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El futbol es así

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EL FUTBOL ÉS ASÍ

El otro día, haciendo limpieza del disco duro del ordenador, me encontré con un e-mail que me había enviado Miguel. Miguel es un excompañero del instituto, un poco fantasma, pero en el fondo buena gente. Después del instituto nos hemos visto un par de veces y en una de ellas, no se muy bien porque, le di mi mail. Pasaron un par de meses sin novedad hasta que llegó el siguiente e-mail:

Hola, majete.

No voy a irme por las ramas, hoy por fin se la he metido por detrás a la Montse. ¿Te acuerdas de Montse? Vino con nosotros al instituto, un curso, en segundo, creo.Morenita, más bien bajita, con buenas tetas aunque no demasiado guapa. Seguro que te acuerdas. Pués resulta que hará un mes o así me la encontré en una discoteca. No veas como ha mejorado. Sigue llevando gafas, pero se ha cambiado el modelo y le quedan mucho mejor. Le dan un poco un aire intelectual, y ya sabes que a mi las sabihondas me ponen (siempre que estén buenas, claro!).

Pues bueno, pues me la encontré en la discoteca. Habíamos bebido un poco (bueno, vale, ella iba completamente borracha) y, no se muy bien como, acabamos follando en un rincón, a altas horas de la noche y con un frio que pelaba.

Luego la llevé a casa y le pregunté si podíamos quedar para otro día. Joder, había que intentarlo! Me dijo que sí, me dio su teléfono y a partir de entonces comenzamos a salir...y a follar. Me explicó que había roto con su novio, y que el follar conmigo le iba bien.

Me sentí un poco utilizado, como un objeto sexual, pero bueno, decidí aprovechar y disfrutar, que yo tampoco soy ningún playboy, ni tengo a las tias a la puerta de casa haciendo cola para abrirseme de piernas. Pero poco a poco, se me fue ocurriendo la idea de que a cambio me debía algo. Si iba a ser solo sexo, que lo fuera hasta el final. O sea, que me dejara metérsela también por el culo, por lo menos de vez en cuando. Ya sabes que desde que se lo hice a Arancha en el instituto que estoy obsesionado con eso, pero tampoco ligo tanto, y cuando lo hago ellas no se dejan. O sea, que desde el instituto que no lo había vuelto a hacer.

Finalmente, un día se lo expliqué. Fracaso total. Como siempre que lo he intentado, se negó.

Hasta que un día llegó la oportunidad. Ya sabes que la es del Madrid, y se iba a jugar la final de la copa del rey. Le propuse que hicieramos una apuesta y yo me preguntó que que quería apostar. No se como se me ocurrió, pero le dije que se apostara su culito. Se lo pensó y aceptó, pero puso una condición: si ganaba ella (o sea, si ganaba el Madrid), sería ella quien me encularía con un vibrador.

Ya sabes que a mi esas cosas no me van nada, pero se me cruzó una brillante idea por la cabeza: si ganaba el Madrid me desdecía y en paz. Al fin y al cabo soy más grande que ella, ¿cómo me iba a obligar? Ya se que es un plan rastrero, pero no se me ocurrió otra cosa.

En los días siguientes me arrepentíVamos, era el Zaragoza contra el Madrid, las apuestas debían de estar mil a uno, ¿en que estaba pensando?Además, ella no paraba de hacer coña, amenazándome con el vibrador.Pasé unos días fatales. Y cuando Beckham metió el primer gol, ni te digo. Se me cayó el alma al suelo. Pero, como el fútbol es así, pasé de la depresión a la euforia en minutos, cuando el Zaragoza remontó antes del descanso.

Odié a Roberto Carlos cuando metió aquella falta (y, sobretodo, pensé que el portero podía haber hecho algo más!), y casi llegué a tocar el techo con el brinco que pegué cuando el Zaragoza marcó el 3 a 2. y, cuando el arbitro pitó el final...

No hace falta que te diga lo que pasó después. Solo que aquella noche lo pasé muy bien....aunque el susto no me lo quita nadie.

Miguel