Me llamo Rubén, tengo 35 años y una hija de 15 llamada Ana.
Mi niña va al Instituto y raro es el día que no trae a una amiga a casa a jugar
al ordenador o hacer deberes. Nunca había prestado atención a sus amigas, pero
una de las veces trajo a casa a una chica llamada Nerea que me hizo fijarme en
ella de lo buena que estaba. La chavala, de su edad, era preciosa de cara, con
un pelo moreno largo que llamaba la atención y un cuerpo diez. Recuerdo que la
primera vez que la vi me puse a cien.
La chica vestía un top blanco que marcaba sus pechos y un pantalón vaquero que
ajustado que hacía resaltar su culo. La estuve mirando de reojo toda la tarde,
imaginándome que se ocultaría bajo sus ropas y finalmente tuve que meterme en el
servicio a cascármela escuchando sus voces y risas. Como la niña no se marchaba
de mis pensamientos, maquiné algo para acercarme a ella y follármela. Pero todos
mis intentos fracasaban debido en parte a mi hija que actuaba siempre como
barrera. Un día, mientras compraba una carpeta en una papelería me fijé en un
libro de parapsicología llamado "Manual de experimentos parapsíquicos 3", así
que lo abrí y comencé a hojearlo. En él habían toda clase de experimentos para
atraer a otra persona del sexo opuesto hasta tu cama, así que ni corto ni
perezoso lo compré y me dispuse a leerlo con avidez.
Aprender la técnica de los mensajes subliminales me llevó poco tiempo. Consiste
en grabar en una cinta corriente de casette unos mensajes que luego se le harán
escuchar, sin que ella lo sepa, a la persona que se deseeposeer. Al principio no
creía excesivamente en este tipo de "magia", pero la necesidad me obligó a
emplear todas las artimañas. Compré una cinta de 90 minutos y grabé en ella
mensajes subliminales del tipo "tu cuerpo me necesita, tienes un problema y
debes dejar que yo te ayude, me deseas, estás cansada y yo te puedo ayudar a
relajarte, etc...que repetía una y otra vez en la cinta. Cuando completé la
grabación le pasé un imás fuerte por todas las espiras grabadas hasta que
desapareció la voz, desimantando el contenido y permitiéndome escuchar la cinta
sin que se oyese nada.
El día señalado me dispuse a iniciar mi plan. Instalé un casette autoreverse en
el cuarto de mi hija y cuando llegaron ella y su amiga Nerea lo puse en marcha.
Las cuatro horas que pasaron las chicas enceradas en el cuarto no dejaron de
escuchar mi cinta sin darse cuenta de ello. La operación duró 3 días. Para el
cuarto día les tenía reservado algo especial. Había grabado otra cinta similar,
pero en ella les decía que cuando escuchasen la palabra "hipnosis" entrarían en
trance obedeciendo solamente mi voz. Les hice escuchar durante algunos días más
ambas cintas y cuando creí que ya estaban lo suficientemente estimuladas
cerebralmente inicié el ataque.
Comencé entrando en el cuarto. Les pregunté a las chicas que que tal les iba el
estudio. Me dijeron que tenían mucha matería y que no sabían que hacer para
digerirla. Intentando animarlas les dije que lo ideal sería grabarla en la mente
igual que con la "hipnosis". Al instante ambas chicas perdieron el control de
sus mentes y su cara cambió. Se quedaron hieráticas mirándome. Rápidamente entré
en escena.
-Escuchadme las dos. Estáis cansadas y cuando yo diga tres comenzaréis a dormir.
Una, dos, tres...ahora vuestro sueño es más profundo. Estáis muy tranquilas y
seguras escuchando mi voz. Cuando yo diga tres profundizaréis más en vuestro
sueño y sólo obedeceréis mi voz, la cual os reconfortará y ayudará. Uno, dos,
tres.... Ahora estáis bajo mi control y obedeceréis todo cuando yo os
pida...estáis de acuerdo...- pregunté a las dos.
-Siii...- contestaron a la vez.
Como estaba mi hija por medio y no quise inmiscuirla le ordené a sólo a Nerea.
-Nerea, escúchame bien, ahora estás bajo mi control. Mañana vendrás a ver a Ana
a la misma hora, y cuando escuches la palabra "hipnosis" entrarás en trance y
obedecerás a todo cuanto yo te diga. Has comprendido...-
-Siii...-
-Y tú Ana, mañana cuando salgas del Instituto, te irás a la biblioteca y no
volverás hasta que la misma cierre. Has comprendido...-
-Siii...-
-Muy bien, ahora cuando yo diga tres despertaréis sin recordar nada de lo que
aquí ha pasado. Habéis comprendido...-
-Siii...- contestaron al unísono.
-Una, dos y tres...-
Ambas chicas despertaron de forma natural. Yo seguí hablando con ellas como si
no hubiese pasado nada y tras un pequeño rato allí salí para mi despacho.
Al día siguiente convencí a mi esposa para que se fuera a ver a a un familiar a
otra localidad y preparé el escenario de mi encuentrocon Nerea. Comencé
ocultando una cámara de video en la habitación donde me la iba a follar y me
dispuse a esperar. A la hora convenida llegó la chica. Vestía una camisa de
color blanco y una falda azul. Le abrí la puerta y le pregunté si quería tomar
algo mientras esperaba a mi hija. Al decirme que si le dije:
-Te voy a preparar un refresco que se llama "hipnosis"...- y al instante la
chica entró en trance.
-Estás ahora bajo mi control... harás todo cuanto yo te diga... estás de
acuerdo...- pregunté.
-Siii...- respondió.
-Tienes novio...?.pregunté con curiosidad.
-Si...-
-Te has acostado con él...?-
-Si...-
Esta última contestación me dejo un poco abrumado, pues me hubiese gustado
desvirgar a la niña, pero enseguida me recuperé del fracaso.
-Cuantas veces te has acostado con él...?
-Dos...-
-Cuando fue la última vez...?-
-Hace una semana...-
-Ahora tu eres una paciente y yo soy tu médico. Te voy a examinar a ver si estás
bien.-
Me acerqué a ella y comencé a acariciarle la pierna hasta llegar a sus muslos.
Los tenía suave. Le metí la mano bajo la falda y le acariciépor encimadesu
braguita. Tenía la entrepierna caliente, así que metí un dedo por debajo del
elástico de la prenda y noté sus pelos.
Mientras, con la otra mano le acariciaba los senos por encima de la blusa. Con
cuidado le desabroché los botones hasta descubrir el sujetador blanco.
Dejé caer la camisa y la falda hasta tenerla casi sin ropa. Se veía super
deseable. Besé sus pechos sobre la prenda y cuando creí oportuno le desabroché
el sosten, dejando al descubierto sus tetas adolescentes. Se veían sabrosas, con
una aureola marroncita, no muy grande, sobre la que se erigían los pezones.
Chupé con glotonería sus pechos hasta derretirme de placer mientras acariciaba
su cuerpo tierno. Le bajé las braguitas dejando por fin libre su tesoro. Allí,
guardado, se mostraba su conejo cubierto por una buena mata de pelo castaño
deseando ser perforado. La tumbé en la cama,separé sus piernas y besé y chupé su
almejita hasta hacer que se corriese. Cuando noté el brillo de sus flujos Le
metí un dedo comprobando que su himen había desaparecido. Saqué el dedo y lo
chupé, notando sus jugos salados. Me desnudé y me situé sobre ella, colocando la
punta de mi polla frente a la entrada de su cueva.
Comencé a rozarde arriba a abajo empapando la cabezota roja con sus lubricantes.
Poco a poco comencé a empujar hasta ver como desaparecía dentro la punta.
Aquello estaba muy estrecho. La saqué despacio para volver a empujar más y más
hasta que mi rabo desapareció dentro de su cuerpo y mis rizos se juntaban con
los suyos. Noté el calor de su vagina y dejé que mi picha creciese aún más
dentro de ella.
Cuando noté que mi cuerpo no aguantaba más comencé un pequeño bamboleo que me
alejaba de su pelambrera para volver a sentirla en mi vientre. Aquella sensación
de placer duró un buen rato hasta que noté que la calentura me invadía, a la vez
que la leche comenzaba a fluir desde mis huevos. Empujé todo lo que pude cuando
el primer cañonazo salía de mi rabo para empotrarse en el fondo de su almejita.
Gemí como antes nunca había hecho mientras mi lefa salía impulsada llenando la
vagina de la niña. Mi cuerpo se descompuso cayendo todo mi peso sobre el de la
chiquilla, clavándome los pezones de la niña en el pecho. La besé en los labios
y le metí la lengua en su boca. Aquel polvo acabó comigo. Tras unos minutos con
el rabo aún dentro de la chica comencé a reaccionar. Me incorporé un poco para
chupar de nuevo sus pechos. Al contacto con aquellos mi rabo comenzó de nuevo a
engordar. De nuevo la bombeé. Ahora mis movimientos eran más pausados por el
cansancio pero más lubricados por la cantidad de leche que se derramaba de su
almejita. No sé cuanto tiempo continué clavándome dentro de ella.
-Cuando notes mi orgasmo córrete...- le ordené.
Seguí follándomela hasta que no aguante más. La chica comenzó a moverse al
compás de mis envestidas hasta ordeñarme los huevos. Cuando mi leche tocó el
fondo de su vagina la muchacha se corrió apretando mi rabo y prolongando mis
corridas más y más hasta elevarme al paraiso.
Nuestras bocas se juntaron enmudeciendo nuestros gritos. De nuevo caí
desfallecido sobre su pecho.
Cuando me recuperé saqué el rabo de su almeja. Tomé la cámara de vídeo y grabé
su coño rezumando leche, su tierna cara de adolescente recien corrida y sus
pechos rojos por mis chupadas.
Le ordené que se asease y se vistiese. Después la desperté y la dejé marchar.
Desde entonces me la follo cuando quiero y estoy pensando en mandarle traer a
alguna amiga para hacer un trío.