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Después del baño un buen rabo

en Bisexuales

Una experiencia

Estaba recién salido de la ducha, con el cuerpo aún húmedo. Cuando slago de bañarme me gusta dejarme una toalla a la cintura e irme secando poco a poco. Jugaba con mi prepucio, soy circunciso, me llevé la mano a la nariz, me encanta como huele un pene recién lavado: a sexo limpio.

Le dije a Eduardo que se acercara, el se bañó antes de mi. Le bajé los pantalones y puse mi nariz entre sus piernas. Olía delicioso. Jugué con los plieges que cubrían la caeza de su verga. Metí mi nariz, quería olerlo. Olía a sexo recién lavado.

No pude evitarlo y me metí su pito en la boca, él se quedó quieto. De hecho, era la primera vez que le hacía algo así. nunca habíamos hablado al respecto. Durante los dos años que llevamos viviendo en el mismo apartamento, jamás tocamos el tema de mi bisexualidad, no sé si lo sabía o lo sospechaba. La noche anterior, él había llevado a una de sus putitas a la casa. Cogieron toda la noche. Cuando salió de la ducha eran como las dos de la tarde, ella se había ido a las nueve.

No dijo nada mientras shupaba su verga. Se fue haciendo grande, cada vez más. Se la seguí comiendo. En momentos, soltaba grititos de placer. Lo masturbé. Ví su cara, estaba surcada por el placer. Se la seguí mamando. Le hice algo que me enseñara mi novia, pones las dos manos al lado del pene y lo frotas, como si trataras de hacer fuego con una vara: molinillo. Eduardo, estaba con los ojos en blanco. Mi verga se había parado.

Llegó en mi boca, un semen dulce, muy diluido. Me lo tragué todo, metí su verga hasta mi garganta y lo tragué todo. Su cara estaba feliz. Ya estábamos tirados en la alfombra, subí hasta su boca y de un rápido movimiento lo puse boca abajo. Sin avisarle lo empalé. Soltó un grito, pero aflojó las nalgas.

Adentro y afuera, con fuerza. Me lo cogí rico. Llegué en su culito parado. Me levanté, le pregunté si le había gustado: me encantó —dijo—. Yo le dije: Vamos por las putitas de enfrente.

Ken