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Sorpresas en la oscuridad

en Bisexuales

Sorpresas en la oscuridad.

Soy un hombre maduro que se trasviste en la intimidad y quiero contar algo que me ocurrió hace unos meses. Tengo una amiga también travesti de closet como yo, se llama Roxana, y nos encanta reunirnos en su piso de Oviedo, nos vestimos, acariciamos, besamos y terminamos en un festín de sexo que nos deja dulcemente complacidas. Esto lo hacemos una vez al mes.

Roxana se escribe con muchos tíos maduros, me cuenta siempre sus aventuras, me enseña fotos que se hace con ellos en plena faena, y así me convenció para que asistiera a una fiesta que organizó con dos de sus amigos. Me indicó que debía estar tranquila, que ella se había acostado con los dos, que eran de confianza absoluta y muy pero muy discretos. Ellos no se conocían entre si, y dado a que  eran muy tímidos la fiesta sería con muy poca luz y llevaríamos mascaritas. Yo estuve de acuerdo y pasé semanas que me moría de los nervios, hasta que llegó la noche de la fiesta y la excitación me hacía temblar.

Esa tarde, Roxana y yo preparamos de beber, cositas de picar, y luego nos vestimos iguales, como gemelas, ya que esa era la idea más morbosa para la noche. Las dos con botas imitación piel de leopardo, con tacones de 12 cm, medias de red negras, ligueros y tanga negro, minifalditas vaqueras escandalosamente cortas, a nivel de las nalgas, sosténes negros, blusitas top y pelucas rubia. Además llevábamos unas mascaritas de latex que dejaban solamente los ojos y las bocas libres.

Mientras esperábamos a los chicos nos estuvimos acariciando en el sofá y cuando a las 10 de la noche llamaron a la puerta estábamos cachondísimas.

Abrimos la puerta al primero que pasó rápidamente a un dormitorio para desnudarse y colocarse su máscara. Teníamos apenas encendida una lámpara a nivel del suelo y cubierta con un velo violeta daba una luz muy cálida, o mejor dicho una penumbra muy cálida.

El primer invitado, Xavi, muy alto y grueso, se sentó entre nosotras y empezamos a acariciarlo, a besarlo, a lamer su sexo entre las dos, él nos metía mano con entusiasmo, palpaba lo cachondas que estábamos, acariciaba nuestros sexos que estaban tan duros como el suyo y decía que estaba en el cielo.

A los pocos minutos llegó Paco, más pequeño, también gruesito, y aunque lo vi muy fugazmente mientras decía hola y pasaba al dormitorio, lo reconocí por su voz. Era mi cuñado, el marido de mi hermana, padre de mis dos encantadoras sobrinas que son mis amores. Mi primer impulso fue huir, salir corriendo, pero estaba vestida de nena muy putona y mi ropa de hombre se encontraba en el mismo dormitorio en que él se desnudaba.

Cuando salió desnudo y con su mascarita Roxana ofreció una ronda de dry martín, que los hace estupendos, puso música suave e invitó a que bailáramos. Yo, naturalmente quise hacerlo con Xavi, pero mi cuñado se adelantó y me abrazó con energía. Yo escuchaba los latidos de mi corazón mientras el me acariciaba, metía las manos bajo mi faldita, me sobaba las nalgas, jugaba con el hilo de la tanguita y me besaba el cuello diciendo que era un hembrita deliciosa.

Yo, me dejaba hacer entre complacida y asustada. Sentía su sexo duro como una roca frotándose en mi vientre, esa polla preciosa que le había visto dormida tantas veces en la playa nudista de Peñarubia y que me hacía temblar de deseo, pero ese hombre era tabú, y en ese momento lo tenía para mi y pese al miedo me empecé a volver loca de deseo.

El  también percibió en la dureza de mi polla que me tenía caliente al máximo y entre besos muy apasionados me dijo;

-creo que ni tú ni yo queremos perder el tiempo, ¿verdad, preciosa?

Yo quería gritar que sí. Que quería que me follara ahí mismo, pero no podía permitir que oyera mi voz, así que por toda respuesta le metí mi lengua en su boca, y en ese momento vi que Roxana y Xavi tampoco perdían el tiempo. Roxana estaba de rodillas frente a Xavi que se había sentado en el sofá, y le hacía una mamada espledorosa.

Creo que lo empujé con alguna brutalidad al sofá, pero él me aggaró de la mano, caímos, yo encima de él, y ahí me sentó, él se puso de rodillas me alzó la faldita y creí que me corría de placer cuando me rompió la tanguita y empezó a chupármela.

Nunca creí en que los sueños se hicieran realidad, pero desde el día en que mi hermana lo llevó a casa hace ya diez años, siempre soñé con follar con él. Imaginaba que me la chupaba, y en ese momento lo estaba haciendo de una manera única, con toda mi polla que es pequeña pero gruesa en su boca,  mientras me metía un dedo en el ojetito. Deliraba de caliente pues nada me excita más que sentir las manos de un chico cuando me destroza las bragas o la tanga, no que me las quiten sino que las rompan, y Paco, mi Paco lo había hecho de un tirón exquisito.

A mi lado, Roxana le ponía el condón a Xavi, le untaba la polla de gel lubricante y se sentaba encima. Los gemidos de Roxana y sus “ qué rico”, “así, fóllame así” “mátame tesoro””dame más” lograron que yo también empezara a gemir sin abrir la boca, y entonces Paco me dio vuelta, me dejó a horcajadas en el sofá y empezó a darme lengua en el culo de una manera increíble. Su lengua subía y bajaba por mi rajita, me abría las nalgas y me metía la punta en el ojetito que se iba dilatando de gusto, hasta que de pronto sentí que me ponía su enorme polla a la entrada y empezaba a empujar.

“El condón”, pensé, pero no podía hablar para no traicionarme, y yo misma me abrí más las nalgas para que la metiera como quisiera.

Tantos años había soñado que ese hombre me follaba, cuántas vaces me había masturbado pensando en él, cuántas veces había besado y lamido los calzoncillos que dejaba tirados en el baño de mi casa, y ahora lo tenía ahí, yo ensartada en su polla escuchando sus “¿te gusta mi amor?”, ¿Estás gozando putita mía?”.

Por toda respuesta gemía, me moría por gritar que me estaba haciendo gozar como nunca, y Roxana, que me conoce y sabe lo gritona que soy cuando follo, entendió que algo pasaba, y se acomodó de tal manera que pudimos besarnos  mientras nuestros hombres nos follaban.

Los “me corro, me corro” de Roxana hicieron que yo también me corriera, Paco sintió mis espasmos y creí que me desmayaba de placer cuando empezó a quejarse y a soltar sus chorros de semen caliente y espeso. Xavi no fue menos y también se corrió. Nos quedamos revueltos entre el suelo y el sofá, hasta que Paco me la sacó y dijo que tenía sed.

Me leventé para servir otra ronda de dray martín. Su semen me chorreaba por las nalgas y los muslos, me temblaban las piernas, y cuando volví con las copas Roxana dijo que ahora las nenas nos íbamos a poner guapas al dormitorio.

En el dormitorio teníamos listos, siempre en plan hermanitas gemelas, dos picardías negros con tanguitas luminiscentes color lila. Entramos, y de inmediato Roxana me preguntó qué pasaba.

-Es mi cuñado, ya sabes, mi amor de siempre- le dije, pero no alcanzamos a hablar más pues en ese momento sentimos el sonido del búsqueda de Paco, que es médico, entró a la carrera, lo buscó, sin mirarnos cogió su teléfono y a los segundos dijo ;

-Joder, chicas, debo irme, lo siento mucho.

Y se marchó tras vestirse a prisa. Lo vi sin máscara, lo acompañé hasta la puerta y le di un beso apasionado.

-Discúlpame tesoro, pero lo haremos de nuevo, eres una hembrita maravillosa- dijo antes de cerrar la puerta.

Volví, tranquila pero triste. Xavi estaba cachondo nuevamente, nos pidió que Roxana y yo folláramos para él y lo hicimos, luego me hizo suya, y nuevamente a Roxana, pero yo sólo pensaba en esa sorpresa que había tenido en la oscuridad y  que sin proponérmelo había sido la hembra, la putita del hombre que más había deseado en la vida.

Más tarde, solas y arreglando el piso, Roxana me confesó que follaba con Paco desde hacía dos años, y que lo había conocido gracias a otra, una que se llama Viviana, de Gijón, que lo había compartido con ella.

-A tu cuñadito le vamos las nenitas con sorpresa. No seas necia, busca modo de hablar con él y lo tendrás cada vez que quieras- me dijo.

Y yo me lo estoy pensando, pensando, ¡ay! Quiero ser suya siempre siempre.