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Las Masajistas Chinas

en Interracial

Q

uiero agradecer a todos los que se toman la molestia de leer mis escritos. En esta ocasión quiero compartir con ustedes una parte de mi biografía, un poco alterada pero al final de cuentas no se aleja mucho de la realidad.

U

n día, cansado de conseguir todos mis deseos sin el menor esfuerzo, decidí simplemente desaparecer de las personas que me conocen, sin dejar rastro alguno de mi paradero, ya sea por unos dias, semanas o tal vez más tiempo.

E

staba simplemente estresado, y empezé a caminar por el centro de la ciudad, sin rumbo fijo. Tan solo me limitaba a observar lo que sucedía en mi entorno. En ese momento, mi único deseo era estar tranquilo, sin pensar nada, desconectarme.

R

ecorría la Avenida Benito Juarez casi esquina con Morelos, cuando de pronto escuché a alguien que gritaba fuertemente: "Hermano Luis, Hermano Luis, espéreme".

I

gnoré ese grito, porque realmente deseaba tranquilidad, no quería ser reconocido justo por ese día y continué caminando haciendo caso omiso a ese llamado.

D

espués escuché que otras personas también gritaban, pero estas lo hacián alarmadas, eso despertó un poco mi curiosidad, por tal motivo volteé hacia atrás y miré a un joven con un arma de fuego en la mano. Este se acercaba más y más, vociferando insultos hacia mi persona.

"Así que ¿Usted es el elegido? HIJO DE SU PINCHE MADRE. Pues a ver si EL SEÑOR lo salva de esta, PENDEJO". Me dijo al momento que jaló el gatillo, a una distancia aproximada de cinco metros. Al sentir el impacto en la cabeza, mi fuerza no pudo sostener el impulso del proyectil que lanzó mi cuerpo hacia atrás, cayendo de espalda al suelo. Hecho esto, el joven dijo: "Lo veo en el infierno IMBECIL". Colocó su arma en su boca y sin más, la accionó nuevamente pero esta vez acabó con su existencia.

G

racias a los lentes "Eagle Eyes" que traía puestos, la bala no alcanzó a penetrar mi "máquina de pensar", porque golpeó en la armazón de los mismos, quebrándolos y haciéndome una herida superficial, que, claro está, me hizo sangrar bastante, es por eso que el muchacho creyó haber logrado lo que traía en mente.

A

lguno de ustedes se preguntará ¿Qué se siente?. Pues la verdad, nada al principio, pero después duele un CHINGO.

T

odos los presentes me miraban sorprendidos cuando me levanté de donde estaba. Me acerqué al joven, que se encontraba en un charco de sangre, verifiqué si aún podía hacerse algo por él, sin embargo era demasiado tarde, ya había partido a su "viaje sin retorno".

I

nstantes después llegaron paramédicos, y me llevaron a un hospital. Realmente no era grave lo que tenía en mi cabeza, por lo que no pasó a mayores. Después me pidieron mi declaración, firme unos documentos y asunto arreglado.

T

otal, salí del hospital con una bandage (banda de seguridad) entre el ojo y la oreja. Seguí caminando, y aún no podia creer que acabará de suceder esa tragedia.

A

decir verdad, mis enemigos me los hé ganado a la buena, no me puedo quejar por lo ocurrido, simplemente, no estaba preparado para una situación de esa magnitud.

D

e cualquier forma, mi mente y mi cuerpo deseaban un descanso (pero no en paz), entonces, me dediqué a buscar un lugar donde poder relajarme.

E

ntré a un local del Barrio Chino donde se especializan en dar masajes. Se veía pequeño, pero al entrar había mucha gente. Mis ojos los sentía "arenosos", como si tuviera mucho sueño, por lo que al ver que había mucha clientela, dormité un poco en el sillón de recibidor.

S

e me pasó el día esperando mi turno ( que por cierto era el último), pero como a las cinco de la tarde, una de las especialistas me dijo que podía pasar.

E

ra una chica hermosa, con sus ojitos casi cerrados, parecía que la habían agarrado a CHINGAZOS (es "Bloma", je je je) no muy alta, pero con un cuerpo muy bien formado.

O

bedeciendo, pasé hasta donde me indicó. Me quité la ropa y tomé una toalla blanca que había especialmente para ser utilizada mientras recibía el masaje.

D

os minutos después, mientras estaba recostado boca abajo, ella comenzó su rutina.

E

ran unas manos angelicales, pero después eran sus pies los que me hacían sentir delicioso. Cada presión que ejercía en mis músculos era un alivio a mi alma. Su trabajo es profesional, no tengo ninguna queja al respecto.

T

erminado el masaje, nuevamente era el mismo de siempre.

O

rgulloso de mi cuerpo, me quité la toalla, dejando mis "miserias" al aire libre y le pregunté a la chica que si quería coger conmigo a cambio de una propina de tres semanas de sueldo.

D

espués de dudarlo un poco y al ver que no había más clientes, sonriendo aceptó.

O

bjeto de mis más bajos instintos, la pobre mujer recibía mi verga en su coño. Gritaba como loca al recibir cada uno de mis "garrotazos" en su raja.

C

on el masaje que me acababa de dar, traía todas las energías de un veinteañero, por tal motivo veía como abría su boquita de mamadora profesional al tiempo que en su idioma gritaba.

O

tra vez se retorcía cuando colocándola boca abajo en el mismo lugar que me dió el masaje, abri sus nalgas y le dí unos lengüetazos en su culo, para luego meter mi polla en él, haciendo que su cuerpo se moviera incontrolable, manejado a mi antojo.

R

ecorría su cintura con mis manos, y la bombeaba con mucho entusiasmo, haciendo que tuviera orgasmos múltiples.

A

continuación me pidió que le gritara insultos ya que eso la excitaba aún más, y pues ¿Que podía hacer?. Ni modo de ponerme a llorar. Le comenzé a gritar:

"Zorra del demonio, dame tus jugos PINCHE PUTA, golpéame los HUEVOS con tu COLA, voy a DESMADRARTE el CULO". La verdad, no soy muy bueno ofendiendo mujeres, ya que entrego mis respetos a todas ellas.

O

fendo por lo general solo a los hombres, y eso a veces, ya que casi nunca tengo motivos, pero háganme enojar, hasta la MADRE LES ANDO PARTIENDO (o sea que los AGARRO A CHINGAZOS).

N

o había tirado mi semen aún y ella ya llevaba como diez vaciadas (!No mames güey!, !Pinche exágerado!) .

F

eliz me encontraba. Estaba vivo, traía "batería para rato", y estaba disfrutando del culo y coño de una deliciosa chinita……

O

lvidaba decir y espero que disculpen esta pausa, que al hacer este relato estaba pensando en Gatacolorada. Hermosa, hay un acróstico(no por renglón pero por párrafo) especialmente para tí, un saludo.

L

uego de vaciar mi pene dentro de su culo, este quedó aún duro.

L

o acerqué a su cara y su lengua jugaba con él, acariciándolo con ternura me hacía estremecer cuando pasaba "pol mi glande" glande.

A

l mismo tiempo, me agarraba los " huevos" (O gónadas, como le quieran llamar (Saludos Femme Soie)) con sus pequeñas manos, dando leves apretones mientras chupaba.

R

isas escuchamos de personas que se acercaban a donde estabamos. Abrieron la puerta dos chinitas, que al ver lo que haciamos, le comenzaron a decir cosas en su idioma, pero ella le contestó algo que provocó que sus rostros cambiaran su manera de mirarme.

C

erraron la puerta y sin decir más, se quitaron la ropa.

O

jalá que no se me apague el asunto.
Pensaba para mí.

N

o fue así, a las tres les "dí caña", haciendo uso de todas mis mañas.

T

enía que estar chupando el coño de una, mientras ensartaba a otra y al mismo tiempo mi mano derecha urgaba tanto el coño como el culo de la otra.

I

nstantes después, terminé de follarlas, descargando mi CHINGADERA en sus caras que juntas esperaban ansiosas para no desperdiciar mi líquido blanco.

"Glacias, muchas glacias, honolable señol". Me decían muy contentas después de que habían quedado satisfechas. Me duché, terminé de vestirme, y me dirigí a la caja para pagar por su "servicio profesional". Sin embargo, ahí estaban las tres, cada una con tres semanas de su sueldo en sus manos, listas para entregármelo. "Se lo melece señol, leglese plonto" . Me decían las damitas. Pero ante todo, soy un caballero, no puedo aceptar dinero por algo que hago con mucho gusto, aparte de que no lo necesito, no era ese el trato que había hecho.

O

jalá que les haya gustado esta parte de mi vida. Por cierto, alguien me hizo la observación de que siempre aparece el mismo personaje. En realidad, estoy contando mi "historia". Otro detalle que quiero aclarar, es que mis relatos llevan una secuencia imaginaria, ya que siempre escribo titulos de acuerdo a la ocasión. Atentamente, Señor Luis (Sonora).