrimas volvieron a sus mejillas, tenía los ojos muy hinchados, también me corrí en su interior, luego saque mi pene y le puse la navaja en su boca para que la abriera y no pudiera cerrarla, con mucho cuidado le hice saborear el sabor de mi pene untado de semen y su propia mierda, sentía delicioso el tacto de su lengua tratando de sacar mi pene de su boca, entonces comenzó a ponerse erecto de nueva cuenta, seguí el trabajo con mi mano hasta que le salpiqué la cara y la boca con otra descarga.

Le dije – eres una zorra – ella solo lloraba y hacía movimientos de asco, le di un golpe en el abdomen para dejarla sin aire, la desaté y la volví a amarrar como la traje, la subí a la camioneta y la fui a tirar desnuda y amarrada a un terreno baldío en una de las colonias vecinas, para esto eran alrededor de las tres de la mañana, aún así tome precauciones para no ser visto, tenía la ventaja de que la camioneta no está rotulada con el logotipo de la empresa y en esta zona esas camionetas de carga son de uso común.

Regresé y dormí con una satisfacción enorme, aunque sentía cierto sentimiento de pérdida, pues me sería difícil volver a hacerle lo que le hice esa noche, me quedé con los trozos de sus ropas, con su mochila donde encontré sus credenciales de la escuela, y a veces me dan ganas de buscar donde vive y tratar de repetirle la dosis porque en serio lector que ella es hermosa.