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Recuerdos de mi Prehistoria

en Jovencit@s

Mi colegio estaba lejos de casa y en cambio el de mi hermana estaba en la acera de enfrente, así que mientras mis amigos venían a casa raras veces, las amigas de Pilar venían muy a menudo a jugar al jardín al salir de clase. Eran simpáticas y yo estaba solo y por lo tanto jugaba con ellas, siempre Lola, Macarena y su hermana pequeña Laura y por supuesto Pilar, que era mi ojito derecho.

Yo me hacía rogar un poco para salvar mi dignidad de varón, pero siempre accedía, aumque algunos juegos además de femeninos eran un poco demasiado infantiles para mis trece años. Por eso jugaba al baloncesto, al balonbolea o a los novios o médicos, pero me negaba a jugar a las visitas o a las cocinitas, como a veces pretendía Laura, que solo tenía ocho años aunque ella dijera que nueve.

En mi incipiente picardía yo ya le sacaba algún corto partido a los juegos de los médicos donde ellas eran poco partidarias que les reconociera el pecho, ni aun por encima del uniforme y pretendían que las reconociera solo por la espalda, y si me dejaban simular inyecciones en los brazos, muslos y trasero. Estas eran las reglas.

De "los novios" sacaba besos y abrazos mas o menos apasionados según el día y humor de la novia de turno. Me excitaba mucho y soportaba con gusto los abucheos de las demás y las multas del guardia que algunas veces consistían en hacer cosas poco apetitosas. Como un juego de prendas.

Pilar, Macarena, Lola y hasta Laura, salían a menudo coloraditas y respirando anhelosamente. Sobre todo Macarena que, aunque tenía doce años como las demás, menos Laura, que ya he dicho que era mas pequeña, era mas corpulenta, e incluso un poco gordita y estaba mas desarrollada.

Pilar, mi hermana, siempre ha sido no solo inteligente si no muy viva; siempre se enteraba de todo lo que pasaba a su alrededor. Por aquella epoca era mas bien altita -la segunda, después de Macarena- con unos pechitos suficientemente marcados y según mama un poco ancha de caderas, aunque luego no resultó así hasta que tuvo niños. El pelo lo tiene castaño claro y los ojos marrones, con vestigios verdes. Ya era guapa entonces, con sus faciones tan bien dibujadas.

De Macarena he dicho que era un poco gordita y no es exacto: era mas bien corpulenta -alta y ancha de hombros y caderas, para su edad- que gorda y estaba mas desarrollada que las demás, con sus pechos redondos y bien formados. Muy morena de piel y de pelo, como su madre, que a mi me obsesionaba por entonces, tenía la cara un poco cuadrada, unos magnificos ojos oscuros y los labios llenos y muy rojos. Era la mas impetuosa, pero también la menos condescendiente.

Lola era la pavita del grupo, poco mas alta que Laura, cara redonda, morena de pelo en flequillo, pálida de piel y con los ojos azules, era la menos guapa del grupo, pero la mas condescendiente de todas para mis inciertos avances, dulce de carácter y con mas pecho que Pilar y menos que Macarena. Yo me aprovechaba un poco de su condescendencia, aunque cuando la besaba y abrazaba no se ponía tan roja como mi hermana ni resoplaba como Macarena.

Laura, hermana de Macarena, no se parecía en nada a esta. En aquella edad, entre los ocho y los nueve años, era una gordita graciosa, muy blanca, rubia y con los ojos castaños claros, la cara un poco cuadrada como su hermana, pero algo mofletudilla. Nada desarrollada era sin embargo voluntariosa en el juego de los novios, sin duda para no parecer pequeña y tampoco se dejaba auscultar el pecho por la misma razón, que bien claro ví que por entonces no había otra.

Mi casa es, y era entonces, un agradable chalet con un jardín grande para estar dentro de la ciudad. En la planta semisótano estan la cocina, cuarto de plancha y demás servicios; en la primera las habitaciones de recibir, comedor, despacho etc. y en la parte de atrás los cuartos del servicio; en la segunda, los dormitorios y cuartos de baño el gabinete de mamá y algo mas (cuartos de armarios etc.) que no viene al caso. La tercera, que era nuestro dominio, no se usaba casi nunca. Hay dormitorios de huespedes, cuartos de baño y la escalerita que por un lado sube al torreón y por otro a los desvanes. En los desvanes algunas veces jugábamos al escondite, aunque a Mamá no le gustaba y a Laura y a Lola les daba algo de miedo.

En el torreón solo hay un cuartito pequeño, donde desemboca la escalera, un salon muy grande que trabajosamente habíamos amueblado con un sofá y otros pocos muebles viejos del desván y un pequeño y muy antiguo cuarto de baño a donde no llega nunca el agua caliente.

2

Yo ya sabía algunas cosas, casi todas ellas aprendidas en el colegio y muy pocas trascendidas de bromas de Paco el chofer que entonces teníamos y del jardinero que venía un par de veces por semana a arreglar el jardín.

Una vez cuando era pequeñín, el ama Jenara me estaba bañando y dijo algo así como "¡Ay! Que pililina tiene mi niño que va a volver locos a los chichis de toas las señoritas." "¿Que es el chichi, ama?" pregunté "Pues lo que tenemos toas las mujeres donde tu tienes esa cosita tan preciosa" "¿Tu tambien?" Jenara se reía "Pues claro hijo ¿Que te has creío?". Yo insistí "Enséñamelo, Jenara" El ama se desternillaba de risa y luego se lo contó a todo el mundo. "¡Jenara! ¡Que cosas! -le decía Mama enfadada- No diga esas cosas al niño" Y mi padre, que era cordobés decía "¡Estas paisanas…"

No era gran cosa, pero ya me dejó establecidas algunas diferencias.

En mi clase tenía un compañero, al que llamaremos por ejemplo Varela, que aseguraba que en su casa le metía mano a una muchacha, cosa impensable para mí con las que teníamos en casa, pero que a mi me enardecía escuchar y los mayores hablaban de cosas que uno no entendía muy bien y que no se atrevía a aclarar, pero que algo dejaban entrever.

Mas de uno aseguraba haber visto por el ojo de la cerradura, a sus chachas o sus hermanas desnudandose. Para mí era casi imposible, teniendo en cuenta donde estaban los cuartos de las criadas y a la hora en que me tenía que acostar.

Y así iban pasando los días y el curso cuando un día estabamos cenando Pilar y yo y ella se levantó a no se que y tardó mucho en volver.

Volvía nerviosa y con la cara arrebolada.

-¿A donde has ido? Le pregunté

-Ya te diré - me contestó en voz muy baja.

M e quedé intrigado pero esperé porque la tata Dolores nos estaba poniendo la cena.

Al acabar, y mientras subíamos la escalera le pregunté

-¿Que te pasaba?

-¡He visto a Papa y Mama!

Claro que lo cogí al vuelo y me quede estupefacto. Alguna vez habíamos visto a nuestros padres darse un beso mas efusivo de lo normal, eso sí, al paso. Alguna vez, alguna noche yo había oido algo al ir al cuarto de baño, pero muy poco de particular, algun gritito aislado de Mama, algun suspiro… total nada. Y ¡Verlos haciendo su matrimonio!

-¿Como ha sido? Interrogué ansioso.

Pilar me explicó:

-La puerta del despacho estaba mal cerrada y yo sabía que estaban allí. Fuí a entrar cuando oi´que hablaban con una entonación muy especial: "Pero ¿que haces? decía mama" "Los niños ya se habran acostado" decía papa "Si… decía ella, pero déjame ahora… Luego"

Miré por la rendija con mucho cuidado. Papa la tenía abazada, medio sentada en la mesa y le daba pequeños empujones. "Que loco estás" dijo Mama y Papa se rió. "Por tí, claro"

Ya estaban besandose ansiosos. Papa le dió la vuelta y la fué llevando hacia el sofá. "¿Que haces?" volvió a preguntar ella, ahora en voz muy baja que casi no se oía.

El la tiró en el sofá y se puso encima. Ella separó mucho las piernas y el quedo entre ellas. El le desabrochó el traje metió la mano y le saco un pecho muy blanco. El bajo las mano hacia su pantalon y la ingle de ella y sacó… ya sabes y luego se separó un poco y empezó a dar empujones un poco mas grandes que antes. Ella dijo Uff.. y acabo de desabrocharse y luego dobló las piernas que tenía muy abiertas. (Pilar contaba ansiosamente) Hablaban muchas cosas yo no oía nada y cada vez se agitaban mas. ¡Aprieta! decían los dos. Mama se mordía una mano y luego lo mordía a Papa. El sofá se movía de los empujones y de pronto Mama gritó tapandose la boca con una mano y Papa dio unos empujones salvajes, el sofá crugió mas y el suspiró fuertisimo y los dos se quedaron abrazados, quietos, quietos. A mi me dió miedo y salí corriendo de puntillas.

Pilar se quedó callada anhelante. Estaba muy rara y muy guapa. Sin saber que hacía ni pensar nada, muy excitado, le dije:

-¡Ven! Y la llevé al resguardo de una columna. Le di un gran beso. Ella se encogió pero en aquel momento oimos ruido en la escalera y tuvimos que salir.

Eran nuestros padres que subían.

-¿Como estais ahí todavía? ¿Que estabais haciendo? ¡A la cama que es muy tarde y mañana hay que ir la cole!.

Nos fuimos cada uno a su cuarto, pero Pilar todavía me pudo decir bajito: "Mañana lo cuento" "No se… " dije yo sin saber si se refería a lo de nuestros padres o al beso y al apretón que le acababa de dar.

3

El día siguiente, al salir del colegio vinieron las niñas, ya estábamos casi en junio y las tardes eran muy largas. Entraron, Pilar a la cabeza por el porton del jardín. Yo cosa rara, había llegado antes.

-¿Jugamos al escondite? -dijo alguna

Pilar estaba tensa, pero dominando.

-No -dijo- Vamos al torreon

- ¿Al torreon?- Preguntaron Lola y Laura. En el torreon se jugaba a las visitas, que era un rollo que ya no le gustaba a nadie, o a los médicos, que siempre daba algo interesante.

Tengo que contaros algo muy importante. Dijo Pilar

Desde aquel momento ya sabía lo que iba a contar: lo de nuestros padres.

Subimos. Todas fueron dejando sus mochilas y sus carpetas en un rincón menos Pilar que se sentó en un viejo sillon dorado con sus libros sobre las rodillas.

¿Que pasa? -preguntó Macarena curiosa.

Hubo un corto silencio. "He visto a Papa y Mama… ya os podeis figurar. Haciendo sus cosas."

Pero…¿Todo?

¡Todo! -dije yo.

Todas estaban impacientes, ,anhelosas.

¡Cuenta, cuenta! - Macarena, Lola y Laura estaban en ascuas.

Los ví en el despacho -empezó Pilar- Papa cogió a Mama y la puso contra la mesa así -se levanto cogió por una muñeca a Lola, que era la que estaba mas cerca, y dejando caer todos sus libros al suelo la llevó contra una vieja camilla que allí teníamos- Date la vuelta Lola, apoya el culo contra la mesa.

Cuando Lola estuvo como ella quería la abrazó y empezó a besarla. Luego volvió la cabeza hacia nosotros y esplicó: La empujaba así y así y así. Y le daba empujones secos pubis contra pubis. Lola estaba colorada pero desconcertada y los demás mirábamos ansiosos, excitados.

Luego -siguió- la llevó medio a rastras al sofa, la tumbó en el, se puso encima y Mama abrió mucho las piernas (¡Habrelas Lola!)

Lola separó las piernas.

¡Así no, tonta! Sepáralas y dóblalas.

¡Ay! Pilar, no se. Yo no lo he visto. -Protestó Lola.

¡Pues haz lo que te dicen, chica!. -se impaciento Macarena.

¡Pues hazlo tú!

¡Que lo haga Pilar, que ella sabe como fué!

Si. Y ¿Quien hace de Papa? -preguntó Pilar

¡Pues Pepe! -dijeron todas a coro.

¡Así se puede hacer de verdad! -dijo Laura- Chico y chica.

Yo me estremecía de placer solo pensando lo que podía venir, dí un paso adelante y me acerque a Pilar.

Esta se quedó pensativa.

¿De verdad? - y prosiguió ronca- Vale. Es mi hermano, pero teneis que verlo y lo voy a hacer. Pero con una condición: ¡Que lo teneis que hacer de verdad las tres.!

Yo no. Yo soy pequeña. -se apresuró Laura

¡Tu la primera! -dijo Pilar

¡De acuerdo! -remacho Macarena, su hermana mayor- ¿No dices siempre que eres como nosotras?

Laura se quedo anonadada. Yo estaba enmedio de la discusión como un marmolillo. A nuestra edad nadie pensó que yo pudiera o no con todas.

¿De acuerdo? -nos preguntó Pilar a todos.

¡De acuerdo! -contestamos todos, hasta Laura.

Pilar se fué hacia la mesa y se apoyó en ella.

Ven Pepe -me dijo, cuando yo ya iba hacia ella- Como a tí ya te lo he contado tendré que decirte poco.

Y me abrió los brazos.

Me precipité hacia ella, la abracé y empecé a besarla, primero en la cara, luego en el cuello y en la boca. Enseguida perdimos la rigidez. En realidad, besarnos ya lo habíamos hecho algunas veces, con las amigas o solos nosotros dos, pero sin pasar de ahí ni ocurrirsenos. Ahora sabíamos que ibamos a pasar hasta el final. Me frotaba contra ella. Mi "cosa" había tomado una dureza y un tamaño insospechado. La empujaba contra la mesa. Las chicas nos miraban con la respiración entrecortada. Laura se cogía de la mano de Macarena, pero no dejaba de mirarnos. Pilar y yo jadeabamos, sintiendo un gran placer y mucho calor. Pilar era mas flexible que nunca, se le caía la cabeza para atrás y olía de otra deliciosa manera.

¡Dime cosas, mi amor! -me dijo. Y yo empecé a susurrar no se que en sus oidos.

¡Pero nosotras no oímos nada! -dijo Lola balbuceando

¡Venga! ¡Que no oimos! -insistió Macarena

¡Como estas de buena, mi amor! Dije yo en voz alta

Llévame ya al sofá, Pepe -me apremiaba Pilar.

La llevé al sofá en volandas, aunque era casi tan alta como yo, y la tiré en el con violencia. Se quedó mirandome de una manera profunda, enloquecedora. Separó las piernas y se quitó las bragas.

¡Quitaros la bragas todas! -dijo sin apartar de mi aquella mirada- Ahora sácame las tetas, Pepe.

Ya llevaban el uniforma de verano: una falda escocesa con peto y tirantes y una blusa blanca.

Le bajé los tirantes y desabroché algunos botones de la blusa mientras otros saltaban por el aire. Pero las tetas de Pilar no se podían sacar como las de Mama. Apenas si sobresalían un par de dedos o tres de la tabla de su pecho. Pero estaban enhiestas y eran enloquecedoras. Me precipité sobre ellas. De repente lo sabía todo: las besé, las chupé, las mordí…tuve un gran orgasmo pero no flaqueé.

Pilar tenía las piernas arriba dobladas por las rodillas, pero se las arreglaba para agitarse por la cintura. Ha seguido siendo su especialidad. Respiraba agitadamente con la boca entreabierta, los ojos como platos.

Me bajé de un tirón las pantalones y los calzoncillos. Miré para abajo. Vi un vientre muy blanco, un pequeño monte sin un solo pelo y en el unos labios de un rosa pálido, que mas dentro se hacían mas rojos y completamente mojados. Me cogió mi pene con su mano se lo colocó y se quedó como paralizada. Yo empecé a apretar.

Hubo una blanda resistencia. Mi presión era constante, pero aquello cedía a golpecitos. Algo me subía por todo el cuerpo. Empecé a sentir como un arito que me apretaba el glande. Empuje mas y mas y entró mas. Pilar dió un gritito y mi miembro entró del todo. Algo me chorreaba por las piernas. El placer era indescriptible. La cara de Pilar la mas bella del mundo. Su piel tan suave que casi quemaba.

Instintivamente empecé a bombear y Pilar era cada vez mas preciosa y sus entrañas me apretaban pero me deslizaba dentro de ellas con toda la suavidad del mundo durante un rato que a mí me pareció tan eterno como delicioso. Algunas veces ella tragaba saliva y de repente se estremeció con todas sus fuerzas, respiro fortísimo, volvió a agitarse de una manera terrible pero maravillosa y se relajó de golpe mientras yo me derramaba dentro de ella y me quedaba medio muerto, pero mas vivo que nunca. Pilar me dio unos besos blandos y yo le devolví unos mordiscos. Empezaba a llegar otra vez a mi máxima dureza, perdida por segundos solo, pero Pilar me empujo dulcemente.

¡Ahora os toca a vosotras! ¡Ay Dios mío! Ahora me explico los suspiros de MamᅡNi os figurais como es…!

Las tres nos miraban alucinadas.

Ya nos habíamos levantado del sofá y yo me ponía los pantalones. En el suelo vi las tres bragas, una con dibujitos de Mickey.

Ya lo habeis visto, pero yo os diré algo, para que salga todavia mas parecido. ¿Quien va? ¿Laura?

Laura dió un paso atrás y yo miraba los redondos pechos de Macarena.

¡Laura! ¡Es lo convenido y ahora no te vas a rajar!

¡Claro que no! -Macarena la cogió por una mano y casi me la echó encima.- Venga Laura. Luego me toca a mí.

¡Pues….! -empecé yo. Pero Pilar me interrumpió

¡Es lo convenido! !Pepe, coje a Laura y llevala a la mesa!

Me pareció mas propio cojerla por el talle, y nos aprosimamos a la desvencijada camilla. Al llegar a ella le dí la vuelta y me la puse de frente. Laura levantaba la cabeza para mirarme con desconcierto. Estaba pálida pero tenía las mejillas con rosetas rojas. La verdad es que Laura no era muy mona, aun tan pequeña, parecía una muñeca.

Ahora -me dijo Pilar- cójela por la cintura y sientala en la mesa.

Lo hice y me aproximé a ella, pero la había sentado demasiado adentro y no me rozaba con ella. La atraje hacia mí; tirando de sus piernas redonditas. Su falda resbalaba suavemente sobre la madera desnuda; cuando la tuve a modo empecé a rozarme con ella. Yo también estaba desconcertado.

Venga, deciros cosas -ordenó Pilar

¡Amor mío! -empecé a improvisar yo- ¡Que bellos tus ojos! ¡Que bella tu boca! -y entonces Laura me echó Los brazos al cuello y empezó a besarme ansiosamente, poniendo la cabeza de lado. "Tu tambien eres muy guapo" me decía.

El fuego de antes me invadió de nuevo. Empecé a besarla con toda mi alma, como había hecho con mi hermana Pilar. Ella se aproximaba a mí y separó sus piernecitas para llegar mejor.

¡Si! ¡Si! -dijo Pilar- ¡No me acordaba de eso, pero Mama hizo lo mismo, tambien se habría de piernas para acercarse mas y echaba las caderas para adelante, buscando la polla de Papa!

Aquella palabra cayó como una bomba. Laura se apretó desesperadamente contra la mía y Lola y Macarena dieron un paso adelente. "¡Mas, mas!" pedían "Deciros mas cosas". "Laura, que boca tan suave tienes, que piernas mas gorditas, estas buenísima y en cuanto tengas tetitas te voy a hacer esto todos los días". Laura se bajó, desafiadora los tirantes del peto.

¡Eso luego, en el sofá! Dijo Pilar

¡Yo quiero ahora! -Rugía Laura- Ya tengo tetitas y se bajó la blusa por debajo de los pezones.

No tenía nada de pecho, pero como estaba gordita había unos relieves de grasa en su sitio.

Laura ya iba cuesta abajo. "¡Yo quiero ahora!" decía y se subió las faldas hasta la cintura, así que con la blusa bajada y las faldas subidas estaba practicamente desnuda. Yo la mordisqueaba por toda su maravillosa piel del vientre y de los muslos y ella se estremecía y echaba hacia adelante se pubis gordito en la mayor provocación que nunca he visto. Tenía miedo a que Pilar me interrumpiese y efectivamente lo hizo

¡No seas tonta, niña! ¡Hay que hacerlo como Papa y Mama! !Pepe llévatela al sofá!

En brazos la llevé y la deposite cuidadosamente en él. Mientras la llevaba me iba besando y me rodeaba con los brazos y también con sus piernas que se cerraban detras de mi. Se frotaba contra cualquier parte de mi cuerpo medio loca.

La heché en el sofá y dobló las piernecitas separadas, como había aprendido. Tenía toda la ropa enrollada en la cintura y la veía perfectamente el cuerpo entero, tan blanca, tan niña chica pero tan femenina. El ambiente era terrible.

¡Bájate los pantalones, Pepe! -me ordenó mi hermana histérica.

Empecé a hacerlo, pero entonces Laura, de un salto, se puso en pié y se sacó toda la ropa por los piés. Luego se volvió a echar boca arriba desnuda, con las piernas abiertísimas y recogidas y los brazos tras su cabeza ¡Que hermosura! ¡Como respiraba!

¡Desnudaros todos! -pidió en voz baja

¡Si! ¡A desnudarnos todos! -gritó Pilar- ¡Venga, vosotras, fuera ropa! ¡Tu, Pepe, en pelota pura y follala como Papa hace con Mama! ¡Fuerte!

En un momento estaba desnudo. Por el rabillo del ojo veía a las tres en distintas posturas mientras se quitaban la ropa y decían no se que, pero yo iba a lo mío y me puse encima de Laura a frotarme con ella, primero con mi miembro encima de su vientrecito luego entre sus piernas. Ella se agitaba muy dulcemente y me buscaba con todo su ser. Lo mío subía y bajaba a lo largo de su coñito chorreante, sin entrar. Me abrazaba, me cogía la cabeza, me besaba y yo me la comía entera. Pero quería mas y como no me la cogía como había hecho mi hermana Pilar, se la puse enfrente del agujerito y empujé muy fuerte. Se le pusieron los ojos pequeñitos y abrió la boca, pero no entró, se resbaló hacia un lado. Volví a colocarme y volví a empujar y así varias veces hasta que si bien no entró apenas ya no se me escapaba. Seguí apretando y apretando, poniendo la vida en ello y empezó a entrar a tironcitos como en Pilar, pero mas trabajosamente. Ella se quejaba en voz baja y se abrazaba desesperadamente a mí y entre quejido y quejido me buscaba apretandose y me daba su boca. Hubo un momento en que entró bastante mas, de golpe, pero aun me quedaba mucho por meter, así que abracé fuerte a ella y se la metí de golpe a fondo.

Ella dió un grito.

¡Te van a oir! -dijo Lola

¡Ten cuidado, animal! -me increpó Macarena- ¡Que es demasiado pequeña!

¡Si, ten cuidado! -me decía Pilar

Pero yo sabía que todo iba perfectamente y empecé a moverme ritmicamente mientras ella se estremecía una y otra vez y me decía cosas entrecortada, cosas que, naturalmente yo no había oido hasta entonces pero que de ninguna otra he vuelto a oir. Tampoco he encontrado en otra las cosas que se encuentran dentro de ella. Seguí un largo rato y nos corrimos los dos. Ella quemaba por dentro. "¡Basta! ¡Basta! -decía Pilar- Déjala ya. ¡Ya está!" Pero nosotros seguimos no se cuanto tiempo ni cuantas veces.

Cuando por fín se la saqué y me incorporé, ella seguía abrazada a mí, colgada de mí, vi a Pilar y a Lola abrazadas desnudas y a Macarena bella, impresionante, estirada, acariciandose una teta con cada mano

4

Cuando me levante estuve un momento como flotando. Pilar y Lola se separaron y Macarena dejó caer sus brazos.

Estabamos todos como alucinados. Mire a Macarena que estaba hermosísima, mirando al frente con la cabeza alta y rígida toda ella.

¡Ahora tu, Macarena! -dijo Pilar

¡Si, si! -la apoyó Laura- Tu dijiste que ibas después de mí

Los morenos pechos de Macarena (grandes para lo que allí había) subían y bajaban acompasadamente. Me acerqué y quise cojerle la mano, pero me rechazó violentamente y se volvió de espaldas. A mi edad no es que supiera mucho de mujeres y no había visto mas chicas desnudas que aquellas, pero aquella espalda perfecta, la cintura y las magníficas caderas me electrizaron. Miré a mi hermana Pilar pidiendo ayuda.Estaba claro que era la que allí mandaba.

¡Macarena! -gritó

¡Macarena! -gritaron Lola y Laura.

Me acerqué y le toqué un brazo. Macarena, tras unos segundos, se volvió y me dejó cogerla del brazo. La llevé a la mesa. Ella se apoyó y yo me acerqué a ella. Mi cosa daba dura contra su vientre, porque ahora estaba desnudo, y ella cruzó las piernas. Me apreté contra ella y empecé a besarla. Ella me respondía un tanto incierta hasta que empecé a acariciarle sus durísimos pechos. Entoces se desbordó, me apretó contra ella, me beso apasionadamente y sin que yo me lo esperase salio corriendo arrastrándome al sofá -casi me caigo- y al llegar a el se echó de golpe en el con los brazos y las piernas separadas, como una rana. No se como tuve tiempo de ver que su sexo era menos rosado que el de Pilar y todavía menos que el de Laura. Tambien sus pezones eran mas oscuros.

Mirándola hipnotizado me puse sobre ella. Era al mismo tiempo dura y blanda, de piel suavísima. Yo notaba entre mis piernas el ancho de sus muslos y su lisura. Empecé a besarle los pechos además de la boca. Cuando le mordisquee los pezones -¿como se aprenden cosas del sexo? De ninguna manera. El noventa por ciento es intuición- primero se contrajo e hizo un ruido con la garganta, luego se relajó, me miró con profundidad y lentamente fué abriendo las piernas. Luego las levantó como había visto hacer a Pilar y a Laura. Me puso sus labios en los míos y nos fundimos por un rato. Era de una estatura perfecta para mí, mientras que la boca de su hermana Laura me quedaba a la altura de la nuez y tenía que bajar la cabeza para besarla. (por cierto, no fue ningun inconveniente)

Empecé a buscarla. Tenía la ingle cálida y chorreante. Ella no me ayudó como Pilar ni yo podía soltar mis manos de su maravillosa carne. Yo ,la buscaba y de repente la encontré. Mi glande se encajó lo suficiente. Ella respiraba entrecortada y de vez en cuando suspiraba.

Empecé a apretar. Se produjo un pequeño silencio. Dejó de respirar. Me miraba con los ojos, sus grandes ojos oscuros, entrecerrados la boca entreabierta y subió el pubis. Ya entraba un poco y noté un gran calor. Resbalaba bien dentro de ella, cuando noté como un tope. Primero un anillo que me oprimía y luego un tope. Apreté sin resultado. Apreté mas y mas. Ella apretaba los dientes y volvía la cabeza a un lado y a otro. Por fín entró. Ella gritó y empezó a moverse rapidamente, respirando fuerte por la nariz. Noté que apoyaba los pies en el sofá y desde entonces se movía mas fuerte, avanzando su cara hacia mí. Aquello estaba cada vez mas mojado, ya era un río y de repente dijo:

¡Aprieta! ¡Aprieta!

¡Eso! ¡Eso! ¡Como decía Mamá! -dijo Pilar

Por un momento paso ante mi vista le imagen de Mamá tan alta, tan delgada y con los pechos grandes y altos. En un relampago tambien vi a la suya, poderosa, maciza, bellísima, con el pelo azul de puro negro… sus caderas otra vez…Y volví a ella, a Macarena. En mi interior hubo un momento en que las estaba penetrando simultaneamente a las tres. Eyaculé de una manera bestial. Ella adquirió otro ritmo, empezó a roncar se estremeció, gritó, se mordió una mano, me mordió a mí, dió unos quejidos que nunca se me olvidaran y se relajó como si se hubiera muerto.

¡Joder! -dijo Pilar juro que por primera vez en su vida- ¡Tu si que parece que has visto! ¿Tu no lo has visto nunca? ¡Es que eres igualita! ¡Que tarde nos estamos dando! ¡Esto hay que repetirlo!

Nos estábamos levantando. Macarena movió la cabeza a un lado a otro y dijo "No" desfallecida.

Ahora tu, Lola -dijo Pilar implacable- Hoy has sido la última, el próximo día serás la primera.

Tenía mi miembro duro como si fuera de madera. Estaba sobreexcitado pero pedí tiempo.

Espera un momento, Pilar -dije.

¿Es que no te gusta Lola? - y se me acercó insinuante. Vi que se reportaba y luego dijo- Nos hemos comprometido a hacerlo todas y tu te has comprometido a hacernoslo a todas, por lo menos una vez. Aquí la que ha salido ganando a sido la pequeñaja esa que se lo has hecho no se cuantas veces seguidas…

¡Vale! ¡Vale! -dije- ¡Claro que quiero a Lola! ¡Mi amiga…!

No se porqué dije aquello de "mi amiga". Todas eran igual de amigas, menos Pilar, que lo era mucho mas. Quizá porque había sido mas compalciente jugando a los novios.

Lola y yo nos mirábamos. Lola estaba muy bien. Tenía buenos pechos muy blancos y redonditos algo mayores que los de Pilar que los tenía mas bien cónicos y con el pezón hacia arriba. De caderas era ligeramente mas estrecha que Pilar, pero su culo era perfecto.

No me dejaron parar ni treinta segundos.

Lola. ¡A la mesa! -dijo Pilar imperativa.

Lola se acercó a la mesa y se me quedó mirando y yo fuí hacia ella. Ella me tendió ambas manos y yo se las cogí. Le separé los brazos, me aproximé a ella y la hice retroceder dos o tres pasos hasta que dió contra la camilla. Me quedé mirándola y ella me miraba con sus ojos azules, perfectamente serenos. Nos abrazamos. Efectivamente Lola era menos violenta que Pilar y no digamos Macarena, pero era puro cariño.

Me aprete contra ella y le dí un largo beso en la boca. Ella se acopló a mi con blandura. Subí una mano y le cogí un pecho, suave como la seda. Ella se acoplaba mas y mas hasta estar pegada a mi desde las rodillas hasta la cara y me besaba. Yo me sentía tan identificado con ella que la sentía como mía. Me sentí muy bien, perfecto con ella. Con una mano me bajé mi cosa y se la puse entre las piernas. Ella se estremeció y me lo apretó fuerte entre los muslos mientras avanzba su cara hacia mí y me ofrecía los labios de su boca. Mi miembro, al ir y venir se delizaba hacia arriba y se colocaba a lo largo entre los labios de su sexo. Tenía los ojos muy abiertos, muy abiertos y aspiraba aire entrecortadamente.

Así la llevé al sofá y la deposité en el. Como la seguía frotando de aquella manera estaba encima de ella con mis piernas abiertas, manteniendole las suyas cerradas. Aquello era maravilloso, pero siempre se quiere mas, así que me incorporé un poco y le metí primero una rodilla entre sus piernes y luego la otra.

Se abrió ni brusca ni lenta, bajo una mano me puso mi cosa en su sitio, se me quedo mirando y me dió un rápido beso. Nada mas empezar a entrar en ella, tuvo un orgasmo intenso. Su tensión no bajó por ello ni un momento, luego me volvió a coger y me la sostuvo mientras iba entrando. Cuando empezoó a hacerle daño solto mi polla y se aferró a mí. Levantaba un poco sus caderas, como ofreciendose.

Por fin, entró. Ella pareció sentirse enseguida muy a gusto pero serena, aunque yo notaba su corazón golpear como un martillo. Cuando le mordisquee los pechos ella, echó su cabeza hacia atrás y me acarició la mía. Cuando le dejé sus tetitas me beso y nos corrimos los dos juntos

Nos quedamos quietos un tiempo, pero en cuanto la besé volvió a empezar a moverse. Yo noté que la eyaculación que seguía era mucho mas pequeña que las anteriores. Aun en mi inexperiencia comprendí que estaba acabando. Nos levantamos lentamente.

Pilar me dió un beso. "Pepe, eres un sol".

Enseguida empezamos a charlar, mientras nos ibamos vistiendo:

¡Ni una palabra de esto a nadie!

Claro, claro

Yo tengo una prima…

¡Ni hablar! ¡Ni se te ocurra!

¡Es que nos la podemos cargar en gordo!

Y además que ya somos bastantes. Y las íntimas de siempre.

Pero ¡figuraros el lío que se podría armar en nuestras casas, si se supiera!

Acabamos de vestirnos todos. Yo me sentía ya cansado, pero las miraba a todas con placer como si fueran cosa mía para siempre.

Pilar, todas se estaban arreglando un poco el pelo.

Una de ellas preguntó "¿Cuando volvemos?"

Quedamos en que pronto. Macarena me dió un beso muy fuerte y luego me besaron todas.

Se repitió frecuentemente durante lo que quedaba de curso, y menos en el curso siguiente, que ya empecé a subir unas veces con una y otras con otra, pero rara vez en grupo.

Nunca hubo nada de morboso en nuestras relaciones. A los trece años no se tiene morbo por una niña pequeña, se tiene por las madres de treinta y cinco años. Y en cuanto a Pilar, comprendo que debiamo tenerlo, pero ni ella ni yo, lo hemos tenido nunca

Las he seguido tratando toda la vida, aunque la vida ya nos ha hecho distintos. Macarena murió en un accidente de coche, recien casada. Con una de las otras dos, me case doce años despues de estos sucesos. La otra tambén se casó y es embajadora. Pilar sigue siendo mi ojito derecho y asegura que su segundo hijo es mío.