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Noche de perros

en Zoofilia

La Noche de Nuestros Sueños

Cuando llegue a casa me pareció un poco extraño no encontrarte en la cocina, no cocinando sino mas bien como esperándome, algo que sin darme cuenta espero ver a diario en las tardes. De cualquier manera te llamé en voz alta

-Acá estoy arriba, ven a ayudarme.

Cuando subí me sorprendí

-Y eso? Tú bañando al perro?

-Porqué te extraña, algún dia iba a tener que poder yo sola... no?

Además, necesito que esté muy limpio para algo que voy a hacer.

Preferí ignorar esa sonrisa con la que me contestaste y te pregunté por las niñas

-Se quedaron con mi amiga y van a pasar allá la noche

Otra vez esa sonrisita y otra vez la volví a ignorar, no tanto porque no estuviera interesado, sino porque quería conservar ede dejo de sorpresa... aunque yo me imaginaba cosas, cosas que habíamos hablado... mas bien susurrado en esas noches de licor, sexo y locuras, tantas locuras y tantas fantasías.

-Mira

Con la misma mirada me haces que voltee y te vea, te contemple enjuaguando muuuy minuciosamente la entrepierna del perro, quien ya empieza a luchar por escapar de la regadera, pero decide quedarse, y yo tambien aunque por razones distintas. El por sentir y yo por ver, por verte.

Pasado un rato ‘algo’ empieza a asomarse del cuero que tiene el animal entre las piernas, algo rosado y puntiagudo. Pero te detienes y empiezas a secarlo, se sacude haciendo un salpicadero de agua por todo el cuarto, los dos nos reimos y hasta entonces me doy cuenta de que estas completamente desnuda y te qudas en la regadera para bañarte.

-Te quieres bañar tu también?

-Claro, pero despues de que termines tu

Sé perfectamente que algo tramas y las manos me empiezan a sudar, me imagino, no, no me imagino, sé perfectamente lo que estas tramando y siento una mezcla de excitación, miedo, nervios, de todo.

Sales y entro yo a la regadera, alcanzo a escuchar que algo preparas en la recamara y el perro aun se escucha ahí, trato de tardarme lo mas posible para darte tiempo a que prepares todo lo mejor posible. Yo se lo que esta por suceder, y no puedo evitar que se me vayan quitando los nervios, la inquietud para dar paso a la excitación pura, entoces me acaricio yo solo, solo para ir preparando mi cuerpo, estoy tan cerca, estoy a punto de vivir algo tan sususrrado al oido en tantas noches frotándonos mutuamente y totalmente desnudos en el pequeño espacio que deja la cama contra la pared.

Al salir de la regadero contemplo todo y solo compruebo lo que ya me había imaginado en la ducha, ahí estás tú, con ese baby-doll negro de encajes rojos que te gusta ponerte, bien peinada y maquillada, oliendo embriagadoramente, detengo mi mirada en tus tetas, tan grandes, tan frescas, tan egoístamente mías y me tengo que contener para no acariciarlas, estrujarlas, chuparlas, morderlas. Adivino también tu panocha, recién estilizados los vellos que la rodean, tan ricos, mas adentro está lo mío, la humedad, la tibieza, el sabor que me puedo pasar el resto de la noche paladeando, pero aún no es tiempo, por desgracia.

-Para qué son los calcetines del perro?

-Seguro que no adivinas?. Mira

Al levantarte de donde estabas sentada en la cama, puedo admirar tu trasero y nuevamente me contengo para no lanzarme sobre el y darte unos lenguetazos lentamente.

Te acercas al perro y lo acaricias, detrás de las orejas, sobre el lomo, en la panza, entonces el se tira con las pata arriba y le rascas la barriga, parece divertirle y permaneces un rato ahí, lugo te dirijes hacia donde se encuentra su verga aún dentro de la piel, y masajeas por un rato más prolongado que el anterior. Aquella cosa rosada y puntiaguda que ví hace un rato en la regadera ahora se ves mas claramente, es mas roja de lo qie había visto antes, un poco mas gruesa y empieza a salir del saco de piel que la guardaba, parece disfrutarlo porque hace como que lloriquea, pero no cambia de posición, continuas ahí, por otro rato y entonces me doy cuenta que casi se me salen los ojos de sus órbitas y estoy a punto de babear.

-Vas a ver ahora lo que sigue

Tomas de buró un frasco y una cuchara que yo no había notado, te desabrochas el baby-doll de la entrepierna y casi alcanzo a percibir el aroma de tu sexo, que ya para entonces debe estar completamente mojado, escurriendo sus deliciosos jugos y por si esto fuera poco, untas algo que a mí me parece mermelada, pero es lo que menos me importa, y lo llamas, lo tomas de las orejas con las dos manos mientras permaneces sentada al borde del banco que está junto a la cama y lo acercas ahí para que empiece a lamer tu sexo saturado de jugos y mejorado con aquella sustancia que no importa lo que sea. Tomo mi vaso y me siento en el suelo frente al espectaculotan esperado, tan deseado. Al principio solo se dedica a consumir con la lengua lo que se le ofrece y al terminarlo voltea para todos lados como preguntandose que está pasando, entonces tu aprovechas para untar mas cadam vez que se lo termina, como a la tercera y cuarta vez untas mas dentro de tu panocha y para darle mejor acceso, abres con tus manos los labios vaginales y te lenguetea el clítoris, es poco lo que soportas,porque entonces, y sin soltar tu panocha, arqueas la espalda y te recuestas en la cama, dando unos gemidos cortos pero insinuantes, muy insinuantes.

Nuevamente se termina el dulce y el perro se retira volteando para todos lados como buscando mas…

-Ven, ayúdame a untar mas

-No. es tu trabajo, síguele.

Con la dificultad de tener que volverte a untar aquello en la panocha, detenerte los labios vaginales y la prisa para que no se retire el perro, consigues untarlo una vez mas. Entonces puedo ver tu cara, la expresión de tu rostro es aquella que pocas veces alcanzo a ver, estas excitada a reventar, tus ojos permanecen entrecerrados y tu lengua no para de moverse para humedecer tus labios una y otra vez. Ahora no hay manera de detenerte, ni existe cosa alguna en el mundo entero que te pueda pedir y no estés de acuerdo en otorgarme. Continúo sentado en mi lugar, contemplando el espectáculo y ni cuenta me dí a que hora se acabo el trago que me estaba tomando. Para tomar aire, porque creo que no había respirado en todo ese tiempo, me levanto para prepararme otro vaso.

-Quieres otro antes de continuar?

-Sí. Tengo la boca seca.

Termino de prepararlos en el baño y regreso a la recámara. Extiendo tu vaso y le das un trago largo.

-Qué me quieres hacer?, Está muy cargado.

-Fueron las prisas.

-Vuelve a sentarte en el lugar en que estabas

Antes de obedecerte, me inclino te beso en la boca, y te sinto especialmente caliente, sería la forma en que movías tu lengua dentro de mi boca o tus jadeos, pero esta vez había algo especial, sucio, perverso. Aprovecho y con la otra mano te aprieto una teta, luego la otra, te pellizco los pezones, uno a la vez, lueglo los junto y los pellizco los dos, bajo la mano y compruebo que tu panocha está completamente empapada, muy caliente y los jugos están espesos, ricos, se me antoja bajar mi lengua y limpiearlos con los labios, pero aún no es mi turno.

Al volver a donde estaba sentado antes, no puedo dejar de pensar en aquella otras noches en las que me volvía loco sólo de estar contemplando, especialmente aquella en que se tiraron las dos a la cama y empezaron a besarse en la boca furiosamente, casi se degarran la ropa para poder restregarse desnudas, morderse las tetas y al final hacer un 69 para que yo disfrutara de sólo ver, al rato sería mi turno de acompañarlas, pero por lo pronto distfruté del espectaculo como un pervertido... Igual que ahora. Solo que ahora la compañía es diferente.

Terminas de quitarte el baby-doll y te colocan en cuatro patas sobre el piso, lo invitas a montarte. Yo alcanzo a ver que está mas que dispuesto, porque de inmediato empieza a olfatear to trasero y a hacer el intento de montarte.

-Estás haciendo trampa, había una condición para esto.

-No sé si vaya a poder. Me acompañas como te pedí?

-Tal vez la siguiente vez, hoy no.

Vuelves a empezar a acariciarlo por atrás de las orejas, en el cuello, sobre el lomo, en la barriga, esta vez accede mas pronto a tirarse con las patas hacia arriba y empezas a masajerle la verga, que otra vez empieza a salir, volteas a verme con esa cara de reproche como pensando que lo había olvidado, pero continúas hasta que sale una parte de su verga y empiezas a besarlo primero, como tratando de adaptarte a su olor y su sabor, luego la chupas únicamente con los labios, sin meterla a tu boca, la acaricias con tu lengua, despacio, haciendo una pausa entre una lamida y otra, hasta que te atreves a meterla completamente a tu boca, en donde debió crecer mas, porque en una de las pausas que hiciste alcancé a ver que estaba mas grande. Continúas así por un rato, puedo sentir que la empiezas a disfrutar porque vuelves a entrecerrar tus ojos y aparte de tus gemidos la acaricias con la mano.

-Complacido, Señor?

-Mas que eso.

Vuelves a ponerte en cuatro patas sobre la alfombra. Lo invitas a montarte y el accede, empieza a moverse sin lograr penetrarte, solo haciendo aquel movimiento de bombeo tan rápido que tantas veces me habías platicado que te enloquecía. Me muero de ganas de ver tu rostro, pero entonces me perdería una gran parte de la acción. El movimiento del perro continúa y para entonces tu ya estás en franca lucha por no gritar desenfrenada de la excitación. La verga del perro ya está completamente de fuera y sigue luchando por penetrarte. Lo estás disfrutando tanto.

No estoy dispuesto a privarme ni un instante mas del placer de ver tu rostro y me levanto para ponerme en posición de verte a la cara. En el trayecto ocurre lo que yo estaba esperando y me perdí de verlo. No me arrepiento, pues pude ver el cambio en tu rostro cuando el perro atinó a meter en tu panocha aquella verga que ya para entonces era un tamaño descomunal. Volteaste a verme con una expresión totalmente distinta.

-Está enorme papito, no sé si lo vaya a aguantar.

-Deténlo a la hora que quieras, es tu juego y tu lo puedes detener.

No puedes evitar lanzar un grito, mezcla de dolor y placer, cierras otra vez los ojos y agachas la cabeza, el perro continúa moviéndose por un rato que no fué muy largo y de pronto dejó de moverse y se bajó de tu espalda para luego empezar a lamerte nuevamente la panocha.

Te das vuelta y caes recostada sobre tu espalda, sin una palabra, sin un suspiro, solo un jadeo de excitación y cansancio. Y te vuelvo a contemplar. Tu rostro sudoroso, tu caballera despeinada, el rostro relajado, complacido, los brazos abiertos como si no tuvieras fuerzas para juntarlos con tu cuerpo nuevamente, las tetas grandes que me vuelven a invitar a acariciarlas, tu abdomen subiendo y bajando producto de la respiración aún agitada, una pierna extendida y la otra con la rodilla hacia arriba, abiertas, entonces alcanzo a ver la impresionante cantida de líquido que sale de enmedio de ellas, me toco la verga y está tan dura, tú aún tan dispuesta...

Ahora sí es mi turno.