miprimita.com

La compañera de mi hermano estudió sicología (1)

en Control Mental

La compañera de mi hermano estudió sicología

Hola colegas. Estoy aquí para ver que tal sale un relato de control mental. Tengo ya la idea y sé que me encantaría que me pasara lo que voy a narrar, pero es solo fantasía… por el momento.

Tengo 18 años. Soy más bien alto, ojos pardos, ni muy moreno ni muy blanco y no puedo quejarme del éxito que tengo con las mujeres, pero dado a ciertos conflictos familiares y mi reciente entrada a la universidad he estado un poco estresado y ya que mi hermano me lo recomendó, decidí acudir a un sicólogo para descargar tensiones. Como nunca visité a ninguno antes, él (que es 9 años mayor que yo) me recomendó a una ex compañera del colegio. En un principio no recordaba quién podría ser, pero por si acaso le eché una ojeada al anuario del año en que mi hermano terminó la educación media para ver de quién estábamos hablando y, ¡vaya sorpresa!

Sin demoras busqué su teléfono en la guía y concerté una cita para la siguiente tarde gracias a que una persona dio aviso de que no podría asistir a la suya, casualmente la última del día.

Pensando en que sería más que divertido ver a una de mis diosas con la que soñaba haber tenido alguna oportunidad en mi preadolescencia, después de hacer cualquier tontería en casa para matar el tiempo, preparé mi ropa y me metí a la ducha para lucir lo mejor posible ante mi atractiva sicóloga.

Una vez listo (y habiéndome resistido a la tentación de una cita con Manuela en el baño) hasta canturreaba mientras conducía en dirección a su oficina y llegué justo a tiempo, pues hace unos 20 minutos que había entrado la persona que estaba antes que yo, por lo que esperaría a lo más otros 10 o 15 minutos para mi turno. Y así fue, porque al rato salió ella junto con la mujer que estaba atendiendo.

Yo que pensaba que la mina (chica) estaba buena en el colegio, pues siempre fue muy curvilínea, con largo y liso pelo castaño oscuro, bonitos ojos marrones y una boquita fresca y apetecible, me quedé dibujado al verla ahora. Su ya lindo trasero había adquirido esa forma increíble de corazón invertido y sus siempre gloriosos pechos lucían aún más plenos, pensando en un chispazo de calentura de lo increíble que sería una cubana entre esos dos buenos melones.

- Así que tenemos aquí al sucesor del Mito…-ella me tendió la mano y me invitó a pasar- Tu hermano me llamó para avisarme que vendrías y que te diera atención especial.

Mientras hablábamos un poco del colegio y de nuestras familias sentados uno frente al otro junto al escritorio, yo fantaseaba con aquello de la "atención especial", debiendo ella volverme a la tierra más de una vez agitando su mano frente a mi cara.

- Bien, Felipe, tiéndete en el diván y dime qué es lo que te aqueja…

Ella acercó una silla y se puso junto a mi, desde donde podía observar sus bien torneadas piernas, pero no podía verle la cara. Estuve ahí divagando por al menos 10 minutos cuando entró la recepcionista y le preguntó si podía retirarse ya que no había a nadie más que atender, a lo que ella asintió.

- Y dime, ¿tienes polola (novia)?

- Sí.

- ¿Qué tal es la relación con ella?

- Muy buena, me gusta y nos llevamos excelente.

- ¿Y le eres fiel?

- Sí.

- ¿Están enamorados?

- Sí, del todo.

- O sea que tienes una buena actividad sexual, ¿no? ¿Te parece lo suficientemente frecuente?

- Bueno, sí, aunque ella es del norte y está de visita en casa de sus familiares así que no nos hemos visto en un par de semanas…

- Y esa actividad…- había algo en su tono de voz que me estaba poniendo entre nervioso y caliente, preocupado por que pudiera notar como se formaba tímidamente pero con certeza un bulto entre mis piernas- ¿La catalogarías de rutinaria o innovadora?

- Esteee…- me parecía que nos estábamos enfocando mucho en ese tema como para mantenerme sereno- Innovadora más bien.

- A ver, Felipe, si te pone tenso hablar de sexo, podemos usar un método que te relajará…

- ¿Qué método?

- ¿Has sido hipnotizado alguna vez?

- No.

- ¿Quieres intentarlo? Así me podrás hablar sin inhibiciones, pero serás consciente de todo lo que digas…

- No lo sé…

- ¡Anda, niño!- su risita cantarina era todo un afrodisíaco para mi bisemanal abandonado pene- Que yo no muerdo. Además grabaré la sesión para que quede registrado todo lo que haga en audio para tu ficha.

- Bueno, está bien.

- De acuerdo entonces.

Ella se levantó y la escuché revolviendo algunas cosas en un armario antes de volver a acercarse con un metrónomo y una grabadora, pidiéndome que me girara hacia un lado y observara atentamente la aguja del aparato que había colocado en su regazo mientras me hablaba en un tono muy suave, comenzando a grabar.

- Muy bien, Felipe, mientras me escuchas no dejes de seguir los movimientos de la aguja del metrónomo… Eso es, concéntrate solo en ese tic-tac tan sedante… Te estás sintiendo muy relajado… Tu cuerpo pesa cada vez más y a la vez es tan liviano como una pluma… Duerme, Felipe, y cuando te diga que despiertes vas a responder a todo lo que te pregunte sin ninguna inhibición, ¿sí?

- Sí…

- Vas a hacer todo lo que te diga, ¿verdad?

- Todo lo que digas…

- Y después vas a recordar absolutamente todo lo que digas, totalmente convencido que ha sido por tu propia voluntad, pero sin sentir ningún remordimiento… Cada vez que yo mencione la frase "niñito travieso" quedarás bajo mi control y de nadie más… Solo esta orden y lo que hagas estando bajo ella lo olvidaras, ¿has entendido?

- Entendido…

- Bien, ¡despierta!

Me parecía que apenas habían transcurrido unos pocos segundos en los que ella me había dicho que le contestaría sin reparos a sus preguntas con total relajo y nada más.

- Bien, así que tu polola es innovadora en la cama… ¿Y tú? ¿Te gusta el sexo tradicional o tienes alguna otra preferencia?

- Me gusta todo, no me niego a probar cosas nuevas nunca.

- ¿Y te excitas con otras mujeres?

- Depende de la mujer.

- ¿Yo te excito?

- Sí.

- ¿Quisieras tener relaciones sexuales conmigo?

- Sí, te tengo muchísimas ganas.

- A ver, ¿qué quisieras hacerme ahora?

- Desnudarte y lamerte entera.

- ¿Por dónde partirías?

- Por tus pezones.

- ¿Te gustan las tetitas de tu sicóloga, mi "niñito travieso"?

En ese momento me quedé en trance. Ella se acercó dejando el metrónomo en el suelo y arrodillándose junto al diván.

- Vas a actuar normalmente, pero sin detenerte a pensar en lo que haces y seguirás todas mis órdenes… - ella se desabrochó la blusa y dejó salir ese par de buenas gomas que no cubría con nada más, poniéndolas a pocos centímetros de mi boca- Ahora vas a ser un buen bebé y a chuparme los pezones como si fuera a salir leche de ellos y tú estuvieras muerto de hambre…

Con cada mano cogí esos apetitosos pechos y estrujándolos llevé mi boca hasta un pezón, sintiendo su deliciosa textura y como se iba endureciendo a medida que lo chupaba como si se me fuera la vida en ello. Era exquisito estar lamiendo esa carne tan tibia, de pezones gruesos y oscuros en contraste con su piel blanquísima que dejaba ver algunas finas venas azules surcando sus pechos. Ella se sentó a mi lado en el diván y acunó mi cabeza entre sus brazos.

- Eso es, mi bebito, chupa bien hasta que me hagas gemir de puro gusto… Despacito, recorriendo la areola con tu lengüita y mordiéndome con mucho cuidado… Así es, que buen niño eres… Ahora el otro pezón… Mhhhhhhh, que cosa más rica como chupa tetita mi nene… Quiero que comiences a comportarte como el hombrecito que eres y me mames las tetas como lo haces con tu polola.

La verdad es que bajo hipnosis o no, yo estaba en el séptimo cielo, comiéndome uno de los pares de pechos más deseados de mi vida y volviéndome loco con sus gemidos ahogados. Succionaba los pezones para luego morderlos y jugar con ellos dentro de mi boca, azotándolos con mi lengua, cada vez más caliente con las instrucciones y peticiones que ella me hacía.

- Está bien por hoy, mi niño.- ella me quito mis ricos bocados y los guardó otra vez dentro de su blusa- Ya sabes que solo vas a recordar lo que me has dicho, pero no lo que has hecho bajo mis órdenes ni lo que conversemos mientras estés bajo mi control…

- Sí.

- Creo que desde hoy renovaré esa amistad que tengo con tu hermano para hacerte algunas visitas domiciliarias… - su risa me hizo sonreír también, como si fuera su cómplice en esos juegos- Hace tiempo que tenía ganas de un jovencito lleno de energía como tú. Esto será muy divertido, ¿verdad, mi nene?

- Sí.

- Ahora vas a despertar cuando vuelva a repetir nuestra frase clave y te sentirás muy bien, despreocupado y relajado y desearás continuar con tu terapia…

- Sí.

- Bien, mi "niñito travieso". Nos vemos la próxima semana entonces.

- Por supuesto.- tenía una sonrisa de oreja a oreja y me sentía mejor que un millón de dólares- No faltaré. Gracias.

- Por nada…-por un segundo pude ver una chispa pícara en su mirada- Más bien gracias a ti.

Continuará…

Pronto colgaré la segunda parte de esta fantasía que he tenido y de cómo dentro de ella me termino enterando de todo lo que pasó para narrarlo. Si quieren escribirme, mi mail es elpipevallejo@hotmail.com