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El enojo, el despecho y el perdón

en Jovencit@s

Hoy no pude,

Esther y yo bajábamos a unas cataratas que estaban en ese bosque en el que terminamos vacacionando, Esther me abrazaba mucho, presentía que haber hecho el amor en la cabaña antes de salir no fue suficiente, pasaba sus manitas atrás de mi cuello, me besaba, me hacía que le dijera cosas que ella ya sabía pero que le gustaba que las repitiese. Luego me jalo hacía ella y me besaba, bajo su mano a mi entre pierna y empezó a acariciarlo como ella solo sabe hacerlo, ella guiaba nuestros movimientos, nos acostamos en el suelo cubriéndonos con nuestras chamarras y nuestras ropas que nos íbamos quitando, nos acariciábamos nuestros cuerpos y ella estaba totalmente excitada, de pronto ella me empujo.

"¿estás bien, qué te sucede?" dijo algo seria.

"no amor, estoy bien…" conteste un poco apurado y nervioso.

"¿entonces?, porque no puedes ahora?" comenzaba a molestarse.

"no sé amor, es que, bueno… pues es que apenas estamos empezando." Estaba nervioso.

"en otras ocasiones no habías tenido esto, ¿por qué ahora que me siento tan excitada me empiezas a fallar?" estaba ya muy molesta.

"yo que sé, a la mejor no lo estás haciendo como debes." Me empezaba a enojar.

Comenzamos a pelear pro algo que a la mejor no tiene sentido muchas veces pelear, bueno ya cuando tiene uno una relación muy estable y fuerte dónde el sexo se hace mas fuerte, el simple hecho de que un hombre no logre una erección una vez, basta para que se detone la bomba para muchas cosas más, olvide mencionar que Esther y yo tenemos un ego grandísimo; esa vez nos dijimos muchas cosas tanto que nos lastimamos mucho nuestro orgullo y nuestros grandísimos egos, volvimos a la cabaña muy enojados el uno con el otro y no nos dirigimos la palabra ni par alo más indispensable, hasta Esther estornudo y ni le dije algo, cuando ella está muy enojada suele cruzar los brazos y no mirar sino más que al frente.. comimos en el restaurante y no nos hablábamos, la miraba y ella a mi peor ella a veces desviaba la mirada. Llego la noche y junto a la noche lo más difícil, el recuento de los daños, que no fue más que otra batalla campal de recriminarnos cosas, nos gritamos y ella salio enfurecida de la cabaña. Pasaron dos horas y salí a buscarla para pedirle disculpas, ella estaba afuera en el pórtico mirando la noche, salí a pedirle disculpas lo cual hice pero ella seguía ignorándome, me metí de nuevo a la cabaña con la puerta entre abierta para esperarla cuando ella quisiera meterse, paso otro rato largo y ella no regresaba, me quedé dormido en ese lapso, me levante a averiguar que pasaba, dónde estaba, me asomé de nuevo y estaba platicando con la vecina de a un costado, no sé realmente que platicaban y ni quise darme cuenta para no aumentar más mi enojo, sé que entre esa oscuridad me podía observar mirándola, me quede tranquilo sabiendo que ella aun estaba allí, me regrese a la cama, de nuevo me levanto y ya no escucho voces, si me preocupe y salí a buscarla lo primero que paso en mi mente es preguntarle a la chica de a un lado si no la había visto, al salir de la cabaña vi la luz de la lámpara prendida, me asomé y no vi a nadie, casualmente la puerta estaba entre abierta, toqué para avisar que iba a entrar pero nadie respondió, entré hasta dónde estaba el recibidor y junto estaba una cocineta, me devolvía para irme y fue cuando escuche sus gemidos. Un escalofrió tremendo paso por mi cuerpo, sentí un agujero en el estomago, no sabía que hacer, si quedarme parado o salirme del cuarto probablemente era mi maldita imaginación y que confundía sus gemidos con los de otra persona.

Me sentía asustado no sé porque, fue entonces que quise saber si era ella o no, encontré resto de ropa de Esther en el piso y restos de ropa de aquella chica, mi respiración aumentaba, mis ojos dibujaban una imagen imperfecta de la situación, estaba la puerta abierta de par en par, otra luz de una lámpara prendida, había cervezas abiertas junto a ellas en la mesa de noche, Esther estaba acostada sobre la cama rozándose su sexo con la otra chica, hacían una tijera, sus piernas se confundían con la poca luz que había en la habitación, luego Esther se levanta y se pone sobre ella cruzando su muslo con el de ella y empiezan a restregarse, no paraban de besarse, de acariciarse los pechos.

Yo no me sentía excitado, quería entrar a interrumpir la escena y golpear a Esther, mi rabia era incontenible, pero luego pensé, para que hacer eso si puedo hacer sufrir a Esther en vez de dañarla, pero no, no me atreví, no tuve el valor suficiente para hacerlo, quise seguir viendo, no me podía mover. Luego Esther cambio de posición, estaba acostaba, podía adivinar sus movimientos, ahora ella va a tocarle los pechos mientras ella le tocaba con la palma de su mano su sexo, sus ojos miraban a un lugar, el mismo lugar que yo estaba, sonreía como su se burlara, la otra tipa la besaba, le jalaba los labios, se sumergía en sus pechos y se los besaba, no dejaban de moverse y acariciarse con lo que fuera, Esther apretaba las nalgas de aquella tipa, me miraba de reojo, sonreía cada vez que lo hacía.

"sigue mi amor, sigue" Esther estaba muy excitada, cerraba sus ojos.

Aquella mujer le empezaba a hacer un oral, y eso aumentaba mi coraje, subía las piernas de ella a sus hombros, tocaba sus pechos y los acariciaba, Esther tomaba su cabeza y empezó a estremecerse, se revolcaba en toda la cama gimiendo, inclinaba su pelvis y levantaba su cuerpecito sin dejarme de mirar haciéndome cada vez enojar más, lo provocaba ella, se movía en la boca de aquella mujer con mucha desesperación, tuvo un orgasmo, yo solamente abandone la habitación, me regrese a mi cabaña a dormir, estaba perdido en ese lapso de tiempo, incrédulo, enojado, triste, confundido.

Con todo el cinismo del mundo a la mañana siguiente Esther estaba en la cabaña acostada junto a mi, me dio los buenos días con un beso en la mejilla, yo no respondía a nada de lo que decía.

"vamonos" dije serio y molesto, mirada al frente.

"¿a dónde amor?" dijo sorprendida.

"a casa, toma tus cosas y vamonos" reafirme la actitud.

De camino a casa ella me miraba con ojos de preocupación, un silencio demasiado incomodo, ella trataba de contarme cosa pero yo simplemente la ignoraba, llegamos a casa, la deje en su departamento y yo me metí al mió. Estaba tan confundido, me excite por haberla visto con su hermana, pero me enoja haberla visto con una completa extraña, será por que en esos días no era nada mió más que mi simple vecina a la que estimaba mucho y ahora que es mi novia y que quiero tanto, no puedo soportar una infidelidad, todo porque no podía hacerle el amor cuando ella quería, ¿qué pasaba? No comprendía nada. Estuvo varios días llamando a mi móvil, a mi casa, dejándome correos pero no respondía, tocaba a mi terraza, a la puerta del frente y no le abría, estaba muy dolido, sus llamadas eran de una insistencia y un arrepentimiento grande, quería hablar conmigo sobre la situación peor yo me negaba, no me sentía lo suficientemente listo para hacerlo. Una noche, decidí escuchar lo que ella me quería decir, me brinqué a su terraza, toque su puerta, era de madrugada y salio a recibirme con un abrazo y un efusivo beso, soltó sus lágrimas y me pidió perdón por lo que había ella hecho en el bosque.

"no me vuelvas a evadir mi amor, te amo, lo sabes" dijo sollozando.

"¿por qué lo hiciste amor, por qué?" dije serio y triste.

"va a sonar estúpido, pero es que mi fantasía es hacer el amor en medio del bosque o debajo de una catarata y la verdad si me enoje mucho cuando no podías, me sentí… frustrada, indeseada."

"pero qué tiene que ver eso con que me hallas engañado, mira comprendo que te molestes, pero es innecesario que hubieses hecho eso. Me parece estúpido que por eso te hallas vengado"Dije serio.

"perdón amor." Dijo arrepentida.

"ahora que lo sabes… no se que decir." Dijo ella.

"¿habrá manera de olvidarlo?" dije yo.

Haciendo gala de su buen uso de momería, mencionó el dialogo con la que cierra una gran película de un maestro del cine en su última película antes de morir.

"cojamos"

Me empecé a reír pues ese dialogo es uno de mis favoritos, empezamos a hacer el amor esa noche sin importarnos que al día siguiente teníamos clases, esa noche me di cuenta que sería la primera de tantas veces que hacer el amor seria diferente a como lo veníamos haciendo…

Continuara