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La Abadía (2)

en Sexo Anal

II

Una noche estrellada. Desde el patio nuestra Coretta miraba las constelaciones cuando Pierre le tocó el hombro...

-Coretta, shhhh, no hagas ningún ruido, y prestad atención a los gritos que oís en los sótanos...

-Aaa, pues, esos ruidos...

-Venid, venid Coretta...

Y Coretta le siguió ,sin sorpresa alguna. Ustedes saben cual sería la causa de tan extraño comportamiento a ojos del jovencito que le llamaba y le apremiaba a que apurara el paso. Los gritos se agotaban.

-Debe ser algún lugar de presos! Si tal es mi destino, es salvación el saltar aquellos muros que me encierran en este fétido lugar...-dijo Pierre algo exaltado, con unos ojos de espanto incomparables.

Coretta lo miraba fijamente. Los gritos eran claramente los de una compañera de alcoba. Una de las seis que dormían en el cuartucho.

Tenía que ser Catalina, una jovencita de Ceuta que había llegado apenas hacía dos años...

Ahora era ella la víctima de tan sensual decadencia en aquel Cuarto del Fondo. Quién era el autor de aquella atmósfera de lujuria que se respiraba allí, ni idea, pero tenía que ser un profundo amante de lo grotescamente carnal y voluptuoso.

Y Pierre bajó lentamente las escaleras, y vio aquel Cuarto cerrado, y se dirigió a el. No pudo contenerse, ya estaba a punto de abrir la puerta de roble. Solo había un empujón entre Pierre y el espectáculo de perversión entre Catalina y Vandermeer o uno de los doce monjes(la mayoría de ellos parecían ángeles).

Y Pierre abrió. Coretta no estaba allí a la vista de Vandermeer o de los monjes. Pierre fue arrastrado por una monja al interior del cuarto, y trató inútilmente de asirse al marco de la puerta.

Eso fue suficiente para que Coretta no viera a Pierre por dos días.

Qué pasó con él?? Solo Vandermeer lo sabía, también las monjas Úrsula y Claudine.

Después, lo vio en la clase de Claire.

-Pierre! Qué ha pasado contigo??

-Coretta, al fin me han dejado salir...

-Dónde te han tenido?

-En un sótano más, bajo el sótano... ahí están algunas jovencitas que sirven como cortesanas después. Las enviarán tal vez a Inglaterra, o a Bizancio.

-O sea que...podrías ser enviado como cortesano?

-A los muchachos no se les asegura nada. Es más probable que si te eligen, vayas a Bizancio, o tal vez vuelvas a Italia.

-Prefiero escapar...!!

Claire miró a Coretta...

-He oído toda tu conversación, jovencita...o la mayor parte de ella...

Escucha...pocas de nosotras pueden tener el privilegio de no resignarse a la voluntad de el caballero Vandermeer, o de Lacroix... mucho menos a la del cardenal Fuste, y tu eres una de las que están como candidatas a entrar en el entrenamiento.

-Y qué puedo hacer...

-Podrías fingir resignación...y cuando esté confiado el cardenal... podrás irte libre a algun pueblecillo del sur de Francia... o podrías casarte con un caballero andante y rehacer tu vida- Respondió Claire con cara de preocupación.

No podrás salir de aquí hasta que Vandermeer ordene que salgas.

 

 

El día pasó.

Por la noche, todos se prepararon para la habitual cena, la oración, etcétera.

Después de la oración, el señor Lacroix se le quedó viendo fijamente. A la luz de algunos candelabros, en su rostro se dibujó una lasciva sonrisa. Coretta no hizo más que dedicarle una tímida y rápida sonrisita inocente.¿Qué iba a hacer la niñita de once años ante el nuevo sacerdote de 20?

Pierre se dio cuenta. Entonces le comentó a Coretta. A el le ha gustado sodomizar a varias chiquitinas. Solo recuerda lo que te ha dicho Claire.

-Pero... como...Qué haré??

-Mira, Coretta, en mis quince años de vida, he oído de las cortesanas, y las preferidas de los de las noblezas las hacen ricas. Siempre les compran casas....

Ya después de entrar a los cuartos, Lacroix entró y tomó del brazo a la niña.

Coretta fue callada con él.

Pierre se quedó viendo desde el cuarto. Igual Stilianos, Catalina y Marcelina.

-Escucha, niñita. Vendrás conmigo a los sótanos. Serás enviada a la nobleza de Italia.

-Qué hará conmigo, señor?

-Algo que te gustará.

Coretta se sonrojó y se preparó

Aunque el ano se cerraba...pensó en la clara de satisfacción que Claire había puesto cuando Vandermeer se volvió completamente loco...

Llegaron a la habitación de las camas.

No estaba Vandermeer. Menos mal, pues su tremendo falo si que dolería al entrar.

-Si no quieres sentir cosas malas, entonces no reniegues, niñita. Te prometo que no te haré daño. Está todo bien?

-Si señor.

Entonces Lacroix sonrió.

Sacó la grasa del cajón que ya sabía.

Todo continuó con normalidad, como había visto ya con Claire.

Entonces la jovencita monja Claudine abrió una puerta cerca de la cama donde estaba Lacroix, y vio dentro de ese cuarto a Ivana convulsionándose ,con la cara muy roja. La sodomizaba Nardo. Nardo casi ordeñaba las tremendas tetas de la preciosura de monja mientras de seguro le echaba las lechadas en el ano.

De hecho, Ivana gritaba como si le estuvieran metiendo carbón por el ano y como si le gustara...

Cuando menos se lo esperó, Coretta sintió una caricia en la nalga derecha.

Se sonrojó mucho. La suave mano del joven sacerdote se posó en su delgada pierna.

Al parecer, al joven Lacroix le habían encantado las pueriles facciones de la niña.

Sintió la mano engrasada en el ano, y después volteó a ver las dimensiones del falo, pero se detuvo a contemplar el escultural cuerpo del joven. Tocó el duro abdomen.

Y le encantó sentirse entre los brazos del sacerdote...

Vio el falo. No era tan grande ni rugoso como el del otro.

Entonces sintió la presión del falo tratando de entrar. Y Coretta se retorcía disgustada.

-No te muevas tanto! Solo te lastimarás!

Entonces empezó el mete y saca. Mientras sentía el pene erecto muy adentro, los besos en el cuello, que casi eran succiones ,y después los dedos pellizcando sus pezones...los gritos de Ivana eran aún mayores.

Después de un rato de bombeo, Coretta empezaba a sentir la lujuria total.

Las caderas de la niña se meneaban y se meneaban sin control, y a Lacroix le estaba gustando más y más.

Las manos se iban a las nalgas.

Coretta tenía los ojos abiertos de par en par, y las manos las tenía en su vagina...y se jalaba duro el clítoris, y casi deliraba.

-Ay! –se le escapó a Coretta...

La irritación en el ano era casi placentera. Más bien era morbo.

La niña movía las nalgas a un ritmo endiablado, y Lacroix estaba con la boca abierta.

El ano le ardía a la niña. Casi sentía que se quemaba de tanta irritación, pero le gustaba mucho sentirse así...

Coretta seguía cabalgando a su instructor. Lacroix lamía el cuello de la niña, sus orejas y mordía su cabello.

Se ruborizó, pero no de vergüenza, sino de calentura. Estaba completamente loca...

-Ayyyy!!!!!!!-Entonces vociferó lo que Claire había gritado esa vez- El ano me explota, padre!!!!!!!!!!!

A Lacroix le encantó el gritito de la niña y se volvió loco mientras le daba una azotaina, la sodomizaba sin control y mientras pellizcaba los pezoncitos que estaban durísimos.

Lacroix acariciaba las piernas de la niña lascivamente, se solazaba pellizcando las nalgas...esas nalgas suaves...blancas...

Coretta tenía su mente llena de lujuria y morbo...y quería estar ahí toda la madrugada, culeando y culeando...

 

Entonces la chiquilla se derrumbó mientras se desvanecía en un intenso orgasmo. No menos intensa era la irritación.

Cada vellito de su cuerpo se erizó... El joven sacerdote lanzaba los lecherazos en todo el ano de la chiquilla.

La lubricidad de el rozado ano era enloquecedora para el cura...

-Buffffff ....aaaaaahhh!!!!!!!-bufaba el sacerdote mientras lanzaba potentes lechadas en el ancho ano de la niña.

-Aaaaayyyyy!!!!!!!-gritaba Coretta totalmente enloquecida por los lecherazos...

Toda mareada y atontada cayó y golpeó con su frente la cara de Lacroix.

El sudor de la niña quedaba en las manos de Lacroix, y ahí quedaron los dos exhaustos... la niña sobre el pecho del cura.

Ambos se levantaron y Lacroix ordenó a la niña que se vistiera y que se fuera a dormir.

-Mañana debo partir hacia Flandes. Te veré después de un tiempo.

Y vio en el otro cuarto a Ivana. Aún estaba siendo sodomizada, pero ya se había corrido más de cuatro veces. En realidad estaba gozando como un cerdo...

La jovencita monja ,exuberantemente hermosa y tal vez yierna.. de piernas blancas y delgadas, de cabello agarrado en un chongo sobre su cabeza, y ese rostro güero y pecoso, juvenil y de sonrisa lasciva..Si no la conociera Coretta diría que era una monja impecable.

-Ayyy!!! AAAYYY!!!!!!- Ivana ya no podía más...los orgasmos la iban a desmayar, y casi llegaba al quinto...

Pero Nardo aún no se había corrido. Aguantaba como loco, y seguía masajeando las enormes tetas de la monja.

Los pezones estaban increíblemente hinchados. Las venas de la frente de Ivana casi iban a reventar, pues la sangre la tenía toda en la cabeza, al parecer.

Las mejillas de la monja estaban rojas y sudadas. Pero aún sonreía.

El jovencito la ensartaba más y más duro, pero su pene no era tan grande y le daba gran placer a la lasciva monja.

Las manos de la preciosa monja agarraban la cabecera de la cama, y Nardo la tomaba de los pezones y la jalaba hacia él rítmicamente.

Ivana iba a gritar más, las nalgas le temblaban de la tremenda excitación. Ya era un placer terrible, a juzgar por los movimientos enloquecidos del culo y de la cabeza.

-AAAAAAAAARRGGHHHH!!!!! YAAA ¡! YA!!!!! ME VUELVO LOCAAA!!!!

El quinto orgasmo llegó cuando Nardo le mordió el cuello y lo dejó rojo.

Los hombros de la jovencita estaban llenos de saliva...Nardo los babeaba constantemente.

Entonces la monja gritó cuando el jovencito eyaculó potentemente en su ano enrojecido.

El chico se convulsionó y echó la cabeza hacia atrás suspirando.

La monja se agarró los pezones y los retorció con fuerza mientras gemía pausadamente.

Y quedó suspirando también...tratando de no ahogarse.

Entonces Coretta se fue a dormir. El ano estaba irritadísimo, pero pensó que había valido la pena.

Después vio a Ivana caminando por el pasillo. La pobre joven caminaba como si tuviese un talluelo de rosa entre las nalgas...

Para ella si había valido la pena... después de la docena de intensas irritaciones e intenso orgasmo anal...