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El salón de la pasión

en Hetero: Primera vez

El salón de de la pasión

Nuestra primera experiencia ocurrió tal que así:

Todo empezó cuando llegué a su pueblo, fui en tren, así que ella ya me estaba esperando en la estación. Que sorpresa al ver que la puerta de mi vagón paró justamente delante de donde estaba ella, casualidades de la vida. Nos besamos en un simple, pero muy tierno beso de recibida. Parecía como si hubiese pasado años desde la última vez que nos vimos.

Encaminamos dirección a su casa donde puedo dormir, sus padres son muy simpáticos, y aceptan que me quede en su casa, en una habitación para invitados. Entonces llegamos a su casa, y parecía que no había nadie, pero el caso es que sus padres estaban durmiendo todo y siendo las 4 de la tarde, por lo visto la noche anterior estuvieron en las fiestas del pueblo. Ella mostraba también signos de cansancio y ganas de dormir. Fuimos a su habitación a charlar, de vez en cuando saltaban pequeños besos mostrando el cariño que le tengo.

No sabíamos que hacer en ese momento, así que fuimos a ver un poco la televisión por si hacían algún programa interesante. Pero nada, eran las 5 de la tarde, así que decidimos ir a dar un paseo por la feria y las pequeñas tiendas del pueblo. Subimos al ascensor, nos dimos un caliente beso.

Estuvimos paseando y pasamos a buscar a una amiga, pero no vino con nosotros, ya que no estaba vestida y quería tomarse un baño, así que fuimos solitos a ver la feria. Bonitos abrazos, agarros y demás sucedían durante ese hermoso paseo. Su sonrisa me enamoraba cada vez que me miraba. Innumerables veces sucedían comentarios calentitos, con una que otra caricia.

Después de ir con su amiga a pasear, hablar y charlar, decidimos ir a cenar a casa, más tarde nos encontraríamos. Llegamos a su casa sobre las 9 de la noche, sus padres ya en pié me saludaron, y casi acto seguido nos obligaron a que fuéramos a cenar, que cenaríamos solos, ya que ellos estaban invitados a casa de unos conocidos. Que sorpresa! Estaríamos bien solitos en casa.

Cenamos solos comentando alguna que otra anécdota, pero rápidamente terminamos, los dos teníamos muchas ganas de estar solos, uno al lado del otro. Terminamos y recogimos la mesa. Nos dirigimos a la sala de estar, estábamos un poco cansado de la caminata y ella mostraba mucho cansancio aun por el sueño retrasado. Encendimos la televisión. Estábamos en el sofá sentados casi separados, yo no podía evitar mirarle a ella, me encanta mirar sus ojos, ver como tímidamente me pregunta "Pero que miras?" y aparta la mirada. Es un juego que me divierte y a la vez me enamora ya que suelta una sonrisa muy picarona.

A pesar de tener una mínima vergüenza por encontrarme en su casa, solos, decidí sentarme a su lado, mirarle, y en un momento encontrarme con mi brazo alrededor de su cuello y sus labios pegados a los míos. Nada podía molestarnos, nada podía impedir que la tuviera entre mis brazos. Ella se abalanzó un poco más sobre mi haciéndome retroceder para quedar respaldado en el sofá, su respiración iba al mismo ritmo que la mia, sus manos me abrazaban por el cuello, mis manos acariciaban su espalda para apretarla contra mi cuerpo. Sentíamos una furia que nos impedía parar.

Entonces empezó lo que siempre habíamos soñado. Mis manos no se conformaban con su espalda, y decidieron pasar a su tripita, la estiré en el sofá, y yo encima de ella seguía besando sus hermosos labios, antes que nada aparte mi rostro del suyo, para ver un signo de aprobación en sus gestos, ella ansiaba tenerme encima. Acto seguido la besé desplacé suavemente mis labios a través de su cuello, y ella no podía esconder el estremecimiento de esas caricias, su piel se tornaba de gallina. Mis manos Bajaron por su torso acariciando sus pechos duros hasta que al llegar a su ombligo le quité la ropa que llevaba, eso dejó al aire sus pechos sujetos por el sujetador. Empecé a besarle el escote, por encima de sus pechos, y con mis manos me deslizaba por debajo del sujetador para acariciar sus pezones, bien erectos ya en ese momento, levanté el sujetador por debajo y los dejé ver, mi boca empezó a jugar con uno de ellos, mi lengua lo movía sin control. En ese momento notaba como sus manos acariciaban mi pelo, me pedía más y yo intentaba darselo. Para ahorrar incomodidad, le quité el sostén dejando ya totalmente libres esos senos preciosos.

Mi pene empezaba a estar erecto, pero no necesitaba nada, darle el máximo placer me excitaba como nunca nada lo ha hecho. Jugué con su ombligo, con su tripita con sus pezones con sus pechos, la volví a besar, en ese momento ella no resistía más la tentación y pasó sus manos por dentro de mi camiseta produciéndome un estremecimiento y excitación sin igual, así que me la quitó para acariciarme aun mejor. Esto no se acaba aquí tenemos mucho tiempo por delante, pasé mi boca por su ombligo pero no me paré allí seguí bajando hasta pasar por encima del monte Venus, por encima de su ropa, noté que empezó a respirar más rápido. Enseguida desabroché el botón del pantalón, y bajé la cremallera, le quité torpemente los pantalones y dejó ver sus braguitas algo mojaditas, la imagen de verla sin ropa, y con las piernas semi-abiertas me excitó aún más, tenía que darle aun más. Empecé a besarle las caderas, ella no hacía más que mover sus caderas por la excitación producida, así que me fui acercando a su sexo, le acaricié por encima de las braguitas, y noté lo húmedo que tenía su sexo, una de sus manos se desplazó hasta la entrada a su vagina para mostrarme que le diera todo, que necesitaba el placer. Su cara reflejaba el cansancio, pero a la vez la excitación, el deseo de querer más. Le quité la ropa interior y enseguida pasé mis manos por su rajita. A cada gesto soltaba un grito y un movimiento de cadera, ella me acompañaba con su mano, y me pedía a su vez que no parara, acerqué mi boca y empecé a lamerle. Su ritmo se aceleró en ese momento me pedía que continuase, hasta que de repente se fue tranquilizando después de un gemido de placer, paró el ritmo pero me pedía que siguiese que no me detuviera. Al poco volvió a coger el ritmo, su vagina no paraba de brotar humedad mis dedos estaban impregnados mis labios también, y ella continuaba llegando al éxtasis. Tuvo dos orgasmos seguidos, pero sin tener suficiente me pidió algo más. Me guió con un dedo para que se lo introdujera, y así fue, le introduje uno de mis dedos una y otra vez, y mi lengua acariciaba su clítoris. Eso pudo con ella, se fundió en un orgasmo gigantesco, su cuerpo temblaba, y su voz no podía más que jadear y gemir. Al momento paré poco a poco y me acerqué a su boca para darle un beso increíble.

La sorpresa fue cuando después se despegó de mi y dijo "esto no se ha acabado" notó que tenía el pene muy erecto, e introdujo su mano en mi pantalón para acariciarlo, entendí que quería decir, así que ahora fui yo quien se recostó en el sofá. Ella me bajó los pantalones y vio mi gran excitación entre mi ropa interior. Me acarició por encima de la ropa. YO podía ver su hermoso cuerpo admirándome, sus pechos aun excitados, sus piernas rozando las mías y sus manos acariciándome el pene desde la baso hasta el glande. También arrebató la ropa interior para dejarme completamente desnudo. Me miró y empezó a lamerme. No podía creer lo que pasaba, nunca sentí una sensación igual, se entretenía en el glande, concretamente en la zona del frenillo adivinando mis puntos más sensibles, me acariciaba los testículos, y entonces empezó a seguir un ritmo suave introduciéndolo todo en su boca. Con los ojos cerrados disfrutaba de el placer que me estaba proporcionando. Abrí un momento uno de mis ojos y vi que ella empezó a acariciarse también, al ver eso enseguida le dije que se pusiera encima, adoptamos la postura del 69, y allí estaba otra vez bien mojada. Mí momento no tardó en llegar, estaba muy excitado para aguantar durante mucho tiempo, ella lo dejó derramar por su cuerpo.

Se limpió, y yo seguía estirado sintiendo al aroma de su vagina en mi rostro, mi pene no perdió toda su excitación aun seguía con ganas de más, sin decirme nada ella se tiró sobre de mi para besarme con locura ajustó una de sus piernas para ponerse sobre mío, y con un gesto de aprobación me dijo "acabemos lo que falta" así que se puso de rodillas y con una mano cogió mi pene, lo excitó y sacó de quien sabe donde un preservativo, entonces ajusto mi pene para introducírselo en su vagina, fácilmente entró gracias a lo húmedo que estaba, gimió en el momento reintroducirlo, lentamente. El calor que me proporcionaba me excitó aun más y notó como crecía en su interior. No dudó en empezar a moverse rítmicamente sin pausa, sus gemidos podían oírse a kilómetros su respiración me excitaba aun más, se acercaba a mi para besarme y no parábamos de movernos. Hasta que al final ella se fundió conmigo en un orgasmo intenso donde se paró el tiempo mientras la tenía sobre de mi estirada.

Estaba extenuada por el cansancio y por el sueño que llevaba atrasado, así que la llevé a su habitación en brazos. Era una hermosa imagen verla durmiendo completamente desnuda. Le puse como pude un pijama y la acosté. Yo recogí un poco el desorden y me puse estirado en la cama pensando en todo lo que había sucedido.