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Mi diario sexual (2)

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MÍRAME

 He estado en el centro comercial y me he gastado una pasta en ropa interior, una faldita y un par de chalecos (está todo carísimo). La ropa interior consiste en un par de tangas de encaje, uno completamente negro y otro rojo y negro; un body de esos que se abrochan en el coño, con transparencias, de color negro; unas medias de red con liga y un conjunto de braga y sujetador, con encajes y bordados. Muy bonito. La falda era supercorta, no podré sentarme con ella puesta... es estrecha, muy ajustada, de vinilo. Uno de los chalecos es con el escote en V hasta debajo de las tetas, anudado al cuello con una cinta, dejando la espalda medio descubierta. El otro es una transparencia, como florecitas y agujeritos, quedará muy bien con el sujetador que he comprado, para que se vea. O también sin él.

    Me gusta probarme ropa sexy en los probadores. Sobre todo cuando los probadores son de esos que no tienen puerta, sino una cortina que siempre deja ver por los lados y puede mirarte cualquiera que pase por al lado. Mientras me probaba los chalecos y la falda había un chico que me miraba desde fuera... Estaba allí porque su novia estaba en el probador contiguo. Él le sujetaba la cortina del probador para que no la viera nadie, y mientras me miraba a mí... Hice como si no le viera, para que no se cortara, pero exhibiéndome, sacando los pechos, acariciándomelos, gozando del tacto de las prendas, como si me excitara... hasta que lo tuve puesto. Entonces me volví a él y le pregunté: -¿qué tal me queda?- El pobre se puso colorado y se dio vuelta, disimulando. Me gustó que me mirara, me sentía guapa y atractiva.

    Una vez en casa volví a hacerlo, frente al espejo. Quería verme a mi misma haciéndolo de nuevo. Realmente fue así cuando me di cuenta de verdad de lo excitante que puedo llegar a ser al vestirme y desnudarme si me lo propongo. Es divertido, probar posturas nuevas, movimientos sensuales, jugar con el tacto de la ropa y de mi propia piel... Acabé haciendo como un strip tease para mi misma. Una vez que me quité toda la ropa continué tocándome frente al espejo: jugando con las tetas, juntándolas y apretándolas, acariciándome los pezones; recorriendo mi cuerpo con las manos, bajándolas por el vientre hasta los muslos; separando las piernas, ofreciendo el coño, abriéndomelo con las manos y metiendo los dedos en él... Me he sentido muy erótica y atractiva. Sentí un montón de emociones deliciosas viendo cómo me masturbaba a mi misma y deseando que llegara el momento de hacerlo ante alguien, para poder ver cómo se excita mientras disfruta mirándome.