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Chantaje a una profesora (5)

en Sexo Oral

Después de la orgía en el hotel, decidí esperar hasta el próximo fin de semana para llamar a Lucía. La verdad es que yo había disfrutado mucho en el hotel y quería repetirlo. Además, quería saber si realmente ella había estado durmiendo mientras nos la follábamos y si le había gustado el "regalo" que le habíamos dejado.

Durante esos días se me ocurrió una idea: había que compartir a la profesora con mis amigos. Porque ellos también habían tenido que aguantar sus clases, es más, seguro que a ella le gustaría una orgía donde participara más gente.

Escogí a mis cuatro mejores amigos que sabía que guardarían el secreto y no se lo contarían a nadie. Por suerte, uno de ellos tenía un apartamento en la playa, el lugar perfecto para una orgía. Quedé con ellos en que me esperarían en el apartamento el viernes después de cenar y que yo llevaría la "sorpresa". Solo les dije que no se hicieran pajas en unos días y que trajeran lubricante, así estarían más cachondos cuando llegáramos Lucía y yo.

A Lucía, la llamé el jueves por la noche:

- Hola ¿Cómo estás?

- Bien, hasta que tú me has llamado –contestó ella, aunque no pareció tan enfadada como quería aparentar.

- No te hagas la disgustada. Te lo pasaste tan bien como yo. A ver, quiero que mañana estés en la puerta de tu casa a las 22:00. Ya sabes como tienes que ir vestida, solo necesitas una bolsa con ropa de recambio, un bañador y una toalla. Volveremos a la ciudad el domingo por la mañana. El resto te lo explicaré mañana en el coche mientras hacemos el viaje.

- ¿Qué? ¿Nos has tenido suficiente? Eres un cabrón. Otro fin de semana contigo, estoy harta. No pienso obedecerte.

- Escucha: tengo las fotos y puedo ir al director y contarle que una profesora se ha acostado con un alumno. Así que no tienes otra opción, además, te lo vas a pasar genial, confía en mi. Por cierto, espero que no hayas dejado de tomar la píldora –después de decirle eso colgué.

 

Al día siguiente, llegué a su casa en el coche viejo de mis padres a las 22:00 en punto. Ella estaba esperando en la puerta. Llevaba una falda muy corta que mostraba sus bonitas piernas, una camisa blanca de manga corta con los dos primeros botones desabrochados y unas botas de tacón alto.

Paré el coche, ella puso su bolsa de viaje en el asiento de atrás y se sentó en el del copiloto.

- Espero que el viaje no sea demasiado largo –me dijo un poco enojada- estoy un poco cansada.

- Tranquila solo es una hora y te tengo que explicar algunas cosas, así que se te hará corto –le contesté mirándole el escote. Se le veía el nacimiento de sus preciosos pechos.

- Bueno, pues puedes empezar por contarme a donde vamos.

- Vale –le dije mientras cogía la autopista- vamos a un apartamento en la playa, por eso te dije que trajeras el bañador. Allí nos esperan cuatro amigos míos que también son alumnos tuyos. Me parece que el resto ya te lo puedes imaginar tu sola.

- ¡Eres un hijo de puta! ¿Crees que me voy a follar a cuatro alumnos más? Empezabas a caerme simpático pero veo que eres un chaval sin compasión. –esto lo dijo medio sorprendida y medio indignada. ¡No soy una puta!

- Has sido tú la que no ha tenido compasión con nosotros durante el curso –le respondí. Has sido muy dura con los deberes y los exámenes, además, vas a poder compensar a tu mejor alumno.

- ¿Quién? –preguntó Lucía intrigada. ¿Jerónimo?

- Exacto. Creo que se merece una mejor recompensa que una buena nota por haber sacado notable en tus exámenes. Y también podrás compensar a tus peores alumnos: Javi, Paco, Luís y yo mismo.

- Quizá es verdad que he sido muy dura en clase –dijo suspirando- pero lo hacía por vuestro bien y eso no te da derecho a usarme de esta manera.

- No te hagas la enfadada. Sé que te lo pasaste muy bien en el hotel cuando el chaval y yo te follamos a la vez. Ahora seremos cinco tíos los que te daremos placer. Eres una mujer afortunada, a muchas les gustaría estar en tu situación. No te estoy llamando puta –quería tranquilizarla y animarla un poco, enseñarle el lado positivo.

- Tienes razón con lo del hotel, me lo pasé muy bien. Pero cinco tíos contra mi sola es mucho. No creo que pueda aguantar, me haréis daño y eso no me va a gustar. Además, no me gustar follar obligada con gente que no me atrae.

- Tranquila, tenemos lubricante para no escocerte y no nos pasaremos mucho contigo. Nos lo pasaremos muy bien –le repetí. Ahora que ya sabes el plan, hazme una de tus mamadas para ir empezando la noche. Sé que te pones cachonda cuando chupas una buena polla.

Ella no dijo nada. Pasó un minuto en silencio, mirando la carretera. Luego se quitó el cinturón, se acercó a mi entrepierna y me bajó la cremallera del pantalón. Mi polla estaba a medio gas debajo de los calzoncillos. Me los bajó y me cogió la polla con una mano.

Empezó por una paja con la mano mientras pasaba la lengua por la punta de mi polla. Eso hizo que en pocos segundos mi polla se pusiera dura como una piedra. Entonces, se la tragó entera, como ella sabía hacer. Era una maestra en mover la lengua mientras tenía toda mi polla en la boca. Esa sensación le hacía volver a uno completamente loco. Más cuando te apretaba los testículos con la otra mano y gemía un poco.

- Arghhhh, Lucía la chupas muy bien. Ufffffff, esto es la ostia. Debes de haber chupado muchas pollas en tu vida. Diósssssssss.

- La verdad es que sí –dijo después de sacarse mi polla de la boca. Ya te he dicho que no soy una puta, pero si soy un poco guarra –decía esto mientras me hacía una bonita paja. A lo mejor, algún día, te explico mis aventuras.

- Me encantaría –le respondí antes de cogerle la cabeza y empujársela contra mi polla.

Abrió la boca y se la volvió a meter. Yo estaba en la gloria, succionaba mi capullo como si fuera un biberón mientras me hacía una paja con la mano. Chupaba con mucha fuerza y también movía la mano con velocidad. Además, cada vez lo hacía más fuerte y más rápido.

- Uffffffff, no voy a… diósssssss…… aguantar……… arghhhhhhh……… mucho mááááááás.

En cuanto acabé la frase, empujé fuerte su cabeza hacia abajo para que le llegara lo más profundo posible y me corrí. En el momento del orgasmo casi me salgo del carril porque cerré los ojos y tembló todo mi cuerpo. No tuvo más remedio que tragarse toda mi leche, que fue mucha porque llevaba unos cuantos días sin pajearme. Casi se atragantó pero cuando empezaba a ahogarse se controló y no le pasó nada.

Sacó mi polla de la boca totalmente limpia y, después de subirme los calzoncillos y cerrarme la cremallera, me dijo:

- Vaya, parece que teníamos el depósito lleno. ¿Falta mucho para llegar?

- No ya casi estamos. ¿Me puedes contestar sinceramente a dos preguntas?

- Supongo –dijo ella después de pensárselo un rato.

- Primera: ¿Estabas realmente dormida cuando en el hotel te follamos el chaval y yo?

- Aunque parezca extraño, si, estaba dormida. Tuve un sueño muy raro, soñaba que era follada por el director y el subdirector de la escuela otra vez. La sorpresa fue cuando me desperté con toda la boca llena de semen seco. Eso no me lo esperaba –lo dijo mirándome directamente a los ojos- y me gustó mucho. ¿Cual es la segunda pregunta?

- ¿Estás cachonda después de habérmela chupado?

- Pues si, lo estoy –dijo acariciándose un pecho por encima de la camisa y pasándose la otra mano por la pierna mientras me guiñaba un ojo.

- No te preocupes, ya hemos llegado.

CONTINUARÁ… (os recomiendo mucho el próximo relato: super orgía)

Os agradecería que me mandarais vuestras opiniones a npmrivero@yahoo.es, todas serán bien recibidas. Gracias.