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Al otro lado de la pared...

en Jovencit@s

AL OTRO LADO DE LA PARED...

Este relato tiene como base la situación descrita en:

http://www.todorelatos.com/relato/36826/

"Intriga: la oficinita" de este mismo autor. Se recomienda leerla para ubicarse en el contexto del relato.

*************

Había sido un día terrible en el instituto para Fabio. A la pesadez del día, se sumaban algunas notas bajas recibidas. Sentía que definitivamente no le iba a ir bien, y ello se notaba en su expresión: Enojo y frustración convergían en una mueca que imponía cierto temor, más que respeto, a su paso...

No era mal estudiante, de hecho, siempre fue sobresaliente y hacía las cosas lo mejor que podía, pero había que admitir que esta no le era una etapa propicia. Algunos problemitas en casa, una que otra discusión con los amigos y, de paso, la frustración por haber soportado que su pareja lo olvide rápidamente luego de la ruptura, para irse con el primer estúpido que se encontrara por allí.

Pensó que el día podría empeorar, sobre todo luego de una especie de reprimenda dada por algún profesor. "Tienes que mejorar", "¿Qué te pasó, si antes ibas bien?" o acaso las comparaciones con algún otro alumno que rivalizaba la excelencia con él. Todo ello le era repulsivo, pues nunca le gustaba ser comparado con otros... Y eso lo supo bien, cuando su enamorada, ya poco antes de dejarlo, le venía con comparativas absurdas con anteriores parejas...

Se apoyó en uno de los balcones internos del edificio, mirando el patio. Por allí se le colaban imágenes de una pareja, bien escondida en las sombras que el edificio proyectaba directa y convenientemente hacia ellos, en un ajetreo no apto para menores, pues veía cómo una de las manos del muchacho se colaba por debajo de los pantalones de su pareja, tratando de abarcar todo el espacio posible de la superficie de las nalgas de la chica. Se excitaba no solo de mirar esa escenita, sino de recordar en cómo él hacía esas cosas con su enamorada anterior, supuestamente lejos de miradas ajenas. Sin embargo, dándose cuenta de que estaba en ese plan de mirón, cayó rápidamente en la cuenta de que cualquiera también pudo haberlo visto en tal situación y sintió algo de vergüenza... "Lo que faltaba", se imaginó...

Fue hacia los servicios a servirse una paja recordando aquellos tiempos, sin embargo el tiempo se le hacía largo... Llevaba ya cinco minutos en el casillero y el descanso se le terminaría pronto. Rápidamente guardó su pene en donde debería y salió, arreglándose disimuladamente, hacia el aula en donde tendría clases.

Y fue allí, en uno de los pasillos, en donde sintió que una vocecita le llamaba...

- Oye... ¿¿Fabio, eres tú?? ¡¡Ven aquí un rato, por favor!!

Volteó y le pareció ver una cara conocida... Tal vez sí...

- Hola... ¿Tú eres?

- Hola, yo soy Paola, la amiga de tu prima Mily... ¿Me recuerdas?

- Ahhh... Sí... Paola... Hace tiempo que no te veo... No sabía que estudiabas aquí también.

Tardó un poco en dar con ella, pero lo hizo. Recordó aquella vez que su prima Mily le presentó a Paola, hacía ya unos tres años, más o menos... Era apenas una chiquilla de 14 en ese entonces, pero ya a esa edad, sus formas empezaban a asomarse ligeramente, lo que la hacía morbosamente prometedora ante las miradas lascivas de ciertos sujetos. Y él no fue la excepción aquella vez que se conocieron. Fabio trató de llevarse bien con ella para "invertir a futuro", lo que, según él, era "meterle floro y luego cuando esté bien mansita, ¡zas, a la cama! ¡Así funcionan las cosas, muchachón!"

Y parece que el plan no le había resultado nada mal. Ahora ella tenía poco más de 17. Alta, casi delgada pero con unas formas que resultaban extrañamente apetitosas ante las miradas masculinas y que ella sabía mover bien al andar, lo que hacía que no pasara inadvertida... Iba enfundada en unos ajustados jeans oscuros y una blusa corta, que casi se le pegaba al cuerpo, resaltando sus pechitos, sin sostén que pueda "obstaculizar" a los mirones, y con algún mensaje sugerente escrito en inglés que ella, había que admitirlo, ni siquiera sabía qué significaba (Más tarde se enteraría de que el estampado sobre la blusa daba la idea de "chica fácil").

A pesar del tiempo y de sus muchas parejas, ella no lo había olvidado. Ni siquiera cuando se dejó desvirgar por algún mequetrefe de su cuadra a sus 15, pues en ese instante pensó que era Fabio quien se encargaba de ello... Y ahora estaban cerca uno del otro, luego de vencer al tiempo y al olvido... Al menos Fabio sonrió, pues el amargo sabor de ese mal día fue eliminado por la presencia de esa chiquilla alegre y con una cara de adolescente dulce, pero que ocultaba, con gran disimulo, una mujer en busca de su "presa" deseada...

- Sí, pues... ¡Qué alegría verte después de tanto tiempo! ¡Estás bien guapo!

- Ahh... gracias... Tú también estás bien bonita...

- Uyyy... ¡¡Gracias!! ¡¡Qué lindo eres!! Oye, ¿sabes? Necesito que me prestes unos apuntes, pero...

- ¿Pero qué?

- ¿Tienes clases?

- Bueno, tengo en el 402, pero---

- ¿¿Y es importante?? Digo, para no molestar...

Suspiró y recordó todo lo que había sido esos últimos días... Las bajas notas, el imaginarse a su ex-enamorada con un imbécil que conoció por allí, las comparativas que lo mataban de a pocos...

- Este día ha sido una mierda... ¡Qué importa! –Dijo en voz baja.

- ¿Qué?

- No, nada... Solo que las cosas han estado muy jodidas hoy...

- Ah, bueno...

- No, no es nada, vamos... ¿Te presto mis apuntes??

- Ya pues, vamos... Sígueme.

Y Paola siguió por los pasillos, moviendo su figura de esa forma muy suya, seduciendo, con su andar, hasta al más despistado, y con Fabio siguiéndola unos pasos detrás de ella, sin perder de vista ese culito tierno que su amiga le mostraba sin vacilación, con claras intenciones en mente, hasta el área administrativa.

- Pero... ¿¿Qué hacemos en las oficinas??

- Es que me prestaron una oficina para hacer un trabajo... Y como me dieron la llave, pues quiero que me ayudes con los apuntes allí, sin que nos fastidien aquí afuera... ¿Entiendes?

- Sí, sí... Te entiendo...

- A ver... La A-5... ¡Ah ya! Está por allá... sígueme.

Y luego de tomarle la mano, siguieron ambos su camino hacia ese lugar indicado, y al llegar, Paola abrió la puerta rápidamente, sin cuidar de que alguien pueda sospechar de ellos y entró... Fabio pasó al poco rato y cerró la puerta tras de sí, y le echó el seguro.

- Bueno, a ver... Los apuntes los tengo---

Sin darle tiempo de terminar la frase, Paola tomó la cara de Fabio y le estampaba un beso fuerte y sin temor en los labios. Duró un instante, el suficiente como para que él se diera cuenta de qué iba la cosa...

- ¡Ufff! ¿¿Qué fue eso??

- Vamos, no te hagas... ¿¿Bien que te babeas por mí, o no?? El bultito en tu pantalón lo dice todo, je, je...

Soltó una risa entre descarada y provocadora, mientras se despojaba de su blusa y dejaba sus tiernos pechos a la vista...

- ¿Qué opinas de mis tetas? ¿Te gustan?

- Pues... Sí, se ve que están ricas...

- ¿¿Y qué esperas, Fabio?? ¿¿No las quieres??

- Mmmmm... Sí, pero... ¿¿Por qué tan rápido??

- Te deseo desde esa vez... Estás buenísimo. –Decía en voz baja, susurrándole sensualmente al oído mientras trenzaba su pierna derecha entre las suyas, acercando su entrepierna a la suya, buscando el roce con su erecto falo, aprisionado bajo los pantalones...

- No jodas...

- En serio, bebe...

Le dio un beso húmedo, y le sacó la camiseta con un poco de dificultad, mientras ella se dejaba acariciar el cuerpo, lo que le enviaba sensaciones placenteras que le aumentaban la temperatura y la excitación...

- Házmelo ahora... Aprovechemos...

- Sí, como quieras... Mmmmmm... ¡Estás riquísima!- Decía, mientras chupaba sus pechos sin prisa.

- Ahhhh sí... ¡Qué rico...!

- ¿Te gusta?

- Mucho... ¡ohhhh!

Paola se dio media vuelta, tratando de llevar el ritmo de la situación. Definitivamente, algo se traía entre manos... Apoyó ambas manos en una pared de bloques gruesos de vidrio, con el culo expuesto a su amante, lo que dejaba una sugerente, aunque distorsionada, vista de las palmas de sus manos al exterior.

- Aquí... Hagámoslo aquí... ¡Ensártame ya!

- Pero... ¿¿Tú crees que nadie se dará cuenta??

- Que se jodan...

Se sacó lo que le quedaba de ropa y quedó desnudo, listo para su faena. Se acercó suavemente a Paola por detrás suyo para cumplir con ella. Bajó, con un poco de esfuerzo, sus pantalones hasta las rodillas y empezó a rozar su pene por encima de sus prendas íntimas...

- ¡Ayyyyy sííííí...! ¡Qué rico!

- Y eso que apenas comienzo –Murmurándole al oído, calentándola con su aliento y aumentando el grado de excitación de la escena.

- ¡No me tengas así...! ¡La quiero yaaaa!

Se las arrancó de un tirón y admiró, por un instante, el "paisaje". Tremendo cuerpazo que se iba a despachar, pero había que aclarar que el tiempo estaba en su contra. No podían estar tanto tiempo encerrados en una oficina ajena... Por ello renunció a metérsela por el culo y se encargaría del coño únicamente.

Una vez decidido, la tomó de la cintura y empezó a acariciar su suave contorno, mientras la mantenía excitada aplicándole su respiración en el cuello.

- ¿Lista, nena?

- Todita...

- Antes de empezar... ¿Estás en tus...?

- Me tomaré una píldora, tú házmelo sin miedo...

Con un poco de calma, dirigió la cabeza de su verga hacia la entrada de aquel coño húmedo que esperaba ser empalado. Apoyó su cuerpo sobre el de ella, mientras la embestía, a ratos rápidamente, a veces de forma más calmada...

- ¡Ayyy sí...! ¡Oooohhh...!

- No grites mucho... Nos van a escuchar...

- Ufff... Noo... noo te preocupes... No se escucha...

Confiados de que nadie les escuchaba desde afuera, siguieron en plena refriega sexual, algo que ambos habían esperado desde hacía tiempo, tal vez desde conocerse...

- Uhmmmm... estás tan rica...

- Ahhhh... y tú la tienes bien durita... Así me gustan... Ahhh...

- ¡Ufff! ¡¡Qué apretadita estás!! Me gusta... Ahhhhh...

- ¡No pares, por favor!... ¡Sigue así!...

Luego de estas palabras, se oyó que alguien tocaba la puerta. Tal vez un guardia, tratando de saber si algo raro pasaba...

- ¡¡Uy carajo!! Ya nos jodimos –Dijo en voz baja, mientras sacaba su pene de Paola con desesperación.

- Shhh... Quédate así y se irá...

Hubo silencio. Ambos cuerpos quedaron estáticos, tratando de convencer, con ese silencio, de que nada raro pasaba allí dentro. Fue un rato que se les hizo larguísimo... Sin embargo, los toques y las llamadas desde afuera cesaron. Unos pasos y una voz medio ronca que decía "Aquí no hay nada qué mirar. Se acabó el show" les devolvió la seguridad.

- ¿¿Seguimos, nena??

- Tú sigue...

Reinsertó su verga en su vagina rebosante de jugos y siguió con aquel polvo, desconociendo las sospechas externas... No, no repararon en ello. Estaban entregados al placer de aquella experiencia, mientras ella recibía aquellos embates en sus carnes internas y unos besos en su cuello y espalda, los que elevaban su calentura sin pausa... Y él, sintiendo cómo las carnes de su compañera aprisionaban y poco menos que devoraban su miembro, al mismo tiempo que se sujetaba de sus pechos y les entregaba sendos masajes... Gemidos casi silenciosos y frases como "¡Así, papito, dámelo más duro!" o "¿Te gusta, cachorra?" se cruzaban entre ellos...

- ¡Mierda! Me voy a venir...

- ¡Todo, amor! ¡¡Dámelo todo!! Aaaaaahhhhh... ahhhhh....

Fue todo. Una mezcla de semen y flujos vaginales derramaba sobre los pantalones bajados de Paola, manchándolos descaradamente...

- Qué rico... Me gustó eso...

Se vistieron rápidamente y se recompusieron como pudieron, tratando de disimular lo que habían hecho, aunque el sudor y el olor a sexo, impregnado en ambos, podría delatarlos...

- ¿¿Oye, y los apuntes??

- Ja, ja, ja...

- ¿Qué es gracioso?

- Mmmm... Nada...

- ¿Nada?

Acercó su boca a su oído, como quien quiere contarle un secreto.

- Era broma... Engañé al profesor dueño de esta oficina, te engañé a ti para traerte aquí, para hacer nuestras cositas... je, je...

- Ahhhh... ¿Ahora estás de bromista??

- ¡Bien que te gustó, maldito!

Se besaron y luego salieron hacia la puerta de la oficina. Les sorprendió no ver a nadie más que a algún alumno mirando un cuadro cercano.

- Parece que nadie se dio cuenta.

- ¿Lo ves, Fabio? Un poco tontos que son estos chicos...

Se tomaron de las manos y luego salieron del edificio, ignorando lo que había sucedido afuera de la oficina en donde se echaron ese polvo... Ya en la calle, andando juntos y haciéndose caricias como si fueran pareja, aunque no lo eran realmente, empezaban a convenir un próximo encuentro...

- Habla, Fabio, ¿la seguimos?

- ¿Seguirla? ¿¿Y en dónde propones?? En mi casa no... Ni en la tuya...

- Mmmmm... ¿Conoces ese hostal "Posada del paraíso" que queda cerquita a la casa de Mily?

- Sí, sí lo conozco...

- Ya, entonces te espero a las ocho y media en la esquina del hostal, ¿sí?

- Ya... Nos vemos, entonces...

Se despidieron con un beso corto, sellando el encuentro que más tarde tendría lugar en el espacio convenido por ambos...