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Massiel

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Massiel

Hace un par de años, un tío mío compro una casa al lado de un río, a la cual íbamos todos los veranos a pasar un rato nadando y disfrutando en familia. El terreno en si era grande y constaba de 2 casas, una de bloques y cemento cerca del río, donde vivía mi tío y del otro lado de la propiedad, había una de madera, de un piso, donde en un principio vivía el cuidador y su esposa y familia. Con el tiempo, el cuidador se fue y la casa de madera permanecía deshabitada.

Todavía estábamos en diciembre, pero ya hacia un solazo de verano, cuando un domingo decidimos ir de paseo al río. Cuando llegamos, vimos que había una gente entrando y saliendo de la propiedad. En un principio pensé que eran desconocidos, pero mi madre fue la que se dio cuenta que era Massiel, la esposa de un primo de ella y su familia. Tenía rato de no verla y aunque la conocía de vista, no la había tratado anteriormente con tanta familiaridad.

Cuando Massiel vio que llegamos, ella salio del agua para venir a saludarnos. Massiel, de 36 años, era bajita, de piel negra, cabello corto teñido de castaño claro, tetas medianas algo caídas, una barriga producto de 3 embarazos, aunque aun mantenía unos buenos muslos y un culo paradito. Cuando llego ante nosotros y después del tradicional saludo, no pude evitar ponerme a chequear a Massiel. Llevaba encima un suéter de basketbolista, de esas que están llenas de huecos, de color azul y pude notar que debajo de ella, llevaba un bikini tradicional de color amarillo. Después de un rato de conversar, terminamos todos metiéndonos al río.

Ese día me bañe un rato, pero me dio por salir y dar un par de vueltas por el terreno y termine entrando en la casa de mi tío. Entre al cuarto donde estaba la cama y pude ver un poco de maletas que supuse eran las de Massiel y su gente. No se que me paso en ese momento, pero agarre una de las bolsas y me puse a revisarla. Pude ver por la cartera que era la bolsa de Massiel y me puse a revisarla mas a fondo, mientras echaba un ojo por si alguien venia. En eso saque de la bolsa unas bragas caquis que me parecieron muy chicas para ser de Massiel, pero me puse caliente al imaginarla usándolas y ahí mismo me baje el vestido de baño y me empecé a hacer una paja con las bragas de Massiel. Fue una de las pajas mas placenteras que me había hecho en mucho tiempo y no paso mucho antes de que me viniera y las chorreara de leche. Guarde las bragas así mismo y arregle la bolsa para salir y acostarme en una hamaca.

Me quede dormido hasta que me despertó mi madre al rato. Quería que llevara a Massiel afuera al pueblo, para que comprara unas cosas para el almuerzo. Como ya estaba bastante seco, me fui a arrancar el carro, cuando vi por el retrovisor que Massiel si se había cambiado de ropa. Se subió al carro y cogimos rumbo al pueblo, siguiendo la ruta que me decía Massiel dizque para llegar más rápido. En el camino íbamos conversando y aunque me sentía nervioso, trataba de disimular pues creía que me preguntaría acerca de sus bragas o algo así. Massiel me empezó a hacer las preguntas de siempre, que como va la universidad, que como va con las novias, etc. Yo aproveche la situación para preguntarle como le iba a ella y termino diciéndome porque se había dejado con el esposo, como le iba con su vida y otras cosas mas, la mas importante y que me dejo boquiabierto, pues no esperaba que me dijera eso, que desde que había dejado a su esposo no había estado con otro hombre y que estaba necesitada de una buena cogida.

En un principio no sabia que pensar, si se me estaba insinuando o estaba jugando conmigo o me estaba tomando el pelo. Ella cambio la conversación hasta que llegamos al pueblo. Cuando veníamos de regreso, Massiel venia tomándose una soda cuando me descuide y caí en un hueco en la calle, lo que hizo que la soda se le derramara a Massiel en el short que llevaba. Busque unas servilletas en la guantera, pero Massiel me dijo que mejor parara que iba a echarle un poco de agua de río. Detuve el carro y Massiel me dijo que fuera un caballero y no la viera, mientras se volteaba y se quitaba el short. Para mi sorpresa, llevaba puesta las bragas con las que me había hecho tan memorable paja horas antes y a la cual se le veían aun las manchas húmedas de leche. Efectivamente como lo pensé, a Massiel le quedaban chicas esas bragas y me tenía hipnotizado el contoneo que llevaba cuando caminaba hacia el río. Le echo algo de agua a los pantalones y regreso. Cuando se acerco al carro me dijo que creía que me había dicho que no la mirara y me pregunto que tal me había parecido el espectáculo. En ese momento no estaba pensando y le dije que me había parecido divino, pero que había durado muy poco. En ese momento me pasaba la mano por la mejilla y me decía que no dijera mentiras. Espero un rato mientras se le secaba el short mientras yo no perdía detalle de ese panticito y tenia una erección que me reventaba el vestido de baño. Finalmente cogimos rumbo y llegamos a la casa de mi tío. El paseo termino sin ninguna eventualidad, aunque yo me iba con un buen recuerdo.

Pasaron unos meses y venían los carnavales. Como no tenia plata para irme por al interior, decidí irme a acampar los 4 días allá al río. Cuando pregunte como entraba al terreno, me dijeron que no me preocupara, que por allá estaba Massiel y que ella tenía la llave. La idea de volver a ver a Massiel me llamo mucho la atención. Sin embargo, estaba listo para irme cuando mi amiga me llamo para decirme que no podría ir pues le había venido el periodo. Estaba molesto por lo que paso, pero aun así decidí irme solo sin decirle a nadie, después de todo, Massiel estaría allá.

Cuando llegue allá, el lugar no había cambiado mucho. Apenas llegue, las hijas de Massiel fueron a recibirme, lo que aproveche para ojearlas un poco. En eso llego Massiel y las hijas se fueron al río. Massiel me saludo con un beso en la mejilla y note el olor a cerveza. Massiel me pregunto por la familia, lo de siempre y después me dijo picaron, que me había pillado ojeando a sus hijas. Me apeno un poco que me pillaran, aunque me molesto mas que hubiera sido tan obvio. Massiel me pregunto donde me iba a quedar, que podía quedarme allá con ellos en la casa de madera, la cual habían escogido como eran mas personas. Le dije que había llevado mi tienda de campaña y Massiel me ayudo a armarla. Cuando terminamos, Massiel me comento que nunca había dormido en una y yo le extendí la invitación de que podía acompañarme cuando quisiera. Massiel me sonrió mientras se retiraba, pues me comento que estaba cocinando algo, que me avisaba cuando estaba lista. Massiel llevaba puesto un conjunto similar al de la vez pasada, solo que esta vez la camiseta era blanca y el bikini se le transparentaba por la tela.

Estaba terminando de arreglar mis cosas cuando vinieron las hijas de Massiel, que querían que me metiera al río con ellas. Sara y Rocío tenían en ese entonces 16 y 17 años si recuerdo bien. Sara era flaca, no muy agraciada físicamente aunque si tenia una linda cara. Rocío por su parte, antes era gordita, pero cuando se desarrollo, se adelgazo bastante y estaba buenísima, unas tetas grandes y redondas, algo de cintura, caderona y tremendo culo. Habían salido al papa, así que su piel era trigueña. Sara tenía un bikini rosado de esos que abajo son un short en vez de una tanguita y Rocío llevaba un vestido de baño tradicional negro de una pieza. Ante su insistencia me cambie y me metí al río con ellas, quedando retozando con ellas en el relajo. Me di cuenta que estaban bastante arrechas las dos, así que aproveche para meterles mano sin que ninguna me reclamara o se alejara. Ya Sara había empezado a meter la mano por dentro del vestido de baño y sobarme el paquete cuando Rocío le dijo que ahí venia su hermano y se alejaron un poco de mi. Efectivamente apareció Orlando, el hermano menor de ellas con dos chicas que luego me entere eran vecinas de ellos, lo que incomodaba un poco la situación.

Salimos del río como a las 4 de la tarde y nos quedamos conversando sentados en la hierba cuando Massiel nos interrumpió, llamándonos para comer. Había preparado una sopa de carne que le quedo buenísima y luego volvimos a la hierba para seguir conversando. Quedamos echando historias de brujas y aparecidos y ya una de las vecinas andaba con miedo (y eso que apenas habíamos empezado con las historias). Como eso allá esta bastante alejado, no había luz eléctrica y solo tenían unas lámparas de gas y yo mi linternas. Después de un rato, Massiel se llevo a todo el mundo a la casa de madera y como no había más nada que hacer, se acostaron a dormir. Yo me quede acá en una hamaca oyendo radio con unas cervecitas a mano, cuando sentí que venia alguien. Como habíamos estado contando historias de miedo, yo también estaba un poco arisco y le ponía atención a todo. En eso alumbre con la linterna y vi que era Massiel y que traía una botella de ron consigo. Me pregunto si me podía acompañar y le extendí una silla para que se sentara. Empezábamos a tomar mientras conversábamos de todo un poco, poniéndonos al día. Note como Massiel se tomaba los tragos como si fueran agua y no tardo mucho en decirme que se sentía mareada, aunque seguía tomando. Seguíamos conversando y de repente, me sorprendió cuando me pregunto si me había gustado hacerme una paja con sus bragas. Como me sentía relajado, le dije que me había parecido maravilloso y le pregunte si le había gustado. Me comento que cuando se fue a cambiar y saco las bragas, vio los rastros de leche los probo con la lengua y reconoció que era. Que en ese momento se preguntaba quien había podido ser y pensó que había sido yo y se sintió halagada, así que se puso las bragas así mismo como estaban y que le había excitado sentir la humedad de mi leche en su piel. En ese momento se puso de pie y me dijo que porque no bailábamos. Bailamos un poco, pero no paso mucho tiempo antes de que nos quedáramos quietos mientras mis manos recorrían su cuerpo.

Le levante la camiseta a Massiel dejándola en el bikini. Massiel se soltó el top dejando libre sus tetas. Me incline un poco y me metí un pezón en la boca mientras lo empezaba a chupar. Lo succionaba y mordía mientras mi otra mano pellizcaba el otro. Luego cambie de pezón, dejándole el otro babeado. Massiel me separo y me empezó a quitar el vestido de baño, soltando primero el nudo y después el velcro dejando mi pene erecto libre. Me sentó en la banca y se le quedo mirando fijamente a mi palo. Me sonrió y me dijo que le parecía apetecible mi pene y que lo iba a chupar todo. Massiel empezó a mamarmelo, primero chupandome fuertemente la punta y luego metiéndoselo poco a poco en la boca. Sus labios se sentían tan ricos en mi piel que la deje hacer. Se saco mi pene de la boca y empezó a pasarme la lengua de arriba a abajo y volvía a metérselo todo a la boca, esta vez sintiendo como le llegaba hasta la garganta. Finalmente se lo saco y empezó a pajearme, lentamente al principio, pero cada vez empezó a darle mas rápido hasta el punto que ya me dolía un poco. Finalmente no aguante mas y me vine. Cuando abrí los ojos, vi que toda mi leche le había caído a Massiel en la cara y ella recogía los restos de semen con su dedo para metérselo a la boca. Le dije que ahora me tocaba a mí y de la mano la lleve dentro de la tienda de campaña.

Me arrodille frente a Massiel y le baje la parte inferior del bikini dejándola completamente encuera. Pude ver que no se rasuraba, aunque he conocido mujeres con mas pelo en la concha que ella. Empecé a besarle los muslos mientras hacia que se agachara y cuando la tuve boca arriba, le abrí las piernas y al ver que estaba mojadísima, le metí un dedo en la concha. Empecé a penetrarla con el dedo suavemente y oía como Massiel ronroneaba como gata en celo. Me acerque a sus labios sin dejar de dedearla y empecé a chuparle la concha. Massiel abría las piernas lo más que podía para dejarme hacer así que aproveche mi mano libre para hacerle aparte los labios de la concha y empecé a chuparle el clítoris, lo que hizo que Massiel se estremeciera y gimiera cada vez más alto. Seguí chupandola y dedeandola hasta que entre gemidos me dijo que no aguantaba más y se vino, chorreándome toda la cara con sus jugos. Me acomode a su lado y Massiel empezó a lamerme sus jugos de la cara. Empecé a besarla en la boca, mientras nuestras lenguas jugueteaban y extendía mi mano para seguir dedeandola. Sentí que mi pene estaba listo para la guerra, así que me aparte de ella y me volví a acomodar entre sus piernas.

Le metía el pene en la concha como hasta la mitad y luego se lo sacaba, se lo metí así varias veces hasta que en una se lo deje ir todo de un solo golpe, lo que le saco un grito aunque me dijo que siguiera así, que no parara. Empecé a montármela así mientras con mis manos le apretaba las tetas. Massiel se meneaba con cada penetración mía cuando sentí que sus movimientos iban en aumento y luego Massiel me rodeo la cintura con sus piernas y me apretó con ellas mientras sentía como se venia. Yo apure el paso y empecé a penetrar a Massiel cada vez más rápido y con más fuerza. No sabía si eran los tragos o lo caliente que me había puesto Massiel, pero parecía que ese día tenía más vitalidad que lo normal. En ese momento, se la saque a Massiel y la volteé para ponerla en cuatro. Le agarre las caderas a Massiel y empecé a penetrarla por atrás. Se sentía tan rico mi pene penetrando a Massiel que no quería que parara la cogida. Entre gemidos, Massiel me decía que ya no podía más y no se podía mantener en cuatro y se fue deslizando hasta que quedo acostada boca abajo en la colcha. Completamente sudada, Massiel aun mantenía el culo levantado, así que le abrí las nalgas y seguí penetrándola con fuerza mientras cada embestida mía iba acompañada de un gemido de Massiel. Le daba con todas mis ganas, quería que esa cogida no se le fuera a olvidar nunca hasta que finalmente no pude mas y me vine dentro de ella. Quede sentado sin fuerzas en la colcha, mientras veía como a Massiel le chorreaba mi leche de su concha. En ese momento fue que me acorde que no me había puesto un preservativo y desde esa vez hasta un par de meses después, siempre tuve la preocupación de si la había preñado, lo que finalmente no paso. Nos acostamos a dormir hasta el día siguiente cuando de reojo la vi pararse en la madrugada e irse hacia la casa de madera. El día transcurrió sin ninguna novedad, aunque en la noche, nos arrancamos al pueblo que había desfile de carros alegóricos y terminamos cogiendo de nuevo, esta vez en el río. El resto de mis carnavales fueron bastante entretenidos, incluso llegando a cogerme a las dos hijas de Massiel, pero ese relato es para otra ocasión.