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Un viaje por el sur de los EEUU con dos machotes

en Interracial

Nunca pensé que mi fantasía una vez realizada se convertiría en un vicio insaciable y que al final me llevaría a aceptar variaciones para colmar mi apetito sexual.

Para los que no leyeron mi primera historia Yo cumplí mi fantasía de tener una relación sexual con un negro disfrutando con un profe durante mis estudios de post-grado en los EE.UU. Esta relación que duro varios meses, fue intensa, educadora y dolorosa.

Intensa porque me permitió tener relaciones en los lugares, horas y formas más inauditos. Educadora, porque aprendí a conocer lo espectacular que es el pene de los negros y cuanto pueden ceder y retraerse los músculos del culo. Y por último dolorosa, porque con el hambre y deseos aceptas todo, sin mirar el tamaño y grosor

 

Creamos una linda relación con mi profe, disfrutamos del sexo cada vez que pudimos y lo que les contare a continuación esta relacionada con una proposición que él me hizo y que Yo encantada acepte.

Se acercaba una semana de vacaciones y mi profe me propuso que viajáramos en una casa rodante al sur de los Estados Unidos para que Yo conociera parte del país. Pero la proposición no venía sola, quería además agregarle el condimento de un tercer personaje, para que según él mientras uno manejara el otro se dedicara a satisfacer mis apetitos sexuales. El tercer miembro de esta expedición era un negrito francés de 25 años, de aproximadamente 2 mts. de altura, atleta y gimnasta y que al conocerlo me di cuenta que mi profe era poco agraciado en su parte sexual.

Preparamos el viaje con mi profe un día viernes. El arrendó una van amplia y confortable, con una cama camera espectacular y que tenia un espejo en el techo. Salimos un día sabado tipo 10:30 de la mañana con destino a Nueva Orleáns y nuestra primera parada era para recoger al tercer participante que Yo aún no conocía personalmente, pero como soy una puta me prepare para conquistarlo y disfrutarlo.

Ese día sábado me levante un poco más temprano que mi profe para arreglarme y estar bien provocadora para nuestro amigo incógnito para mi hasta ese momento. Me bañe, depile lo más posible mi partes intimas, me perfume, me tome mi pelo bien, bien tirante en la nuca, dejando caer una colita de caballo. De ropa me puse una blusa semitransparente y amplia casi sin abrochar adelante y para cubrir apenas mi cola me coloque una mini similar a la blusa. Creo honestamente que estaba muy rica y prueba esta que mi profe cuando me vio me dijo que era una puta y que ya estaba pensando en que me comieran.

Nos subimos a la van y partimos. El asiento de la acompañante era bien simpático ya que era como una butaca que giraba y podía quedar mirando para adelante, al lado o atrás o entremedio. Tenía muchas posiciones.

A los 20 minutos aprox. llegamos al lugar a buscar a nuestro amigo incógnito. Que sorpresa, sí mi profe era espectacular, este negrito era 100 veces más y joven. No más de un 25 años. Comprenderán Uds. el brío de este semental. Mi profe se bajo y Yo hice lo mismo para que me viera en todo mi esplendor, nos saludamos, me miro profundamente desde la puta de mi cabeza a la punta de mis pies y dirigiéndose a mi profe le dijo que era un placer para el participar de este viaje.

Mi profe se rubio al asiento del chofer Yo me coloque en el del acompañante y gire para poder mirar mi profe y también mirar a Tom ( que así se llamaba) que se sentó en una especie de butaca que estaba en la parte de atrás en la van más o menos al frente mío.

Comenzamos a charlar de trivialidades para amenizar el viaje. Cada vez que Tom hablaba lo hacia mirándome fijamente como si me desnudara. Me daba cuenta que se fijaba en mis pechos que mi blusa dejaba entrever. Mi pobre profe no podía hacer otra cosa que mirar hacia delante por su responsabilidad en el manejo. De ese limitación me di cuenta Yo y Tom. El picaron se sentó de tal forma que saco a relucir al máximo su bulto para que Yo me excitara, y Yo ni tonta ni perezosa le clavaba la vista cada vez que podía.

La conversación de a poco y sin querer fue cayendo en algo que los tres deseábamos pero no nos atrevíamos hacer deliberadamente. Hablar de sexo, y cuando uno comienza con ese tema por lo menos a mi me pasa comienzo a sentir un cosquilleo y a excitarme.

Tom comenzó a contar una experiencia con dos chicas blancas. Empezó a contar con bastante detalles los momentos vividos y a mi me comenzaron a dar celos esas chicas y los celos derivaron en deseos. A medida que Tom iba contando su historia Yo sentía que mi vagina se humedecía cada vez más y más aumentaba mi humedad cuando veía a Tom acariciar su miembro y este se ponía cada vez más abultado. Inconscientemente con una mano comencé a acariciar mis casi desnudos pechos y la otra a jugar entre mis piernas mientras escuchaba la historia. En esos momentos solo escuchaba a Tom y veía su miembro crecer y nada más.

Así íbamos los tres, los dos hombres hablando de cómo solían hacer gozar a las mujeres sobretodo a las blancas y Yo muerta de celos contra personas que no conocía pero las envidiaba por los placeres que habían recibidos. En un momento mi profe me pide que por favor le alcance una bebida helada. Ahora pienso que talvez lo hizo con su intención. Le dije que bueno y de inmediato me pare de mi asiento para ir a buscarla, sin percatarme que en mi calentura me había desabrochado y abierto completamente mi blusa, así que con mis tetas casi al aire fui a buscar la bebida pasando frente a los ojos deseosos de Tom. La pequeña heladera estaba al lado de donde Tom se encontraba sentado, junto con abrirla para sacar la bebida sentí la mano de él recorrer mi cuerpo en dirección a mis pechos. Yo deseosa y queriendo aprovechar al máximo mi tiempo gire mi cuerpo para quedar justamente frente a él y abrí con descaro mi blusa. Sus manos comenzaron a jugar con mis pezones. Con mis manos tome su cabeza y la acerque a mis tetas para que chupara mis pezones. Cada succión era una elevada más alta en mi escala de placeres. Sujetaba su cabeza junto a mis tetas cuando escuche el llamada de mi profe por su bebida. Reaccione a medias y sin arreglarme partí con la bebida. Al cumplir mi misión mi profe me dice: - Anda a disfrutar, solamente te pido que te acuerde que voy manejando así que no grites mucho……… y me da un pellizco en un pezón.

Pero la historia no fue así. Me estaba volviendo a mi asiento cuando denoto que la van se sale del camino y entra por un camino de tierra auxiliar. Avanza unos metro y estaciona. A los segundos veo que mi profe viene en camino a la parte vivienda de la van y siento un place tremendo, me doy cuenta que estoy entre dos negrazos enormes y dispuestos a darme con todo.

Tom como pudo se paro y como había pensado estoy entre dos negrazos dispuesto darme sexo por todos lados. Tom detrás de mí me toma de los hombros y comienza a retirarme la blusa, mi profe hacia lo mismo pero con mi mini y Yo quedaba desnuda completamente a merced de estos hombres. Tom propone que lo hagamos al aire libre, mi profe acepta, me toma der la mano y me saca fuera de la van al aire libre. Tom sale detrás nuestro y ahí quedamos los tres. Yo completamente desnuda y ellos vestidos al aire liebre en el medio del campo.

A esa altura del partido Yo estaba ya caliente y totalmente desinhibida, miro a Tom y le pido que me lo muestre, él se retira la camisa y se baja los pantalones y a través de sus boxers se adivinaba un pene enorme (talvez mayor al de mi profe) secundados por unas enormes bolas. Me acerco y le bajo el boxer, le agarro el pene, lo acaricio con mucha lujuria y placer y miro de reojo a mi profe invitándolo a disfrutar de mi culo.

Desnuda y arrodillada frente a Tom parecía una mujer en penitencia , pero no era así, en esos momentos estaba venerando la belleza masculina personificada en ese negro y brillante pene sobre 25 cms. largo y de un grosor que de seguro hará aullar a la mujer más brava.

Me lamía los labios de placer, suave y delicadamente comencé desde la raíz a la cabeza en esa maravilla negra. Subía lentamente haciendo dibujos con mi lengua babosa, llegando a la cabeza me paraba a lamerlo como quién lame un helado. Estando en esa posición y disfrutando de lo mío siento que unas poderosas manos me toman de las caderas y me levanta la cola dejando en posición de alerta. Con cierta timidez y ansiedad, empecé a besar la punta de su pene, me sentía por demás húmeda, sentía un insoportable cosquilleo en mi vagina, y también sentía a la vez algo de miedo por las dimensiones de su pene, sentía que probablemente me fuera a causar daño al intentar penetrarme, pues la cabeza de ese pene apenas si cabía en mi boca. Llego un momento en que ya con toda libertad y confianza, libre de toda clase de prejuicios, recorría a lo largo y ancho ese miembro con mi lengua, provocándole enorme placer a Tom, cosa que halagaba mi vanidad de mujer.

Con mucha delicadeza, me levanto para llevarme la cama, yo no quería soltar a mi presa, a ese objeto de placer,….pero también me moría de ganas por sentirlo dentro de mi, aunque tuviera un poco de miedo,….

Cuando me colocó en la cama, el se dio cuenta de mi nerviosismo, notó, que no estaba muy segura de abrir mis piernas ante un pene como el suyo,…."no tengas miedo amor, seré lo mas tierno y suave posible,….se que no has tenido uno de estos dentro de tí, tu mirada lo dice todo,….no temas, lo haré muy despacio,…de acuerdo?.

Comenzó a lamer la cara interna de mis muslos,….poco a poco, fue subiendo hasta llegar a los labios de mi vagina,…. yo no gemía, mas bien, gritaba de placer, era de verdad algo deliciosamente insoportable, quería que parara y montarme en él, sin embargo, él no tenía para cuando detenerse, ….así llego mi primer orgasmo, entre gritos y contorsiones de mi cuerpo, no sabía si llorar o reír,……detuvo un momento los embates de su lengua, para situarse cerca de mi cara, nuevamente puso su miembro en mi boca, yo no espere a que me dijera que hacer, simplemente lo tome con mis dos manos, como un bebé que toma su biberón, y nuevamente empecé a lamer a todo lo largo ese hermoso pene, al mismo tiempo que el me decía :

"""Humedécelo bien cariño,"", lo cual hice durante varios minutos…acto seguido se sitúo entre mis piernas,…comenzó a frotarlo en mis labios vaginales, de arriba hacia abajo, caricia que me pareció de verdad electrizante, ……..me encontraba ya al borde de la locura cuando le pedí que me hiciera suya,……"por favor, no me hagas esperar mas , dámelo todo, ya!!, mételo ya por favor,……ok ! Princesa, será todo tuyo, prepárate para recibir 28 centímetros de carne ,….. escuchar eso, me éxito aun más, ….el saber cuanto era lo que le medía a este bruto, y saber que me penetraría por completo era demasiado para mí.

Empezó a introducirlo muy lentamente, con el primer embate me distendió los labios al máximo haciéndome sentir un poco de dolor, de repente lo saco, y lo embarro ahora con su saliva, procediendo a metérmelo nuevamente,…..muy despacio ¡!

…… introdujo, creo yo apenas la mitad,… y ya me sentía totalmente invadida por su enorme pene, se detuvo dejando que me acostumbrara a su grosor, me dejo respirar un momento, y nuevamente inicio su ataque, moviéndose muy lentamente, avanzando hacia el fondo de mi vagina, apenas retrocediendo un par de centímetros, para volver a hacia delante e introducir un poco mas ……..mi excitación era ya indescriptible, yo no aguantaba mas, sentía que de un momento a otro tendría un segundo orgasmo,…..él trato de calmarme, se daba cuenta de cuan agitada era mi respiración,

En un movimiento inesperado, tomo mis dos piernas abriéndolas aun mas y levantándolas un poco con sus enormes brazos, y con un solo empujón logró así introducirme ya todo y por completo su enorme pene,……grite como loca,…fue un grito que coronó la culminación de tan ansiada y lenta penetración.

Yo no cabía en mi de puro gusto, el saber que pude alojar en mi cuerpo un pene de 28 centímetros en toda su longitud y grosor, era algo que halagaba mi vanidad de mujer, me hacía sentir plena ,………lo que siguió después, fue algo que no olvidare nunca, comenzó a moverse al principio muy despacio, me dejaba sentirlo todo dentro, para después retirarse sacando poco mas de la mitad de su miembro, para después hundirlo con fuerza totalmente,….

Mi vagina, ya se había amoldado y acostumbrado al tremendo grosor de su pene, entrando y saliendo cada vez mas rápido de mi.

Yo ya me había convertido en una perra en celo,….no paraba de gritar, le rogaba que me lo hiciera mas rápido,…. Se detuvo un momento, para pedirme que me acomodara encima de él, estando arriba, coloque el enorme glande en la entrada de mi vagina,… fui bajando lentamente, lo fui introduciendo poco a poco, como midiéndolo lentamente con mis labios, sintiendo el roce de su pene en las paredes de mi vagina …. Lo que siguió después, fue una verdadera cabalgata hacia el cielo, grite, llore, reí de placer, sentí cosas que jamás con ningún hombre había sentido, sentí que ese pene tocaba fondo como nunca antes ninguno lo había hecho.

Tuve un segundo orgasmo,….un orgasmo que casi me hizo orinar, sin darme tiempo a recuperar, me puso en cuatro, apoyando mi pecho sobre la cama, dejando así mas expuestas y levantadas mis nalgas, Tom, colocó su pene sobre los labios de mi vagina y empezó a introducirlo lentamente, provocando en mi una gran ansiedad de ser penetrada con mas rudeza, lo cual se lo pedí,….""por favor métemelo mas fuerte"", .. le dije,…él no tardo en volver a arremeter con fuerza sobre mi, ….tomo cada uno de mis brazos y comenzó a jalarme hacia atrás,….yo sollozaba de placer, esta vez, sentí como sus brazos se tensaban y sus manos atenazaban con mayor fuerza mis brazos casi lastimándome,…en señal de que pronto Tom tendría una eyaculación, ….sabiendo que él estaba a punto de acabar, yo presione aun mas mis nalgas contra él, ejerciendo mayor presión con mi cadera sobre su pelvis.

Sentí como dentro de mí su pene cabeceaba, sabía que estaba eyaculando dentro de mi, eso me produjo un tercer orgasmo,…….nos quedamos quietos, el bufaba como un animal, como un toro, yo jadeaba, no podía creer lo que había pasado,….había perdido la noción del tiempo, cuando me percate de ello, me di cuenta que este hombre me estuvo cogiendo durante mas de una hora sin parar,………para mis adentros dije: este es un verdadero animal sexual, es un macho bien hecho.

Cuando saco por fin su pene de mi vagina, este aun se encontraba semi erecto, provocando con ello, que su esperma escurriera fuera de mi vagina, por la cara interna de mis muslos, fue de verdad abundante lo que salio de mí.

A todo esto no me había dado cuenta que mi profe estaba al lado de la cama completamente desnudo y masturbándose. Al verme desnuda y tendida en la cama me miro y me dijo: -Ahora es mi turno y después seremos los dos juntos. Acto seguido salto a la cama. Noté como se apretaba contra mí haciéndome sentir su virilidad golpeándome el muslo. Aquello mostraba ya un aspecto realmente amenazador aunque aun no se encontraba en su máximo esplendor.

Alargué mi mano hasta hacerme con su verga e inicié una lenta masturbación haciéndola crecer entre mis dedos. Así me gusta, que estés siempre en pie de guerra dispuesto a darme placer. Cariño, vamos a la orilla a tumbarnos para estar más cómodos.

Evidentemente el profe no tenía la más mínima intención de dejarme escapar y empezó a lamerme con fruición los labios vaginales hasta hacerse con mi clítoris el cual recibió sus labios y su lengua con auténtico deseo. Era un maestro del cunnilingus. Sabía lo que debía hacer para hacerme llegar al clímax. A los dos minutos de estar trabajándome mi rosada vulva empecé a aproximarme al orgasmo. Su lengua se hizo más osada adquiriendo mayor velocidad sobre mi botón el cual se puso duro y a punto de explotar.

- Por favor, para. No lo soporto más. Vas a hacer que me corra entre tus labios. Me corroooo. Qué buenooooooooo.

El goloso chupó y chupó hasta dejarme el coñito bien seco. Todos mis jugos fueron a parar entre sus labios. Perdí el sentido con la comida de vulva que me pegó.

Tras ese violento orgasmo, tardé unos segundos en recuperar el resuello, respiraba agitadamente pero quedé completamente relajada, prolongando de forma voluntaria el especial estado nebuloso al que me condujo la voluptuosa explosión.

El profe se tumbó en su cama boca arriba amenazándome con su túrgida virilidad, que se enderezó como un mástil en su mano. Pasando y volviendo a pasar su velluda mano sobre el rosado envaramiento, me hizo el elogio de su miembro.

¿ No sientes ganas de tomarla con tu boca, de sentirla moverse en tu coño y en tu trasero ?

¿ Cómo resistirse a una invitación tan bien formulada por el gesto y la palabra ? Caí sobre la flecha y la engullí con glotonería. El profe se echó hacia atrás , con los brazos en cruz, con un gemido de satisfacción. A cuatro patas, situada entre sus muslos, chupaba deliciosamente el órgano tieso que me golpeaba espasmódicamente el paladar. La repentina transformación de aquel gusanillo en una poderosa barra de acero ahuyentó mi pasajera conmiseración. Me deslicé suavemente por su cuerpo sin poder reprimir mi deseo de lamer su erguido mástil. Mis labios rodearon el miembro, mi lengua acarició el amoratado glande formando círculos a su alrededor. Me hice con sus gónadas chupándolas con fruición tratando de fabricar el semen con el que más tarde me obsequiaría.

El profe se agarró con fuerza a mi cabello gimiendo de placer. Me gustaba verle sufrir con mis caricias. Aquel estupendo aparato bombeaba sangre sin parar. Me quedé unos instantes adorándolo observando con gran placer cómo se marcaban sus venas las cuales se hallaban a punto de explotar. Cerré los ojos y dirigí la punta de mi lengua hacia aquella culebra empezando a juguetear a lo largo de aquel tallo subiendo y bajando desde sus testículos hasta llegar a la cabeza de ese fenomenal champiñón. Dejé de chupar aquel tesoro por lo cual el profe se quejó rogándome que siguiera con aquel tratamiento que le estaba dando:

-No me dejes por favor. Quiero darte toda mi leche y rociarte esa golosa boca que tienes. Estoy a punto de correrme.

Pese a sus ruegos, mis pensamientos se dirigían por otro lado tratando de lograr otro tipo de placer. Me puse sobre él agarrando con fuerza su polla y colocándome a horcajadas sobre el profe noté cómo aquel eje hacía presión sobre mi culo tratando de ser absorbido por mi húmedo anoa. Me cogió por las caderas ayudándome a sentarme sobre su monstruoso émbolo. Gemí como una loca sintiendo la entrada de aquella cabeza en mi interior para ir dando paso al resto de aquel músculo del placer. Siempre me ha gustado estar sentada, cabalgándolo mientras llevo las riendas de la follada; prefiero adoptar una actitud activa cuando hago el amor. Aquel duro aparato que invadía mis entrañas consiguió que pusiera los ojos en blanco sintiendolo por completo. Me quedé quieta gozando de aquella penetración hasta recuperar el sentido. Empecé a cabalgar al paso, siguiendo trotando sobre su broca y acabé galopando como una descosida.

- Clávamela entera hijo de puta. Es tan grande y gorda, me encanta tu pene. Me destrozas con ella pero me haces volver loca con tu verga. Así, sigue taladrándome hasta que me hagas reventar.

Apoyé mis manos sobre su poderoso pecho para no perder el equilibrio. No pude evitar lanzarme hacia atrás buscando oxígeno mientras engullía aquella zanahoria que me hipnotizaba. Cerré los ojos por completo sintiéndome totalmente llena.

Al sentir ese miembro todavía duro ensartado en mi culo mi empecé a moverme sobre el profe de forma rotatoria engullendo con furia su pene, él me ayudó en la cópula haciéndose con mis duros pechos los cuales desafiaban la ley de la gravedad apuntando hacia el cielo. Me los masajeaba con fuerza mientras me trabajaba entre mis nalgas con su poderoso miembro.

Sigue fornicandome, no te pares. Me estás quemando por dentro pero sólo deseo que sigas. No te pares por lo que más quieras.

El goce que experimenté con el brutal puñal de Gastón por dentro fue tan rápido, que rechiné los dientes y con las uñas laceré hasta hacer sangre en los brazos y en el cuello de aquel macho en celo. El clímax se aproximaba a pasos agigantados pues notaba en la cara de mi de él cómo éste hacía ímprobos esfuerzos tratando de retardar al máximo la eyaculación.

Nos relajamos abrazados bajo los rayos del sol el cual había sido espectador de nuestra unión. Cogí su verga con mi mano y con mi lengua empecé a chupar el resto de jugos de su corrida hasta dejarsela bien limpia y reluciente. Me encantaba el sabor salado del esperma.

Al rato cogió entre sus poderosos dedos uno de mis pechos y dirigió mi excitado pezón hacia su boca empezando a comerselo con gran apetito. Aquella caricia consiguió hacerme gemir de nuevo. Sus labios se unían a mi pezón como auténticas ventosas dándole un tratamiento demoledor. Al mismo tiempo alargó su velluda mano hacia mi candente vulva haciéndome dar un respingo. Separé mis piernas y me dejé hacer. Aquel negrazo sabía lo que se hacía, sabía cómo dar placer a una muñequita como yo. Golpeó con suavidad con sus dedos sobre mi clítoris arrancándome pequeños gritos de placer. Mi botón se puso duro como un garbanzo debido a las caricias que me estaba prodigando. Jugueteó con él durante tres largos minutos logrando hacerme correr dos veces. Aquello superaba con creces el placer que había experimentado hace poco. Me encontraba entre los brazos de un verdadero hombre el cual me iba a hacer tener los mejores orgasmos de mi vida, no tenía la más mínima duda de ello.

Estaba deseosa de que juntara sus calientes labios a mi almeja y así se lo pedí. Se situó de rodillas entre mis piernas abriéndolas con sus manos y se quedó observando mi vagina. Se pasó la lengua por los labios imaginando el banquete que se iba a dar a mi costa. Subió entre mis piernas lamiéndome con infinita dedicación mis poderosos muslos. No tenía ninguna prisa por llegar al objeto de su deseo. Deseaba hacerme sufrir al máximo. Mi cuerpo vibraba gracias a la caricia de su caliente lengua la cual humedecía mis muslos. Finalmente se hizo con mi ardiente vulva mientras sollozaba sin poder resistir por más tiempo aquel dulce tormento.

Aquel experimentado hombre me sonrió y se comió mi almeja uniendo sus carnosos labios a los rosados labios de mi vagina. Creí ver las estrellas con aquella caricia. Lo hacía mucho mejor que mi novio. Acariciaba lentamente los pliegues de mi depilada concha logrando hacerme gemir entre sus labios. Arañé con furia sus fuertes brazos haciéndole sangrar. Su ávida lengua exploró mis labios vaginales produciéndome placeres indescriptibles. Sus labios atraparon mi clítoris hasta que lo noté erecto como un pequeño pene. Se apoderó con sus labios de mi clítoris y sus dientes lo mordisquearon con sabiduría. Abrí mis piernas para facilitarle las caricias y aun más, con mis manos separé mis glúteos ofreciéndole mis dos orificios que lamió con gran conocimiento de la sensualidad femenina y de mi necesidad de hembra en celo. Tuve varios orgasmos y mis jadeos y gemidos se oían en todo el campo. Quedé relajada gracias al formidable tratamiento que me dispensó.

Queria descansar, quería dormir, pero parece que ese día mis dos amantes negros estaban lleno de furia y Yo prendada de aquellos brutales aparatos que en breves segundos uno de ellos iba a ser todo mío nuevamente. Mientras el profe descansaba tendido de espalda sobre la cama, Tom que habías descansado se preparaba para reventarme de nuevo. Tom se acerco nuevamente a mí con su daga extendida. Tomé su daga entre mis labios y en el interior de la boca, en el paladar, comenzando a azotarlo con la lengua. Su gran tamaño me produjo arcadas pero pese a ello no cejé en mi empeño. Lo sentí crecer junto a mi garganta, tras la caricia bucal. Alargué los brazos, trepando por el vientre sudoroso del negro hasta llegar a su torso, sin soltar la presa de mi boca. Le pellizqué con fuerza las tetillas y la excitación del hombre se tradujo en una mayor dureza del miembro que descansaba entre mis labios. Entonces empecé a moverme, comencé a mover la cabeza sobre su miembro, aproximándome y alejándome, tragándolo y escupiéndolo, una oscilación placentera, chupándolo en toda su longitud, ensalivándolo, mordisqueando el frenillo que sujeta el prepucio doblado sobre el glande a punto de estallar.

Me cogió del cabello ayudándome en el movimiento continuo de mi felación. Deseaba hacerle la mejor mamada de su vida hasta que se corriese en el interior de mi ardorosa boquita. Quería notar cómo iba a brotar la totalidad del elixir con el que estaba segura que aquel negro me iba a regar. Estaba sedienta ya que tenía la garganta seca debido a la comida de rabo que le estaba haciendo. Mi lengua ensalivaba con gran dedicación aquel torpedo humedeciéndolo con ferviente pasión. Lo extraje del interior de mi cavidad bucal y empecé a masturbarlo con furor mientras adoraba aquel oscuro tallo entre mis manos. Aquel potente moreno no pudo aguantar por más tiempo aquel furibundo masaje que le estaba prodigando con mis dedos y mi mano y acabó explotando sobre mi cara yendo a parar su copiosa corrida sobre mi barbilla, mis pechos y mi golosa boca la cual se tragó con deleite aquella ardiente catarata de semen con que me obsequió aquel negro maravilloso. Parte de su corrida cayó por la comisura de mis labios yendo a parar a mis apetitosos senos.

Tras aquella monumental corrida quedé gratamente sorprendida observando cómo aquel animal encabritado no perdía un ápice de su vigor. La virilidad de aquel apuesto muchacho no perdía fuelle invitándome a un nuevo combate.

- No te cansaste ?, le pregunté con cara de viciosilla. Tienes un amigo muy malvado que quiere hacerme cosas malas. Habrá que darle una lección para que aprenda a comportarse.

Con aquellas palabras deseaba hacerle desear follarme; en aquellos momentos estaba dispuesta a entregarme a él sin ningun tipo de cortapisa. Me sentía poderosa con aquel hombre a mi lado. Deseaba que me cubriese con su poderosa masculinidad hasta perder el sentido entre sus musculosos brazos.

Me ofreció su mano derecha para ayudarme a levantar y, mirándome fijamente a los ojos sin decir palabra, me hizo acompañarle fuera de la van y nos encaminamos hasta unas grandes rocas donde podríamos amarnos y retozar sin nadie que nos molestase. Era una roca plana la cual era perfecta para poder follar como animales. Nos abrazamos nada más llegar allí y aquel hombre se hizo con mis pechos volviendo a jugar con mis ansiosos pitones. Subió hacia mi cuello empezando a darme fuertes lametazos en el mismo logrando hacerme vibrar de deseo. Se entretuvo un buen rato con mi apetitoso cuello hasta situarse a mi espalda dedicándose ahora a chuparme la nuca. De ahí pasó a los lóbulos de mis orejas llevándome a un estado de locura absolutamente maravilloso. Aquel moreno sabía qué puntos de mi anatomía debía tocar para lograr hacerme sentir en la gloria.

Me situó de espaldas a él mostrándole mis nalgas en todo su esplendor. Estaba ansiosa y necesitada de que algo duro y poderoso empezase a darme placer. Me moví un instante hacia atrás y me topé con la presión de su polla terriblemente erecta golpeando contra mi pierna. Me excité ante semejante coloso, sentí que mi coño estaba empapado.

Aquel hombre era muy fuerte. Con una solo mano, me obligó a agacharme apoyando la cabeza sobre la húmeda roca. Me sujetó con tanta fuerza que no pude volverme hacia él. Con la cara pegada a la roca, noté como el moreno deslizaba su mano a lo largo y ancho de mis piernas. Instintivamente traté de cerrarlas, pero al momento advertí que buscaba otra cosa.

Sentí nuevamente la presión de un espléndido lagarto contra mi pierna. Por un momento, quise gritar, pero no logré articular palabra alguna. De pronto, aquel macho liberó mis muñecas y me hizo alargar las manos sobre la roca.

Tranquila muñeca, no tardarás en comprobar las dimensiones de mi rabo.

Sollocé diciéndole que todavía no estaba preparada y miré con la vista perdida por encima de mi hombro, mientras me agarraba con fuerza a la deslizante roca. Entonces ví al soldado negro. Se movía frenéticamente detrás de mí. Me dio una palmada en el culo con su poderosa mano haciéndome chillar. Volvió a darme varias palmadas hasta ponerme las nalgas de un color rosado.

Noté que estaba fría y húmeda. Sus manos empezaron a sobar mis nalgas a conciencia con lo cual no tardé en entrar en calor. Inesperadamente sentí unos gruesos dedos moviéndose circularmente alrededor de mi ano, acariciándolo con suma delicadeza. Incliné las caderas hacia delante. El contacto de mi estómago con la fría roca me produjo una sensación un tanto extraña. Pensé que si hubiera podido restregar mi coño contra la pierna de mi amante ocasional no hubiese tardado en correrme como una perra. Estaba tan excitada que no podía soportarlo más.

Dos manos húmedas y sudorosas se deslizaron entre mis senos sobándolos a conciencia. Mis pezones estaban endurecidos y extremadamente sensibles. Aquellas maravillosas manos siguieron acariciando mis pechos hasta que creí enloquecer de placer.

Veo que ya estás a punto para sentir mi polla en tu interior.

Pese a no poder negar mi nerviosismo, traté de relajarme y entreabrí las piernas preparándome para la embestida que se avecinaba. En aquel instante, un dedo penetró mi ano. Al principio se introdujo lentamente, pero después entró y salió cada vez más rápido hasta hacerme enloquecer por completo. De repente aquel bastardo deslizó otro dedo en mi dilatado esfínter.

Dos fornidas manos me agarraron por las caderas. El ardiente glande de su grueso tallo rozó el exterior de mi pequeño agujerito. Creí que no estaba seguro de querer penetrarme, pero en una rápida embestida sentí cómo se abría paso en mi interior. Chillé sin poderlo resistir, aquel cabrón me había desvirgado mi agujero trasero sin la más mínima compasión. Lloré ante semejante intromisión en mis entrañas. Abrí los ojos como platos degustando con placer aquella estupenda saeta. Mi cuerpo se movía y agitaba al ritmo de sus acometidas. Arqueé la espalda, arañé con las uñas la roca y contraje la respiración. Los latidos de mi corazón se aceleraron. Aunque había sido follada una vez por el profe, jamás había sido tan brutal ni me sentí tan indefensa como esa vez.

El moreno embestía una y otra vez, sin dar muestras de cansancio y, mientras su verga taladraba mi ano, volví la cabeza. Aquel hombre tenía la mirada perdida y buscaba aire con dificultad. Lanzó un gemido de placer y me embistió con tanta furia que casi me hizo levantar del suelo. Mi vagina estaba empapada, ardía en deseos de sentir en mi coño la palpitante culebra que horadaba mi culito. Estaba tan excitada que supe que no tardaría en correrme. Tan solo era cuestión de segundos.

Sentí la acometida de aquel negro mientras invadía mis intestinos. Ladeé la cabeza y contemplé la escena con excitación. Estaba siendo sodomizada sin el más mínimo descanso por aquel maravilloso semental. La escena me resultó tan sumamente morbosa que acabé perdiendo el control de mí misma y me corrí sin remedio.

Me dejó descansar unos breves momentos para poder recuperar el aliento extrayendo aquella flecha de mi conducto anal. Tenía la verga totalmente endurecida. Mi mirada le ponía cachondo y, unos segundos más tarde, comprobé el tamaño descomunal de aquel músculo demoledor.

El hombre empezó a sobarse la polla con sus dedos. Le miré a los ojos y ambos sonreímos. Conscientes de lo que iba a ocurrir, apoyé mi mano en su hombro y me levanté. Mis piernas apenas podían sostenerme.

Vamos, muchacho, ¿ a qué estás esperando ? le dije mientras volví a inclinarme sobre la dura roca y noté cómo los pezones se encabritaban al rozar la fría superficie. Mi coñito húmedo pedía a gritos una buena polla.

El hombre se puso de pie, rodeó la toalla hasta situarse delante de mí y me dijo con voz sugerente:

Quiero que veas con tus propios ojos lo que voy a meterte por el culo…….Ya verás como te gustará, pequeña………

El negro empezó a acariciarse su descomunal barra de hierro. Aquel cilindro se curvaba hacia arriba apuntando hacia el cielo y desafiándome sin reparo. En mi vida había visto una boniato tan grande, sin exagerar diría que aquello mediría cerca de veinteyocho o más centímetros y no pude creer cómo aquello había podido entrar en mi estrecha cavidad.

Tendida sobre la roca con el culo desnudo, observé cómo aquel macho se cogía la verga y empezaba a masturbarse, corriendo el prepucio adelante y atrás. Cada vez estaba más dura y sólo deseaba sentirla dentro de mí.

De pronto sentí la presión de sus manos sobre mis nalgas. Mis pechos aplastados contra la roca parecían aumentar de volumen al sentir el cálido tacto de unos carnosos labios rozándome la piel. Mi coño empezó a humedecerse y entreabrí las piernas. Inesperadamente, la punta de su lengua penetró lentamente por mi retaguardia.

¡Eh, grité. ¿ Qué diablos estás haciendo ?

Te estoy preparando el camino, me respondió empapándome la entrada de mi ano con saliva.

Ábrete de piernas gatita, me ordenó aquel hombre, ayudándome a hacerlo.

El tono de su voz era tan autoritario que, pese a estar excitada, no me atreví a mover un solo músculo. Sin embargo, presa de curiosidad, volví la cabeza y ví al moreno dirigiéndose hacia mí con su espléndida herramienta negra apuntando directamente hacia mi ano.

Tengo un regalito para ti muñequita, me dijo rodeándome la cintura con sus fornidas manos mientras me atraía hacia él.

¡Métemela hasta el fondo!, grité en un arrebato de lujuria.

Sujetó mis nalgas con las manos, deslizando sus pulgares hasta alcanzar mi ano y luego introdujo lentamente en él la punta de su glande.

¡Voy a taladrarte!, exclamó y me penetró violentamente desgarrándome por dentro.

Al sentir su ariete en mi interior, pensé que si no me hubiese preparado convenientemente, no lo habría soportado. Sus acometidas eran cada vez más intensas y, aunque al principio me estremecí de dolor, no tardé en jadear de placer.

Al imaginar el aspecto de su terrible falo palpitando en mis intestinos, deslicé la mano por mi abdomen hasta rozar el vello de mi coño empapado, acaricié los labios de mi vulva y moví las caderas hacia delante para notar el tacto frío de la piedra en mi clítoris.

El negro se dejó caer sobre mi espalda. El pecho lo tenía empapado en sudor. Sentí los acelerados latidos de su corazón a flor de piel, escuché sus gemidos entrecortados mientras me penetraba, la presión de su carne desgarrando los músculos de mi esfínter. La follada era cada vez más y más intensa. Notaba cómo sus huevos golpeaban contra mis nalgas sin descanso. Aquella barra candente me quemaba las entrañas; sin embargo era una sensación formidable.

Aunque sabía que estaba al borde del orgasmo, contuve la respiración y empecé a acariciarme el clítoris con el dedo índice, mientras introducía los otros dedos en el interior de mi dilatada vagina. El placer que sentía era tan intenso que me corrí por tercera vez. Quería moverme pero su cuerpo me lo impedía. De pronto, sentí el calor del semen de aquel apuesto negro inundándome el conducto posterior y la fría piedra rozándome el coño. Volví a correrme nuevamente………Mis piernas apenas me sostenían y caí de rodillas sobre el suelo, notando el peso de aquel humano sobre mi espalda.

Cuando pude recobrar el aliento, me incorporé y esbozando una sonrisa, solo pude balbucear:

- Gracias, muchas gracias. Me has hecho la mujer más feliz del mundo.

Volví a mi casa después de una semana de recorrer parte del sur de los Estados Unidos literalmente a punta de cachas. Nunca en mi puta vida había conocido a dos tipos más calientes y deseos de darme como caja. Llegue a mi casa y estuve casi tres semanas en completo ayuno sexual y con el culo en remojo .