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Un mensaje sorpresa

en Fantasías Eróticas

Me despertó el sonido de un mensaje, eran las 7.30 de la mañana y medio dormida pude leer: no te duches, ven ahora.

El número era anónimo, pero adiviné de que se trataba, cómo consiguieron mi número no me preocupó y sin más, me tomé un café, me vestí y salí camino de mi iglesia favorita.

Entré como siempre, a escondidas, saltando verjas, pero esta vez me encontré dentro de la sacristía a tres personajes, vestidos como a mi me gusta, con sus trajes negros hasta los pies.

Esta vez puede verles la cara, ninguno me gustaba y eso me excitó aún más.

Uno me extendió la mano para que me acercara y los otros me miraban con deseo. Cuando estaba entre ellos, el más tímido comenzó a desnudarme y los otros dos, me tocaban las partes ya desnudas, muy suavemente, como si fuera de cristal, cómo me excitaban tantas manos deseosas de mí.

Yo, ya desnuda completamente y empapada hasta los tobillos, y ellos, completamente vestidos pero con sus penes por fuera de la sotana, asomaban rojos y ardientes, me tumbé en una gran mesa entre papeles y me dejé llevar.

Reconocí al de los susurros, siempre me llamaba mi niña, fue el primero que me penetró

Con la brusquedad de siempre y con la suavidad que le caracterizaba mientras me follaba. El más tímido se quedó pegado a mi pecho, tocándome, chupándome y metiendo su pene en el medio, en mi boca, otra vez entre el pecho, me hacía desear su pene. El tercero se separó un instante de nosotros y se tocaba su enorme pene mientras nos miraba. Grité de placer, no me pude contener. En eses instante, el tímido apartó al que me penetraba y comenzó él, sudando y emocionado salía y entraba de mi con fuerza, pero enseguida se corrió, dentro, sentí ese calor divino. Yo ya me había corrido tres veces y mirando de reojo al tercero supuse que me quedaba alguna más.

El tercero se acercó, solo me soltó todo su esperma por la boca, resbalando por todo mi pecho y con sus manos, me frotó todo mi cuerpo con èl…….intentando meter todo el esperma que pudo en la vagina. Ya está lavada esta niña, que se vaya a trabajar dijo uno de ellos y los tres, escondieron sus penes entre las sotanas, y desaparecieron… me vestí, me peiné y de nuevo salí cuando ya estaban las puertas abiertas… una abuelita me dijo al pasar al lado de ella…..hija, que buena eres por venir a la iglesia tantas mañanas.