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Hija de Tigre, Putita

en Jovencit@s

Hija de Tigre, Putita

Que tal amigos ¿les gustan las historias de niñas menores? Bueno pues ahora les traigo un relato de mi amigo Alberto. Ojalá les guste también ;-)

"Mi nombre es Alberto, tengo 40 años y soy gerente en una tienda de departamentos. Lo que voy a contar sucedió hace algunos meses y me ha dejado tan honda huella que quiero compartirla con ustedes.

En Febrero del año 2000 fui con un buen amigo a un bar de la ciudad y después de una borrachera digna de grandes señores me invitó a ir a una "casa de putas". Francamente yo nunca había visitado un lugar de esos, incluso pensaba que ya no existían y que eran cosa del pasado. Mi amigo me insistió diciendo que no me preocupara porque él iba apagar todo así que como no tenía nada que perder pues nos fuimos juntos.

Con el aire fresco de la noche se me fue bajando un poco la borrachera así que, aunque mareado, estaba perfectamente conciente de lo que sucedía. Siguiendo las instrucciones de mi amigo el conductor del taxi que abordamos se dirigió a una zona de clase media alta, una cuyas casas datan más o menos de los años 40’s y 50’s. Al llegar a la dirección mi amigo preguntó al tipo que estaba frente a la puerta si esa era aún la casa de putas. El hombre contestó que sí y nos permitió entrar.

La casa era muy grande, de dos plantas, con un jardín con fuente en la parte central y las paredes pintadas de rojo, por lo que pensé que era idéntica a las casas de putas que se representaban en las películas de los años 80’s con chicas tanto jóvenes como ya maduronas. Mi amigo de inmediato se fue con una de las maduritas y la dueña de la casa me trajo a mí una verdadera preciosidad de nombre Michelle. Era alta, delgada, de piel tostadita, ojos color miel, cabello lacio color castaño claro cortado finamente a la altura de su barbilla, con mucho porte además de todo por lo que parecía provenir de una clase social acomodada, muy diferente a todas las otras mujeres del lugar.

Bailamos un poco ambas parejas y así supe que tenía 23 años, que vivía en una ciudad más situada a dos horas de ésta, de la que sólo salía para venir a trabajar, además tenía una hija de 2 años. Después de algún rato mi amigo decidió que fuéramos a un hotel cercano pues aunque en esa casa tenían los cuartos privados en la planta alta, mi amigo quería recordar viejos tiempos pasados en aquél hotel. Dicho esto pagamos la cuota por la salida de ambas mujeres y nos fuimos caminando hacia ese sitio. Al llegar cada uno pidió su habitación y nos dedicamos a gozar de lo lindo. Mi chica tenía un cuerpo tan divino como todo lo demás pues la maternidad no le había afectado en lo absoluto.

Después de prodigarme exquisitas sensaciones con la acción de su boca en mi pene, procedí si más dilación a fornicarla de todas las maneras que se me ocurrieron, su cuerpo respondió a cada caricia con igual pasión y lo que más recuerdo son su firmes y bien proporcionados senos moviéndose apenas al vaivén de mis embestidas, así como la inagotable humedad de su vagina. Al terminar y darme su número telefónico particular me confesó que su verdadero nombre era Fernanda.

Quedé tan contento y prendado de esta chica que después de aquello nos seguimos viendo al menos una vez por mes, situación que se ha mantenido hasta ahora y que ha ido mejorando pues ya jamás me cobra sus servicios conformándose solamente con recibir regalos de vez en cuando así como invitaciones al cine, a comer, al teatro etc. Incluso muchas de las veces hemos salido junto con su hija, por lo que la he visto crecer durante todo este tiempo.

El caso es que las vacaciones pasadas decidimos irnos a la playa todos juntos, cosa que encantó a la pequeña Fernanda. Al llegar todo el mundo pensaba que éramos una familia así que decidimos aparentar que así, por lo que pedimos dos habitaciones intercomunicadas para que la nena ocupara una por las noches y así pudiésemos tener sexo sin preocuparnos de que ella nos viera. Durante el día nos la pasábamos en la playa, visitando lugares y disfrutando de las atracciones de esa ciudad turística. Por las noches preferíamos no salir para no dejar sola a la niña, por lo que nos la pasábamos teniendo sexo hasta que nos caíamos de cansancio.

Resulta que en el quinto día Fernanda se quiso ir a comprar unas sandalias que había visto, como yo estaba muy cansado le propuse que se llevara a la niña con ella mientras yo dormía un poco pero la pequeñita no quiso ir y le dijo a su mamá que prefería quedarse conmigo. Fernanda aceptó y se marchó sola.

Yo prendí el televisor para que la nena viera la tele y me salí al balcón a sentarme en una silla mientras tomaba el fresco de la tarde. El caso es que habiendo pasado solo unos minutos la niña me alcanzó en el balcón y sentándose junto a mí en la otra silla me dijo:

Oye Alberto ¿te puedo preguntar una cosita?

Claro Fer, dime.

¿Porqué mi mami te chupa una cosa en las noches?

La pregunta me cayó como bomba así que apenas pude decir:

¿Qué? No te entiendo Fer.

Anoche los oí que estaban haciendo ruido y me asomé por la puerta sin que me vieran y vi a mi mami que te estaba chupando una cosa que tienes entre las piernas. Luego tu te le subiste encima y luego ella a ti y era como que estaban jugando a las luchas.

Si nena, eso estábamos haciendo, ¿pero porqué no entraste a jugar con nosotros también?

Fue lo primero que se me ocurrió decirle para que no pensara mal.

Es que me sentí triste porque no me habían invitado.

Ay chiquita no digas eso, ven tu sabes que te queremos mucho, lo que pasa es que pensamos que estabas dormida y no queríamos molestarte.

Pero si ustedes juegan todas las noches.

Bueno es que así nos gusta. Ándale ven aquí.

Le estiré los brazos para que se acercara a mí y poder abrazarla a fin de demostrarle que no debía sentirse triste. Ella aceptó mansamente y se vino a sentar en mis piernas mientras yo la abrazaba. Así estuvimos algunos segundos mientras yo le decía que la quería mucho y le besaba su cabecita, cuando de repente empecé a sentir que me estaba acariciando mi pene sobre el short. Como éste era de un material parecido al satín, sentía cómo su manecita subía y bajaba acariciándome ahí. Eso me asustó pero como no quería que ella se diera cuenta le pregunté:

Fer, ¿que haces traviesa?

Aquí es donde te chupaba mi mami ¿verdad?

No sé de que me hablas preciosa.

Si yo vi bien que aquí tenías algo y mi mami te lo acariciaba y chupaba. ¿Me dejas verlo?

Para entonces el corazón me latía al máximo, ¡no podía creer que esa niña de solo 7 años me estuviera preguntando y haciendo eso! Pues a fin de cuenta siendo hombre y como ella era la que había empezado pues cerré oídos a mi conciencia y me dejé llevar. La verga empezó a crecer de inmediato y la nena curiosa la agarraba con más fuerza.

¿Ya ves cómo si tienes aquí una cosa? Ya te esta creciendo.

Sí eso pasa cuando las mujeres lo tocan tan rico como tú lo estás haciendo.

¿Entonces sí me dejas verlo? Ándale sí no seas malo.

No porque si se entera tu mamá se puede enojar, ya sabes que es muy celosa.

Yo no le digo nada, deveritas, te lo prometo que no le digo nada de nada ¿sí?

Tenía esa carita angelical justo frente a mí, poniendo una expresión tan tierna y a la vez tan maliciosa que no podía resistirme a la tentación, además no dejaba de jalarme la verga. Nadie podía vernos desde ahí pues el cuarto estaba en el piso 12 y frente a nosotros sólo se veía el mar azul.

¿De veras me prometes no decir nada? Si le dices algo a tu mamá se enojará con los dos y puede que hasta te castigue porque ella no quiere que juegue a eso con otras.

Te lo prometo, no le voy a decir nada nunca.

Está bien pero que conste que ya te lo advertí ¿eh?

Sí.

Entonces la bajé de mis piernas y la paré frente a mí, ella sólo traía puesto su pequeño bikini de tonalidades azules, el pelo peinado con colitas y unas sandalias de color verde. La estuve observando por algunos instantes mientras que ella no me quitaba la vista del bulto entre mis piernas. Le acaricié una de sus colitas con mi mano derecha, se sentía tan suave su cabellito. Cuando volteó a mirarme estaba sonriendo, tenía una expresión de inocencia y felicidad como si estuviera a punto de abrir un regalo de navidad. Le dije:

Bájame el short chiquita.

Ella obedeció de inmediato bajándome el short hasta los muslos. Mi verga erecta saltó por el movimiento balanceándose a la altura de su pancita. La cabeza del glande parecía un hongo enorme apuntando hacia la niña. Fer la miraba sin perder detalle con los ojos muy abiertos y sus mejillitas coloradas.

¿Te gusta?

Sí.

¿Te la imaginabas así?

No, no sabía que tenías una cosa así. ¿Por qué yo no tengo?

Porque tu eres una mujercita y las mujeres no tienen esto, tu mamá tampoco tiene.

Ah. ¿Y porqué tienes todos esos pelos ahí y en la panza?

Porque a los adultos nos salen ¿qué nunca has visto a tu mama?

Sí pero no sabía que a los hombres también les salían.

Bueno solo a los mayores no a los niños.

Ah. ¿Puedo tocarlo?

¿En serio quieres?

Sí, te prometo que tampoco se lo digo a mi mami.

Bueno está bien.

La niña se fue directo a agarrarme mi instrumento con las dos manitas, torpemente, firmemente, como si fuera un cachorro, acariciándolo al igual que mis bolas y los pelos.

¿Qué te parece Fer?

Está muy duro pero se siente rico, además está calientito.

Las caricias me estaban volviendo loco. Tomé la carita de la nena por la barbilla, me acerqué a ella y le di un beso apasionado en la boca como si fuera una mujer adulta. La niña se dejó aunque luego se limpió la saliva con la manita. Eso me dio risa y como ya estaba muy caliente la volví a besar igual y esta vez ya no se limpió nada y sólo se sonrió. Con tanta cosa mi verga empezó a escurrir transparente líquido pre-seminal.

¿Qué es eso que te está saliendo? ¿Te estás haciendo de la pipí cochino?

No Fer, eso esto es una agüita que nos sale a los hombres cuando las mujercitas nos hacen caricias ricas como las que tú me estás haciendo.

¿En serio?

Sí.

Ya sin pedir permiso la niña tomó el líquido que escurría directo de la cabeza de mi pene y se lo llevó a la boquita para probarlo. Con el roce de sus dedos sentí un escalofrío delicioso en todo el cuerpo.

Sabe saladito.

¿No te gusta?

No sabe mal.

Pues fíjate que de ahí también me sale una lechita muy sabrosa, eso era lo que tu mami me estaba chupando la otra noche.

¿En serio? ¿También puedo probarla?

Sí pero para que salga tienes que hacerle muchas cositas con tu boquita y no sé si quieras.

Sí, si quiero, dime cómo le hago.

¿Estás bien segura? A lo mejor te arrepientes.

De veras que no, te prometo hacerle todo lo que me digas.

Está bien, mira. Quítale el cojín a la otra silla y ponlo aquí en el suelo frente a mí.

La niña obedeció corriendo e hizo lo que le ordené.

Ya, ¿ahora qué?

Arrodíllate sobre el cojín.

Ya, ¿y ahora?

Pon tus manitas aquí, sobre mis muslos. Ahora con tu lengüita debes lamer el tronco de mi cosa, desde atrás hacia delante. Ahhhh, así, despacito, como si fueras una gatita.

No sabe a nada.

No, no sabe a nada, lo importante es lo que viene después.

Está bien.

Sí, sigue así....ahhhh.....ahora haz lo mismo pero en la cabeza, despacio, recuerda que eres como una gatita. Mmmmmmmm, asíe se hace preciosa, lo haces mejor que tu mami...ahhhhhh.

Oye le está saliendo más agüita....también sabe saladita.

Cómetela toda....no dejes nada.....ahhhh. Fer mírame ahora.

¿Qué?

Ahora debes chupar la cabeza como si fuera una paleta ¿ok? Despacito ¿eh?

Ajá....está muy grande esta cabecita.

Sí, es que le gusta lo que le estás haciendo...no...no te detengas....ahhhhhh....así chiquita, así....! Ahora chúpala más fuerte nenita como cuando lo haces a una paleta de hielo y no quieres que se derrita. Ahhhhhhhhhhhhhhhh.

La niña mamaba y mamaba sin cesar siguiendo todas mis instrucciones. Ambas manitas agarraban ahora la base de mi verga y sus labios llegaban a la mitad de mi verga en la entrada más profunda. Mirar el vaivén de sus colitas al ritmo de cada mamada y la visión de sus pequeños labios abiertos al máximo mientras mi verga entraba y salía de ellos fue el acabose!

Ahhhh...ya casi nenita, ya casi te doy mi lechita....sigue así chiquita...ahhh...sigue así....AHHHHHHHHHHH!!!!

El primer chorro de leche le explotó en lo más profundo de su gargantita, por lo que se echó para atrás sacando la verga de su boca. Mientras el semen le escurría por la boca le disparé los chorros restantes sobre la cara, llendo a caer en sus labios, nariz y en la frente. Instintivamente cerró los ojitos pero recibió toda la carga de mi verga sin protestar. El semen le escurría por toda la carita mientras ella se saboreaba el que le había disparado dentro de la boca, lamiendo lo que le escurría por los labios.

Cómetela toda mi chiquita, hazlo como tu mami.

La niña recogió la leche que tenía en la frente y se la comió también sin decir nada, sólo me miraba. Yo tomé el que caía por su pequeña nariz y se la di a probar con mis dedos.

Chúpame los dedos niñita, tienes que acabarte toda la lechita o tu mamá se dará cuenta.

Sin dudarlo un momento me chupo los dedos como si estuvieran cubiertos de miel, yo se los metía y sacaba de la boquita tal y como lo había hecho con la verga instantes antes. Cuando se acabó hasta la última gota siguió chupándome los dedos con mucho gusto.

Sabe un poco saladita también pero está rica.

Ahora ya sabes porqué me la chupaba tu mami. Vamos a lavarnos para que ella no se de cuenta de lo que hicimos cuando regrese ¿ok?

Sí.

Nos fuimos al baño, le lavé muy bien la carita con jabón y yo me lavé la verga cuidadosamente para no dejar residuos ni olores que delataran lo que habíamos hecho. Le arreglé el peinado, la revisé bien y cuando estuve seguro de que no habíamos dejado huellas de lo pasado me puse de cuclillas para quedar justo frente a su carita y le dije:

Bueno Fer, ya sabes que no debes decir nada de lo que hicimos ¿eh?

Sí lo prometo. ¿Pero podemos hacerlo otra vez?

¿Ahora?

Sí.

No bebé, ahora no porque tu mami no tarda en regresar.

¿Y otro día?

Ante su última pregunta me sonreí pues era obvio que ahora tenía nalguita limpia para gozarla por un buen rato.

No sé, a lo mejor te pido que lo hagamos muchas veces y tú ya no quieras.

¡Te prometo que no! Me gustó mucho chuparte tu cosa y quiero probar tu lechita otra vez.

Está bien, pero deberás hacerlo cada vez que yo te lo pida cuando tu mami nos deje solos ¿sí?.

Sí, voy a ser buena y haré todo lo que me pidas.

Conste ¿eh? Ya es una promesa y tienes que cumplirla.

Sí te lo prometo.

Para sellar el pacto la besé apasionadamente en los labios, lamiéndoselos. Ella se saboreó el beso con la lengua y me sonrió. La volví a llevar conmigo al balcón, ella puso su silla junto a la mía, nos sentamos cada uno en la suya y me dediqué a contemplar el cielo azul perdiéndose en el horizonte. La niña subió sus piecesitos a la silla, se acurrucó de lado para estar más cerca de mí y estiró su manita para acariciarme otra vez por encima del short. No podía creer tanta suerte, ahora sólo debía ingeniármelas para buscar un buen pretexto para pasar más tiempo no solo con la madre sino con la hija. Pensando en eso y al influjo de las caricias de la niña mi verga comenzó a revivir pero en eso se oyó que Fernanda regresaba.

La niña corrió a su lado muy amorosa y le preguntó que había comprado y que se lo enseñara. Eso le dio tiempo a mi instrumento para volver a su estado de reposo. Al día siguiente por la tarde tomamos el avión de regreso a la ciudad.

En la siguiente ocasión les contaré lo que ha pasado desde entonces."

¿Que padre relato verdad? Bueno pues tengo que dejarlos porque al escribirlo me dieron muchas ganas de masturbarme ;-)

Adiosito!

Susy. susyteen@yahoo.com