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Siempre fuí y seré una puta

en Sexo con maduros

Desde muy pequeña siempre he sido una de esas niñas que la encantaba estar rodeada de niños en el colegio, usando mis armas femeninas para atraerlos, como si fuesen abejas y yo la colmena. En los recreos jugábamos a beso; todos los niños corrían detrás de mí, con el fin de alcanzarme y recibir su recompensa, un simple beso en la mejilla.

Me llamo Fátima, tengo 24 años y quiero contarles mi historia.

Soy una chica morena de ojos negros, nunca he creído que sea guapa de cara pero tampoco nada fea, estoy delgada y mi cuerpo apasiona a muchos hombres, uso una 95 de pecho con el trasero respingón.

En el instituto era una joven muy deseada, los chicos se sentían atraídos por mí, sabia calentarles para que sus miradas fuesen solo mías. Entre las chicas decían que era una puta y calienta pollas, pero siempre supe que tan solo tenían envidia de mí, aunque en lo más profundo de mi ser sabia que era una autentica puta, me excitaba cazando hombres para nunca hacer nada con ellos, simplemente cuando les tenia les mandaba a la mierda, ya no me interesaban, solo buscaba excitarles y una vez conseguido paraba, solamente dos chicos llegaron a algo mas que un simple beso, quería verles la polla; a uno le masturbe y al otro una corta mamada para saber que se sentía al tener su polla en mi boca, lo había visto tantas veces en las películas que me intrigaba, pero llegar a ser penetrada no estaba en mis prioridades, era feliz calentándoles.

Los rumores sobre mí eran constantes, -infelices de ellos-, todos decían que la puta de Fátima se había follado a todo el instituto y yo aún era virgen. Los rumores me daban igual y gracias a ellos conseguí que los chicos vinieran mas a mí, con la esperanza de follarme y perder conmigo la virginidad, pero a todos se les jodian los planes cuando estando totalmente empalmados me iba, era como mi venganza para que supieran quien era el más fácil de los dos.

Cuando termine el instituto, mi familia cambió de ciudad y por tanto yo cambie de vida, atrás deje a todas las personas que había conocido y con ellos deje mis encantos de seducción, intente ser una nueva persona, intente dejar de cazar hombres y guardar para mí todas las experiencias vividas.

A menudo cuando te vas haciendo mayor, deseas encontrar a alguien con el que poder empezar a compartir, deseas algo más que ser un objeto sexual, un simple cuerpo que todos desean follar y ninguno se atreve a amar.

Tarde poco en adaptarme a mi nueva vida, encontré un trabajo y conocí a Javier; un chico maravilloso al que me entregue y con el perdí mi virginidad, un chico que quería algo mas que mi cuerpo. Teníamos una bonita relación de cuento de hadas, me sentía protegida y todo era como un sueño.

Cuando llevábamos casi un año de relación, Javi quiso que conociera a su familia y me invito a pasar con ellos el verano en una casa que tenían en Málaga, la idea de pasar las vacaciones juntos me entusiasmo.

El verano ya estaba encima, prepare la ropa cuidadosamente y la introduje en la maleta, me di una ducha y me vestí, a los pocos minutos sonó el timbre, era Javier que venia a recogerme, le recibí con un beso, juntos cogimos todas mis bolsas y las bajamos al coche, por delante nos quedaba un largo viaje y casi un mes de vacaciones.

Me despedí de mis padres y nos montamos en el coche, apenas el sol hacia acto de presencia y la noche empezaba ya a aparecer.

Apenas llevábamos una hora en el coche, y me sentía muy feliz, contenta de pasar con Javi las vacaciones, coloque mi mano en su pierna y le mire dulcemente, a lo que me respondió con una sonrisa. Empecé a acariarle su pierna, recorriendo su parte interior del muslo, llevaba unas bermudas y eso facilitaba mis movimientos, permitía meter mi mano debajo del pantalón.

Sin pronunciar una palabra, excitada, seguía acariciando sus piernas, subiendo lentamente a su entre pierna, notando como su polla estaba erecta, empecé a acariciarla por encima del pantalón, viendo en su rostro la sensación que le producía, sin dejar de mirar a la carretera. Me incorpore hacia el y empecé a lamer su pierna suavemente, mientras con la otra mano no dejaba de tocar su polla por encima del pantalón, suavemente le baje la bragueta e introduciendo mis dedos aparte el calzoncillo y saque su polla fuera del pantalón, estaba pletorica, apuntando directamente al techo, dirigí mi boca hacia ella y con la punta de mi lengua recorrí todo su glande y baje lentamente por todo el tronco para lamer la parte de sus huevos que se encontraba fuera del pantalón, volví a subir lentamente recorriendo de nuevo su polla y la introduje en mi boca, sintiendo como casi me llegaba hasta la garganta, mis movimientos aumentaron, bajaba y subía mi cabeza con velocidad para producir en Javi unos gemidos que me excitaban aun mas. Javi coloco una de sus manos en mi cabeza, mientras la otra sujetaba el volante, me oprimía hacia el, quería que toda su polla estuviera en mi boca, gimiendo con mis movimientos, jugando con mi lengua,

-Voy a correrme, cariño-

Saque de mi boca su polla y agarrándola con mi mano empecé a masturbarle a un fuerte ritmo, sintiendo como cada vez se ponía mas dura hasta que se corrió, manchándose la camisa y el pantalón, saque un pañuelo y le limpie como pude.

Un poco mas adelante paramos en un área de servicio, nos besamos durante unos minutos, y entramos en el bar a tomar un café, mientras Javi fue al servicio a lavarse.

Cuando regreso continuamos el viaje, esta vez era yo quien conducía y Javi se durmió.

Por la mañana llegamos a la casa de sus padres, era un bonito chalet de dos plantas en una urbanización casi a la orilla del mar, tenia un jardín grande con piscina.

Llamamos a la puerta y todos salieron a recibirnos, yo no les conocía, Javi me presento uno a uno; sus padres, su hermana pequeña de 14 años y su abuelo que había enviudado hace un año y medio, todos fueron muy amables conmigo, su madre me enseño la casa y me llevo a mi habitación, Javi y yo dormiríamos por separado, pero tampoco lo di mucha importancia, coloque todo en los armarios y me puse el bikini para estar mas cómoda, el calor era agobiante.

Salimos a comer al jardín, hoy tocaba paella, mientras comíamos y hablábamos notaba como el abuelo de Javi no apartaba su mirada de mis pechos, miraba incansable sus formas y al llevar simplemente el bikini casi se veían completos, al principio me corte un poco, me daba apuro, pero fueron unos minutos, luego sentí que esa mirada me gustaba, que me hacia ser deseada y como unos años atrás no había dejado de ser una autentica puta.

Terminamos de comer y nos fuimos a echar la siesta, el viaje había sido agotador y habíamos dormido muy poco, nos acostamos y nos levantamos casi a la hora de cenar, así que el primer día había pasado, mañana visitaríamos la ciudad y veríamos la playa.

A la hermana de Javi la encantaba la playa, diariamente iba con sus padres y se tiraban allí las horas muertas, mientras el abuelo se quedaba en casa o se iba al bar a echar la partida con los amigos.

Al día siguiente nos levantamos temprano, el calor ya hacia acto de presencia, los padres de Javi se preparaban para ir a la playa y nos invitaron a ir con ellos,

-No ir vosotros, por la mañana prefiero la piscina, esta tarde vamos nosotros- dijo Javi.

Así pues se despidieron de nosotros y se fueron los tres a la playa, su abuelo dormía aun, subimos sin hacer mucho ruido y nos pusimos los bañadores y bajamos al jardín, pusimos las toallas en las tumbonas y nos metimos a la piscina, al poco tiempo salí del agua y me tumbe en la tumbona a tomar el sol, cerré mis ojos mientras Javi seguía dentro del agua.

Javi se acerco lentamente a mí y me mojo, ya estaba seca, me levante del susto,

-Serás cabrón-

-No te enfades, guapa-

Se acerco a mí y empezó a besarme, colocando una de sus manos en mí pecho,

-Espera Javi-

-¿Qué te pasa Fátima?-

-Me da un poco de respeto, tus padres pueden llegar y tu abuelo esta en la casa-

-No te preocupes, mis padres llegaran mucho mas tarde y mi abuelo se levanta tarde-

Sus palabras parece que me calmaron y me deje llevar, sus besos me envolvieron, Javi empezó a besarme por el cuello mientras me abrazaba, su manos agarraban mi culo y subían lentamente por mi espalda, desabrochado el bikini, dejando al descubierto mis pechos con los pezones ya erectos, que empezó a lamer suavemente sintiendo en mi cuerpo escalofríos, subiendo la intensidad de sus caricias y como sus manos se apoderaban de mí, apretando fuertemente, mi sentía excitada, mi coño empezaba a ponerse húmedo y notaba como mis jugos empezaban a empañar la parte inferior del bikini.

Javi me recostó en la tumbona y desde el cuello empezó a besarme, bajando lentamente por mi cuerpo, besando mi vientre, quitándome el resto del bikini y quedándome completamente desnuda ante el, acerco a mi sexo su boca, notaba en mi su aliento para pasar a sentir como su lengua empezaba a lamer mi húmedo coño, recorriéndome con ella completamente, la sensación de miedo, morbo y excitación era apasionante, disfrutaba como una perra, coloque mis manos en su cabeza y le apreté hacia mi coño, quería que me lo comiera todo, que no parara, que me hiciera palpitar, mis gemidos se agudizaron a medida que su lengua recorría todo mi coño con movimientos cada vez mas fuertes.

Javi se levanto, y de pie ante mi se quito el bañador, su polla estaba inmensa, me senté en la tumbona y sin pensármelo me la engullí toda entera, agarrándole por el culo, lamiéndola como si fuese la primera vez, así estuve unos minutos, jugando con ella, moviendo mi lengua sin cesar para notar como Javi se retorcía de placer, la sacaba de vez en cuando y con la mano seguía el movimiento mientras me metía enteros sus huevos en la boca.

La excitación de ambos era patente, me recosté en la tumbona y abrí mis piernas para ser penetrada, Javi enfoco su polla a mi pequeña cueva y empezó a meterla lentamente, entre mis gemidos llego hasta el fondo, sus huevos chocaban contra mi culo, parecía que su polla me iba a partir, los movimientos fueron subiendo de intensidad, con fuerza agarraba a Javi por la espalda, cada vez me daba mas fuerte, su polla llegaba hasta el fondo de mi, nos besábamos y abrazábamos sin dejar de follar, el sudor nos pegaba aun más. Salimos de esa postura y el se tumbo, de espaldas a el me puse encima, agarrando con las yemas de mis dedos su polla, estaba completamente empapada de mi, la dirigí hacia mí y baje hasta que estuvo toda dentro para empezar a cabalgar sobre el, viendo aparecer y desaparecer en mi su polla, botando de placer y acariciándome a mi misma el clítoris, mis pechos votaban al son de los movimientos, mientras gemía cada vez más por el placer que esa polla me producía, levante la cabeza mirando hacia la casa y pare un momento mis movimientos, en la ventana estaba su abuelo, observándonos,

-¿Por qué paras cariño?-

-Nada, tenía esta pierna cansada-

Y volví a moverme lentamente sobre el, al principio me había quedado parada, pero sin decir nada a Javi, esa situación me excito aún mas, su abuelo nos miraba, estaba segura que me deseaba y poco a poco subí la intensidad de mis movimientos, mirándole fijamente, gimiendo y acariciando mis pechos para que me viera. Me sentía de nuevo deseada como en el instituto, la puta que llevaba dentro volvía a mí.

Javi iba a correrse, paramos y le pedí que se pusiera de pies, quería que su abuelo nos viera, empecé a masturbarle, el disfrutaba de placer, hasta que toda su leche se arrojo en mis pechos, cuando volví a mirar vi como su abuelo se escondía, nos pusimos el bañador, y besándonos nos metimos de nuevo en la piscina.

Sus padres llegaron de nuevo a casa y empezamos a preparar la comida, el abuelo bajaba por las escaleras mirándome fijamente, desnudándome con la mirada, le miré fijamente y sonreí. Todos nos sentamos a comer, estaba en bikini y los ojos del anciano no se despegaban de mis pechos.

Por la tarde nos fuimos a la playa, la madre de Javi se quedo asombrada cuando el abuelo quiso venir con nosotros, nunca había ido con ellos, pero esta vez era diferente, estaba yo, el anciano no quería apartar su mirada de mi ni un momento, se sentó en la toalla, debajo de una sombrilla y en silencio observaba.

Nos bañamos durante un buen rato, yo me salí la primera y fui a tomar el sol a la toalla, me situé al lado del anciano que silenciosamente me observaba, desabroche el bikini para poner la espalda al sol e intencionadamente deje que uno de mis pechos fuese visto por el anciano, me tumbe y cerré mis ojos,

-Deberías darte un poco de crema, el sol esta furioso- me dijo el abuelo.

Levante los ojos hacia el,

-Si, me la di antes de meterme en el agua-

Mientras le hablaba, como de costumbre, sus ojos se situaron en el canalillo que formaban mis pechos, me miraba incansable,

-No me gustaría que te lastimaras tu piel por el sol-

Se arrodillo sobre mí, con el bote de crema y note como sus manos empezaron a tocar mi espalda, dándome crema, sus manos estaban ásperas, pero hacían un movimiento muy relajante,

-Me encanta como mueve sus manos-

-Hace años fui masajista- me dijo.

Me sentía muy relajada, esas manos eran maravillosas, llenas de crema se deslizaban por toda mi espalda y muy lentamente llegaron a los costados de mis pechos, empezó a deslizarlas, entre mi cuerpo y la toalla llegando a abarcar mis pechos con sus grandes manos, a rozar mis pezones que empezaban a despertar, sus manos eran cautivadores.

El placer que sentía era diferente, no era excitación, era morbo de saber que el abuelo de mi novio me estaba tocando y lo mas preocupante es que sin oponer resistencia me dejaba y disfrutaba con aquella situación.

El anciano volvió sobre sus pasos y fue retirando las manos de mis pechos hacia la espalda, acaricio mis hombros y fue bajando hasta mi culo, enrollo el bikini para que no estorbara y mis nalgas quedaron totalmente al descubierto, echo crema en sus manos y empezó a frotar cada una de mis nalgas, sensualmente, uno de sus dedos empezó a tocar mi ano suavemente sin intención de introducirlo, solo para darme placer y deslizándole llego incluso a mi coño, un pequeño gemido salio de mi boca, sus dedos no descansaban, no llegaron a entrar en mi, pero acariciaban cada uno de mi labios; empapados y húmedos.

-Tienes un cuerpo precioso-

-Gracias-

-Como me gustaría ser mi nieto una sola vez para poder tenerte-

Me quede pensativa un momento y no pude ni responder, saco de mi coño sus dedos y coloco sus manos en mi espalda, empezando de nuevo a darme crema, a los pocos segundos llegaba Javier con su hermana, se acerco a mi y me dio un beso en los labios,

-Ten cuidado Javi, no me mojes que me quitas la crema-

-Pero, como mandas a mi abuelo que te de crema, llámame-

Y quitando las manos de su abuelo de mi espalda, empezó el a extenderme todo lo que quedaba, el anciano se levantó y volvió a sentarse donde estaba al principio sin decir ni una sola palabra, levante mis ojos hacia el y me sonrió, baje de nuevo mi mirada de sus ojos y quede totalmente helada al ver los pantalones del anciano, en ellos se dejaba ver un gran bulto, un bulto demasiado grande.

Javi seguía extendiendo la crema, sus movimientos eran mucho peores que las manos de de su abuelo, recorrió toda mi espalda, metió sus manos en mis nalgas y por un momento se quedo paralizado, no dijo nada, descubrió que todo mi culo estaba empapado de crema

A los pocos minutos, sus padres llegaron, recogimos todas las cosas y nos fuimos a un bar cercano a tomar algo, yo como de costumbre llevaba solo el bikini, Javi me puso su mano en mi cintura y observe la mirada de su abuelo, una mirada de pena, de impotencia.

Cuando llegamos a casa, subí al baño, me pegue una ducha y cenamos todos juntos, bebimos un poco de vino y su abuelo empezó a contar chistes, reímos hasta tarde y después todos nos acostamos.

Sumergida en la oscuridad de la habitación, pensaba en lo sucedido en la playa, aquella tarde con su abuelo, esas manos dulces que recorrieron mi cuerpo, pensaba que estaba loca; que asco me he dejado sobar por un anciano, pero otra parte de mí deseaba que aquellas manos volvieran a mi cuerpo, volver a sentir aquella sensación de bienestar. Estaba confusa, abrí la ventana y observando el jardín me quede pensando durante un largo tiempo, no se cuanto sería, fue como si el tiempo se hubiese parado, volví a mi cama y no pude quedarme dormida, la idea de que esas manos volvieran a mí se hacia cada vez mas grande, el deseo me invadía.

Abrí sigilosamente la puerta de la habitación, y empecé a andar por el pasillo, me detuve un momento ante la puerta del anciano, respire hondo gire la manilla y entre en al interior, estaba dormido, encendí una pequeña luz que había en la mesilla, le mire y le di un beso en la mejilla, se despertó asustado y me miro,

-Silencio- le dije

-Esta noche vas a ser tu nieto, quiero que estés conmigo-

El abuelo no dijo ni una sola palabra, retire la sabana que le cubría, llevaba un pijama corto, empecé a acariciar su pecho, tocando sus brazos y dejándome llevar, acaricie por encima del pijama su polla, agarre su pantalón de pijama por la cintura y se le quite, ante mi casi completamente desnudo, con una polla mas grande que lo que hasta ahora había visto, muy gruesa y aun no estaba erecta, me incorpore y empecé a lamerla con la punta de mi lengua, metiéndomela posteriormente en mi boca, sintiendo como poco a poco comenzaba a crecer hasta que se convirtió en una polla enorme y era incapaz de albergarla en mi boca, empecé a recorrerla suavemente, introduciéndome todo lo que podía entre mis labios, acariciándola toda ella con mis manos, bajando y subiendo sin descanso, intentando no hacer ruido para que nadie me oyera.

El anciano, silenciosamente gemía y movía su cuerpo queriendo introducir en mi boca un poco más, me puse de nuevo de pies y ante su mirada empecé a desnudarme poco a poco, quitándome la camisa y dejándole ver mis pechos, acto seguido bajé el pantalón y me quede con las bragas para muy lentamente bajarlas y estar desnuda, el se quito la camisa, me cojió de la mano y me llevo hasta el, tumbándome en la cama.

Sus manos empezaron a recorrerme, suavemente las deslizaba por mi pecho, mis brazos, mis piernas, mis nalgas, no dejo ni un solo centímetro de piel sin acariciar, acerco sus labios a mis pezones y empezó a morderles suavemente, a lamerles sin descanso, con fuerzo apretaba mis tetas haciendo salir de mí suspiros de placer, deslizo sus labios por mi cuerpo, lamió mis nalgas y acaricio la parte interior de mis muslos, llego a mi coño ya húmedo, lamiéndolo solamente por los lados, mordiendo mis labios, lamiendo mi clítoris para después de hacérmelo desear lamer todo mi coño, con la boca, la nariz, todo me excitaba, metía su lengua en mí, sentía como nunca había sentido, mis manos agarraban fuertemente la almohada y mis esfuerzos por no gritar eran inmensos, empezó a tocarme el coño con sus grandes manos, unos de sus dedos se deslizo dentro de mi, con movimientos de ensueño, sin apartar ni un momento la lengua de mi sexo.

El anciano no dejaba de comer mi coño, como pude me retorcí hacia el, buscaba de nuevo su polla, y volví a introducírmela en mi boca, esta vez con movimientos mas fuerte, me sentía como una perra, quería ser penetrada por aquel rabo enorme, quería que me poseyera, nos detuvimos los dos y le pedí que se tumbara en la cama.

De pies encima de el, agarre su polla y la dirigí a mi agujero, introduje un poco la punta y lentamente con gran dolor empecé a bajar hasta que tuve que parar durante un momento, era enorme, creí que no podría meterla entera, pero mi cuerpo no tardo en albergarla, empecé a moverme ante los suspiros del abuelo, bajaba y subía incansable, sin pensar en lo que estaba haciendo, solo quería disfrutar, bajaba lo mas fuerte que podía, sentía dentro de mi cada centímetro de su polla, mis pechos botaban ante el, los abarco con sus manos y empezó a girarlos en círculos, cuanto más tiempo pasaba mas disfrutaba, gemía lo mas silenciosamente posible, de repente, mis músculos se estremecieron, tuve que detenerme y descansar un breve momento, fue el mejor orgasmo que nunca había tenido.

Me arrodille en la cama y el anciano se puso de pies, dejándole mi culo a su merced, escupió en sus dedos y acarició mi ano, lentamente fue introduciendo un dedo hasta conseguirlo por completo, el dolor era terrible, pero la excitación lo ganaba, pensé que sería imposible meter aquel enorme miembro en mi culo, que casi llegaría a reventarme, coloco el glande de su polla y empezó suavemente a introducirle, tenia ganas de gritar, cojí la almohada y me la coloque en la cara, la mordí con todas mis fuerzas y empecé a gritar lo mas bajo que pude para que no se me oyera, tardo un buen rato, mucho tiempo de sufrimiento hasta que por fin note que sus huevos me golpearon, era la primera vez que alguien me hacia el sexo anal, siempre me había negado, pero esa vez fue diferente, deseaba ser suya sin ninguna restricción.

Empezó a moverse, el dolor era casi insoportable, pero poco a poco me fue gustando, la sacaba y metía sin dificultad, agarrándome por las caderas y empujando cada vez con mas fuerza, estremeciéndome en cada envestida.

El abuelo saco de un golpe su enorme pene, sabia que iba a correrse, así que me di la vuelta y con la mano empecé a masturbarle, cada vez más fuerte, hasta que un enorme chorro inundo mis pechos de su leche.

Me dio unos pañuelos y ambos nos limpiamos, nos pusimos de nuevo el pijama y sigilosamente volví a mi habitación y rendida caí en la cama hasta el día siguiente.

El resto de los días hasta el fin de las vacaciones, transcurrieron con normalidad, con las miradas del abuelo, pero no volví a follar con el.

Terminaron las vacaciones y Javi y yo preparamos todo, y lo metimos en el coche, nos despedimos de él, y mientras me besaba me dijo al oído,

-Gracias Fátima-

Simplemente le conteste con una sonrisa, me despedí del resto de personas y volvimos de nuevo a nuestra ciudad.

Nunca más volví a verle, hasta hace un mes, que Javi me llamo y me dijo que había muerto su abuelo, la tristeza me invadió y los recuerdos han vuelto a mi cabeza.

Javi y yo fuimos al entierro, y cuando le introdujeron en el nicho, arroje una rosa a la caja, pensando en sus manos y en sus dulces caricias. Con el había vuelto a ser la puta que dormía en mí.