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Un Romance extraño (2)

en Control Mental

Capitulo II

Inicios de... ?

- Bienvenido a mi humilde morada.- dijo Zero al abrir la puerta y encender la luz de la entrada

El apartamento, un penthouse (n/a: Ultimo piso de un edificio) era amplio, decorado con un exquisito y refinado gusto, todo perfecto. Asientos de cuero blanco con los marcos en madera negra, una alfombra negra con blanco cubría toda la sala, aparte en la misma sala se hallaba un hermoso piano de cola negro. La iluminación adecuada, luz blanca, que resaltaba el contraste del suelo de mármol blanco con divisiones negras que estaban ubicadas en lugares determinados. Estantes de color negro, llenos de libros perfectamente ordenados y organizados. Todo armonizaba de manera agradable y elegante.

Xaero miraba a su alrededor mientras sentía que Zero cerraba la puerta tras de si. –Tienes buen gusto.-

–Gracias, y por lo que veo te gusta la decoración.- dijo Zero al sonreír y mientras avanzó unos pasos rozando intencionalmente a Xaero por la espalda. Hecho esto se quitó la chaqueta dejándola en un perchero.- Aquí puedes dejar la chaqueta.-

Zero avanzó hacia la sala y encendió otra luz que iluminó el comedor. Una mesa de base abstracta y metálica. Sobre éste descansaba el vidrio hermosamente tallado y bastante grueso. El gambrax, lánguidamente abrió una vitrina y sacó una botella de cristal con un vaso. Xaero lo observaba mientras colgó la chaqueta y después se aproximó a Zero.

- Ten, prueba esta bebida.- dijo Zero, al servir un líquido de color rojo escarlata, la cual brillaba como si tuviera luz propia.

- ¿Qué es eso? .- preguntó Xaero al mirar aquel licor.

- Es un néctar.- respondió .- El Rubí del Dragón.

- ¿El Rubí del Dragón? .-

- Veo que has oído de el.- susurró Zero mientras le extendía el vaso.- Ten.-

Xaero tomó el vaso y cató el trago.- Hmm... exquisito.- murmuró mientras paladeaba la bebida.

- Acompáñame a la cocina para ver que puedo preparar.-

Zero avanzó hacia la cocina lentamente mientras miraba de reojo a Xaero quien terminaba de beber el trago gustosamente y se servía más. Cuando captó eso, sonrió. – Perfecto.-

Ya en la cocina Zero se lavó las manos, revisaba la nevera y de esta saca una gruesa posta de carne. Después tomo una tabla de picar y con un cuchillo largo y delgado procedió a relajar el bistec. Xaero se acercó y lo miraba desde la puerta con el vaso en su mano. Estaba recargado contra el marco de la puerta.- ¿Qué vas a preparar? para ver si te ayudo en algo. No me gusta sentirme inútil.-

- No, tu quédate ahí, yo me encargo de preparar esto.- dijo Zero al mirarlo y clavar el cuchillo en la tabla.- Como dije, "yo invito a comer".

- Esta bien.- Respondió.- pero te advierto no voy a lavar nada, esto fue tu idea.-

- No me preocupo, con tal tengo lavadora de platos.-

Xaero suspiró y bebió un trago de aquel licor. El sabor era fuerte, pero enloquecedoramente exquisito, no se daba cuenta de que estaba bebiendo licor nuevamente.

Zero le miraba fugazmente mientras cocinaba. Sin poder evitarlo sonrió de manera lasciva mientras pensaba lo que le podía hacer al caos cuado estuviera borracho, o incluso fuera de el estado de ebriedad, estaba en su territorio y de ahí no había posible escapatoria.

Pasada una media hora, toda la cocina estaba inundada de aromas suculentos, en un momento Zero flamea un lo que cocinaba y mira a Xaero.- Xaero, ven acá y prueba esto. Dime que te parece.-

- ¿Probar que? .- preguntó Xaero al acercarse a la estufa.- Hmmmm... huele bastante bien. Espero que sepa tan bien como huele.-

Zero le sonrió. Y extendió la cuchara con un poco de comida. Xaero fue a sujetar la mano pero el gambrax realizó un movimiento y lo miró.- "Quieto Xaero".- pensó.-" Yo te daré este bocado".- Xaero lo miraba algo consternado tratando de agarrar la cuchara.- Dame!.-

Zero solo negó y sonrió realizando un gesto diciendo lo que quería. Xaero resignado suspiró y se quedo quieto mirando a Zero. El gambrax acerco el bocado dándoselo a comer al joven Caos, quien lo recibió tranquilamente. Entrecerrando los ojos Xaero masticaba percibiendo cada sabor como aprendió a hacerlo cuando se la pasaba en las cocinas del palacio de su padrastro, quien creía su padre. Tenía que admitirlo, Zero aparte de ser un buen competidor, un buen decorador era también un buen cocinero. Tragó y miró al Gambrax.- Nada mal, sabe bien.-

- Solo dirás eso?.- dijo Zero.- Sabe bien?

- ¿Qué mas quieres que te diga?.-

- Bueno…- Suspiró el gambrax y apagó el fogón.- Y tu, al parecer no eres un simple miembro de la familia Caos.

Xaero miró hacia un lado mientras bebía un largo trago.- No lo soy.-

- ¿Entonces? – Susurró al acercarse y tomar el vaso de las manos de Xaero y termina de beber el contenido el.-

- ¡Oye!.-

- No desesperes mi querido amigo.- dijo Zero al salir de la cocina y avanzar hacia la sala. –Hay más de donde te serviste.-

- ¿Pero tenías que tomártelo de mi vaso?.-

Zero se le acercó y lo miró fijamente. Mientras que le daba el vaso lleno nuevamente.- Era lo que tenía al alcance.- Sonrió y tomó a Xaero de la mano para jalarlo hacia la cocina nuevamente. El Caos se derramó encima un poco la bebida, dado que justo cuando Zero lo haló tomaba un trago.

Xaero se detuvo tosiendo mientras que levantó su mano para evitar más desastres, pero toda su camisa estaba chorreada.- ¡Rayos!.- Gruñó al verse la camisa manchada.- ¡Mira lo que me hiciste hacer!.-

- No te preocupes, el licor no mancha.- respondió despreocupado.- Te presto una de las mías.-

- Pero es seda, esta seguro de que no se manchará. -

- Si, lo estoy.- susurró.- Ven para darte una limpia.-

- Mira, mejor deja así.- respondió Xaero mientras se desabotonó la camisa.- Ahora más tarde, después de que me de un baño para quitarme el olor a cigarrillo y a alcohol, claro si no te incomoda prestarme el baño.-

- No hay problema.- dijo el Zero.- Ven, vallamos a comer.-

El gambrax regresó a la cocina lentamente mientras miraba una vitrina.- Xaero, ¿aun te sientes inútil?.- Preguntó mientras se volteó a mirarle con una sonrisa.

- ¿Huh?...- dijo Xaero tratando de entender la indirecta de Zero.- Hmm... ¿Qué quieres?

- Puedes sacar un par de platos del estante a tu derecha.- dijo Zero al tomar la sartén junto con una cuchara grande para servir.

Xaero lo miró y extendió los platos dejándolos en el mesón para que Zero sirviera. El gambrax sirvió unas grandes porciones. Después abrió una gaveta de donde sacó dos individuales y un juego de cubiertos para los dos.- Xaero, puedes traer los platos para sentarnos a comer.-

Lánguidamente el caos tomo los platos, antes de salir vio su vaso y como pudo lo agarro para avanzar hacia el comedor. Zero acomodaba los individuales y organizaba los cubiertos. El caos miró los platos.- Zero...¿cuál es cual? .-

- Cualquiera, con tal he servido la misma cantidad en ambos.- respondió Zero.

Xaero dejo los platos sobre la mesa y fue a buscar más de aquel trago que acababa de probar. Ya con el vaso lleno regresó a la mesa y se sentó mirando a Zero quien le esperaba.

-Veo que te gustó mucho el Rubí del Dragón.- susurro Zero mientras empezaba a comer.

Después de sentarse, Xaero empezó a comer degustando la comida. Su forma de moverse en la mesa era perfecta, datando de una educación muy culta. La manera en que sujetaba los cubiertos y llevaba cada bocado a su boca eran movimientos dignos de alguien perteneciente a la realeza.

- Hermosos modales.- Susurró Zero mientras se servía un poco de vino.

- Gracias.- respondió Xaero mientras se limpio la boca con la servilleta que tenía al lado.- Desde pequeño me enseñaron todo esto.-

- Parecen modales de un ser de realeza.-

- Es que lo son, Zero.- Respondió con leve desdén.- ¿Pero cómo es que tu sabes acerca de esta clase de modales?

- Estoy viendo crecer al hijo del Rey Vieth, el príncipe gambraxiano.- Dijo Zero, mientras fijaba su mirada en Xaero.- Y tu pareces ser mas que un simple miembro de la jerarquía Caos.

- Estas en lo correcto.- dijo Xaero mientras miraba su plato y jugueteaba levemente con un trozo de carne con el tenedor.-

- Y...¿Qué o cuál es tu rango entre los Caos?.- Preguntó el gambrax al fijar su mirada en Xaero

- Soy... –Xaero bajo el tono de su voz al responder.- El príncipe.

- ¡¿El príncipe?!.- exclamó Zero mientras que sus ojos se abrieron completamente y sus pupilas se contrajeron.

Xaero guardó silencio y afirmó levemente para seguir comiendo lentamente. Sus orejas bajaron un poco. El hecho de ser un príncipe no era de su agrado. Todo era complicado y frustrante, las fiestas, las reuniones, en especial las convocatorias para la elección de una prometida. Todo eso le enfermaba, no era él, es decir, no le permitían realizar sus propias decisiones. Su padre, que en realidad era su padrastro, lo mantenía a margen con sus acciones debido a que Xaero siendo un Caos de rango oscuro, un Dark Chaos, nació en la jerarquía de la luz, Light Chaos, y sus principios eran el control del desorden, no como trataban de inculcárselo a la fuerza los Caos Negros. A pesar de que era uno, sus sentimientos y principios contradecían todo y por ello en cierta forma sufría. No obstante por más que se negara tenía que acceder a los caprichos de su familia y al verse tan presionado abandonó sus tierras.

- Si lo soy.- repitió con desdén.- Pero odio ese titulo.

Zero lo observó y sonrió levemente mientras que entrecerró sus ojos para después parpadear lentamente.- Xaero, no te sientas así. Ten, anímate, no te termines de amargar la noche.- dijo mientras le servía mas licor, del que le había ofrecido al llegar.

- Gracias.- Musitó Xaero al empezar a comer nuevamente, para después beber un poco.

Ya cuando ambos terminaron de comer, Zero miraba a Xaero el cual estaba notoriamente mareado. Sonreía licencioso ante esto, sus ojos detallaban el cuerpo del Caos, ahora al sin aquella camisa de seda, la franelilla blanca tallaba mejor su cuerpo debido a que la tela de estaba completamente pegada a su dorso. Decidido a averiguar más acerca del joven príncipe se le acercó iniciando una conversación.

- Y dime, ¿qué hace un príncipe como tu en esta ciudad?.-

Xaero lo miró y se recargó contra el espaldar de la silla.- No quiero recibir el titulo de realeza, escasamente puedo hacer lo que quiero, me siento a veces solo.-

- ¿Solo? Me parece extraño.- dijo Zero.- Estando rodeado de sirvientes, de mujeres, de todo lo que quieras y te sientes solo. Me parece algo irónico.-

- Detesto las atenciones insistentes, que estén pendientes de lo que realizas.- respondió Xaero mientras vaciaba el vaso de licor en un largo y rápido trago.- No soy ser de estar bajo la atención de todos. Y mujeres…-

- Si, que hay con ellas, acaso eres….- decía Zero cuando Xaero lo miro inmediatamente con una mirada la cual lo hizo callar.

- ¿Qué estas insinuando?.- Gruñó el Caos, su cabello se erizó levemente.- ¿Acaso crees que soy homosexual?, ¿es eso?

Zero trató de enmendar su error y miro a Xaero para después reír entre labios.- Caos, cálmate como se te ocurre que pensaría tal cosa. Ni que fuera un depravado mental.-

- Si, si seguro, lo que digas.- murmuró Xaero al mirar desviar su mirada del Gambrax.- Pues si te interesa la respuesta, no lo soy.

- Entonces, ¿qué pasa con las mujeres?.- insistió el Gambrax

- No me llaman la atención, dado que solo estaría por placer, por un impulso.- Xaero se fue a levantar mas sintió que nuevamente estaba ebrio.- Ra…yos.-

Zero se levantó calmadamente mientras tomaba los platos para llevarlos a la cocina mirando de reojo al Caos, sonreía sádicamente mientras imaginaba varias cosas entre ellas unos cuantos pensamientos torcidos. Xaero le miró y se levantó lánguidamente para ver cuan mareado estaba, la cabeza le daba vueltas levemente y con poca facilidad podía asentar un paso enfrente del otro.

Después de organizar los platos en la lavadora la activó y dejo funcionando, posteriormente salió mirando la mesa del comedor vacía. Levantando una ceja levemente con sus ojos busco al Caos. Xaero se había levantado fue a la terraza para respirar aire fresco. El Gambrax lo percibió cuando vio las cortinas de seda moverse suavemente con la brisa que entraba. Lentamente se acercó a la terraza y en un intento se le acercó por la espalda, sujetándolo suavemente por la cintura al posar sus manos en ella. Xaero reaccionó al contacto y miro a Zero quien miraba hacia el frente; éste al sentir la mirada del Caos volvió sus ojos mirándole y sonrió

- Te gusta la vista.- susurró suavemente.

Xaero solo lo miraba.- "¿Qué demonios hace este?".- pensó y tomó las manos de Zero para apartarlas de sí.

En ese intento, Zero ajusto sus manos negándose a apartarlas. Sus ojos se fijaban en los del Caos y sonreía. –Acaso me tienes miedo, Xaero.- siseó y terminó de rodearlo, apegándose a él.

- Zero, suéltame.- gruño Xaero al tratar de empujarlo.-

- Es que acaso temes, Caos.- dijo nuevamente Zero.-

Zero se apegó más a Xaero sin dejar de sonreír. Suavemente se recargaba más contra el Caos. A medida que aprisionaba más el cuerpo de Xaero contra el suyo inhalaba suavemente percibiendo el aroma del joven; algo como nunca había percibido, suave, intoxicante, enloquecedor… algo digno del porte del Caos, más bien el príncipe de los Dark Chaos (n/a.- Caos negros). Xaero miraba a Zero, se sentía extraño con la cercanía del gambrax pero era una sensación algo perturbadora. Momentos después empezó a sentir calor, su cuerpo estaba algo más caliente, su cabeza le daba mas vueltas de lo que antes. Lentamente Zero movió una de sus manos contra el pecho del Caos y sostuvo a la vez que le acariciaba insinuante. Sin dejar de mirarle en un juego acercó sus labios al cuello de Xaero quien se estremeció al contacto y gimió levemente al sentir que Zero le empezaba a besar y mordisquear el cuello.

Suavemente Zero movió una de sus manos y la llevó al pecho de Xaero mientras seguía besándole el cuello, saciándose de aquella exquisita y suave piel. El joven Caos se movía torpemente, le daban escalofríos aquellas caricias y su piel se encrespaba más. Zero sin detenerse desplazó su otra mano al abdomen de Xaero y rozó sus dedos sobre la tela; sabía bien que debía moverse con lentitud para no espantar o exaltar a su presa, la cual ya tenía casi entre sus manos. Con delicadeza el gambrax empezó a bajar su mano acercándola al pantalón de Xaero mientras que con su otra mano mantenía y aprisionaba al Caos contra sí. Por cada mordisco que le daba Zero a Xaero, el Caos se estremecía y suspiraba levemente, ya para ese entonces la mano del Gambrax tenía su mano en la pretina del pantalón de Xaero, a escasos centímetros de su entrepiernas.

En reacciones seguidas a las insinuantes caricias, Xaero arqueó su espalda a la vez que un fuerte estremecimiento recorrió su cuerpo. Zero sin detenerse bajo más su mano llegando al entrepiernas del joven Caos y con lentitud desplazó sus labios hacia la oreja de Xaero pasando lascivamente su lengua por el suave y sedoso interior.

- Ze...ro.- Musitó en voz ahogada Xaero al sentir que el gambrax ya casi palpaba sus genitales. El Caos se irguió un poco, arqueando su espalda y sin darse cuenta de que apegaba sus caderas contra el gambrax; quien sonreía complacido.

Descaradamente, Zero sujetó a Xaero por la cintura y terminó de llevar su mano al entrepiernas del Caos y palpó el sexo de este. Con una sonrisa, Zero le acariciaba a través de la tirante tela del pantalón de Xaero, mientras media las reacciones y leves contorciones que daba el Caos. Sin detener sus caricias Zero ayudándose de la mano que no tocaba íntimamente al joven, esta la empleaba para apegarse más a él; restregando su erección, la cual empezaba a notar, contra las nalgas de Xaero en un acto lascivo.

Xaero inclinó su cabeza hacia atrás y su espalda se arqueó suavemente, Zero seguía acariciándolo y aumentaba cada vez más la intensidad del movimiento d su mano en el entrepiernas del joven Caos, quien gemía tras cada fricción que provocaba. Xaero jadeaba, en ocasiones se movía en reacción; las caricias que Zero le propinaba eran bastante fuertes y su cuerpo las aceptaba, pero aún así se sentía levemente incomodo debido a la sensibilidad y erección que desarrollaba. Él jamás, por sus principios inculcados a través de métodos bastante fuertes, había experimentado acariciarse o masturbarse, su cuerpo era célibe completamente. Las caricias que ahora experimentaba eran intensas de tal manera que se excitaba con cada roce.

Zero, al creer que ya podría actuar, empezó a soltarle la correa a Xaero y fue cuando este reaccionó y se volvió mirándolo fijamente. El joven Caos jadeaba, sus mejillas estaban levemente sonrojadas y tras un respiro logró hablar pero con palabras atropelladas.- ¿Qué... rayos haces?

Zero aun apegado a Xaero sonrió.- ¿Qué sucede Xaero? –Susurró – ¿Acaso no te gusta? .-

-¡Que estupidez estas diciendo!.- Gruñó Xaero, jadeando.- Como se te puede ocurrir eso.-

Zero lo rodeó y lo jaló hacia sí, quedando a escasos centímetros de él.- Tu boca dice que no, pero... –decía al llevar su mano al entrepiernas del otro y restregar su mano contra el pene del joven que tenía entre sus brazos.- Tu cuerpo lo contra dice.-

Xaero se estremeció y buscó apartar a Zero de sí.- ¡Suel...tlame! – Gruñó al soltarse y regresar adentro. Sus pasos fueron torpes y atolondrados por el alcohol. Poco más atrás Zero caminaba brioso y triunfante con una sonrisa en sus labios. No pensaba dejar escapar a su presa; ahora era como un león, quien seguía a una presa moribunda y herida. Ya decidido y con los músculos tensos se abalanzó sobre Xaero sujetándolo de una muñeca, jalándolo hacia sí y atrapó los labios del Caos con los suyos en un beso hambriento y apasionado, para después empujarlo contra la pared.

-Suel....mmmggghhhffff.- fue lo único que pudo decir Xaero antes de que Zero le besara, el resto de la palabra salió en un balbuceo. Sus manos buscaron apartar a Zero de sí.

Mientras eso sucedía, Zero con su telequinesia atrajo la botella de licor a sus manos y suavemente se apartó un poco del Caos. Se relamía saboreando aún el beso y acercó el pico de la botella a los labios del caos incitándolo a beber.- Ten... bebe .-

Xaero se negaba a beber, pero no pudo resistirse. El Rubí del Dragón había causado un efecto en su cuerpo, el no poder rehusarse a ingerirlo. Empezó a tragarlo una vez éste tocó sus labios. Momentos después hilos del néctar rodaban por la comisura de sus labios y Zero no perdía la oportunidad de lamerlo y a la vez besarle, eran los momentos en que apartaba la botella de la boca de Xaero. El gambrax le seguía dándole a beber el licor y el Caos lo bebía a largos y grandes tragos.

Zero le acariciaba el abdomen y tras unos tirones le sacó la camisilla de entre el pantalón. Para no perturbar a Xaero, apartó la botella, ya vacía y le besó a la vez que sus manos se deslizaron bajo la tela. Sus yemas palparon la piel al Caos y recargó más su cuerpo contra el de Xaero a la vez que una de sus piernas se deslizó suavemente entre las del otro. Xaero gemía levemente entre suspiros mínimos de placer, mas aún buscaba soltarse de entre los brazos de Zero. Sin piedad hincó sus garras en la piel del Caos el cual inmediatamente se quejó. Tras otro movimiento desgarró la tela de la camisilla y bajó levemente su cuerpo, inclinándose contra Xaero y empezó a lamerle las heridas, degustando aquella sangre dulce y embriagadora, la sangre de un príncipe de rango de las sombras, un ser oscuro como él.

Xaero jadeaba, su cuerpo no coordinaba nada estaba demasiado ebrio para pensar o reorganizar su mente. Zero aprovechando esto logró soltar la correa y ya empezaba a desabotonarle el pantalón, podía sentir la erección que cubría y atrapaba la ropa interior, buscó sentirla con sus propios dedos. Xaero gimió con mas fuerza al sentir la mano de Zero tocándolo íntimamente, quien le acariciaba con algo de brusquedad y de insinuación. El gambrax lo tomó de las manos y le besó para así guiarlo a su habitación. Suavemente le acariciaba y le besaba mientras avanzaba y ya entraba al umbral de su cuarto.

-Mmmgghh... –Gimió Xaero al sentir otra caricia en su entrepiernas. Zero se apartó un poco y empujó al Caos quien cayó sobre la cama. El gambrax se acercó a él, gateando, y le besó a la vez que deslizó su lengua en la boca de Xaero. Podía paladear los remanentes del licor en la boca del Caos, sus manos sentían la piel del dorso. La pierna del Gambrax se movió presionándose contra el entrepiernas de Xaero y finalmente poco a poco empezó a abrirle el pantalón para así quitárselo.

-Te gusta.- Susurró Zero, al oído de Xaero.

El joven authorex solo movió un poco su cabeza y jadeó levemente mientras que buscaba levantarse, pero le resultaba difícil moverse debido a la posición de sumisión en que estaba. Zero le empezó a besar nuevamente mientras que levantó y giró su mirada, sin apartar su boca de la del Caos, hacia un cofre y haciendo uso nuevamente de su poder psíquico lo abrió y sustrajo del interior del pequeño baúl unos gruesos cordones trenzados de terciopelo negro. Lentamente los atrajo hacia su mano y procedió a atar con lentitud las muñecas de Xaero para así inmovilizarlo por un tiempo y poder ser dominante sobre el joven Caos. Los cordones circundaron firmemente, pero sin ajustar vorazmente las muñecas de Xaero y después las sujetó a la cabecera de la cama donde las amarró finalmente. Ya amarrado Xaero solo movía levemente sus piernas y dorso. El resto de su cuerpo permanecía prácticamente inmóvil.

Zero se apartó de los labios del Caos y nuevamente le empezó a besar y mordisquear el cuello. Xaero se estremeció levemente mientras sentía las caricias insistentes en su virgen cuerpo. La respiración del Caos negro se tornaba cada vez más pesada y corta, casi jadeante. Ya empezaba a sudar levemente, no solo por el alcohol que se ayudaba con la excitación. El gambrax lentamente bajaba sus labios dejando leves marcas donde succionaba la piel y esta quedaba enrojecida con la sangre a flor de piel.

Zero lo observaba mientras sonreía. Lentamente bajo al pecho de Xaero y empezó a acercarse a las tetillas (n/a.- pezones) del joven Chaos. Al tenerlos al alcance los atrapo con sus labios y dientes, ayudándose de su lengua empezó a succionar con algo de fuerza. Xaero empezó a gemir casi instantáneamente, su piel y cabello se erizaron levemente y finalmente sus manos se abrieron y sus garras se alargaron levemente. Zero seguía lamiéndole y mordisqueándolo, sus manos ya habían logrado desabotonarle y abrirle el pantalón. Sus manos divagaban acariciando a Xaero insistentemente, sus dedos aprisionaban le miembro sobre la tela la cual empezaba a humedecerse con pre-eyaculaciones. Zero sintiendo aquello aparta su mano y mueve su boca a la otra tetilla haciendo lo mismo.

Tras unos minutos, el gambrax empieza a bajar y llega al abdomen del Xaero para así continuar su descenso hacia el vientre de este, justo donde estaba el elástico del bóxer del Caos. Zero empezó a jalonear el pantalón de Xaero para quitárselo, pero no lograba mucho. De un momento para otro de apartó y sujeto el pantalón por la bota, cercana a los pies del joven y de varios movimientos diestros le quito los zapatos y pantalones de unos pocos y rápidos tirones. Zero se quedó mirando a Xaero, la piel de éste, se veía extremadamente tersa, una tonalidad bastante blanca, escasamente tenia vellosidad. Esto le confirmaba que Xaero era bastante joven, su apariencia mostraba una edad mayor a la que posiblemente podría tener. Suavemente, el gambrax le sujetó un pie al Caos y le acarició, rozando sus dedos por la parte interior moviéndolas bastante rápidos, subiéndolas hacia los muslos.

Los labios de Zero divagaban por el vientre de Xaero, sentía contra su cuello como se presionaba la erección del joven Caos bajo la templada tela. Suavemente Zero deslizó sus dedos bajo el elástico y lo levantó para lentamente así quitarle el interior a Xaero, pero no podía removérselo. Ayudándose de sus garras, logró perforar la tela y así tras un poco de fuerza destrozó la tela del bóxer y sonrió mientras observaba a Xaero en su completa gloria. –Eres hermoso Chaos. Quien se imaginaría, que bajo toda esa tela esconderías tal perfección.- Susurró mientras se relamía.- Tienes la belleza de un dios.

Ahora lo que cubría a Xaero eran retazos de tela desgarrada. Zero le empezó a besar las ingles para así acercarse al sexo del otro, quien se movía en espasmos de placer. El Caos sucumbía ante todo aquello por la inexperiencia, su piel estaba completamente erizada, jadeaba levemente. Su respiración varió instantáneamente al sentir que Zero rozó sus labios por su miembro y movió su cabeza como tratando de comprender lo que pasaba.

-Zemmgh... Ze...ro –dijo Xaero, con palabras cortadas y mal vocalizadas por el estado de ebriedad.- Qu...e hammghhmm... haces.-

-Calla –Demando Zero al sujetarle el pene a Xaero con algo de fuerza y acercarse al rostro del Caos y besarlo.

Xaero reaccionó casi inmediatamente y su espalda se arqueo a la vez que se escucho un gemido. Zero volvió a bajar su rostro hacia el entrepiernas de Xaero. Sabia que tenía que ganar la confianza del joven para así poder hacer lo que quisiera con él. Aun sin apartar su mano del miembro de Xaero, llevo al glande de este cerca de su boca y paso su lengua por este. Xaero se movió inmediatamente gimiendo, pero su voz fue ahogada debido a que Zero deslizó sus dedos dentro de la boca del joven Caos. Ahora por ello la voz de Xaero era casi completamente ahogada.

Zero empezó a aumentar la intensidad de las caricias y llevó lo que más pudo del sexo de Xaero entro de su boca. No podía tenerlo por completo, sentía el glande, el cual estaba completamente dilatado e inflamado, contra la pared de su garganta. Ayudándose con su lengua logró apartarse y miró al joven mientras pasaba su lengua por sus labios. –Te has desarrollado formidablemente, pero hay algo que tienes, lo cual es desconcertante.-

El gambrax se apartó suavemente de Xaero, para así desvestirse él. Calmadamente se despojo de su camisa, dejando a la vista un bien formado pecho y abdomen. Después procedió a aflojarse la correa y una vez suelta se desabotono el pantalón, el cual cayo al suelo escurriéndose por sus piernas. El cuerpo el Zero era bien formado; un marco muscular bien definido, de musculatura sólida y firme, aparte también tenía unas pocas marcas y cicatrices, debidas a entrenamientos en la academia y en las tierras del exilio, donde creció (n/a.- eso es otra historia). Zero también era alguien con un cuerpo bastante perfecto. Tenía rasgos muy varoniles e imponentes, pero a pesar de todo ello no podía compararse con la perfección que tenía Xaero. Aun con la ropa interior puesta se acercó a Xaero y le separo las piernas, dejándolas descansar levemente al nivel de su cintura, para así inclinarse sobre el Caos y besarlo, mientras presionaba su pene contra Xaero, buscando excitarse más y excitar más al otro.

Estando sobre Xaero, Zero besaba al Caos con fuerza y sosteniéndole una pierna con una mano, con su otra mano destrozó su ropa interior con sus garras el interior para así volver a acostarse sobre el Caos, dejando que su glande se presionaba contra Xaero. Sin esperar, Zero estando recargado sobre el joven Caos procedió a penetrarlo. El gambrax gimió levemente al sentir como la presión del interior de Xaero lo abrazaba de manera tan intima que tras varios empujones, penetro completamente a Xaero, quien gemía adolorido. El gambrax sujetó las piernas de Xaero y las elevó dejándolas descansar en de sus hombros, se retiro un poco de las entrañas del Caos para así volverlo a penetrar. Sus embestidas empezaron a ser más vibrantes y sus gemidos de placer se entremezclaban con los gemidos mixtos de Xaero, eran tanto de placer como de dolor.

Zero se recargaba completamente sobre Xaero, quien se le escapaba un gemido tras cada movimiento. El gambrax jadeaba y se apoyaba en las piernas del caos mientras que aumentaba poco a poco la velocidad del movimiento de sus caderas. Xaero sujetaba las sogas, como soportándose, para resistir cada embestida. El Caos gemía con la mandíbula tensa, su respiración había pasado a pesados y cortos jadeos. Zero se recargaba con todo su peso sobre Xaero, lascivo observaba a Xaero y de vez en cuando se acercaba para besarle sin dejar de moverse contra él.

-Hmmaahnnnnggghh.- gimió Xaero, casi en un grito, había alcanzado su orgasmo.

Zero disminuyo un poco el ritmo que llevaba al sentir aquella cálida sensación en su abdomen debido al semen del otro cuando eyaculó y cerró sus ojos mientras sentía y disfrutaba las contracciones internas de Xaero.- Hmmghh... – Momentos después, miró al Caos y movió sus manos hacia la cintura del joven caos para así levantarlo un poco, acomodándolo.

El gambrax estaba apoyado en sus rodillas en la cama sosteniendo al Caos de la cintura mientras lo seguía penetrando a una misma intensidad. En varias ocasiones perdía el equilibrio pero para evitar que eso ocurriera, Zero abrió sus alas creando un contrapeso y con ello se ayudaba a mantener un balance. Xaero tenía su cabeza y hombros apoyados contra la cama mientras que el resto de su cuerpo estaba levantado por las manos de Zero. Tras cada movimiento por parte del Gambrax, no podía retener el gemido que se acumulaba en su garganta. Pero no eran gemidos de placer, también salían quejidos de su voz. Gotas de sangre empezaron a caer sobre las sábanas y a pesar de aquello Zero no se detenía.

Zero lo miraba mientras movía su cadera contra Xaero manteniendo la intensidad, fuerza y ritmo. Ya jadeaba y gemía levemente, su cabello caía desordenadamente por su rostro y hombros. No decía nada solo buscaba saciarse completamente de alguien tan perfecto. Sin detenerse y sin reducir la velocidad pero si aumentando la fuerza, una de sus manos la deslizó desde la cintura hasta el sexo del otro y empezó a masturbarle para que ganara una nueva erección. Ante esto Xaero empezó a gemir con más fuerza a la vez que sus piernas circundaron poco a poco a Zero por la cadera.

Fue cuestión de minutos para que Xaero ganara una nueva erección un poco más prominente que la anterior y ya para ese entonces por reacción rodeaba completamente con sus piernas la cadera de Zero quien no se detenía en el vaivén de su cadera. El gambrax gemía con mas fuerza, y deteniéndose por unos segundos se separó completamente del Caos para así girarlo dejándolo de rodillas. Tras observarlo por un rato, deleitándose con aquel cuerpo, no tan solo perfecto, sino puro sonrió.

-Eso era –Susurró Zero, mientras se acerco a Xaero y dirigió su erección para penetrarlo nuevamente.- Eso era lo desconcertante, tu virginidad.-

Xaero gimió al sentir la penetración nuevamente. Le ardía y dolía, pero a pesar de todo ello el placer estaba presente. Zero aferró sus manos con gran fuerza a la cadera del Caos y aceleró sus movimientos, ya sentía su orgasmo bastante cerca y por ello aceleraba cada vez más el movimiento y ritmo de la penetración. Ya a los límites, Zero se recargó con todo su peso sobre Xaero quien gritaba y tras un grito de placer su cuerpo se estremeció al máximo y sin detenerse embistió aun con más fuerza a Xaero, quien gimió a la par de él al alcanzar el segundo orgasmo.

Aun estando en aquel clímax, Zero dio varios golpes a Xaero en la espalda y finalmente colapso sobre este exhausto y satisfecho. Jadeaba extasiado y miraba al otro quien debajo de sí también respiraba agitado pero sus mejillas estaban húmedas con lágrimas.

- Haz sido mío... Caos.- Siseó licencioso Zero.- Haz sido enteramente mío-. Dicho esto rió entre labios y se separó de Xaero quien cayó más inconsciente que consciente en la cama. Lánguidamente se limpio su pene de la sangre y su propio semen y se recostó al lado del otro.

Continuará...